El golpe de calor es una situación clínica grave que puede provocar un fracaso multiorgánico, se produce por una subida extrema de la temperatura (por encima de los 40 grados) y el tiempo tiene un papel fundamental, ya que es muy importante detectarlo cuanto antes para establecer el tratamiento adecuado y mejorar el pronóstico, según ha alertado el doctor José Padilla, facultativo del servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Córdoba.
El doctor Padilla, que es también miembro de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), ha explicado que el golpe de calor requiere tratamiento de urgencia, ya que si no se trata de inmediato se puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos.
El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte. Por tanto, “hay que estar vigilantes y no infravalorar las patologías derivadas del calor, pues pueden afectar muy seriamente a la salud e, incluso, poner en peligro la vida”.
El aumento gradual de las temperaturas año tras año y la prolongación de temperaturas de verano durante más meses hace que tengamos que estar vigilantes ante los efectos del calor en la salud de las personas. Así, el golpe de calor, que puede presentar deterioro de las funciones cerebrales como desorientación, somnolencia e incluso coma, se clasifica en dos tipos.
Por un lado, el golpe de calor clásico o pasivo, propio de personas mayores, que presentan patologías previas y que sufren déficit de hidratación o se encuentran en ambientes calurosos sin climatizar, y golpe de calor activo, que normalmente se produce en personas jóvenes y activas. Estas personas realizan un esfuerzo físico intenso sin estar aclimatados o no realizan ejercicio habitualmente, teniendo mejor pronóstico que el clásico.
El diagnóstico de un golpe de calor se basa en datos clínicos como hipertermia, alteración del estado de consciencia y anhidrosis, es decir no presenta sudor, ante estos síntomas es fundamental acudir al servicio de Urgencias cuanto antes, sobre todo cuando se ha estado expuesto a altas temperaturas o ha realizado ejercicio intenso.
Si nos encontramos a una persona que sospechamos que sufre un golpe de calor, hay que avisar de inmediato a los servicios de urgencias, y colocarlo a la sombra, quitarle toda la ropa posible para mejorar la termorregulación, si está consciente elevar su cabeza e iniciar hidratación abundante, refrescar con hielo o agua la zona cervical y las axilas y nunca sumergir en la bañera. Si está inconsciente, se le ha de colocar en posición de seguridad (decúbito lateral con las piernas flexionadas) y no administrar líquidos en este caso.
Entre las patologías más graves provocadas por calor (además del golpe del calor, que es la más grave) y que es preciso que valore el servicio de Urgencias, se encuentran el colapso por calor, que es el cuadro más común, caracterizado por síntomas inespecíficos como astenia, debilidad, cefalea, sed, vértigo, náuseas, calambres, vómitos, diarrea, temperatura normal (en algunos casos elevada pero sin superar los 40 grados) y en la exploración pueden encontrarse signos de hipoperfusión y deshidratación, manteniéndose la sudoración.
El doctor Padilla ha señalado que, con la llegada del verano y el comienzo de las olas de calor, hay que poner atención en las patologías que pueden derivarse de las altas temperaturas y saber cómo prevenirlas y en qué situaciones hay que acudir a Urgencias.
Los factores que predisponen a patologías por calor son una temperatura y humedad ambiental elevadas, falta de aclimatación al calor, hidratación insuficiente, ejercicio físico, y consumo de alcohol. Hay que prestar especial atención y vigilancia a las personas mayores y pacientes crónicos (diabéticos, pacientes con insuficiencia cardíaca o renal, EPOC, entre otras patologías), y niños.
Las principales recomendaciones para prevenir patologías por calor son evitar salir en las horas centrales del día (de 12 a 18 horas), beber líquido sin esperar a tener sed, no tomar comidas pesadas, reducir la actividad física o realizarla en sitios refrigerados o practicar actividades de verano como natación, usar ropa de tejidos naturales, de colores claros y sombreros, y tener especial cuidado con la conservación de los alimentos.
El calor puede provocar patologías consideradas leves, según ha señalado el doctor Padilla, como cansancio por calor, edemas (que ceden con reposo y elevación de los miembros afectados), calambres (en el contexto de ejercicio con una mala reposición de electrolitos, puede desembocar en una patología más seria si no se trata correctamente), y síncope por calor (que hay que controlar, pues si no se recupera o persiste la hipotensión hay que derivar a Urgencias).
El doctor Padilla, que es también miembro de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), ha explicado que el golpe de calor requiere tratamiento de urgencia, ya que si no se trata de inmediato se puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos.
El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte. Por tanto, “hay que estar vigilantes y no infravalorar las patologías derivadas del calor, pues pueden afectar muy seriamente a la salud e, incluso, poner en peligro la vida”.
El aumento gradual de las temperaturas año tras año y la prolongación de temperaturas de verano durante más meses hace que tengamos que estar vigilantes ante los efectos del calor en la salud de las personas. Así, el golpe de calor, que puede presentar deterioro de las funciones cerebrales como desorientación, somnolencia e incluso coma, se clasifica en dos tipos.
Por un lado, el golpe de calor clásico o pasivo, propio de personas mayores, que presentan patologías previas y que sufren déficit de hidratación o se encuentran en ambientes calurosos sin climatizar, y golpe de calor activo, que normalmente se produce en personas jóvenes y activas. Estas personas realizan un esfuerzo físico intenso sin estar aclimatados o no realizan ejercicio habitualmente, teniendo mejor pronóstico que el clásico.
El diagnóstico de un golpe de calor se basa en datos clínicos como hipertermia, alteración del estado de consciencia y anhidrosis, es decir no presenta sudor, ante estos síntomas es fundamental acudir al servicio de Urgencias cuanto antes, sobre todo cuando se ha estado expuesto a altas temperaturas o ha realizado ejercicio intenso.
Si nos encontramos a una persona que sospechamos que sufre un golpe de calor, hay que avisar de inmediato a los servicios de urgencias, y colocarlo a la sombra, quitarle toda la ropa posible para mejorar la termorregulación, si está consciente elevar su cabeza e iniciar hidratación abundante, refrescar con hielo o agua la zona cervical y las axilas y nunca sumergir en la bañera. Si está inconsciente, se le ha de colocar en posición de seguridad (decúbito lateral con las piernas flexionadas) y no administrar líquidos en este caso.
Entre las patologías más graves provocadas por calor (además del golpe del calor, que es la más grave) y que es preciso que valore el servicio de Urgencias, se encuentran el colapso por calor, que es el cuadro más común, caracterizado por síntomas inespecíficos como astenia, debilidad, cefalea, sed, vértigo, náuseas, calambres, vómitos, diarrea, temperatura normal (en algunos casos elevada pero sin superar los 40 grados) y en la exploración pueden encontrarse signos de hipoperfusión y deshidratación, manteniéndose la sudoración.
Cómo prevenir las patologías ocasionadas por el calor
El doctor Padilla ha señalado que, con la llegada del verano y el comienzo de las olas de calor, hay que poner atención en las patologías que pueden derivarse de las altas temperaturas y saber cómo prevenirlas y en qué situaciones hay que acudir a Urgencias.
Los factores que predisponen a patologías por calor son una temperatura y humedad ambiental elevadas, falta de aclimatación al calor, hidratación insuficiente, ejercicio físico, y consumo de alcohol. Hay que prestar especial atención y vigilancia a las personas mayores y pacientes crónicos (diabéticos, pacientes con insuficiencia cardíaca o renal, EPOC, entre otras patologías), y niños.
Las principales recomendaciones para prevenir patologías por calor son evitar salir en las horas centrales del día (de 12 a 18 horas), beber líquido sin esperar a tener sed, no tomar comidas pesadas, reducir la actividad física o realizarla en sitios refrigerados o practicar actividades de verano como natación, usar ropa de tejidos naturales, de colores claros y sombreros, y tener especial cuidado con la conservación de los alimentos.
El calor puede provocar patologías consideradas leves, según ha señalado el doctor Padilla, como cansancio por calor, edemas (que ceden con reposo y elevación de los miembros afectados), calambres (en el contexto de ejercicio con una mala reposición de electrolitos, puede desembocar en una patología más seria si no se trata correctamente), y síncope por calor (que hay que controlar, pues si no se recupera o persiste la hipotensión hay que derivar a Urgencias).
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍAS: DEPOSITPHOTOS.COM / HOSPITAL QUIRÓNSALUD CÓRDOBA
FOTOGRAFÍAS: DEPOSITPHOTOS.COM / HOSPITAL QUIRÓNSALUD CÓRDOBA