La llegada del buen tiempo tiene un efecto “directo y muy positivo” en el estado de ánimo, beneficia la salud mental y mejora el bienestar emocional, pues el aumento de horas con luz solar y una mayor exposición a esta luz aumentan los niveles de serotonina, hormona relacionada con la felicidad y el bienestar, según ha indicado Ana Belén Pistón, neuropsicóloga del servicio de Psicología Clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba.
Ana Belen Pistón ha explicado que la llegada de la primavera supone una mejora gradual del buen tiempo, más horas de sol y aumento de las temperaturas, factores climáticos que influyen en el ser humano, tanto en su comportamiento como en su estado de ánimo. “Multitud de estudios avalan estas consideraciones y destacan que los cambios climatológicos generan cambios en el sistema nervioso. que provocan alteraciones en el estado de ánimo”, ha señalado.
Con el comienzo de la primavera se van alargando los días, “nos sentimos con más energía, más activos, con más posibilidad de realizar actividades en el exterior, aumentar el contacto con la naturaleza que florece y se renueva, en definitiva, se promueven las relaciones sociales y con el entorno, lo que conlleva un estado de ánimo que mejora en esta estación del año”, según ha destacado.
Los días más largos y las temperaturas agradables provocan más motivación en el día a día, aumento de la sensación de bienestar al incrementarse la actividad física y haber una mayor socialización, efectos positivos del cambio de estación, “aunque en las personas alérgicas la primavera puede ser muy molesta, por lo que deben seguir siempre las indicaciones de su alergólogo, para reducir el malestar que puede provocar la polinización”, ha señalado.
Asimismo, esta situación de mejora del ánimo en la primavera contrasta con la época invernal, pues se relaciona el frío y la lluvia con un estado de ánimo bajo. La ausencia de luz solar contribuye al incremento de la melatonina, hormona relacionada con el sueño.
En los meses de otoño e invierno se limita la posibilidad de realizar actividades en el exterior, como hacer deporte y pasear por la naturaleza, provocando el efecto de “falta de energía, y estar más tiempo en casa influye en el descenso del estado de ánimo”, ha afirmado la neuropsicóloga.
En este sentido nos encontramos con el trastorno afectivo emocional, más frecuente en invierno, en el que una persona presenta más síntomas de depresión durante la etapa del año en la que hay menos horas de luz solar, y se siente más decaída, experimentando lo que se conoce como “tristeza invernal”. Ana Belén Pistón ha insistido en que este trastorno, más frecuente en mujeres que en hombres, mejora cuando va cambiando la climatología y se acerca el buen tiempo.
El cambio al horario de verano, producido el pasado fin de semana, tiene efectos en la población “pero no afecta a todo el mundo, ni a todas las personas por igual”, ha destacado la neuropsicóloga. En la mayoría de los casos, son necesarios unos días de adaptación, ya que “nos encontramos con la parte positiva, que es que los días son más largos, y la negativa de amanecer más tarde, lo que hace que sea más difícil conciliar el sueño los primeros días, pero poco a poco el cuerpo se va habituando al cambio y en poco tiempo se recobra el ritmo normal”.
Hay que mencionar también que en algunas personas puede producirse la astenia primaveral, un proceso caracterizado por el cansancio, la fatiga, falta de energía, dolor muscular, y dolor de cabeza, que no suele durar más de dos o tres semanas desde el comienzo de la primavera.
Sus causas no están claras, “pero hay factores relacionados con el cambio de hora, variaciones en la presión atmosférica al subir la temperatura y reajustes en los niveles hormonales mencionados”, ha recalcado Ana Belén Pistón. En cualquier caso, ha insistido en que el cambio de estación facilita realizar más actividades al aire libre y aumenta la socialización, lo que reduce los síntomas de depresión y mejora el bienestar emocional.
Ana Belen Pistón ha explicado que la llegada de la primavera supone una mejora gradual del buen tiempo, más horas de sol y aumento de las temperaturas, factores climáticos que influyen en el ser humano, tanto en su comportamiento como en su estado de ánimo. “Multitud de estudios avalan estas consideraciones y destacan que los cambios climatológicos generan cambios en el sistema nervioso. que provocan alteraciones en el estado de ánimo”, ha señalado.
Con el comienzo de la primavera se van alargando los días, “nos sentimos con más energía, más activos, con más posibilidad de realizar actividades en el exterior, aumentar el contacto con la naturaleza que florece y se renueva, en definitiva, se promueven las relaciones sociales y con el entorno, lo que conlleva un estado de ánimo que mejora en esta estación del año”, según ha destacado.
Los días más largos y las temperaturas agradables provocan más motivación en el día a día, aumento de la sensación de bienestar al incrementarse la actividad física y haber una mayor socialización, efectos positivos del cambio de estación, “aunque en las personas alérgicas la primavera puede ser muy molesta, por lo que deben seguir siempre las indicaciones de su alergólogo, para reducir el malestar que puede provocar la polinización”, ha señalado.
Asimismo, esta situación de mejora del ánimo en la primavera contrasta con la época invernal, pues se relaciona el frío y la lluvia con un estado de ánimo bajo. La ausencia de luz solar contribuye al incremento de la melatonina, hormona relacionada con el sueño.
En los meses de otoño e invierno se limita la posibilidad de realizar actividades en el exterior, como hacer deporte y pasear por la naturaleza, provocando el efecto de “falta de energía, y estar más tiempo en casa influye en el descenso del estado de ánimo”, ha afirmado la neuropsicóloga.
En este sentido nos encontramos con el trastorno afectivo emocional, más frecuente en invierno, en el que una persona presenta más síntomas de depresión durante la etapa del año en la que hay menos horas de luz solar, y se siente más decaída, experimentando lo que se conoce como “tristeza invernal”. Ana Belén Pistón ha insistido en que este trastorno, más frecuente en mujeres que en hombres, mejora cuando va cambiando la climatología y se acerca el buen tiempo.
Efectos del cambio horario
El cambio al horario de verano, producido el pasado fin de semana, tiene efectos en la población “pero no afecta a todo el mundo, ni a todas las personas por igual”, ha destacado la neuropsicóloga. En la mayoría de los casos, son necesarios unos días de adaptación, ya que “nos encontramos con la parte positiva, que es que los días son más largos, y la negativa de amanecer más tarde, lo que hace que sea más difícil conciliar el sueño los primeros días, pero poco a poco el cuerpo se va habituando al cambio y en poco tiempo se recobra el ritmo normal”.
Hay que mencionar también que en algunas personas puede producirse la astenia primaveral, un proceso caracterizado por el cansancio, la fatiga, falta de energía, dolor muscular, y dolor de cabeza, que no suele durar más de dos o tres semanas desde el comienzo de la primavera.
Sus causas no están claras, “pero hay factores relacionados con el cambio de hora, variaciones en la presión atmosférica al subir la temperatura y reajustes en los niveles hormonales mencionados”, ha recalcado Ana Belén Pistón. En cualquier caso, ha insistido en que el cambio de estación facilita realizar más actividades al aire libre y aumenta la socialización, lo que reduce los síntomas de depresión y mejora el bienestar emocional.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: ARCHIVO / HOSPITAL QUIRÓNSALUD
FOTOGRAFÍA: ARCHIVO / HOSPITAL QUIRÓNSALUD