Rafael López Márquez presenta el jueves día 8 de febrero en La Almona un libro, que ha titulado ‘Siendo nazareno’, en el que asegura que ha recogido, tras numerosas entrevistas, “hechos más que sorprendentes y que darán que pensar” en relación con la intrahistoria de las hermandades y cofradías de Dos Hermanas.
Rafael López Márquez (Dos Hermanas, 49 años, profesor de Lengua y Literatura en el IES Romero Joaquín Murube de Los Palacios) culminará, por tanto, el próximo jueves con algo más de dos años de trabajo concienzudo, que inició tras una búsqueda personal que no encontraba un camino y que lo halló en aquellos recuerdos, en aquellas historias, en aquellas vivencias procedentes de las creencias y de la fe relacionadas con las hermandades de Dos Hermanas, y que él confiesa que le han enriquecido mucho, además de aportarle también mucha paz.
‘Siendo nazareno’ es el sugerente título de su libro, que lleva como subtítulo el de ‘Historias cofrades de Dos Hermanas’, una obra de 272 páginas publicado por ‘La Plazoleta de Valme’, la editorial que comparte con sus socios con Hugo Santos Gil y Álvaro Cueli, y que presentará a las 20:00 horas del día 8 de febrero en el Centro Cultural La Almona, con entrada libre hasta completar aforo.
Este libro, que considera su primera obra personal, cuenta con la curiosidad de que su edición ha sido costeada en su totalidad por tres empresas nazarenas: Instalaciones Eléctricas Crimasa, Vidriomol y Clínica Dental San Hilario. Y todo tiene una lógica: Rafael López Márquez no quería que el libro fuera uno más de tantos que se publican con mucho esfuerzo y que cuya trayectoria –por no hablar de venta- es más bien corta.
Tan convencido estaba de que su ‘Siendo nazareno’ debía llegar a cuantas más vecinos y vecinas de Dos Hermanas, que desde el primer momento se planteó que la obra no tuviera precio de venta, sino que cualquier persona interesada se lo pudiera llevar a su casa de forma gratuita, aunque, eso sí, con el deseo de que al retirarlo se pudiera realizar una aportación voluntaria, a partir de 1 céntimo, y cuya recaudación irá de forma íntegra a Cáritas de la Parroquia de Santa María Magdalena.
“Siendo consciente de que no se compran libros, yo quería que éste se leyera, y mucho, y no por pretensiones personales, sino porque en él se recogen muchas cosas bonitas. Por eso me dije que el libro tenía que ser gratis porque había que darle un valor. Pero como había que pagarlo, ya que he querido editar 500 ejemplares, me dirigí a varias empresas y estas tres que se han citado fueron las que me dijeron que sí del tirón. Por eso el primero de los agradecimientos es para ellas. A nadie se le va a pedir dinero por llevarse un ejemplar, pero sí al menos que la moneda o el billete que se dé, se sume directamente a la labor social que se realiza desde esta entidad caritativa”.
Hasta aquí la historia del por qué y del cómo, y, a partir de aquí, en esta entrevista personal con Rafael López Márquez, llega el momento de la intrahistoria.
- ¿Por qué el título de ‘Siendo nazareno?
- En la ‘Introducción’ explico que después de toda la cantidad de información, testimonios y de datos que he encontrado, hay un conjunto en el libro que responde muy bien a una idea. Entonces, intento justificar que hay una identidad de ser de Dos Hermanas, de ser nazareno, que se debe abordar desde muchas perspectivas. Y yo voy a aportar una forma de ser de Dos Hermanas, o de ser nazareno, de ahí el juego del título, desde el punto de vista cofrade. Es decir, Dos Hermanas tiene una riqueza cultural, social, patrimonial, sentimental… que conforman una identidad. Evidentemente la habrá en otras ciudades y en otros pueblos, pero yo me voy a centrar en esa forma de ser nazareno.
- Y en gerundio
- Sí, porque lo entiendo como ser nazareno en presente, en un ‘está haciéndose’. ‘Siendo nazareno’ nos encontramos con una identidad, una riqueza, una cultura, una devoción, una fe, una historia y una forma de entender la vida o de entender este pueblo: siéndolo. Una palabra que, como se ve, tiene un doble juego.
- ¿Cómo te viene la idea de escribir el libro?
- Me vino hace ahora poco más de dos años. En enero de 2022. Yo llevaba un tiempo pensando en que ya me tocaba escribir algo, en esa inquietud que tenía desde hacía años en los que había pensado en varias posibilidades, pero por una cosa u otra nunca lograba encontrar ni el tema ni el momento ni las ganas. No encontré la motivación ni el objeto. Pero en enero de ese año sí me di cuenta de que en el tema cofrade, que me llena mucho, había algo que me interesaba, que era la fe y las creencias. Y un día empecé a anotar en un cuaderno algunas ideas que me podían servir para enlazar con vistas a futuros artículos para la revista ‘Azahar’ o para cosas que ya veríamos cuáles eran. Pero me di cuenta, pensando en mis recuerdos cofrades, en vivencias del pueblo, en pequeñas historias que previamente había escuchado hacía muchos años, de que ahí había un montón de interés y fue entonces ya me dije: “Este es tu libro. Eso es lo que tú quieres hacer. Esto me está llenando”.
- Encontraste la piedra filosofal
- A mí siempre me han interesado muchos temas, pero uno de ellos ha sido la historia, pero no la rigurosa y académica, sino la intrahistoria de los pequeños sucesos o episodios, que normalmente no aparecen escritos porque son algo así como de andar por casa, pero que, aún no nutriendo los libros, forman también la historia general. Esas pequeñas escenas, detalles o recuerdos a los que yo de chico no les di forma porque no los comprendía o me sonaban ajenos, pero que ahora sí me servían para tirar de ellas. Y me interesaba también el testimonio de muchas personas que han vivido vivencias bonitas: esas escenas, esos recuerdos, esos momentos de tu hermandad o de fuera de ella y que las comentas con tus amigos y que te hace sentir bien y que te dejan incluso con la boca abierta. Esas pequeñas vivencias me interesaban. Y una tercera parte, que siempre me ha despertado desde chico mucha curiosidad, como son los misterios, lo oculto, las cosas sorprendentes… Y me dije que a lo mejor encontraba testimonios, aunque algunos incluso ya los conocía. Leyendas sobre Dos Hermanas las hay, pero yo me dije que por qué no encontrar leyendas o testimonios de las devociones del pueblo, porque podía ser que las hubiera y que sólo era cuestión de preguntar. Hice, como he dicho, un pequeño acopio de apuntes, de recuerdos y de personas que yo creía que podían aportar algo, y me lancé. Y, oye, conforme hablaba con unos y con otros, o yo investigaba y buscaba, pues me fui dando cuenta de que el asunto iba tomando cuerpo.
- Un pequeño acopio que se convirtió poco a poco en un libro.
- Sí, hasta el punto de que en octubre de 2023 me dije que ya se acabó esa labor, porque, si no, es que no acababa nunca. De hecho, en un primer momento pensé que debía publicarlo cuanto antes, pero luego me dije que era más adecuado justo previo a la Cuaresma y que tuviera un pequeño recorrido antes de la Semana Santa de 2024. En definitiva, y por resumirlo, el libro recoge tres temas fundamentales: la intrahistoria, las vivencias y los sucesos poco comunes o de difícil explicación, pequeños milagros o leyendas relacionados con la devoción y las creencias en torno a las hermandades del pueblo.
- Hablas de milagros. ¿Se han producido en Dos Hermanas?
- Yo no voy a hablar nunca de esa palabra. Lo más parecido que pongo en el libro es, en un contexto concreto, ‘algo parecido a un milagro’. Esta palabra no la he empleado porque es muy complicado meterte en ese terreno, y ya Álvaro Cueli cuando lo leyó me dijo que había hecho bien en contar la historia como había ocurrido y ya está. Yo he dejado la realidad puesta en los labios de una persona, pero intento ser un poco aséptico porque hay asuntos que son de difícil explicación, pero aunque la ciencia va por un lado, la fe es complementaria y cada uno puede tomarse las cosas como considere. Los médicos salvan a la gente, pero esa gente tiene fe. Hay momentos de verdad íntimos y confesiones que he escuchado de algunas personas, que, aunque no voy a decir la palabra, parecen hechos más que sorprendentes y que te dan que pensar.
- ¿Y a ti te han dado qué pensar?
- Como digo, leyendas de Dos Hermanas hay un montón y están publicadas, empezando por la aparición de la Santa, que es el origen de la leyenda del pueblo, pero yo he buscado sucesos extraordinarios a los cuales les das un valor, y no fantásticos sino apegados a la realidad, y que los hay también. Y aunque no es el motivo exclusivo del libro, pero sí una de las tres patas sobre el que se sustenta.
- ¿Y cómo ha sido ese proceso? Cuando encontrabas a una persona que te contaba uno de esos ‘sucesos’, ¿lo hacía sin pudor a que se pudiera recoger en un libro hechos o creencias que eran muy personales? ¿Daban su nombre o preferían el anonimato?
- Ha habido de todo. Había personas con un bagaje o de muchos años en una hermandad que yo sabía que tenían un tesoro, que era su propia vida al servicio de recuerdos e iban a enriquecer la parte de vivencias o de escenas de las hermandades que no estuvieran anteriormente escritas, aunque se conocieran oralmente. Yo diría que prácticamente todos sí se han prestado a contarme estos sucesos, aunque muchos de ellos me han pedido lógicamente el anonimato, en muchos casos también por humildad. Aún así, hay dos o tres personas a las que no les ha importado en absoluto que salga su nombre. De hecho, salen muchos nombres no ya sólo por este apartado, sino por el fondo histórico del libro para que sirviera de testimonio.
- ¿Y tanta riqueza tiene la intrahistoria de Dos Hermanas?
- Es que ha habido momentos en los que me dije que tenía que parar porque empecé a notar un patrón: personas que tienen un problema, que le piden a su Virgen o a su Señor, además de ir a los médicos, y ya sea casualidad o como quiera llamarse, el caso es que termina con un final. Eso se repite mucho con la Virgen de Valme y la Soledad. Y por eso me dije que debía parar ya porque estaba escribiendo de lo mismo, aunque con otras devociones. Es que todo lo relacionado con la riqueza o vivencias de la hermandad, de la cofradía o de la fe, la verdad es que no tiene fin.
- Que lo mismo te planteas una segunda parte.
- No, no. En absoluto. No me lo planteo. Han sido dos años de mucho esfuerzo, y, aunque he disfrutado mucho, en la parte final de la edición del libro me ha generado un poco de angustia. No me planteo un segundo libro porque éste tiene en sí tn conjunto que creo que está aparentemente bien cerrado y, aunque haya muchas más historias, creo que lo que he hecho es una buena representación.
- Es que no es de extrañar que una vez publicado el libro y la gente lo lea, salgan muchas más intrahistorias que aún permanecen guardadas.
- Por supuesto. Hace poco, por ejemplo, llamé a una persona, cuya familia aparece en el libro por una circunstancia muy bonita que pasó un Miércoles Santo, y cuando le hablé del tema, acabó llorando, y me contó seguidamente una demostración de fe muy grande que tiene, pero que ya no podrá entrar en el libro. En definitiva, todas esas cosas que he escrito, siguen estando vigentes. Y, efectivamente, hay mucha gente cuya historia, seguro que preciosa, no está en el libro o porque no me he podido reunir con esa persona o simplemente porque no cayó en la cuenta el día que yo le pregunté. Pero sé que va a ocurrir. De hecho, me está pasando ya.
- ¿Qué te ha aportado el libro?
- A mí me ha enriquecido mucho y, sobre todo, me ha dado mucha paz. Cuando lo empecé, en aquel momento necesitaba escribir y expresarme, y me apetecía mucho escribir sobre las creencias y sobre la fe, que las he encontrado representadas en tantas personas, en tantos ejemplos y en tantas historias bonitas, que me ha enriquecido mucho. Una curiosidad que recojo en el epílogo: hay gente, aunque no voy a decir quién, que me dicen que han disfrutado mucho escribiendo, y que lo tienen como uno de sus mejores momentos del día. Pero yo, cuando escribo algo, aunque sea lo mínimo, sufro cada palabra, porque la mastico, la cambio, la recupero, la miro…, porque la responsabilidad me puede. Pero en este libro no ha sido así. He sufrido la revisión final, pero no por el hecho de crear y de escribir, porque ya digo que lo he disfrutado en todo momento.
- ¿Y qué puede encontrar el nazareno y nazarena en tu libro?
- Una bonita representación de la intrahistoria, multitud de pequeñas vivencias, incluso escenas de detalles de todas las hermandades del pueblo, que creo que la mayoría llegarán al corazón. Por lo menos, a mí me han llegado. Y también una serie de vivencias que son más allá de lo cotidiano, más inusuales aparentemente, que hablan de fe y de devoción, y que a la persona a la que le gusten las cofradías o la cultura o la psicología de las personas, van a encontrar un pequeño tesoro. Creo, humildemente, que esas tres formas representan una parte de ser nazareno: siéndolo. Y el cofrade de a pie, la gente que ama las cofradías, la gente de la Iglesia, va a encontrar un libro que creo que es ameno y que cuenta muchas historias bonitas y relacionadas con el día a día de nuestras hermandades. Por ejemplo, en el año 1988, siendo yo un chiquillo, quién me iba a decir que el Vía Crucis del Consejo de Hermandades lo presidió una Virgen. Y yo he recogido en el libro un capítulo hablando del por qué y del cómo. Y como eso, otras muchas respuestas a hechos que no se recuerdan.
- Y a modo de aperitivo, ¿puedes adelantar alguna de las intrahistorias que has recogido?
- Hay muchas preciosas. Puedo contar si acaso alguna, pero no te las voy a resolver del todo. Ahora que estamos aquí al lado de Santa Ana, hay hechos que son vox pópuli, como el hecho de la tierra que hay en la Cueva de Santa Ana, y lo que digo no es casualidad porque ha ocurrido decenas de veces: niños que están naciendo después de que la madre, de ninguna manera natural y sin ayuda médica, hayan podido concebir. Pero vinieron a la Santa, le rezaron y resultó que acabaron teniendo descendencia. Entonces, hay algo en esa cueva que desde luego está ahí. Sólo de Santa Ana hay vivencias preciosas, como la de alguien que sabe que se va a morir y quiere abrazar un cuadro de Santa Ana, y gente que se encuentra muy enferma y le pide a la Santa que le ocurra como le sucedió a un personaje real, Marcos ‘El Herrero’, del que Fernán Caballero escribió en un cuento sobre Dos Hermanas, quien tuvo un problema en su vida allá por el siglo XIX. Una persona, de la que no voy a decir su nombre, lo lee y decide ir también a ver a Santa Ana. Y cuando me he enterado de este tipo de historias, muchas veces he llegado a salir llorando, lo mismo que en otras ocasiones me he reído, porque hay vivencias no son trascendentales y que te acaban haciendo gracia. Hay una mujer muy mayor a la que cuando le dijeron que el Señor ya estaba de nuevo en el templo, y no digo cuál, se abrazó a él y le acabó dando la bienvenida como si fuera a su padre.
Rafael López Márquez (Dos Hermanas, 49 años, profesor de Lengua y Literatura en el IES Romero Joaquín Murube de Los Palacios) culminará, por tanto, el próximo jueves con algo más de dos años de trabajo concienzudo, que inició tras una búsqueda personal que no encontraba un camino y que lo halló en aquellos recuerdos, en aquellas historias, en aquellas vivencias procedentes de las creencias y de la fe relacionadas con las hermandades de Dos Hermanas, y que él confiesa que le han enriquecido mucho, además de aportarle también mucha paz.
‘Siendo nazareno’ es el sugerente título de su libro, que lleva como subtítulo el de ‘Historias cofrades de Dos Hermanas’, una obra de 272 páginas publicado por ‘La Plazoleta de Valme’, la editorial que comparte con sus socios con Hugo Santos Gil y Álvaro Cueli, y que presentará a las 20:00 horas del día 8 de febrero en el Centro Cultural La Almona, con entrada libre hasta completar aforo.
Este libro, que considera su primera obra personal, cuenta con la curiosidad de que su edición ha sido costeada en su totalidad por tres empresas nazarenas: Instalaciones Eléctricas Crimasa, Vidriomol y Clínica Dental San Hilario. Y todo tiene una lógica: Rafael López Márquez no quería que el libro fuera uno más de tantos que se publican con mucho esfuerzo y que cuya trayectoria –por no hablar de venta- es más bien corta.
Tan convencido estaba de que su ‘Siendo nazareno’ debía llegar a cuantas más vecinos y vecinas de Dos Hermanas, que desde el primer momento se planteó que la obra no tuviera precio de venta, sino que cualquier persona interesada se lo pudiera llevar a su casa de forma gratuita, aunque, eso sí, con el deseo de que al retirarlo se pudiera realizar una aportación voluntaria, a partir de 1 céntimo, y cuya recaudación irá de forma íntegra a Cáritas de la Parroquia de Santa María Magdalena.
“Siendo consciente de que no se compran libros, yo quería que éste se leyera, y mucho, y no por pretensiones personales, sino porque en él se recogen muchas cosas bonitas. Por eso me dije que el libro tenía que ser gratis porque había que darle un valor. Pero como había que pagarlo, ya que he querido editar 500 ejemplares, me dirigí a varias empresas y estas tres que se han citado fueron las que me dijeron que sí del tirón. Por eso el primero de los agradecimientos es para ellas. A nadie se le va a pedir dinero por llevarse un ejemplar, pero sí al menos que la moneda o el billete que se dé, se sume directamente a la labor social que se realiza desde esta entidad caritativa”.
Hasta aquí la historia del por qué y del cómo, y, a partir de aquí, en esta entrevista personal con Rafael López Márquez, llega el momento de la intrahistoria.
- ¿Por qué el título de ‘Siendo nazareno?
- En la ‘Introducción’ explico que después de toda la cantidad de información, testimonios y de datos que he encontrado, hay un conjunto en el libro que responde muy bien a una idea. Entonces, intento justificar que hay una identidad de ser de Dos Hermanas, de ser nazareno, que se debe abordar desde muchas perspectivas. Y yo voy a aportar una forma de ser de Dos Hermanas, o de ser nazareno, de ahí el juego del título, desde el punto de vista cofrade. Es decir, Dos Hermanas tiene una riqueza cultural, social, patrimonial, sentimental… que conforman una identidad. Evidentemente la habrá en otras ciudades y en otros pueblos, pero yo me voy a centrar en esa forma de ser nazareno.
- Y en gerundio
- Sí, porque lo entiendo como ser nazareno en presente, en un ‘está haciéndose’. ‘Siendo nazareno’ nos encontramos con una identidad, una riqueza, una cultura, una devoción, una fe, una historia y una forma de entender la vida o de entender este pueblo: siéndolo. Una palabra que, como se ve, tiene un doble juego.
- ¿Cómo te viene la idea de escribir el libro?
- Me vino hace ahora poco más de dos años. En enero de 2022. Yo llevaba un tiempo pensando en que ya me tocaba escribir algo, en esa inquietud que tenía desde hacía años en los que había pensado en varias posibilidades, pero por una cosa u otra nunca lograba encontrar ni el tema ni el momento ni las ganas. No encontré la motivación ni el objeto. Pero en enero de ese año sí me di cuenta de que en el tema cofrade, que me llena mucho, había algo que me interesaba, que era la fe y las creencias. Y un día empecé a anotar en un cuaderno algunas ideas que me podían servir para enlazar con vistas a futuros artículos para la revista ‘Azahar’ o para cosas que ya veríamos cuáles eran. Pero me di cuenta, pensando en mis recuerdos cofrades, en vivencias del pueblo, en pequeñas historias que previamente había escuchado hacía muchos años, de que ahí había un montón de interés y fue entonces ya me dije: “Este es tu libro. Eso es lo que tú quieres hacer. Esto me está llenando”.
- Encontraste la piedra filosofal
- A mí siempre me han interesado muchos temas, pero uno de ellos ha sido la historia, pero no la rigurosa y académica, sino la intrahistoria de los pequeños sucesos o episodios, que normalmente no aparecen escritos porque son algo así como de andar por casa, pero que, aún no nutriendo los libros, forman también la historia general. Esas pequeñas escenas, detalles o recuerdos a los que yo de chico no les di forma porque no los comprendía o me sonaban ajenos, pero que ahora sí me servían para tirar de ellas. Y me interesaba también el testimonio de muchas personas que han vivido vivencias bonitas: esas escenas, esos recuerdos, esos momentos de tu hermandad o de fuera de ella y que las comentas con tus amigos y que te hace sentir bien y que te dejan incluso con la boca abierta. Esas pequeñas vivencias me interesaban. Y una tercera parte, que siempre me ha despertado desde chico mucha curiosidad, como son los misterios, lo oculto, las cosas sorprendentes… Y me dije que a lo mejor encontraba testimonios, aunque algunos incluso ya los conocía. Leyendas sobre Dos Hermanas las hay, pero yo me dije que por qué no encontrar leyendas o testimonios de las devociones del pueblo, porque podía ser que las hubiera y que sólo era cuestión de preguntar. Hice, como he dicho, un pequeño acopio de apuntes, de recuerdos y de personas que yo creía que podían aportar algo, y me lancé. Y, oye, conforme hablaba con unos y con otros, o yo investigaba y buscaba, pues me fui dando cuenta de que el asunto iba tomando cuerpo.
- Un pequeño acopio que se convirtió poco a poco en un libro.
- Sí, hasta el punto de que en octubre de 2023 me dije que ya se acabó esa labor, porque, si no, es que no acababa nunca. De hecho, en un primer momento pensé que debía publicarlo cuanto antes, pero luego me dije que era más adecuado justo previo a la Cuaresma y que tuviera un pequeño recorrido antes de la Semana Santa de 2024. En definitiva, y por resumirlo, el libro recoge tres temas fundamentales: la intrahistoria, las vivencias y los sucesos poco comunes o de difícil explicación, pequeños milagros o leyendas relacionados con la devoción y las creencias en torno a las hermandades del pueblo.
- Hablas de milagros. ¿Se han producido en Dos Hermanas?
- Yo no voy a hablar nunca de esa palabra. Lo más parecido que pongo en el libro es, en un contexto concreto, ‘algo parecido a un milagro’. Esta palabra no la he empleado porque es muy complicado meterte en ese terreno, y ya Álvaro Cueli cuando lo leyó me dijo que había hecho bien en contar la historia como había ocurrido y ya está. Yo he dejado la realidad puesta en los labios de una persona, pero intento ser un poco aséptico porque hay asuntos que son de difícil explicación, pero aunque la ciencia va por un lado, la fe es complementaria y cada uno puede tomarse las cosas como considere. Los médicos salvan a la gente, pero esa gente tiene fe. Hay momentos de verdad íntimos y confesiones que he escuchado de algunas personas, que, aunque no voy a decir la palabra, parecen hechos más que sorprendentes y que te dan que pensar.
- ¿Y a ti te han dado qué pensar?
- Como digo, leyendas de Dos Hermanas hay un montón y están publicadas, empezando por la aparición de la Santa, que es el origen de la leyenda del pueblo, pero yo he buscado sucesos extraordinarios a los cuales les das un valor, y no fantásticos sino apegados a la realidad, y que los hay también. Y aunque no es el motivo exclusivo del libro, pero sí una de las tres patas sobre el que se sustenta.
- ¿Y cómo ha sido ese proceso? Cuando encontrabas a una persona que te contaba uno de esos ‘sucesos’, ¿lo hacía sin pudor a que se pudiera recoger en un libro hechos o creencias que eran muy personales? ¿Daban su nombre o preferían el anonimato?
- Ha habido de todo. Había personas con un bagaje o de muchos años en una hermandad que yo sabía que tenían un tesoro, que era su propia vida al servicio de recuerdos e iban a enriquecer la parte de vivencias o de escenas de las hermandades que no estuvieran anteriormente escritas, aunque se conocieran oralmente. Yo diría que prácticamente todos sí se han prestado a contarme estos sucesos, aunque muchos de ellos me han pedido lógicamente el anonimato, en muchos casos también por humildad. Aún así, hay dos o tres personas a las que no les ha importado en absoluto que salga su nombre. De hecho, salen muchos nombres no ya sólo por este apartado, sino por el fondo histórico del libro para que sirviera de testimonio.
- ¿Y tanta riqueza tiene la intrahistoria de Dos Hermanas?
- Es que ha habido momentos en los que me dije que tenía que parar porque empecé a notar un patrón: personas que tienen un problema, que le piden a su Virgen o a su Señor, además de ir a los médicos, y ya sea casualidad o como quiera llamarse, el caso es que termina con un final. Eso se repite mucho con la Virgen de Valme y la Soledad. Y por eso me dije que debía parar ya porque estaba escribiendo de lo mismo, aunque con otras devociones. Es que todo lo relacionado con la riqueza o vivencias de la hermandad, de la cofradía o de la fe, la verdad es que no tiene fin.
- Que lo mismo te planteas una segunda parte.
- No, no. En absoluto. No me lo planteo. Han sido dos años de mucho esfuerzo, y, aunque he disfrutado mucho, en la parte final de la edición del libro me ha generado un poco de angustia. No me planteo un segundo libro porque éste tiene en sí tn conjunto que creo que está aparentemente bien cerrado y, aunque haya muchas más historias, creo que lo que he hecho es una buena representación.
- Es que no es de extrañar que una vez publicado el libro y la gente lo lea, salgan muchas más intrahistorias que aún permanecen guardadas.
- Por supuesto. Hace poco, por ejemplo, llamé a una persona, cuya familia aparece en el libro por una circunstancia muy bonita que pasó un Miércoles Santo, y cuando le hablé del tema, acabó llorando, y me contó seguidamente una demostración de fe muy grande que tiene, pero que ya no podrá entrar en el libro. En definitiva, todas esas cosas que he escrito, siguen estando vigentes. Y, efectivamente, hay mucha gente cuya historia, seguro que preciosa, no está en el libro o porque no me he podido reunir con esa persona o simplemente porque no cayó en la cuenta el día que yo le pregunté. Pero sé que va a ocurrir. De hecho, me está pasando ya.
- ¿Qué te ha aportado el libro?
- A mí me ha enriquecido mucho y, sobre todo, me ha dado mucha paz. Cuando lo empecé, en aquel momento necesitaba escribir y expresarme, y me apetecía mucho escribir sobre las creencias y sobre la fe, que las he encontrado representadas en tantas personas, en tantos ejemplos y en tantas historias bonitas, que me ha enriquecido mucho. Una curiosidad que recojo en el epílogo: hay gente, aunque no voy a decir quién, que me dicen que han disfrutado mucho escribiendo, y que lo tienen como uno de sus mejores momentos del día. Pero yo, cuando escribo algo, aunque sea lo mínimo, sufro cada palabra, porque la mastico, la cambio, la recupero, la miro…, porque la responsabilidad me puede. Pero en este libro no ha sido así. He sufrido la revisión final, pero no por el hecho de crear y de escribir, porque ya digo que lo he disfrutado en todo momento.
- ¿Y qué puede encontrar el nazareno y nazarena en tu libro?
- Una bonita representación de la intrahistoria, multitud de pequeñas vivencias, incluso escenas de detalles de todas las hermandades del pueblo, que creo que la mayoría llegarán al corazón. Por lo menos, a mí me han llegado. Y también una serie de vivencias que son más allá de lo cotidiano, más inusuales aparentemente, que hablan de fe y de devoción, y que a la persona a la que le gusten las cofradías o la cultura o la psicología de las personas, van a encontrar un pequeño tesoro. Creo, humildemente, que esas tres formas representan una parte de ser nazareno: siéndolo. Y el cofrade de a pie, la gente que ama las cofradías, la gente de la Iglesia, va a encontrar un libro que creo que es ameno y que cuenta muchas historias bonitas y relacionadas con el día a día de nuestras hermandades. Por ejemplo, en el año 1988, siendo yo un chiquillo, quién me iba a decir que el Vía Crucis del Consejo de Hermandades lo presidió una Virgen. Y yo he recogido en el libro un capítulo hablando del por qué y del cómo. Y como eso, otras muchas respuestas a hechos que no se recuerdan.
- Y a modo de aperitivo, ¿puedes adelantar alguna de las intrahistorias que has recogido?
- Hay muchas preciosas. Puedo contar si acaso alguna, pero no te las voy a resolver del todo. Ahora que estamos aquí al lado de Santa Ana, hay hechos que son vox pópuli, como el hecho de la tierra que hay en la Cueva de Santa Ana, y lo que digo no es casualidad porque ha ocurrido decenas de veces: niños que están naciendo después de que la madre, de ninguna manera natural y sin ayuda médica, hayan podido concebir. Pero vinieron a la Santa, le rezaron y resultó que acabaron teniendo descendencia. Entonces, hay algo en esa cueva que desde luego está ahí. Sólo de Santa Ana hay vivencias preciosas, como la de alguien que sabe que se va a morir y quiere abrazar un cuadro de Santa Ana, y gente que se encuentra muy enferma y le pide a la Santa que le ocurra como le sucedió a un personaje real, Marcos ‘El Herrero’, del que Fernán Caballero escribió en un cuento sobre Dos Hermanas, quien tuvo un problema en su vida allá por el siglo XIX. Una persona, de la que no voy a decir su nombre, lo lee y decide ir también a ver a Santa Ana. Y cuando me he enterado de este tipo de historias, muchas veces he llegado a salir llorando, lo mismo que en otras ocasiones me he reído, porque hay vivencias no son trascendentales y que te acaban haciendo gracia. Hay una mujer muy mayor a la que cuando le dijeron que el Señor ya estaba de nuevo en el templo, y no digo cuál, se abrazó a él y le acabó dando la bienvenida como si fuera a su padre.
FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL