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Rafael Prieto, el vecino de Dos Hermanas que guarda en su casa más de 3.000 latas de cerveza de 82 países

Todo comenzó por una llamativa lata de cerveza belga que acababa de beberse un aficionado a las motos que acudió, como el protagonista de esta historia, al primer Mundial de Motociclismo que se celebró en Jerez, allá por el año 1986. Tras ésta empezaron a venir otras, y otras, hasta las más de 3.000 que ya hoy guarda y expone de forma particular en su casa de Dos Hermanas.


Rafael Prieto Romero, mecánico de la industria siderúrgica ya jubilado, gran aficionado a las motos y a la alta montaña, se entretiene a sus 71 años en su casa nazarena en cuidar, limpiar y conservar las más de 3.000 latas de cerveza, además de otro buen número de botellines, que ha ido coleccionado desde el año 1986, y que une a la que tiene también de minerales.

En una de las habitaciones de la planta alta de su vivienda, que ya no ocupan ninguno de los tres hijos que tiene junto con su esposa Loly López -Carolina, Sergio y Christian-, fue ocupando poco a poco las paredes de uno de los cuartos, hasta, literalmente, forrarlas todas de latas de cerveza, perfectamente ordenadas y cuidadas.

“Esta afición empieza el día que acudí a la primera carrera del Mundial de Motos que se corrió en Jerez, y es que por entonces era muy aficionado a las motos”, cuenta Rafael Prieto. “Allí se encontraba cerca de nosotros un grupo de aficionados daneses. Yo no soy muy amigo de la cerveza, la verdad; la bebo, pero prefiero mejor una buena copa de vino. El caso es que estos daneses empezaron a beber cerveza nada más abrirse el circuito, y ya antes de que se iniciaran los libres, a eso de las nueve y media, ya estaban borrachos”.


Rafael vio una de ellas, de la marca ‘Odin’, que le llamó la atención por su diseño y se la pidió a uno de estos aficionados pensando en convertirla en un lapicero. Y ahí se quedó de momento todo, hasta que con ocasión de uno de sus habituales viajes a Francia para visitar a parte de la familia que aún continúa viviendo allí, y a donde sus padres llegaron huyendo de la Guerra Civil española, comenzó a fijarse en las llamativas latas que encontraba en bares y tiendas.

“Así fue como me traje otra lata, y en el siguiente viaje me hice con una colección de catorce latas procedentes de Sudáfrica, en la que se ve a los distintos animales de la sabana africana”. Ya de nuevo en Dos Hermanas, se fijó también en una lata de cerveza negra de la marca Cruzcampo, que compró para sumarla a su todavía pequeña colección, hasta que un viaje por aquí y otro por allá, fue ampliándola hasta convertirse en una de sus grandes aficiones. De esta manera es como Rafael ha llegado a una colección que supera ya las 3.000 latas procedentes de un total de 82 países, entre ellos de Marruecos, Alemania, México, Canadá, Escocia, China, Taiwan o Vietnam.

Claro, nada más que sus familiares y amigos comenzaron a conocer esta afición, pues también se sumaron a la tarea regalándoles aquellas que encontraban en sus respectivos viajes. “El caso es que ahora mismo creo que debo tener, porque últimamente he perdido algo la cuenta, más de tres mil. Y mis hijos, que saben buscar con el ordenador, conocen lo que valen ya algunas de ellas”.


A esta afición por las latas de cerveza fue añadiendo también botellines, muchos de ellos de elaboración artesanal, que igualmente muestra en su colección particular. Y, entre todas, asegura que entre las que más aprecia, además de aquella primera danesa, son todas las que fue adquiriendo a lo largo y ancho de sus muchos viajes atraído por la otra de sus grandes aficiones: el montañismo. Fue de esta forma como guarda en su casa latas de cuando, por ejemplo, subió al Kilimanjaro o al Atlas de Marruecos.

“La verdad es que no sé si siempre voy a estar con este cachondeo o lo voy a dejar ya”, comenta este nazareno cuya colección es ya bastante conocida en muchos lugares. “En España, por ejemplo, hay muchos coleccionistas, además de en países del mundo. El mayor coleccionista que yo conozco es un abogado que vive en Galicia”. Y con ellos ha llegado a realizar numerosos intercambios de latas que tiene repetidas, pero teniendo a buen recaudo su especial colección de las latas procedentes de Sudáfrica, por las cual ya se han interesado algunos coleccionistas, “porque hay muy poca gente que la tiene completa”. Algo que él si posee y guarda con mimo en su casa de Dos Hermanas.

REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
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