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Noelia y Laura, dos de las voluntarias que representan a Protección Civil en el Calendario ‘Agárrate a la vida’

El Calendario ‘Agárrate a la vida’ que editó para el año 2023 la Delegación de Igualdad del Ayuntamiento de Dos Hermanas, y que mes a mes han ido representando mujeres con raíces nazarenas, concluye este diciembre con las voluntarias de Protección Civil, que entregan su tiempo de forma altruista para ayudar en el mejor desarrollo de numerosos acontecimientos que se celebran en la ciudad.


Y la próxima edición de la Cabalgata de los Reyes Magos será un claro ejemplo de la labor que realizan los voluntarios y voluntarias de Protección Civil de Dos Hermanas, como sucede a lo largo del año con otros momentos trascedentes como son la Romería de Valme, la Semana Santa o la Feria, además de aquellos considerados ‘menores’ pero cuya presencia es fundamental.

Dos de estas voluntarias que integran el Calendario ‘Agárrate a la vida’ en el mes de diciembre son Noelia Arias Fernández, auxiliar de Enfermería de 35 años y voluntaria desde hace unos ocho, y Laura Cepas Montelongo, estudiante de 31 años y voluntaria desde hace algo más de siete. Ambas son jefas de equipo, dentro de un escalafón en Protección Civil de Dos Hermanas que va desde el coordinador, a los jefes de unidad y los jefes de equipo, que son los que coordinan el trabajo que desarrollan el centenar de hombres y mujeres que se encuentran activos en estos momentos para realizar los servicios para los que se les requiere.

Y con ellas se desarrolla esta entrevista, que Noelia y Laura realizan en nombre de todas sus compañeras. “Cuando nos dieron la noticia de que íbamos a salir en el Calendario, la recibimos todas muy bien, por lo que significa este calendario y también por el reconocimiento que supone para todas nosotras. Desde luego, dentro de Protección Civil podemos asegurar que las mujeres voluntarias no tenemos ningún problema en cuanto a trato con respecto a los hombres, aunque, por desgracia, sí vivamos algunos momentos difíciles cuando estamos realizando nuestra labor en la calle, ya que nos hemos encontrado con ciertas actitudes machistas hacia nosotras. Y es que parece que a las mujeres no nos toman tan en serio como a los hombres cuando realizamos nuestra función”.

Noelia y Laura detallan que, en ocasiones, cuando se encuentran colaborando en el corte de una calle con motivo de algún acontecimiento, llegan a oír comentarios como: “La pesada esta que no nos deja pasar”, o “¡Estás trabajando gratis, qué pringá eres!”, cuando, como comenta Laura, hay otros tipos de voluntariado en los que esto no ocurre nunca, como puede ser con las mujeres que integran la Cruz Roja. “Ha habido ocasiones”, señala Noelia, “en las que estamos en un punto de corte de tráfico y hemos sido objeto de insultos e incluso de intentos de agresión o de atropellos, cuando nosotras estamos ahí para informar al ciudadano de que no se puede pasar, aunque hay gente que no lo acepta y pasa. Y ante eso la verdad es que nosotras no podemos hacer nada”.

Funciones que desarrollan

Entre las funciones que desarrollan los voluntarios de Protección Civil se encuentran las de participar en operativos de carácter preventivo, en apoyar a las fuerzas del orden en caso de emergencia, en colaborar en las tareas de dispositivos logísticos, en asistir y auxiliar a los cuerpos de emergencias, en colaborar en la asistencia sanitaria de eventos públicos y en la atención de emergencias como catástrofes o accidentes múltiples. Se trata de una colaboración que, evidentemente, es voluntaria, ya que sus integrantes deben compaginarlo con sus profesiones o estudios, como son los casos de Noelia y Laura, la primera de ellas auxiliar de Enfermería y la segunda estudiante. Con todo, hay fechas, como estas tan señaladas de la Navidad, en las que la frecuencia de colaboración debe ser bastante mayor.

“Yo entré en Protección Civil por motivos personales”, comenta Noelia. “Ocurrió que a mi abuela le dio un infarto cerebral estando yo con ella, en una época en la que no tenía ninguna formación en primeros auxilios, de forma que a raíz de este suceso decidí entrar en la Cruz Roja de voluntaria. Yo tenía 19 años de edad. Y luego pasé a Protección Civil de Dos Hermanas. Cuando ocurrió lo de mi abuela, tuve que acudir a un psicólogo porque me sentí culpable ya que no supe qué hacer en ese momento. Y desde entonces decidí formarme para que no me volviera a ocurrir”.

Por eso Noelia es de las que piensa que todas las personas tendrían que recibir unas nociones básicas sobre primeros auxilios. “Yo, por ejemplo, tengo una niña de 10 años, y a ella le he enseñado primeros auxilios. Y en las charlas que doy a los colegios, me encargo precisamente de esa parte”.

En este último caso, esas charlas se imparten a demanda de los centros, pero aseguran ambas voluntarias que a partir del próximo mes de enero, y por iniciativa de Protección Civil de Dos Hermanas, van a mantener una ronda de reuniones con todos los directores de los colegios nazarenos con el fin de cerrar charlas en la totalidad de ellos. “Y es que ya han podido comprobar, por las charlas impartidas hasta ahora, que los escolares atienden con mucho interés todo lo relacionado con los primeros auxilios”. Laura, que también ha impartido algunas de estas charlas, añade que, entre las cuestiones que se les enseñan, “se encuentra también la de facilitarles los teléfonos de emergencia por si alguna vez ocurre algo, ya que, como ha sucedido en algunas ocasiones, con una llamada de un niño se ha logrado salvar la vida de alguien”.

Pero las charlas se dirigen también para informar a los niños y niñas de cuáles son las funciones de los voluntarios de Protección Civil y qué servicios realizan, “porque en muchos casos hemos comprobado cómo los niños y niñas se creen que somos policías, que ponemos multas y que detenemos a personas”.

El motivo que llevó a Laura a entrar en Protección Civil es distinto, pero asegura que le vino a raíz de la enfermedad que sufrió su padre y a las sesiones que debían pasar en el hospital, de ahí que quisiera aprender algunas cuestiones sobre atención sanitaria. “Conocí entonces a personas que ya eran voluntarias, les pregunté y me dijeron que en Protección Civil formaban en primeros auxilios, y por eso entré”. Y ambas también coinciden en afirmar que, pese al número de voluntarios que integran en estos momentos a Protección Civil de Dos Hermanas, “necesitamos todavía a más”.

Más de un centenar de voluntarios y voluntarias

“Un voluntario en activo”, comenta Laura, “puede ser que a lo mejor llegue a realizar sólo un servicio en el año, pero hay momentos en los que se necesitan a muchos, y no siempre los encontramos”. Por ejemplo, para la celebración de la próxima Cabalgata de los Reyes Magos, deberán ser al menos una veintena de voluntarios y voluntarias los que deban colaborar con la Policía Local. Entre los que trabajen ese día, los habrá que se encuentren en puntos de corte de calles, otros que irán a pie con un botiquín y un desfibrilador y otros que vayan en alguno de sus vehículos oficiales.

“Si no nos gustara esta función, no estaríamos aquí. Consideramos que somos útiles y que hacemos una labor social importante, aunque poco reconocida”, matiza Laura, mientras que Noelia considera que tendría que venir de nuevo una pandemia para que les reconocieran la labor que realizan. “Durante la pandemia, nos quería todo el mundo, porque nos veían como aquellas personas que ayudaban a los que no podían hacer determinadas cosas, como, por ejemplo, llevar la compra o medicinas a personas mayores y hasta celebrar cumpleaños de niños y niñas. Eso hizo que la gente nos cogiera mucho cariño, pero, por desgracia, todo este reconocimiento se ha ido ya. Es igual que a los sanitarios, que por entonces se les aplaudía todos los días y ahora están igual que antes de la pandemia”.

Dentro de todas sus funciones, Laura asegura que la que más le gusta a ella es ir con un botiquín, servicio que suele realizar además junto con Noelia, habiendo tenido que intervenir en bastantes ocasiones. Y recuerdan además la intervención más trascendente a la que ambas se enfrentaron. “Se trató de una menor de 13 años de edad que se encontraba de botellona y que presentaba una intoxicación etílica muy grave. Nosotras llegamos a pensar que no iba a salir para adelante. La verdad es que fue una situación muy estresante, que creo que solventamos bastante bien, porque en situaciones de estrés te puedes quedar bloqueada, pero afortunadamente no nos ocurrió a nosotras”.

“Además”, continúan, “por el hecho de ser menores, teníamos encima a mil chavales gritando porque pensaban que esa chica se iba a morir, y a algunos de ellos les tuvimos que decir además que dejaran de grabar con el móvil porque, en concreto a esta chica, le tuvimos que quitar la camiseta y el sujetador para poder ponerle el desfibrilador. Menos mal que la Policía nos ayudó a cubrir a la chica, porque está claro que lo primero es la vida, pero también hay que preservar la intimidad de la persona”. “Son momentos muy difíciles, porque hay que pensar en todo y, por Dios, en que no se nos muriera. Y no se murió”, añade Laura.

“Pero hay otras ocasiones”, continúa, “en las que lo más duro, más que la intervención nuestra, es tener a gente alrededor. Yo estuve en una carrera ciclista de profesionales, que pueden ir en ocasiones a casi sesenta kilómetros por hora, y de pronto a un señor mayor se le ocurrió cruzar cuando vio que había pasado el pelotón, con la mala suerte de que por detrás venían dos ciclistas más, que se le echaron encima. Pues resulta que, con el hombre con la cara ensangrentada, se encontraba allí toda su familia, y estaban todos tan asustados que no nos dejaban trabajar. Afortunadamente, no le pasó nada a esta persona, más allá de que se le había fracturado la nariz. Entonces, el miedo de la gente es para mí lo más estresante, porque si yo pudiera hacerlo todo en silencio y en calma, sería otra cosa totalmente diferente”.

FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL
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