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Santa Ana y la Virgen de Valme simbolizan la unión de las raíces de Dos Hermanas en una jornada histórica

No cabe otro calificativo que el de ‘histórica’ para sintetizar la jornada que las hermandades de Santa Ana y Valme protagonizaron durante el día de ayer, primero con la presencia de sus titulares en la Solemne Misa Estacional que acogió el Monasterio de San José de las Carmelitas Descalzas y seguidamente con el camino en multitud de regreso a la Parroquia de Santa María Magdalena.


Porque en el recinto del Monasterio y luego por las calles de la ciudad, se encontraban representadas las esencias de la historia de Dos Hermanas, con la Patrona de la ciudad, a la que la contemplan ochocientos años, y la Protectora, a quien el Rey Fernando III invocó en el año 1248 durante la toma de Sevilla. Una y otra, juntas, hicieron de nuevo bueno el dicho de que son a Dos Hermanas lo que Dos Hermanas le es a ambas.

Y juntas presidieron la celebración de la Solemne Misa Estacional por un doble motivo igualmente histórico: el V Centenario de las primeras Reglas de la Hermandad de Santa Ana y el 50 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de Valme. Eso hizo que, en el patio interior del Monasterio de las Carmelitas Descalzas, las juntas de gobierno de ambas corporaciones ocuparan los lugares preferentes, junto a las primeras autoridades de la ciudad, para asistir a la misa que iba a ser oficiada por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses.

Justo detrás de todos ellos, en torno a unas ochocientas personas que no quisieron perderse esta jornada para la historia de la ciudad. Y, de forma casi apartada, pero muy en primera línea, las hermanas del Monasterio, que estos días tuvieron el privilegio de guardar entre sus estancias a Santa Ana y a Valme y en la tarde-noche de ayer ofrecer además su casa para la celebración de la Santa Misa. Unas hermanas que luego quisieron transmitir, a través de una emocionada hermana Natalia, que no eran dignas “del amor que nos tiene el pueblo de Dos Hermanas”.

Con el Coro de Valme acompañando los cánticos religiosos, el arzobispo de Sevilla, custodiado a su derecha por Santa Ana y a la izquierda por la Virgen de Valme, ofició una Misa que se inició poco después de las ocho de la tarde y en la que estuvo acompañado por numerosos sacerdotes, entre ellos los párrocos de Dos Hermanas, con don Manuel Sánchez de Heredia a la cabeza.

“Hoy es un día muy especial para nosotros”. Con estas palabras inició su homilía monseñor Saiz Meneses, en el que recordó que se celebraba “el quinto centenario de las Reglas de la Hermandad de Santa Ana y el cincuenta aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de Valme”.

El arzobispo se confesó sorprendido durante sus palabras con “el crecimiento de una ciudad que es tan emergente”, algo que aseguró que para él era un motivo de “alegría”, “pero motivo de más alegría es que éste sea emergente espiritual y pastoralmente. Y ahí nos hemos de aplicar”, añadió, pidiendo por último que “este amor a la Virgen de Valme y a Santa Ana lo sepáis transmitir a los más pequeños de las familias”, algo que era “fundamental para el futuro de la Iglesia y de la sociedad”.

Agradecimientos y regalos

Tras la misa se sucedieron una serie de intervenciones y se intercambiaron una serie de regalos. El primero, el que hizo el hermano mayor de la Hermandad del Rocío, José Antonio Alonso Cardona, quien aseguró que no quería dejar pasar “este gran día” para hacer entrega de un recuerdo “que nos unirá aún más en la fe”, un broche con la medalla la Hermandad rodeada de los corales de su Simpecado.

Seguidamente fue la hermana mayor de Santa Ana, Eva María Ramírez, quien quiso agradecer en nombre de las dos hermandades la labor realizada por “muchísimas personas” que han sido las que han hecho posible “este sueño”, citando entre ellos al alcalde, Francisco Rodríguez, “que siempre ha estado pendiente de nosotros”, a las hermanas carmelitas y al propio pueblo de Dos Hermanas “para que estas dos hermandades sigamos siendo ejemplo de unidad, de fraternidad, de amor”.

Santa Ana quiso tener además “un detalle” con las madres carmelitas, a quienes regalaron una reproducción de la Cruz que se encontró en la cueva donde estaba Santa Ana, así como con la Hermandad de Valme. “Está siendo un año intensísimo, un año precioso, en el que se están viviendo cosas que probablemente nunca volvamos a vivir. Y desde nuestra Hermandad queríamos hacerle un regalo a la Virgen por ese cincuenta aniversario de su coronación canónica. Una reproducción de un trocito del origen de Dos Hermanas, de la Cruz que apareció junto a Santa Ana en la cueva y que fue el origen de nuestro pueblo”.

Regalo que fue correspondido con el agradecimiento del hermano mayor de Valme, Hugo Santos Gil, “por este regalo tan hermosísimo”, quien también quiso agradecer a Santa Ana “que hayamos podido compartir esta jornada verdaderamente histórica que por segunda vez han unido a nuestra Patrona y a nuestra Protectora en un mismo lugar. Y en qué lugar mejor que en la casa de nuestras queridas Carmelitas Descalzas”, y todo, añadió, “gracias al impulso y a la iniciativa de nuestro querido alcalde”.

Camino de vuelta a la Parroquia

Finalizados estos actos, hubo que esperar unos larguísimos minutos, en torno a una hora, a que las imágenes de Santa Ana y Valme iniciaran su salida del Monasterio para recorrer distintos lugares de la ciudad, unos nuevos y emergentes y otros viejos y con historia. Eran las diez y cuarto de la noche cuando, ante un exterior en el que ya se concentraba una gran cantidad de fieles, el paso llevado en andas de la Patrona comenzó su nuevo peregrinar, al que siguió poco después el de Valme.

A partir de ahí, y siempre acompañadas ambas imágenes por una gran cantidad de devotos, se vivieron de nuevo momentos para la historia, como las visitas realizadas a las hermandades de la Oración en el Huerto, de la Estrella o Santo Entierro, o los cantes con los que el propio Coro de la Hermandad de Valme tributó a ambas imágenes desde la sede de la Peña Bética.

Todo con el caminar sin prisa de cuantos costaleros y voluntarios y voluntarias quisieron poner sus hombros para llevarlas hasta la Parroquia de Santa María Magdalena, donde Santa Ana y Valme hicieron su entrada en torno a las dos de la madrugada ante una Plaza de La Constitución que contó con una gran presencia de fieles. Y ya en el interior del templo mayor nazareno, las imágenes de la Patrona y la Protectora quedaron ubicadas juntas en la Capilla Sacramental.

Secuencia gráfica de la Misa y del camino de regreso

























REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
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