Agustín García Gandullo se encuentra ya a pocas horas de vivir un nuevo sueño, consciente como es de la importancia histórica que supondrá la lectura del pregón que pronunciará mañana sábado en la Parroquia de Santa María Magdalena con motivo de la celebración del V Centenario de su Hermandad, la de Santa Ana, la de la patrona de Dos Hermanas.
A sus 72 años, casi olvidada ya su vida dedicada a la enseñanza (“yo no me he considerado nunca un profesor, sino un maestro de escuela”, remarca), entrega su tiempo desde hace años a dos de sus pilares: su familia y la Hermandad de Santa Ana. De la primera, dice que espera ocuparse ya más profundamente cuando finalice la sucesión de emociones que se le van acumulando. Y de la segunda, confiesa que lo hará eternamente.
Pero como Agustín García Gandullo es un hombre de firmes convicciones, tenía claro que, ante la dificultad de pregonar sobre quinientos años de historia, debía simplificarlo todo para, a su vez, centrarse en tres pilares, que son los que macarán sus palabras: Santa Ana, la Hermandad y Dos Hermanas.
A partir de las 20:30 horas de mañana sábado, día 2 de septiembre, se le podrá escuchar hablar de todo ello en el interior de una Parroquia en la que se oirán también marchas procesionales y, por supuesto, a su presentador, su hijo Jesús García Ramírez, y en la que no podrá pedir más con su esposa, Eva María Ramírez, presidiendo como hermana mayor de Santa Ana, junto al párroco del templo mayor nazareno, este acontecimiento.
- ¿Cuántos años ya en la Hermandad?
- Como hermano, desde el año 1994. En juntas de gobierno, desde finales del año 2002. Y como devoto, de toda la vida. Esa devoción me viene de mi abuela y mi madre, que se llamaba igual que la Santa, y de mi hermana mayor, ya fallecida, que fue la que me empujó a entrar en la junta de gobierno. Yo empecé cuando Antonio Gavala fue elegido hermano mayor, y desde entonces he sido secretario, hermano mayor, responsabilidad que ocupé durante ocho años (2010-2018), y en estos momentos teniente de hermano mayor.
- ¿Cómo está viviendo estos días previos al pregón?
- Con mucha intensidad porque, aparte del pregón, tenemos por delante todos los actos fuertes de la celebración del V Centenario.
- En cuanto a las salidas de la Santa con motivo de esta celebración, ¿cuál es el motivo de que vaya a la Residencia de Mayores San Rafael?
- Nosotros teníamos en mente una misión evangelizadora, y pesamos ir a alguna parroquia, pero don Manuel, el párroco de Santa María Magdalena y nuestro director espiritual, nos comentó que siendo Santa Ana la patrona de los abuelos, ¿por qué no íbamos a visitar abuelos? Y nos gustó la idea.
- ¿Y al Convento de las Carmelitas?
- Ellas son camareras honorarias de la Hermandad y sabemos la ilusión que les hace que esté allí a la Santa, pero es que además van a tener el privilegio de contar también con la Virgen de Valme. Yo diría que las Carmelitas están atacadas de los nervios. Están contentísimas.
- ¿Las celebraciones que Santa Ana y Valme estáis viviendo en este 2023 es el motivo de la coincidencia de ambas imágenes en el convento y luego en el regreso a Santa María Magdalena?
- La idea surge de nuestra Hermandad con motivo de los actos del V Centenario. La verdad es que es algo que nos parece maravilloso porque va a ser un acontecimiento histórico, como también luego lo será verlas en la calle procesionando a la vez. Yo creo que los nazarenos que tenemos la suerte de vivir esta época vamos a ser unos afortunados, porque eso seguramente tardará tiempo en que se repita.
- ¿Cuándo y cómo toma la Hermandad la decisión de nombrarle pregonero?
- Cuando ya se empezaron a planificar los actos del V Centenario, tuvimos una reunión de junta de gobierno y se acordó que, para que los oficiales no estuvieran metidos en todo porque sería una locura, que se hicieran comisiones en las que estuvieran miembros de la junta de gobierno y los hermanos que así quisieran estar. Y se pensó además que, como algo excepcional, sería bonito contar con un pregón conmemorativo, de cuya organización y elección se encargó una comisión, a la que yo no pertenecía. Ésta se reunió a primeros del mes de junio del año pasado, y cuando acabaron los cultos, me llamaron y me explicaron que habían decidido por unanimidad que yo debía ser el pregonero. Yo me quedé… Pero una cosa que me pide mi hermandad, cómo no la voy a aceptar. Con ellos tengo esa deuda de gratitud, porque desde luego me hicieron un regalo inesperado.
- ¿Fue consciente en ese momento de la importancia que tendrá su pregón?
- Asumí la responsabilidad en ese momento, pero no fue hasta después cuando me di cuenta de la trascendencia. Además, pese a que yo había pronunciado ya otros pregones, como el de la Semana Santa o del Costalero, y que los había escrito con cierta agilidad, puedo desvelar que este se me ha eternizado. Claro, yo pensaba en esos quinientos años, y yo me preguntaba: ¿Y de qué hablo? Pero acabé llegando a una conclusión definitiva y decidí centrar mi pregón en tres pilares. Y ya está. El punto y final lo puse el día de la Virgen de los Reyes, así que se puede decir que todavía está fresco.
- ¿Puede ser este del V Centenario el pregón que más le llene?
- Sí. El de Semana Santa para mí fue un regalo inesperado porque en el mundo cofrade en Dos Hermanas hay magníficas plumas, magníficos oradores y magníficos cofrades, y yo jamás en la vida pensé que pudiera llegar a pronunciarlo. ¿Pero un pregón para hablar de Santa Ana? Como adelanté anteriormente, este pregón se va a asentar sobre tres pilares, que serán Santa Ana, la Hermandad y Dos Hermanas. Hablar de mi pueblo y de Santa Ana es algo muy grande.
- ¿Cómo se pueden resumir cinco siglos en un pregón?
- Es complicado. Yo he optado al final por ir por un camino y no por varios. Y además he huido de basarme en muchos nombres, porque en estas cosas suele ocurrir que siempre hay alguien que se siente dolido porque lo has olvidado. Pero es que tampoco lo podría hacer porque ¿cuántas familias han podido estar vinculadas a Santa Ana durante estos quinientos años? Al final, por lo que opté es por la devoción a Santa Ana, que es la guía del pregón, y por Dos Hermanas. Y por la Hermandad, claro, que está en medio.
- ¿Se siente un hombre afortunado por poder vivir este momento histórico?
- Claro. Es que ya con pensar que el pregón, como así se acordó en su momento, no será una costumbre sino que solo tendrá lugar por la efeméride que se celebra, te hace pensar en que a lo mejor el próximo no tendrá lugar a lo mejor hasta dentro de otros quinientos años. Desde luego, para mí es un verdadero privilegio y una verdadera alegría. Pero, además, la persona que me presenta va a significar también mucho para mí, porque será mi hijo.
- ¿Por qué su hijo?
- Pues es algo que agradezco a los azares de la vida. Cuando fui pregonero de la Semana Santa, decidí que mi mujer fuera mi presentadora, que por cierto fue la primera mujer que pisó unas tablas en un pregón de Semana Santa. Después pronuncié el del Costalero, y me presentó mi hija. Yo cuando ya tenía perdida toda esperanza de que mi hijo pudiera ser mi presentador en otro posible pregón, Santa Ana me dio esta oportunidad, y no lo desaproveché. En el momento que me lo comunicaron, esa misma tarde hablé con él. Y como padre me voy a llevar también ese regalo.
- ¿Será su pregón, en cuanto a la estructura, similar a los de la Semana Santa o se saldrá de esa línea?
- Aquí no habrá mucha sorpresa. Mi pregón responderá al estándar clásico, en la línea de los pregones de cualquier acontecimiento religioso, con sus marchas, presentación, pregón y los himnos.
- Tras muchos años ya en la Hermandad, y con importantes responsabilidades, ¿cómo ve en este momento a la Santa?
- La devoción a Santa Ana parece que no está, pero si uno se pone a ahondar en familias de Dos Hermanas, aflora la Santa rápidamente. Santa Ana es una tradición que muchas familias de Dos Hermanas la asumen con una devoción normal, sin tener que hacer nada extra. Y en esas familias, si no son hermanos, son devotos acérrimos. La devoción a Santa Ana tuvo una época que decayó, porque decayó también la Hermandad, algo que es normal que pueda ocurrir en una historia de quinientos años de vida, pero ha vuelto a revitalizarse y en estos momentos creo que vive unos momentos dulces.
- ¿Y qué va a ser de Agustín García Gandullo cando finalicen todos estos acontecimientos extraordinarios?
- Para empezar, tengo que recordar que todavía tenemos un 2023 muy completo, porque aún están por celebrarse todos los actos del V Centenario, que no acabarán hasta el mes de diciembre. Pero es que en el mes de noviembre se celebrarán elecciones en la Hermandad. En relación con este último aspecto, yo me imagino que no habrá una gran variación, que yo estaré de nuevo en la junta de gobierno, aunque, eso sí, entiendo que será ya la última pensando sobre todo en mi edad y en que hay que dejar paso a la gente nueva. Pero, en cualquier caso, seguiré estando siempre al servicio de la Hermandad, y, eso también, al de mi familia. Y que Santa Ana me eche una mano. Me costará mucho trabajo, porque yo he tenido la suerte de contar con muchas responsabilidades y de embarcarme en una serie de proyectos importantes, así que cuando pasen estos años ya llegará el momento del merecido descanso.
- Después de este 2023 en el que se han vivido y se vivirán tantos acontecimientos importantes, como esta efeméride o la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad, ¿puede quedar un vacío cuando pase todo?
- Ahí hay un peligro: el relax. En una hermandad no debe haber relax, puede haber menos intensidad en el trabajo, pero relax nunca. La hermandad siempre tiene que estar pensando en mantenerse y en crecer. Entonces, yo creo que cuando pase el V Centenario surgirán nuevos proyectos, que se irán acometiendo dentro de las posibilidades. La gente está muy contenta, pero se encuentra muy cansada porque esto no empezó en 2023, sino mucho antes, y ha sido mucho tiempo pendiente y peleando contra muchos inconvenientes. Yo me imagino que 2024 será un año de tranquilidad, de disfrutar de todo lo que se ha vivido, pero ya está, porque hay que volver a empezar.
A sus 72 años, casi olvidada ya su vida dedicada a la enseñanza (“yo no me he considerado nunca un profesor, sino un maestro de escuela”, remarca), entrega su tiempo desde hace años a dos de sus pilares: su familia y la Hermandad de Santa Ana. De la primera, dice que espera ocuparse ya más profundamente cuando finalice la sucesión de emociones que se le van acumulando. Y de la segunda, confiesa que lo hará eternamente.
Pero como Agustín García Gandullo es un hombre de firmes convicciones, tenía claro que, ante la dificultad de pregonar sobre quinientos años de historia, debía simplificarlo todo para, a su vez, centrarse en tres pilares, que son los que macarán sus palabras: Santa Ana, la Hermandad y Dos Hermanas.
A partir de las 20:30 horas de mañana sábado, día 2 de septiembre, se le podrá escuchar hablar de todo ello en el interior de una Parroquia en la que se oirán también marchas procesionales y, por supuesto, a su presentador, su hijo Jesús García Ramírez, y en la que no podrá pedir más con su esposa, Eva María Ramírez, presidiendo como hermana mayor de Santa Ana, junto al párroco del templo mayor nazareno, este acontecimiento.
- ¿Cuántos años ya en la Hermandad?
- Como hermano, desde el año 1994. En juntas de gobierno, desde finales del año 2002. Y como devoto, de toda la vida. Esa devoción me viene de mi abuela y mi madre, que se llamaba igual que la Santa, y de mi hermana mayor, ya fallecida, que fue la que me empujó a entrar en la junta de gobierno. Yo empecé cuando Antonio Gavala fue elegido hermano mayor, y desde entonces he sido secretario, hermano mayor, responsabilidad que ocupé durante ocho años (2010-2018), y en estos momentos teniente de hermano mayor.
- ¿Cómo está viviendo estos días previos al pregón?
- Con mucha intensidad porque, aparte del pregón, tenemos por delante todos los actos fuertes de la celebración del V Centenario.
- En cuanto a las salidas de la Santa con motivo de esta celebración, ¿cuál es el motivo de que vaya a la Residencia de Mayores San Rafael?
- Nosotros teníamos en mente una misión evangelizadora, y pesamos ir a alguna parroquia, pero don Manuel, el párroco de Santa María Magdalena y nuestro director espiritual, nos comentó que siendo Santa Ana la patrona de los abuelos, ¿por qué no íbamos a visitar abuelos? Y nos gustó la idea.
- ¿Y al Convento de las Carmelitas?
- Ellas son camareras honorarias de la Hermandad y sabemos la ilusión que les hace que esté allí a la Santa, pero es que además van a tener el privilegio de contar también con la Virgen de Valme. Yo diría que las Carmelitas están atacadas de los nervios. Están contentísimas.
- ¿Las celebraciones que Santa Ana y Valme estáis viviendo en este 2023 es el motivo de la coincidencia de ambas imágenes en el convento y luego en el regreso a Santa María Magdalena?
- La idea surge de nuestra Hermandad con motivo de los actos del V Centenario. La verdad es que es algo que nos parece maravilloso porque va a ser un acontecimiento histórico, como también luego lo será verlas en la calle procesionando a la vez. Yo creo que los nazarenos que tenemos la suerte de vivir esta época vamos a ser unos afortunados, porque eso seguramente tardará tiempo en que se repita.
- ¿Cuándo y cómo toma la Hermandad la decisión de nombrarle pregonero?
- Cuando ya se empezaron a planificar los actos del V Centenario, tuvimos una reunión de junta de gobierno y se acordó que, para que los oficiales no estuvieran metidos en todo porque sería una locura, que se hicieran comisiones en las que estuvieran miembros de la junta de gobierno y los hermanos que así quisieran estar. Y se pensó además que, como algo excepcional, sería bonito contar con un pregón conmemorativo, de cuya organización y elección se encargó una comisión, a la que yo no pertenecía. Ésta se reunió a primeros del mes de junio del año pasado, y cuando acabaron los cultos, me llamaron y me explicaron que habían decidido por unanimidad que yo debía ser el pregonero. Yo me quedé… Pero una cosa que me pide mi hermandad, cómo no la voy a aceptar. Con ellos tengo esa deuda de gratitud, porque desde luego me hicieron un regalo inesperado.
- ¿Fue consciente en ese momento de la importancia que tendrá su pregón?
- Asumí la responsabilidad en ese momento, pero no fue hasta después cuando me di cuenta de la trascendencia. Además, pese a que yo había pronunciado ya otros pregones, como el de la Semana Santa o del Costalero, y que los había escrito con cierta agilidad, puedo desvelar que este se me ha eternizado. Claro, yo pensaba en esos quinientos años, y yo me preguntaba: ¿Y de qué hablo? Pero acabé llegando a una conclusión definitiva y decidí centrar mi pregón en tres pilares. Y ya está. El punto y final lo puse el día de la Virgen de los Reyes, así que se puede decir que todavía está fresco.
- ¿Puede ser este del V Centenario el pregón que más le llene?
- Sí. El de Semana Santa para mí fue un regalo inesperado porque en el mundo cofrade en Dos Hermanas hay magníficas plumas, magníficos oradores y magníficos cofrades, y yo jamás en la vida pensé que pudiera llegar a pronunciarlo. ¿Pero un pregón para hablar de Santa Ana? Como adelanté anteriormente, este pregón se va a asentar sobre tres pilares, que serán Santa Ana, la Hermandad y Dos Hermanas. Hablar de mi pueblo y de Santa Ana es algo muy grande.
- ¿Cómo se pueden resumir cinco siglos en un pregón?
- Es complicado. Yo he optado al final por ir por un camino y no por varios. Y además he huido de basarme en muchos nombres, porque en estas cosas suele ocurrir que siempre hay alguien que se siente dolido porque lo has olvidado. Pero es que tampoco lo podría hacer porque ¿cuántas familias han podido estar vinculadas a Santa Ana durante estos quinientos años? Al final, por lo que opté es por la devoción a Santa Ana, que es la guía del pregón, y por Dos Hermanas. Y por la Hermandad, claro, que está en medio.
- ¿Se siente un hombre afortunado por poder vivir este momento histórico?
- Claro. Es que ya con pensar que el pregón, como así se acordó en su momento, no será una costumbre sino que solo tendrá lugar por la efeméride que se celebra, te hace pensar en que a lo mejor el próximo no tendrá lugar a lo mejor hasta dentro de otros quinientos años. Desde luego, para mí es un verdadero privilegio y una verdadera alegría. Pero, además, la persona que me presenta va a significar también mucho para mí, porque será mi hijo.
- ¿Por qué su hijo?
- Pues es algo que agradezco a los azares de la vida. Cuando fui pregonero de la Semana Santa, decidí que mi mujer fuera mi presentadora, que por cierto fue la primera mujer que pisó unas tablas en un pregón de Semana Santa. Después pronuncié el del Costalero, y me presentó mi hija. Yo cuando ya tenía perdida toda esperanza de que mi hijo pudiera ser mi presentador en otro posible pregón, Santa Ana me dio esta oportunidad, y no lo desaproveché. En el momento que me lo comunicaron, esa misma tarde hablé con él. Y como padre me voy a llevar también ese regalo.
- ¿Será su pregón, en cuanto a la estructura, similar a los de la Semana Santa o se saldrá de esa línea?
- Aquí no habrá mucha sorpresa. Mi pregón responderá al estándar clásico, en la línea de los pregones de cualquier acontecimiento religioso, con sus marchas, presentación, pregón y los himnos.
- Tras muchos años ya en la Hermandad, y con importantes responsabilidades, ¿cómo ve en este momento a la Santa?
- La devoción a Santa Ana parece que no está, pero si uno se pone a ahondar en familias de Dos Hermanas, aflora la Santa rápidamente. Santa Ana es una tradición que muchas familias de Dos Hermanas la asumen con una devoción normal, sin tener que hacer nada extra. Y en esas familias, si no son hermanos, son devotos acérrimos. La devoción a Santa Ana tuvo una época que decayó, porque decayó también la Hermandad, algo que es normal que pueda ocurrir en una historia de quinientos años de vida, pero ha vuelto a revitalizarse y en estos momentos creo que vive unos momentos dulces.
- ¿Y qué va a ser de Agustín García Gandullo cando finalicen todos estos acontecimientos extraordinarios?
- Para empezar, tengo que recordar que todavía tenemos un 2023 muy completo, porque aún están por celebrarse todos los actos del V Centenario, que no acabarán hasta el mes de diciembre. Pero es que en el mes de noviembre se celebrarán elecciones en la Hermandad. En relación con este último aspecto, yo me imagino que no habrá una gran variación, que yo estaré de nuevo en la junta de gobierno, aunque, eso sí, entiendo que será ya la última pensando sobre todo en mi edad y en que hay que dejar paso a la gente nueva. Pero, en cualquier caso, seguiré estando siempre al servicio de la Hermandad, y, eso también, al de mi familia. Y que Santa Ana me eche una mano. Me costará mucho trabajo, porque yo he tenido la suerte de contar con muchas responsabilidades y de embarcarme en una serie de proyectos importantes, así que cuando pasen estos años ya llegará el momento del merecido descanso.
- Después de este 2023 en el que se han vivido y se vivirán tantos acontecimientos importantes, como esta efeméride o la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad, ¿puede quedar un vacío cuando pase todo?
- Ahí hay un peligro: el relax. En una hermandad no debe haber relax, puede haber menos intensidad en el trabajo, pero relax nunca. La hermandad siempre tiene que estar pensando en mantenerse y en crecer. Entonces, yo creo que cuando pase el V Centenario surgirán nuevos proyectos, que se irán acometiendo dentro de las posibilidades. La gente está muy contenta, pero se encuentra muy cansada porque esto no empezó en 2023, sino mucho antes, y ha sido mucho tiempo pendiente y peleando contra muchos inconvenientes. Yo me imagino que 2024 será un año de tranquilidad, de disfrutar de todo lo que se ha vivido, pero ya está, porque hay que volver a empezar.
FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL