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Dos Hermanas se entregó a su Valme Coronada

Dos Hermanas vivió entre el sábado y la madrugada de este domingo unas horas de auténtica fiesta religiosa y popular, donde no importó el calor, ni las horas, sino el acompañamiento a la Protectora de los nazarenos y nazarenas, a su Virgen de Valme que salía a la calle en procesión extraordinaria con motivo del 50 Aniversario de su Coronación Canónica.


Desde que el espectacular paso-templete que resguardaba a la Virgen de Valme asomara por la puerta de Santa María Magdalena, instantes antes de las ocho de la tarde, y hasta que regresó a este templo, sobre las seis y cuarto de la madrugada de hoy, fueron algo más de diez horas las que la imagen de la Protectora de Dos Hermanas estuvo recorriendo una parte importante del centro de la ciudad, incluida la hora y media aproximadamente que permaneció en le Plaza del Arenal para presidir la Santa Misa en recuerdo de aquella otra ocurrida hace 50 años con motivo de su Coronación Canónica.

Los tiempos han pasado, y las personas, pero la devoción a Valme ha ido creciendo en Dos Hermanas y fuera de esta ciudad, como ha quedado patente hasta hace tan sólo unos horas. Porque pese al calor –más de 40ºC-, a las largas esperas y a las desacostumbradas horas, los nazarenos y nazarenas se volcaron con la Virgen para no dejar de acompañarla en ningún momento. Eso hizo que se viviera un ambiente especial, con hombres y mujeres, muchas de ellas con peineta y mantilla, luciendo sus mejores galas recorriendo sin prisas, como cuando se quiere disfrutar del tiempo, unas calles que mostraban un aspecto espectacular gracias a los exornos que lucían calles y balcones. Y, claro, este espectáculo nadie quería perdérselo.

La primera parte de la procesión, esa que debía llevar a la Virgen de Valme hasta La Plaza del Arenal, se inició justo a la hora prevista: las siete y media de la tarde, con la Agrupación Musical Nuestra Señora de Valme a la cabeza y con la Banda de Música de Dos Hermanas Santa Ana detrás del paso. Tan sólo había que recorrer un pequeño tramo de la Plaza de la Constitución y la engalanada calle de Nuestra Señora de Valme para alcanzar el lugar donde se iba a oficiar la misa, pero la gran cantidad de representaciones que completaron el cortejo hizo que todo se fuera retrasando, de manera que la Misa que debía iniciarse a las ocho y media de la tarde, no empezó hasta pasadas las nueve.

Y es que pareció que nadie se quería perder este acontecimiento, en torno al cual la Hermandad de Valme y Dos Hermanas han venido desarrollando una amplísima programación de actos y cultos. Un total de 42 fueron las hermandades que estuvieron presentes, con, además de todas las de la ciudad, de otras procedentes de fuera, como fueron los casos de las de La Macarena o el Gran Poder de Sevilla capital, el Santo Entierro de Arahal, Consolación de Utrera o Torrijos de Valencina; en otras palabras, las mismas que hace cincuenta años ya estuvieron presentes en el acto de Coronación Canónica.

Y, junto a éstas, las representaciones oficiales de la ciudad, con el alcalde, Francisco Rodríguez, a la cabeza, concejales de los grupos de PSOE, PP y Vox, y los máximos responsables del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local, además de representantes de la Guardia Civil y del Ejército de Tierra. Y, por supuesto, el religioso, con el arzobispo hispalense, monseñor José Ángel Saiz Meneses, al frente, escoltado en todo momento por el párroco de Santa María Magdalena, don Manuel Sánchez de Heredia.

Misa en El Arenal

Cuando el paso-templete con la Virgen de Valme asomó por la Plaza del Arenal, este espacio mostraba un aspecto imponente entre los exornos preparados por la Hermandad de Valme y el público que la llenaba. Allí se dispuso todo para, en el mismo lugar donde fue Coronada, la Virgen presidiera la celebración de la Santa Misa, que contó en todo momento con el acompañamiento musical y las voces de la Escolanía y Coral Polifónica ‘Regina Coeli’, dirigida en todo momento por Nicolás Barbero Rivas.

La Virgen fue recibida con la interpretación musical por parte de Regina Coeli del Himno a Nuestra Señora de Valme, y, tras la celebración de la Solemne Misa Estacional, que ofició el arzobispo de Sevilla, quien estuvo acompañado por los párrocos de los templos nazarenos, concluyó la misma de nuevo con el canto, con todos los presentes en coral, de dicho Himno, lo que luego dio paso al inicio del recorrido, en torno a las once de la noche, por calles y plazas por donde nunca antes había transcurrido la Protectora de los nazarenos y nazarenas.

Un recorrido repleto de momentos históricos

Y, lejos ya de los oficialismos, fue el momento del encuentro de Dos Hermanas con su Protectora y de la Protectora con su gente, completando un itinerario por calles donde las guirnaldas cruzaban de una acera a otra, donde los balcones y ventanas saludaban a la comitiva con imágenes de la Virgen, mantones y múltiples adornos, y con altares como el que se levantó en las puertas de la Parroquia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando, uno de los lugares donde se registró una mayor concentración de personas que no quisieron perderse este acontecimiento histórico; un encuentro que se produjo además en el año en el que la corporación de la Sagrada Cena celebra su veinticinco aniversario fundacional.

Pero quedaban por delante otros dos momentos espectaculares, donde, pese a las avanzadas horas de la madrugada, se volvieron a vivir concentraciones multitudinarias: el paso por la engalana calle Divina Pastora, con pórtico incluido, y la Plazoleta de Valme. En la primera, sus vecinos volvieron a dejar patente su compromiso con las fiestas y celebraciones de su ciudad, llenando todo su espacio y saliendo a los balcones para recibir a la Virgen y regalarle sus generosas petaladas. Y en la segunda, con una Plazoleta totalmente valmista, con carretas incluidas, que fue donde se echó el resto por parte de todos.

De ahí hasta su casa en Santa María Magdalena aún se arrojaron más petaladas, pero sobre todos los que aún seguían en pie, que fueron muchos, sobrevolaba la satisfacción por lo vivido, por esos regalos en forma de encuentros y de vivencias que quedarán de nuevo para la memoria personal y colectiva de una ciudad que de nuevo se entregó con su Protectora. Eran las seis y cuarto de la mañana. Poco después empezaría a amanecer.

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REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
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