Mucho se ha escrito, se escribe y se escribirá sobre los problemas derivados del turismo de masas: gentrificación de las ciudades, sustitución del comercio local por franquicias, etcétera. En España, el “sol y playa” se ha visto como el modelo que se debe superar para evitar la masificación en las zonas litorales y encontrar fórmulas más amigables y respetuosas con el territorio.
Ejemplo de artivismo con barcas abandonadas intervenidas por artistas locales
y escultura de un caballito de mar realizada con residuos.
El lunes y el martes pasados, 15 y 16 de mayo, un grupo de periodistas andaluces, entre los que se contaba este colaborador de Andalucía Digital, viajó hasta la ciudad portuguesa de Faro para conocer lo que se ha hecho en la capital del Algarve para lograr el sello europeo Odyssea II Blue Heritage, una marca que distingue el esfuerzo municipal por el turismo azul, sostenible, responsable y comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. La Cámara Municipal de Faro es modélica también por su compromiso con la cooperación hispano-lusa en muchas de sus actividades.
El principal patrimonio paisajístico de Faro es el Parque Natural de Ría Formosa, un paraje de marismas, islas y dunas, donde han desarrollado una oferta muy completa de actividades náuticas en armonía con su entorno y compatibles con la actividad de los pescadores locales.
A las ya tradicionales escuelas y clubes de deportes relacionados con el surf, se unen ofertas novedosas como la experiencia de conocer el trabajo de los cultivadores de ostras, recolectarlas y, ya en tierra, prepararlas y degustarlas. Lo mismo se puede hacer con otras especies como las almejas, las navajas y las coquinas.
Después de una incursión o excursión a las bateas de ostras o mejillones, se aprende a valorar mejor el trabajo y la inversión que hay detrás de cada molusco que consumimos. En definitiva, turismo activo frente al pasivo de la tumbona y la sombrilla.
Otro de los ejemplos de sostenibilidad, ecoturismo y economía circular es la isla de Culatra, en la que se desarrolla un proyecto cofinanciado con fondos europeos y que tiene como meta alcanzar en 2030 la autosuficiencia energética con renovables, el tratamiento integral de sus residuos y la reutilización de sus aguas residuales.
El empeño no sería posible sin el activismo de la Asociación de Residentes de Culatra, presidida por Silvia Padinha, que hace un trabajo comunitario transversal para implicar a todos los sectores implicados: pescadores, familias, restaurantes...
Cartel que refleja el compromiso de los pescadores locales con los mares limpios de basuras.
Han creado una comunidad energética que comparte la producción de las pérgolas fotovoltaicas que cubren ya el 30 por ciento del consumo eléctrico. Y no han instalado molinos de viento porque la isla es zona de paso de aves migratorias.
Además, han repartido compostadores para aprovechar los residuos orgánicos; han desterrado los plásticos de un solo uso y, con los objetos que los pescadores encuentran en sus salidas, las barcas abandonadas desde hace años y otras piezas han realizado un proyecto de Artivismo con la intervención, entre otros, de artistas plásticos como Vasco Guia de Abreu, Rita Contente y Daniel Justo.
La salicornia o espárrago de mar del Parque Natural de la Ría Formosa es ya un ingrediente presente en muchas recetas de la gastronomía algarvia comprometida con los alimentos de kilómetro cero, la pesca local o los productores de frutas y verduras ecológicas. Los vinos del Algarve se codean ya con los de otras regiones vinícolas más veteranas como el Douro, el Alentejo o la Beira.
Los buenos ejemplos turísticos, las buenas prácticas son fácilmente replicables a poco que haya voluntad política y participación ciudadana para solucionar los retos cotidianos en la búsqueda de una sociedad más justa y sostenible.
y escultura de un caballito de mar realizada con residuos.
El lunes y el martes pasados, 15 y 16 de mayo, un grupo de periodistas andaluces, entre los que se contaba este colaborador de Andalucía Digital, viajó hasta la ciudad portuguesa de Faro para conocer lo que se ha hecho en la capital del Algarve para lograr el sello europeo Odyssea II Blue Heritage, una marca que distingue el esfuerzo municipal por el turismo azul, sostenible, responsable y comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. La Cámara Municipal de Faro es modélica también por su compromiso con la cooperación hispano-lusa en muchas de sus actividades.
El principal patrimonio paisajístico de Faro es el Parque Natural de Ría Formosa, un paraje de marismas, islas y dunas, donde han desarrollado una oferta muy completa de actividades náuticas en armonía con su entorno y compatibles con la actividad de los pescadores locales.
A las ya tradicionales escuelas y clubes de deportes relacionados con el surf, se unen ofertas novedosas como la experiencia de conocer el trabajo de los cultivadores de ostras, recolectarlas y, ya en tierra, prepararlas y degustarlas. Lo mismo se puede hacer con otras especies como las almejas, las navajas y las coquinas.
Después de una incursión o excursión a las bateas de ostras o mejillones, se aprende a valorar mejor el trabajo y la inversión que hay detrás de cada molusco que consumimos. En definitiva, turismo activo frente al pasivo de la tumbona y la sombrilla.
Otro de los ejemplos de sostenibilidad, ecoturismo y economía circular es la isla de Culatra, en la que se desarrolla un proyecto cofinanciado con fondos europeos y que tiene como meta alcanzar en 2030 la autosuficiencia energética con renovables, el tratamiento integral de sus residuos y la reutilización de sus aguas residuales.
El empeño no sería posible sin el activismo de la Asociación de Residentes de Culatra, presidida por Silvia Padinha, que hace un trabajo comunitario transversal para implicar a todos los sectores implicados: pescadores, familias, restaurantes...
Han creado una comunidad energética que comparte la producción de las pérgolas fotovoltaicas que cubren ya el 30 por ciento del consumo eléctrico. Y no han instalado molinos de viento porque la isla es zona de paso de aves migratorias.
Además, han repartido compostadores para aprovechar los residuos orgánicos; han desterrado los plásticos de un solo uso y, con los objetos que los pescadores encuentran en sus salidas, las barcas abandonadas desde hace años y otras piezas han realizado un proyecto de Artivismo con la intervención, entre otros, de artistas plásticos como Vasco Guia de Abreu, Rita Contente y Daniel Justo.
La salicornia o espárrago de mar del Parque Natural de la Ría Formosa es ya un ingrediente presente en muchas recetas de la gastronomía algarvia comprometida con los alimentos de kilómetro cero, la pesca local o los productores de frutas y verduras ecológicas. Los vinos del Algarve se codean ya con los de otras regiones vinícolas más veteranas como el Douro, el Alentejo o la Beira.
Los buenos ejemplos turísticos, las buenas prácticas son fácilmente replicables a poco que haya voluntad política y participación ciudadana para solucionar los retos cotidianos en la búsqueda de una sociedad más justa y sostenible.
ÁNGEL FERNÁNDEZ MILLÁN
FOTOGRAFÍAS: ÁNGEL FERNÁNDEZ MILLÁN
FOTOGRAFÍAS: ÁNGEL FERNÁNDEZ MILLÁN