De nuevo la barriada de Las Portadas se adueñó de la ciudad de Dos Hermanas por unas horas, haciéndola suya, lo mismo que viene haciendo desde que realizara la primera Estación de Penitencia su querida Hermandad de Pasión; pero, claro, ya con más solera, con más poderío y saber estar, más dueña de sí misma y totalmente entregada a una ciudad a la que se ofrece en cuerpo y alma.
Cuando la Cruz de Guía de la Hermanad de Pasión se asomó a la calle, el cielo se mostraba contemplativo, con temperaturas agradables, para algunos puede que algo fresco gracias a la capa de nubes que tapaba lo suficiente el sol como para que no molestara. Por eso, incluso el trámite de recorrer los kilómetros que separa esta popular barriada del casco de la ciudad, se hizo menos penoso, para los penitentes, para los costaleros y para quienes contemplaron la procesión.
Como siempre, la salida se convirtió de nuevo en una especie de comunión entre el barrio y la hermandad, que hace que este Martes Santo se sienta como un regalo que ambos hacen a la Semana Santa de Dos Hermanas. Mucho público congregado junto a la Parroquia de Las Portadas y muchos aplausos para recibir al Señor de Pasión y a Nuestra Señora del Amparo, aunque dentro de una alegría general que se manifestaba en el ambiente. Balcones, terrazas y calles se mostraron pletóricos, y rara era la persona que no trataba de captar esos instantes tan esperados con sus móviles alzados sobre las cabezas de los demás.
Y así se llegó a la barriada del Rocío, con bastante distancia entre el paso de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y de Nuestra Madre y Señora del Amparo, pero sin la sensación de cansancio de otros años en los que el sol apretó en demasía. Y ya por las calles de este barrio, y por la zona de Los Pirralos y el caminar hasta que se pasó por la estrechez del Callejón Cruz, ambos pasos, bien acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Evangelista y por la de Santa Ana de Dos Hermanas, comenzaron a lucirse con mayor gusto.
Como si le diera pereza de abandonar la ciudad, la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, con sus dos pasos, se recreó a su paso por la Carrera Oficial ya con la noche vencida, y luego por las calles que le conducían poco a poco de nuevo hasta la barriada de Las Portadas, donde ya el cansancio hizo la lógica mella de las casi ocho horas que llevaban todos andando y parando, pero desde donde se sacan más fuerzas aún por cuanto todos saben que llegaba lo mejor: el encuentro de nuevo con un barrio que, ya de madrugada, le aguardó de nuevo para recibirlos y para llorarles hasta el próximo año.
Secuencia gráfica de la salida
Cuando la Cruz de Guía de la Hermanad de Pasión se asomó a la calle, el cielo se mostraba contemplativo, con temperaturas agradables, para algunos puede que algo fresco gracias a la capa de nubes que tapaba lo suficiente el sol como para que no molestara. Por eso, incluso el trámite de recorrer los kilómetros que separa esta popular barriada del casco de la ciudad, se hizo menos penoso, para los penitentes, para los costaleros y para quienes contemplaron la procesión.
Como siempre, la salida se convirtió de nuevo en una especie de comunión entre el barrio y la hermandad, que hace que este Martes Santo se sienta como un regalo que ambos hacen a la Semana Santa de Dos Hermanas. Mucho público congregado junto a la Parroquia de Las Portadas y muchos aplausos para recibir al Señor de Pasión y a Nuestra Señora del Amparo, aunque dentro de una alegría general que se manifestaba en el ambiente. Balcones, terrazas y calles se mostraron pletóricos, y rara era la persona que no trataba de captar esos instantes tan esperados con sus móviles alzados sobre las cabezas de los demás.
Y así se llegó a la barriada del Rocío, con bastante distancia entre el paso de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y de Nuestra Madre y Señora del Amparo, pero sin la sensación de cansancio de otros años en los que el sol apretó en demasía. Y ya por las calles de este barrio, y por la zona de Los Pirralos y el caminar hasta que se pasó por la estrechez del Callejón Cruz, ambos pasos, bien acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Evangelista y por la de Santa Ana de Dos Hermanas, comenzaron a lucirse con mayor gusto.
Como si le diera pereza de abandonar la ciudad, la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, con sus dos pasos, se recreó a su paso por la Carrera Oficial ya con la noche vencida, y luego por las calles que le conducían poco a poco de nuevo hasta la barriada de Las Portadas, donde ya el cansancio hizo la lógica mella de las casi ocho horas que llevaban todos andando y parando, pero desde donde se sacan más fuerzas aún por cuanto todos saben que llegaba lo mejor: el encuentro de nuevo con un barrio que, ya de madrugada, le aguardó de nuevo para recibirlos y para llorarles hasta el próximo año.
Secuencia gráfica de la salida
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
