La barriada del Rocío vivió este Domingo de Ramos la brillantez de los momentos de la salida de sus calles, plazuelas y gentes para dirigirse al templo mayor de la ciudad de Dos Hermanas, y la de la vuelta, con un regreso que de nuevo se vivió con mucha intensidad y con la entrega de unos feligreses que sienten de verdad a las imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo y de María Santísima de la Esperanza.
Cuando en torno a las cinco y cuarto de la tarde asomó por la remozada Parroquia del Rocío la Cruz de Guía, todo el espacio que la circunda se encontraba desde hacía bastante tiempo repleta de vecinos de un barrio que sigue con fervor a su Señor y a su Virgen. Y, por más que se repita la imagen, nunca deja de sorprender cómo las calles y los balcones y ventanas de las casas y pisos de este barrio se muestran al completo para que nadie se pierda ni un detalle.
El transcurrir de nuevo por las calles de su feligresía se vivió con intensidad y marcada en los primeros momentos por el calor, lo que hizo que la Hermandad tuviera que estar pendiente en todo momento de hidratar a los más pequeños con botellas de agua y permitiéndoles, claro, que se levantaran de vez en cuando el antifaz para tomar aire.
Ya en el centro de la ciudad, la cofradía vivió momentos muy especiales, de la que participó una gran cantidad de personas, que abarrotaron sus calles y, especialmente, la plaza de Los Jardines y alrededores, donde encontrar un lugar en el que sentarse o descansar un poco llegó a resultar una labor complicada.
Tras su paso por la Carrera Oficial, ya la noche vencida, los pasos del misterio y de palio se lucieron por aquellos rincones más significativos de la ciudad, iniciando poco a poco un camino de regreso donde, ya entre su gente de nuevo, se volvió a fundir con un público muy entregado que quiso renovar su devoción a unas imágenes que para muchos lo son todo.
Secuencia gráfica de la salida
Cuando en torno a las cinco y cuarto de la tarde asomó por la remozada Parroquia del Rocío la Cruz de Guía, todo el espacio que la circunda se encontraba desde hacía bastante tiempo repleta de vecinos de un barrio que sigue con fervor a su Señor y a su Virgen. Y, por más que se repita la imagen, nunca deja de sorprender cómo las calles y los balcones y ventanas de las casas y pisos de este barrio se muestran al completo para que nadie se pierda ni un detalle.
El transcurrir de nuevo por las calles de su feligresía se vivió con intensidad y marcada en los primeros momentos por el calor, lo que hizo que la Hermandad tuviera que estar pendiente en todo momento de hidratar a los más pequeños con botellas de agua y permitiéndoles, claro, que se levantaran de vez en cuando el antifaz para tomar aire.
Ya en el centro de la ciudad, la cofradía vivió momentos muy especiales, de la que participó una gran cantidad de personas, que abarrotaron sus calles y, especialmente, la plaza de Los Jardines y alrededores, donde encontrar un lugar en el que sentarse o descansar un poco llegó a resultar una labor complicada.
Tras su paso por la Carrera Oficial, ya la noche vencida, los pasos del misterio y de palio se lucieron por aquellos rincones más significativos de la ciudad, iniciando poco a poco un camino de regreso donde, ya entre su gente de nuevo, se volvió a fundir con un público muy entregado que quiso renovar su devoción a unas imágenes que para muchos lo son todo.
Secuencia gráfica de la salida
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL