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Rosa Mª Pérez Grau: “Me hice maestra para acercar la educación musical a la infancia y hacerlo desde dentro”

Rosa María Pérez Grau es una de esas personas que es capaz de transformar los sueños en realidad, en algo tangible o etéreo, qué más da, pero perceptible para todos. Y, claro, si desde pequeña se sintió atraída por la música, sus sueños mientras recibía clases en el Conservatorio fueron cogiendo forma hasta que tuvo claro que de mayor quería ser profesora de Música “para intentar cambiar las cosas desde dentro”.


Rosa María Pérez Grau está hoy aquí porque es la persona que representa al mes de Marzo en el calendario ‘Agárrate a la Vida’ que publicó a principios de año el Ayuntamiento de Dos Hermanas con mujeres con ‘raíces nazarenas’. Y ella es una de las doce que lo integran. Y con la filosofía, como buena maestra, de hacer disfrutar a sus alumnos de sus enseñanzas, acumula ya un bagaje que cualquiera podría pensar que se trate de una persona que se encontrara en el final de su vida laboral. Y no es para menos.

Rosa María nació en Sevilla hace 43 años, es madre de dos niñas de 11 y 8 años y vive en el distrito nazareno de Montequinto desde el año 2005. “La verdad es que era una zona que conocía por amistades y que me resultaba muy agradable para vivir, y que además tenía de todo”. En 2003 se hizo maestra con la fija intención de acercar la educación musical a la infancia, de ahí que dedicara su tiempo a la búsqueda de recursos didácticos con los que enseñar, por supuesto, pero también con los que hacer disfrutar a sus alumnos.

Y el éxito de esta búsqueda se resume en una vida curricular repleta de premios y reconocimientos, como los dos primeros premios a materiales curriculares plurilingües que le concedió la Junta de Andalucía en los años 2006 y 2008 por sus proyectos ‘Music alive! 4 th Level’ y ‘Music Box’, o por la creación de espacios como ‘Música en la Red’.

Profesora de los colegios Poetas Andaluces y Gloria Fuertes, en este último coordinó el Plan de Igualdad y la ‘Red Andaluza Escuela: Espacio de Paz’, por los que fue reconocida con sendos Premios Maestra Dolores Velasco del Ayuntamiento de Dos Hermanas, así como varias distinciones como ‘Centro Promotor de Convivencia’, recibiendo además el Premio Rosa Regás a materiales coeducativos de la Junta en 2019 con el proyecto ‘Coeduc_Arte con E-moción’, siendo en la actualidad asesora de Formación en el Centro de Profesorado en Alcalá de Guadaíra.

Y como se trata de una mujer que tiene muchas cosas que contar, aquí les dejamos con su palabra:

“La noticia de ser una de las mujeres incluidas en el Calendario ‘Agárrate a la vida’ me llegó estando trabajando en el Centro de Profesorado de Alcalá de Guadaíra, y ya te puedes imaginar que me tuve que agarrar a la mesa porque no me lo creía. Fue una sorpresa. El calendario es algo que siempre había visto en los colegios donde he estado, porque todos los años nos llegaba y yo lo ponía en mi clase. Y, claro, verme ahí, pues no me lo creía, pero confieso que me hizo mucha ilusión”

“Yo la verdad es que estoy muy agradecida por que hayan contado conmigo, y más en marzo, un mes que tanto personal como profesionalmente es muy importante en los colegios, ya que vamos preparando con mucha antelación todo lo relacionado con el Día de la Mujer. El caso es que desde muy pequeña siempre he llevado por delante los derechos de la mujer. Es algo que al principio, sin saberlo, yo reivindicaba y protestaba, y ya cuando vas creciendo, pues le vas dando forma a todo y le vas poniendo nombre a las cosas. Pero es que es verdad que también he tenido la suerte de estar en Dos Hermanas en colegios muy comprometidos con esta lucha, porque es algo que formaba parte ya de la cultura del propio centro, y eso despertaba en mí más inquietudes por formarme y seguir profundizando para poder llevarlo a las clases. Creo además que el Ayuntamiento de Dos Hermanas es uno de los más comprometidos con la educación en general, y con la igualdad en concreto, porque se realizan muchas actividades, muchos talleres, muchas charlas. Y la oferta que tienen para los colegios es enorme. Además, si barro para mi área, el de la música, el Ayuntamiento se mueve muchísimo también organizando multitud de actividades. Es verdad que se ha avanzado mucho en el tema de la igualdad, pero también es verdad que aún queda mucho por hacer. Estamos en el camino, pero todavía hace falta seguir insistiendo y trabajando desde la infancia, que es la base, y seguir avanzando porque todavía las cifras están ahí y sigue necesitándose ese esfuerzo”.

“En cuanto a la música, en mi casa era algo habitual. Mi abuelo, Pepe Grau, tocaba el violín, y de ahí puede que me venga un poco el interés por la música, que luego además fue algo que se fomentó en mi casa y que amplié pasando por el Conservatorio. Pero lo que sí notaba desde pequeña es que como yo recibía las clases, no era como a mí me gustaba. Mi enseñanza ha sido muy formal, muy de conservatorio, con mucha disciplina, pero yo veía que se podían hacer las cosas de una forma diferente. Por entonces ya sabía que quería enseñar música, pero no así. Y eso es lo que me motivó a llegar a ser maestra de Música, para intentar cambia las cosas desde dentro, para lo cual entendí que necesitaba formarme muchísimo, porque una cosa es practicar con un instrumento y otra muy distinta enseñarlo”.

“Cuando yo empecé en la Universidad, en Sevilla no existía la especialidad de Educación Musical, que sólo podía cursarse en Córdoba o en Granada. Pero como tampoco me animaron mucho a irme fuera, al final me quedé en Sevilla estudiando Educación Infantil, que también me gustaba mucho. El caso es que haciendo Magisterio, se cambiaron los planes educativos y pusieron la especialidad de Música, de forma que cuando terminé Educación Infantil y luego Psicopedagogía, ya me pude presentar a las oposiciones para Educación Musical”.

“Pero mientras tanto ya había empezado a dar clases particulares de música a grupos pequeños, y a poner en práctica las cosas que iba estudiando. Yo le decía a las familias de mis alumnos que ellos eran como conejillos de india para mí, porque la verdad es que estaba practicando con ellos. El caso es que empecé a ver resultados y a comprobar que les gustaba lo que les proponía. Por entonces no estaban las redes tan avanzadas, porque estamos hablando del año 2002, pero no paraba de buscar ideas por aquí y por allá para luego probarlo con mis alumnos. En esto, lógicamente, he ido poco a poco, porque me he tenido que ir reinventando e intentando estar al día de las necesidades del alumnado y de lo que se movía fuera para intentar conectar con ellos de la manera más adecuada”.


“Todo ese camino que he cogido no hubiera sido posible sin el apoyo de mi marido, Alberto, y el de mis hijas Lola y Alba, que son los motores de todo lo que hago. En mi familia hay también muchos maestros, y, en lo profesional, creo que he tenido la suerte de rodearme de grandes compañeros y compañeras que me han servido de referente a la hora de guiarme y orientarme. Otro pilar que tengo también, y que descubrí hace algunos años, fue Elena Cuaresma, otra gran maestra de Educación Musical, que pertenece a la Asociación Barenboim, que forma además a profesores y que me ayudó a montar la batucada que hice por la Igualdad”.

“Hasta ahora, en parte sí creo que he encontrado esa fórmula que de niña ya me planteaba, pero, claro, también hay que seguir buscando, porque es algo que no hay que perder nunca y porque esa niña inquieta sigue estando conmigo. Yo primero estuve en el Colegio Poetas Andaluces, que la verdad es que fue un antes y un después en mi vida, tanto personal como profesionalmente, y luego ya los últimos trece años en el Gloria Fuertes, donde me ocurrió lo mismo y durante cuya etapa fui madre. En este último centro, aproveché además que se quedó un aula vacía, al perderse una línea, que convertí en aula de música, porque no teníamos, y que supuso un gran impulso porque a raíz de ahí pudimos hacer cosas que antes resultaban imposible. Creé más materiales, abrí una cuenta de Facebook, que empezó a crecer de una manera que se me descontroló un poco porque no pensaba que fuera a tener tanta repercusión, y de ahí continué con un blog y luego con Instagram, Twitter…, con todo, que supuso una motivación muy grande al alumnado porque veían que toda esa repercusión les servía de aliciente”.

“La verdad es que los echo a todos mucho de menos, porque el trabajo que tengo ahora es distinto, y esa cosita que ellos me daban es muy difícil de reemplazar. El secreto de todo esto es el trabajo, por supuesto, pero también el hecho de hacer disfrutar a los alumnos de mi asignatura, que en muchos sitios está poco valorada y a la que no se le da el espacio y el tiempo que necesita. Ya me dirás qué se puede hacer sólo con una hora a la semana. En cualquier caso, el secreto está en sentir que los alumnos disfrutan de la música, sentir que en ese ratito conectan con ella, que se sientan capaces de crear y verlos además cómo se superan. Esa es una de nuestras luchas, intentar que aumenten las horas de las clases de Música”.

“Mi salto al Centro de Profesorado era algo que tenía ahí. Yo había venido por aquí a recibir algunos cursos, y la verdad es que siempre me había llamado la atención. Era como otra faceta de la educación que me despertaba curiosidad, aunque por entonces veía los trámites que había que pasar para llegar aquí, hasta que el curso pasado surgió la oportunidad. Me apunté primero a un curso de preparación para este fin, me propuse intentarlo y la verdad es que ahora estoy encantada, y eso que me daba algo de miedo porque yo soy muy profe y sabía que iba a echar mucho de menos a los niños. Pero aquí estoy descubriendo otra faceta de mi trabajo que de otra forma no hubiera sabido, ya que en los Centro de Profesorado ayudamos a otros colegios a mejorar su práctica, a hacer diagnósticos de sus necesidades, y ya a partir de ahí se les facilita un plan de formación y se les da respuestas a sus necesidades con cursos o con modalidades de autoformación. El caso es que al final estás en contacto con centros y profesorado que quieren transformar la escuela, y eso es muy motivador para mí. Por ejemplo, ahora mismo estoy asesorando a grupos de trabajo de Educación Emocional, que ha sido mi bandera precisamente en estos últimos años, y, claro, poder ayudar y aportar ideas a colegios que quieren transformar su escuela en ese camino es muy gratificante. Además, el equipo que hay aquí es de diez, me he sentido desde el primer día como una más y me ayudan en todo. La verdad es que es una alegría venir aquí cada día”.

FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL
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