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José Manuel Corchero: “Ver recogida mi poesía en un libro me ha supuesto sobre todo romper barreras”

A José Manuel Corchero Virosta siempre le ha gustado romper barreras, por eso tal vez es por lo que se ha atrevido, ya casi a sus 70 años de edad, a publicar su poesía y a mostrar con ella esa intimidad que le hace casi desnudarse delante del lector. Una desnudez que ya mostró en su libro de poemas, ‘Tacones dolidos’, y que volverá a hacer con ‘Tacones clavados’, de próxima aparición.


José Manuel Corchero Virosta nació hace 69 años en Aznalcázar, municipio aljarafeño donde su ambulatorio lleva el nombre de su madre, Isabel Virosta, una mujer muy comprometida y que como matrona ayudó a todos cuanto pudo. Casado y padre de tres hijos, estudió Magisterio, profesión que ejerció impartiendo clases de inglés durante unos cinco años, porque a la edad de 28 años ya comenzó a asumir responsabilidades de dirección.

Cuenta que llegó a Dos Hermanas procedente de su pueblo en el año 1975, y que desde entonces “no me he movido de aquí”. Esos cinco primeros años de maestro los ejerció en el Colegio Juan Ramón Jiménez, pero cuando hicieron el Colegio Maestro José Varela, en 1983, le propusieron irse allí como director, donde permaneció durante 35 años hasta su jubilación a la edad de 64 años.

Desde entonces, se ha volcado de forma especial con una de sus grandes pasiones: la escritura, y, dentro de ella, especialmente, la poesía. En 2019, poco antes de que nos encerraran a todos en casa por la pandemia, se autoeditó su primer libro, de la mano de Miguel Rubio, de Gráficas Mirte, ‘Tacones dolidos’, con prólogo de Pepe González, y en pocas fechas, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Poesía, presentará el segundo, ‘Tacones clavados’, igualmente de autoedición, con prólogo del alcalde de Dos Hermanas, Francisco Rodríguez; dos libros de amor con los que reconoce que se desnuda delante del lector.

Pero no crean que José Manuel Corchero Virosta es un poeta al uso, de los de hoy, por cuanto su forma de escribir en soneto le hace aproximarse más al mundo clásico. Tal vez por eso resulta más meritorio crear amor en pleno siglo XXI partiendo de la difícil disciplina de esta composición poética. Y tal vez por eso, en el marcapáginas que introduce en cada uno de los ejemplares que autovende, ha incluido una dirección de correo electrónico, www.tacon.alto@aol.com, por si alguien quiere comunicarse con él tanto para darle las gracias como para pedirle explicaciones.

En la siguiente entrevista habla de todo ello y de todo lo que le ha llenado la vida escribir poesía desde que era un joven con inquietudes solidarias.

- ¿De cuándo le viene la pasión por la poesía?

- De siempre. Yo tengo, que lo encontré hace poco buscando papeles y que quiero editarlo ahora, un libro de poesía que escribí desde los 18 a los 21 años. Está escrito en romance y habla un poco de la situación que había en la transición, del levantamiento, de la mujer, de la búsqueda de la libertad… Y me voy a atrever y lo voy a publicar. Son unos cuarenta poemas. Lo escribí porque siempre me ha gustado, pero, además, ya en Magisterio tenía había un profesor de dibujo que se llamaba Amalio García del Moral, con el que conecté muy bien y acabamos siendo amigos, y con el que me empecé a tomar un poco en serio el tema de escribir. Él estaba en un grupo poético, ‘Gallo de vidrio’, y me animaba para que me fuera con ellos, pero yo le decía siempre que no porque él por entonces tenía 40 años y yo 19, y los veía muy mayor. Y desde entonces vengo escribiendo.

- Esos primeros poemas de tu juventud, por lo que comentas, no son los normales poemas de amor, sino que son versos comprometidos.

- Sí, son poemas comprometidos con el momento social que se vivía, sobre todo en relación con temas como la injusticia que se vivía en el campo, la represión política…, y siempre con un tono de crítica social.

- ¿Y de dónde te viene la idea de abordar estas cuestiones?

- Siempre he sido un poco oveja rebelde, al menos en lo que es mi vida. Mi madre fue matrona en Aznalcázar, y de hecho el ambulatorio lleva su nombre, Isabel Virosta, quien a través de la religión estuvo muy volcada en temas sociales, en ayudar a las personas necesitadas; asistía en los partos sin cobrar nada, me daba puchero en un recipiente de lechera para que se lo llevara a familias que lo pasaban mal.., y todo eso lo he mamado. Incluso me acuerdo que, yo con 8 o 9 años, cuando entraba alguien en la cárcel del pueblo, mi madre me daba la comida y yo iba al cuartel de la Guardia Civil, pedía la llave de la cárcel, la abría, le daba a la persona que estuviera allí la comida, cerraba y devolvía la llave. Y ese tipo de cosas hacen mella. A mí, profesionalmente, me han ofrecido otros cargos a nivel local y provincial, pero siempre tuve claro que lo que yo quería es ser maestro. Yo siempre he dicho que la sociedad necesita de pequeños actos que solucionen pequeñas situaciones. Y yo soy una persona de este tipo.

- ¿Y siempre has escrito poesía? ¿No te has introducido en otros campos de la literatura?

- Tengo algunos relatos, pero a mí lo que realmente me gusta es la poesía. He publicado otras muchas cosas, pero sobre todo relacionado con la pintura, porque yo he estuve trabajando con la Fundación El Monte desde 1984 a 2008 escribiendo sobre exposiciones de pintura de autores ya consagrados, e incluso en algunas he llegado a ser comisario. Y también estuve un tiempo en un periódico ya desaparecido, ‘Sevilla Información’, donde los sábados me publicaban algunas críticas de exposiciones.

- ¿Y sigue siendo ahora una poesía comprometida como la de tus comienzos?

- Ahora mismo, no. El libro que he publicado ahora está centrado en el amor, porque es un tema que encaja perfectamente en cualquier sociedad y en cualquier momento.

- Pero los poemas de amor son más propio de la juventud que de una edad ya más avanzada, ¿no?

- Sí, pero si lo ves desde el prisma del amor, del dolor, de la serenidad…, pues cabe perfectamente.

- ¿Y qué te ha supuesto ahora el hecho de ver publicada tu poesía?

- Romper barreras. La poesía es algo íntimo, es como desnudarte delante de otras personas, porque lo normal es que se piense que lo que se refleja en los poemas es algo vivido y sufrido, pero no soñado.

- ¿Tienes algún referente en poesía?

- He bebido siempre mucho de los clásicos. De hecho, este último libro son todo sonetos. Quizás también ha sido un reto para mí, porque el soneto, junto con la octava real, es lo más difícil de escribir. El soneto, como decía Garcilaso, está “fecho al itálico modo”; entonces, cuenta más con la composición de la gramática y la estructura italiana que con la española.

- Es clasicismo puro.

- Bueno, yo tengo cosas de poesía libre, pero lo que he escrito fundamentalmente han sido sonetos. De hecho, en este libro he incluido más de sesenta sonetos, aunque también he metido algo de copla. Es curioso que cuando algún compañero analiza el libro, o las personas que lo han comprado y que han visto que en el marcapáginas he introducido un correo electrónico, al que me han escrito, me cuestionan sobre todo que es un libro difícil de entender. Por eso, a la hora de publicar este segundo libro se me ocurrió meter algo de copla para refrescarlo. En el primer libro incluí dibujos míos y ahora en este segundo lo he ilustrado con algunas obras del pintor Juan Romero, de forma que lo ha estructurado con una obra suya, un tipo de cante flamenco y cuatro sonetos, y así sucesivamente, para hacerlo más ágil y para que descanse también un poco la vista del lector.

- Eres uno de los integrantes de la nueva Asociación Literaria ‘Alnazar’. ¿Qué esperas de ella?

- Sobre todo, lo que espero es ilusión. Yo me encontraba en la cafetería ‘Living Book’ tomando un café con un amigo, y pasó otra persona que me habló de la idea de crear la asociación, me pareció bien y mi aportación desde entonces ha sido la de estructurarla y formalizarla, porque cada uno venía con una idea. Y espero sinceramente que la gente se ilusione por sus deseos y por sus sueños, que el de muchas personas es escribir, algo a lo que no hay que tenerle miedo ni estar pendiente del qué dirán, porque, al contrario que pasa con la novela, donde cabe la crítica si está mal o bien escrita, es distinto, en poesía es ya más complejo. Por eso espero que se rompa ese tabú, porque cada uno puede escribir lo que realmente siente, piense o viva y no tiene por qué quedarse encerrado en sí mismo. Y, aunque sea con autoedición, que publique, porque seguro que algo le enseña a los demás.

FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL
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