Este domingo llegará uno de los momentos cumbres de la Cuaresma nazarena, porque a las 12:30 horas el cofrade José Miguel García Asencio se situará ante el atril del escenario del Teatro Municipal de Dos Hermanas para pregonar la Semana Santa de 2023 y para contar algo que espera que sea recordado por su “nazarenía”.
Y es que José Miguel García Asencio, que viene viviendo unas horas previas frenéticas pero llenas de ilusión, lo que quiere decir con eso de su “nazarenía” es que en su pregón “se vean claras mis raíces, que no es otra cosa que mi pueblo, Dos Hermanas”.
José Miguel García Asencio tiene en la actualidad 54 años de edad y es un nazareno criado en la barriada de San Antonio y vecino en la actualidad de Las Infantas, “aunque el hecho de pertenecer a la Hermandad del Gran Poder hace que mi feligresía sea esa”. Comercial de profesión, se encuentra casado con Rocío Alonso y es padre de dos hijos: José Miguel y Javi.
El pregonero de la Semana Santa de 2023 es hermano del Gran Poder desde su nacimiento, como así quisieron que fuera sus padres, José García Gutiérrez, al que todos conocen como Pepe Rivas, y su madre, Pastora Asencio. Durante años formó parte de su junta de gobierno, hasta que en 2016 fue elegido hermano mayor, responsabilidad que ejerció hasta 2022. Fue exaltador de la Juventud de su Hermandad en 1991 y de la de Navidad de Dos Hermanas en 2012, siendo además hermano de la Sacramental y Divina Pastora de Santa María Magdalena, del Rocío, del Santo Entierro, de Valme y de Santa Ana.
Su pregón de mañana lo asume “no tanto como un broche final”, sino como “un regalo que te dan por tantos años de vinculación a la vida de las hermandades”. Y así asume este reto, el de pregonar la Semana Santa que asoma ya por la esquina y que espera que sea dichosa. Como dichosa espera también que sea su palabra.
- ¿Qué es lo que sentió cuando le comunicaron que le habían propuesto como pregonero de la Semana Santa de Dos Hermanas?
- Me lo comunicó el presidente del Consejo en el mes de agosto, y la verdad es que lo primero que se te viene a la cabeza es el peso de una tremenda responsabilidad. Por supuesto que me hacía una mucha ilusión, pero no le dije que sí en un principio. Es que por una parte quieres decir que sí del tirón, pero, por otra, verte ahí arriba se me hacía un mundo Pero después de darle bastantes vueltas, le dije que sí y, como digo, lo que siento es el peso de la responsabilidad de tener que dirigirte a todas las hermandades de tu pueblo y sin que se te pase alguna. Pero muy contento y orgulloso porque me hayan tenido presente para este reto.
- ¿Cuánto tiempo tardó en contestar?
- Unos diez días. Lo consulté con mi mujer y con algún amigo cercano, y todos te animan y te alientan, aunque al final el que tiene que dar el paso eres tú. Esperé un tiempo, sí. Recuerdo que llegué de vacaciones el 15 de agosto, cuando ya el presidente del Consejo me había llamado estando en la playa, y fueron diez días dándole vuelta, porque tu corazón te dice que sí, pero después te pones y te preguntas cosas. Pero muy contento, la verdad.
- Y ¿cómo ha sido el proceso desde que dijo que sí a hoy?
- El pregón empecé a escribirlo finales del mes de octubre, pero cuando comenzó a acercarse la Navidad, con diez mil cosas en la cabeza, la verdad es que no me centraba mucho. Así que dejé que pasara la Navidad y fue cuando ya me puse en serio, aunque he ido modificando cosas porque fue ya durante la Cuaresma cuando tienes el motor bien engrasando. Lo que sí he hecho es visitar todas las hermandades de Penitencia, porque ellas son la parte importante del pregón, y quería tener un contacto cercano con todas. Es curioso, pero en el proceso de escritura he tenido momentos para todo, incluso aquellos en los que lloras, porque esto es como un testamento de tu vida, y otros en los que te ríes recordando cosas.
- ¿Qué le gustaría que se quedara para sí el público que le escuche el domingo?
- Pues algo que tengo muy claro: que se me recuerde como el pregón con nazarenía, que se vean claras las raíces del pregón, que son mis raíces y que es este pueblo. Que Dos Hermanas esté reflejada en el pregón es en lo que yo más he insistido. Pero no sólo el reflejo de las hermandades, sino de lo que es nuestro pueblo. En Dos Hermanas todos sabemos que hay mucha gente que no vive la Semana Santa, sino que se va a Sevilla. Y eso es algo que me llama mucho la atención. Sé que Dos Hermanas está ahí al lado de Sevilla, pero es que hay gente que no ven ni la hermandad de su barrio.
- ¿Qué lugares o qué momentos le gustan más para ver la Semana Santa de Dos Hermanas?
- No voy a hablar de mi hermandad, porque si no te diría que todos, aunque el palio bajando por la calle Alcoba para mí es algo especial. Pero, gustándome muchos detalles de todas las cofradías, sí me gusta Pasión cuando va llegando de regreso a su barrio pese a que se trata de un poco desangelado, casi como un Calvario. O el Cristo de la Vera-Cruz cuando va de vuelta también por su barrio. O el palio del Amor y Sacrificio, y el de la Estrella, que son una maravilla. La verdad es que todas me dicen algo y con detalles de todas me quedo.
- ¿Por qué es Enrique Junquera Suárez su presentador?
- Porque Enrique es amigo y la persona que ha sido mi mano derecha durante los seis años que he estado en el Gran Pode como hermano mayor. Se trata de una persona de mi total confianza y de quien sabes que si le dices que guarde un secreto, lo va a guardar toda la vida.
- ¿Qué marcha ha elegido para su pregón?
- Si pudiera elegir ‘Amargura’, lo habría hecho porque me gusta mucho, pero he elegido ‘Macarena’, de Emilio Cebrián Ruiz. Y la he elegido sencillamente porque es una marcha me lleva sola cuando la escucho. Pero en este caso, he elegido otra marcha más. En su momento le pedí a la Banda de Música si al final del pregón se podía tocar otra, y como me dijeron que sí, pues le pedí que interpretaran también ‘Cristo en la Alcazaba’, de Fulgencio Morón, un compositor que es de Dos Hermanas y es como una forma de tenerlo presente.
- ¿Qué balance puede hacer ahora de sus años como hermano mayor del Gran Poder?
- Para una persona como yo, que lleva toda la vida en la Hermandad, lo mejor con lo que me quedo es con el grupo de amigos-hermanos que conformaron mi junta de gobierno. Y, por supuesto, con todos aquellos hermanos que viven a diario la Hermandad y con los que acabas creando un vínculo muy grande, porque en ocasiones pasas más tiempo con ellos que con tu propia familia. Se pasan malos momentos al frente de una hermandad, pero lo más importante es que me llevo el cariño de la mayoría de los hermanos y hermanas.
Y es que José Miguel García Asencio, que viene viviendo unas horas previas frenéticas pero llenas de ilusión, lo que quiere decir con eso de su “nazarenía” es que en su pregón “se vean claras mis raíces, que no es otra cosa que mi pueblo, Dos Hermanas”.
José Miguel García Asencio tiene en la actualidad 54 años de edad y es un nazareno criado en la barriada de San Antonio y vecino en la actualidad de Las Infantas, “aunque el hecho de pertenecer a la Hermandad del Gran Poder hace que mi feligresía sea esa”. Comercial de profesión, se encuentra casado con Rocío Alonso y es padre de dos hijos: José Miguel y Javi.
El pregonero de la Semana Santa de 2023 es hermano del Gran Poder desde su nacimiento, como así quisieron que fuera sus padres, José García Gutiérrez, al que todos conocen como Pepe Rivas, y su madre, Pastora Asencio. Durante años formó parte de su junta de gobierno, hasta que en 2016 fue elegido hermano mayor, responsabilidad que ejerció hasta 2022. Fue exaltador de la Juventud de su Hermandad en 1991 y de la de Navidad de Dos Hermanas en 2012, siendo además hermano de la Sacramental y Divina Pastora de Santa María Magdalena, del Rocío, del Santo Entierro, de Valme y de Santa Ana.
Su pregón de mañana lo asume “no tanto como un broche final”, sino como “un regalo que te dan por tantos años de vinculación a la vida de las hermandades”. Y así asume este reto, el de pregonar la Semana Santa que asoma ya por la esquina y que espera que sea dichosa. Como dichosa espera también que sea su palabra.
- ¿Qué es lo que sentió cuando le comunicaron que le habían propuesto como pregonero de la Semana Santa de Dos Hermanas?
- Me lo comunicó el presidente del Consejo en el mes de agosto, y la verdad es que lo primero que se te viene a la cabeza es el peso de una tremenda responsabilidad. Por supuesto que me hacía una mucha ilusión, pero no le dije que sí en un principio. Es que por una parte quieres decir que sí del tirón, pero, por otra, verte ahí arriba se me hacía un mundo Pero después de darle bastantes vueltas, le dije que sí y, como digo, lo que siento es el peso de la responsabilidad de tener que dirigirte a todas las hermandades de tu pueblo y sin que se te pase alguna. Pero muy contento y orgulloso porque me hayan tenido presente para este reto.
- ¿Cuánto tiempo tardó en contestar?
- Unos diez días. Lo consulté con mi mujer y con algún amigo cercano, y todos te animan y te alientan, aunque al final el que tiene que dar el paso eres tú. Esperé un tiempo, sí. Recuerdo que llegué de vacaciones el 15 de agosto, cuando ya el presidente del Consejo me había llamado estando en la playa, y fueron diez días dándole vuelta, porque tu corazón te dice que sí, pero después te pones y te preguntas cosas. Pero muy contento, la verdad.
- Y ¿cómo ha sido el proceso desde que dijo que sí a hoy?
- El pregón empecé a escribirlo finales del mes de octubre, pero cuando comenzó a acercarse la Navidad, con diez mil cosas en la cabeza, la verdad es que no me centraba mucho. Así que dejé que pasara la Navidad y fue cuando ya me puse en serio, aunque he ido modificando cosas porque fue ya durante la Cuaresma cuando tienes el motor bien engrasando. Lo que sí he hecho es visitar todas las hermandades de Penitencia, porque ellas son la parte importante del pregón, y quería tener un contacto cercano con todas. Es curioso, pero en el proceso de escritura he tenido momentos para todo, incluso aquellos en los que lloras, porque esto es como un testamento de tu vida, y otros en los que te ríes recordando cosas.
- ¿Qué le gustaría que se quedara para sí el público que le escuche el domingo?
- Pues algo que tengo muy claro: que se me recuerde como el pregón con nazarenía, que se vean claras las raíces del pregón, que son mis raíces y que es este pueblo. Que Dos Hermanas esté reflejada en el pregón es en lo que yo más he insistido. Pero no sólo el reflejo de las hermandades, sino de lo que es nuestro pueblo. En Dos Hermanas todos sabemos que hay mucha gente que no vive la Semana Santa, sino que se va a Sevilla. Y eso es algo que me llama mucho la atención. Sé que Dos Hermanas está ahí al lado de Sevilla, pero es que hay gente que no ven ni la hermandad de su barrio.
- ¿Qué lugares o qué momentos le gustan más para ver la Semana Santa de Dos Hermanas?
- No voy a hablar de mi hermandad, porque si no te diría que todos, aunque el palio bajando por la calle Alcoba para mí es algo especial. Pero, gustándome muchos detalles de todas las cofradías, sí me gusta Pasión cuando va llegando de regreso a su barrio pese a que se trata de un poco desangelado, casi como un Calvario. O el Cristo de la Vera-Cruz cuando va de vuelta también por su barrio. O el palio del Amor y Sacrificio, y el de la Estrella, que son una maravilla. La verdad es que todas me dicen algo y con detalles de todas me quedo.
- ¿Por qué es Enrique Junquera Suárez su presentador?
- Porque Enrique es amigo y la persona que ha sido mi mano derecha durante los seis años que he estado en el Gran Pode como hermano mayor. Se trata de una persona de mi total confianza y de quien sabes que si le dices que guarde un secreto, lo va a guardar toda la vida.
- ¿Qué marcha ha elegido para su pregón?
- Si pudiera elegir ‘Amargura’, lo habría hecho porque me gusta mucho, pero he elegido ‘Macarena’, de Emilio Cebrián Ruiz. Y la he elegido sencillamente porque es una marcha me lleva sola cuando la escucho. Pero en este caso, he elegido otra marcha más. En su momento le pedí a la Banda de Música si al final del pregón se podía tocar otra, y como me dijeron que sí, pues le pedí que interpretaran también ‘Cristo en la Alcazaba’, de Fulgencio Morón, un compositor que es de Dos Hermanas y es como una forma de tenerlo presente.
- ¿Qué balance puede hacer ahora de sus años como hermano mayor del Gran Poder?
- Para una persona como yo, que lleva toda la vida en la Hermandad, lo mejor con lo que me quedo es con el grupo de amigos-hermanos que conformaron mi junta de gobierno. Y, por supuesto, con todos aquellos hermanos que viven a diario la Hermandad y con los que acabas creando un vínculo muy grande, porque en ocasiones pasas más tiempo con ellos que con tu propia familia. Se pasan malos momentos al frente de una hermandad, pero lo más importante es que me llevo el cariño de la mayoría de los hermanos y hermanas.
FRANCISCO GIL / ANDALUCÍA DIGITAL