La continua especialización de las Ciencias, de las Técnicas y de las Humanidades exige un acercamiento progresivo que haga posible la colaboración mutua. Cada vez vamos descubriendo más cómo, por ejemplo, la Psicología, la Sociología, la Antropología e, incluso, la Historia y la Economía, explican y profundizan los comportamientos humanos gracias a las investigaciones de los físicos, de los químicos, de los biólogos, de médicos o de los veterinarios.
Tras esta constatación he llegado a la conclusión de que Vuelo de estorninos. Las maravillas de los sistemas complejos (Barcelona, Paidós, 2023), obra escrita por Giorgio Parisi, Premio Nobel de Física de 2021, además de sorprenderles, resultará orientadora y práctica a los profesores, a los investigadores de las Ciencias Humanas, a los creadores artísticos, a los escritores y, por supuesto, a los lectores interesados en los asuntos de actualidad y en el progreso realmente humano.
Este estudio expone con claridad, con rigor y con sencillez la fascinación que experimentó Giorgio Parisi –que ya había observado el comportamiento colectivo de aves, de bancos de peces o de manadas de mamíferos– cuando miró desde el suelo la enorme rapidez con la que cambiaban de forma las bandadas de estorninos.
Tras análisis en los que aplicó criterios científicos, comprendió cómo, a partir de ciertas reglas sencillas de interacción de los individuos, surgen nuevos comportamientos colectivos y se producen unos cambios que tienen que ver con las reglas que la Física moderna ha formulado.
Comprobó, por ejemplo, cómo los bordes de la bandada son muy definidos y que su densidad es casi el 30 por ciento menor que la del centro, y concluyó que “con toda probabilidad, este comportamiento tiene un origen biológico como defensa frente a los ataques de los halcones peregrinos”.
Se fijó, además, en que cada pájaro tiende a mantener mayor distancia con el compañero de delante o de detrás que con el que tiene al lado, algo parecido –advierte– a lo que ocurre con los vehículos que circulan por una autopista.
Llegó a la conclusión de que los resultados de estos análisis serían de notable utilidad para el estudio de la Etiología y de la Biología y, sobre todo, para las Ciencias Humanas como la Sociología, la Antropología, la Historia, la Economía y la Política.
En mi opinión, esta consideración de la influencia recíproca que experimentamos en nuestras percepciones, sensaciones, emociones e ideas y, como consecuencia, en nuestros comportamientos cuando nos integramos en los diferentes grupos sociales, culturales, religiosos o económicos, nos ayuda a profundizar en la naturaleza y en la influencia de los vínculos que existen entre las conductas individuales y los comportamientos colectivos.
El autor, aplicando mediciones científicas, llega a la conclusión de que los comportamientos individuales, no solo los de los seres inanimados sino también los de los animales y de las personas, cambian, a veces de manera visible, cuando están integrados en un grupo.
Esta obra, al hacer convergentes los análisis científicos y las consideraciones humanas, nos proporciona una nueva manera de estudiar el universo en el que los seres inanimados, animados y humanos estamos integrados.
Tras esta constatación he llegado a la conclusión de que Vuelo de estorninos. Las maravillas de los sistemas complejos (Barcelona, Paidós, 2023), obra escrita por Giorgio Parisi, Premio Nobel de Física de 2021, además de sorprenderles, resultará orientadora y práctica a los profesores, a los investigadores de las Ciencias Humanas, a los creadores artísticos, a los escritores y, por supuesto, a los lectores interesados en los asuntos de actualidad y en el progreso realmente humano.
Este estudio expone con claridad, con rigor y con sencillez la fascinación que experimentó Giorgio Parisi –que ya había observado el comportamiento colectivo de aves, de bancos de peces o de manadas de mamíferos– cuando miró desde el suelo la enorme rapidez con la que cambiaban de forma las bandadas de estorninos.
Tras análisis en los que aplicó criterios científicos, comprendió cómo, a partir de ciertas reglas sencillas de interacción de los individuos, surgen nuevos comportamientos colectivos y se producen unos cambios que tienen que ver con las reglas que la Física moderna ha formulado.
Comprobó, por ejemplo, cómo los bordes de la bandada son muy definidos y que su densidad es casi el 30 por ciento menor que la del centro, y concluyó que “con toda probabilidad, este comportamiento tiene un origen biológico como defensa frente a los ataques de los halcones peregrinos”.
Se fijó, además, en que cada pájaro tiende a mantener mayor distancia con el compañero de delante o de detrás que con el que tiene al lado, algo parecido –advierte– a lo que ocurre con los vehículos que circulan por una autopista.
Llegó a la conclusión de que los resultados de estos análisis serían de notable utilidad para el estudio de la Etiología y de la Biología y, sobre todo, para las Ciencias Humanas como la Sociología, la Antropología, la Historia, la Economía y la Política.
En mi opinión, esta consideración de la influencia recíproca que experimentamos en nuestras percepciones, sensaciones, emociones e ideas y, como consecuencia, en nuestros comportamientos cuando nos integramos en los diferentes grupos sociales, culturales, religiosos o económicos, nos ayuda a profundizar en la naturaleza y en la influencia de los vínculos que existen entre las conductas individuales y los comportamientos colectivos.
El autor, aplicando mediciones científicas, llega a la conclusión de que los comportamientos individuales, no solo los de los seres inanimados sino también los de los animales y de las personas, cambian, a veces de manera visible, cuando están integrados en un grupo.
Esta obra, al hacer convergentes los análisis científicos y las consideraciones humanas, nos proporciona una nueva manera de estudiar el universo en el que los seres inanimados, animados y humanos estamos integrados.
JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO