Cádiz ha sido en numerosas ocasiones referente para diversos poetas, novelistas, ensayistas. No voy a detallar a cuántos de ellos ha inspirado esta ciudad diferentes tipos de textos en los que se pone de manifiesto la belleza de su paisaje, el cambiante estado de su mar, los episodios que jalonan su pasado…
Me limito a un solo ejemplo: el del gaditano Eduardo Benot –del que en 2022 se cumplió el bicentenario de su nacimiento– en cuyo único y poco conocido poemario, España (Madrid, 1905), canta esas bellezas que su ciudad natal ofrece a la vista, así como la valentía y el arrojo de los gaditanos en determinados momentos de la historia.
Ahora, Juan Rafael Mena se suma a esta lista de escritores que ensalzan tanto la población como a sus gentes: en este libro va alternando la visión poética de una ciudad de tintes mágicos con la evocación (en prosa) de diversos escritores, “gaditanos de letras” (poetas, novelistas, nacidos o afincados en Cádiz), ya fallecidos, con los que compartió tertulias y amistad en algunos momentos de su vida.
La obra, pues, se convierte en un amplio y denso mosaico cuyas teselas, perfectamente ensambladas, configuran una visión plural de la antigua ciudad fenicia, en un singular paseo por sus lugares, por sus rincones más emblemáticos (sus playas, sus castillos, sus plazas y sus calles…), en muchos casos bañados por el mar o al menos salpicados por las olas que saltan al compás de los diversos vientos que unas veces la azotan y otras la acarician.
Un mar que no separa, sino que une tierras: desde la vecina San Fernando (la Isla de León, cuna del poeta) a la gemela Cuba (tan próxima, tan similar a Cádiz pese a la distancia). Un recorrido sentimental –sin renunciar a su geografía– pespunteado de olores, colores y sabores que, en su infinita variedad, evoca Juan Rafael Mena con nostalgia y admiración.
Paisajes admirables y también cambiantes, según los vientos, el estado de la mar… y el estado de ánimo de quien se adentra en la lectura de estos versos, en los que resuena la música de ese gaditano universal que fue –que es– Manuel de Falla, soñando la Atlántida perdida, todavía desde el rumor de las olas que mecen su reposo definitivo en la cripta de la Catedral gaditana. Y en los que el poeta rinde su particular homenaje (como ya indicábamos) a esos “gaditanos de letras que conocí”, hermanados en su momento por una común pasión: la creación literaria.
Paisajes cuya belleza no sería la misma si no hubiera sido cantada –cada uno a su modo– por tantas personas que a lo largo del pasado siglo sumaron sus voces en un coro que interpreta diversos sentires por la tierra que les vio nacer o les dio cobijo. Por eso afirma Juan Rafael Mena que esta obra suya solo pretende ser una “ofrenda literaria a una ciudad que, además de contar con tres mil años de historia, es también ya leyenda por su luz y por su hospitalidad”.
Y estas palabras cobran especial sentido en la última sección de este libro: una “Memoria apócrifa de Manuel José Quintana recreada en las playas gaditanas”. Mena especula sobre cuál pudo ser el origen del “Romance a Dafne, en sus días” del poeta neoclásico y político liberal y para ello transcribe un supuesto monólogo de Quintana quien, en un paseo al atardecer por las playas gaditanas, descubre a una joven que tararea un cantarcillo y huye de su presencia al sentirse descubierta:
“El atardecer había volcado ya su diligencia de penumbras en el mar. Ella se perdió en la lejanía como un signo de interrogación indescifrable, como un adiós sin labios escrito con un garabato de perplejidad. Aquella hermosa gaditana en las riberas de Cádiz…”.
Todos sabemos que hay poetas de Cádiz. Pero hay también un Cádiz de los poetas, cuyas miradas traspasan la superficie, la corteza de las cosas y nos ofrecen una visión más profunda, más rica, plural y bella, y la comparten con nosotros a través de sus versos. Como ha hecho recientemente Juan Rafael Mena.
Autor: Juan Rafael Mena.
Edita: Tertulia Río Arillo.
Ciudad: Cádiz.
Año: 2022.
ISBN: -.
Me limito a un solo ejemplo: el del gaditano Eduardo Benot –del que en 2022 se cumplió el bicentenario de su nacimiento– en cuyo único y poco conocido poemario, España (Madrid, 1905), canta esas bellezas que su ciudad natal ofrece a la vista, así como la valentía y el arrojo de los gaditanos en determinados momentos de la historia.
Ahora, Juan Rafael Mena se suma a esta lista de escritores que ensalzan tanto la población como a sus gentes: en este libro va alternando la visión poética de una ciudad de tintes mágicos con la evocación (en prosa) de diversos escritores, “gaditanos de letras” (poetas, novelistas, nacidos o afincados en Cádiz), ya fallecidos, con los que compartió tertulias y amistad en algunos momentos de su vida.
La obra, pues, se convierte en un amplio y denso mosaico cuyas teselas, perfectamente ensambladas, configuran una visión plural de la antigua ciudad fenicia, en un singular paseo por sus lugares, por sus rincones más emblemáticos (sus playas, sus castillos, sus plazas y sus calles…), en muchos casos bañados por el mar o al menos salpicados por las olas que saltan al compás de los diversos vientos que unas veces la azotan y otras la acarician.
Un mar que no separa, sino que une tierras: desde la vecina San Fernando (la Isla de León, cuna del poeta) a la gemela Cuba (tan próxima, tan similar a Cádiz pese a la distancia). Un recorrido sentimental –sin renunciar a su geografía– pespunteado de olores, colores y sabores que, en su infinita variedad, evoca Juan Rafael Mena con nostalgia y admiración.
Paisajes admirables y también cambiantes, según los vientos, el estado de la mar… y el estado de ánimo de quien se adentra en la lectura de estos versos, en los que resuena la música de ese gaditano universal que fue –que es– Manuel de Falla, soñando la Atlántida perdida, todavía desde el rumor de las olas que mecen su reposo definitivo en la cripta de la Catedral gaditana. Y en los que el poeta rinde su particular homenaje (como ya indicábamos) a esos “gaditanos de letras que conocí”, hermanados en su momento por una común pasión: la creación literaria.
Paisajes cuya belleza no sería la misma si no hubiera sido cantada –cada uno a su modo– por tantas personas que a lo largo del pasado siglo sumaron sus voces en un coro que interpreta diversos sentires por la tierra que les vio nacer o les dio cobijo. Por eso afirma Juan Rafael Mena que esta obra suya solo pretende ser una “ofrenda literaria a una ciudad que, además de contar con tres mil años de historia, es también ya leyenda por su luz y por su hospitalidad”.
Y estas palabras cobran especial sentido en la última sección de este libro: una “Memoria apócrifa de Manuel José Quintana recreada en las playas gaditanas”. Mena especula sobre cuál pudo ser el origen del “Romance a Dafne, en sus días” del poeta neoclásico y político liberal y para ello transcribe un supuesto monólogo de Quintana quien, en un paseo al atardecer por las playas gaditanas, descubre a una joven que tararea un cantarcillo y huye de su presencia al sentirse descubierta:
“El atardecer había volcado ya su diligencia de penumbras en el mar. Ella se perdió en la lejanía como un signo de interrogación indescifrable, como un adiós sin labios escrito con un garabato de perplejidad. Aquella hermosa gaditana en las riberas de Cádiz…”.
Todos sabemos que hay poetas de Cádiz. Pero hay también un Cádiz de los poetas, cuyas miradas traspasan la superficie, la corteza de las cosas y nos ofrecen una visión más profunda, más rica, plural y bella, y la comparten con nosotros a través de sus versos. Como ha hecho recientemente Juan Rafael Mena.
Ficha técnica
Título: Cádiz: verso y agua.Autor: Juan Rafael Mena.
Edita: Tertulia Río Arillo.
Ciudad: Cádiz.
Año: 2022.
ISBN: -.
MARÍA DEL CARMEN GARCÍA TEJERA
FOTOGRAFÍA: REAL ACADEMIA DE SAN ROMUALDO
FOTOGRAFÍA: REAL ACADEMIA DE SAN ROMUALDO