El pasado 16 de agosto, El País publicó un editorial infame (disponible aquí) en relación a la propuesta europea de aumentar en un 50 por ciento las ‘ayudas’ para el control de la inmigración irregular. Hay que recordar que un editorial es un género periodístico peculiar: refleja la posición del medio de comunicación con respecto a un tema de actualidad. No se trata de un texto atribuido a un colaborador, sino la opinión del propio medio como entidad. Es un texto significativo que requiere reflexión y prudencia. Por ello, sorprende el cinismo que demuestra El País en su posición sobre el chantaje marroquí.
El citado editorial reconoce que fue un éxito que la OTAN incluyera “al norte de África y al Sahel entre las zonas que pueden afectar a la seguridad de los aliados” y señalara “el desplazamiento forzado de personas y la migración irregular como dos desafíos transnacionales”. Asimismo, aplaude que la Unión Europea actuara “con firmeza contra el país de Mohamed VI cuando Rabat propició en mayo de 2021 una llegada masiva de migrantes sin precedentes a las fronteras de Ceuta”.
Sin embargo, reconoce que “Marruecos es una pieza clave en este delicado escenario geoestratégico, y Bruselas hace bien en extremar el cuidado para que las políticas de Rabat encajen con los intereses europeos”. El editorial aprueba que se actúe con “solidaridad”, si bien: “Esa misma actitud, sin embargo, permite exigir de Marruecos transparencia en la gestión de los fondos y un estricto respeto a los derechos humanos de los migrantes”. Traducción: que no fomenten las oleadas migratorias, que se les pague para ello, y que no maltraten a nadie, que no es estético...
Me gustaría ser como los tertulianos de Telecinco y tener soluciones para todo. Por desgracia, la omnisciencia no se encuentra entre mis habilidades curriculares. No sé cuál es la solución para el conflicto con Marruecos. Sin embargo, no creo que sea esta y, desde luego, me niego a aplaudir que se pague un chantaje.
Como medio de comunicación, se espera de El País que, de manera directa, o a través de sus profesionales, haga propuestas, que apoye medidas o las rechace. Hasta puedo llegar a entender, aunque no lo apruebe, que apoye el pago a Marruecos porque son tiempos complicados.
Sin embargo, El País, a través de un editorial, está denominando “solidaridad” el pago de un chantaje perpetrado por un Gobierno que instrumentaliza a personas desesperadas. Y como si los eufemismos no fueran muestras suficientes de cinismo, justifica el pago del chantaje, lo aplaude y tiene los arrestos de pedir que, al menos, si los señores de la frontera no lo tienen a mal, respeten los derechos humanos. Y lo del Sahara lo dejamos para otro día, no vayamos a molestar a alguien. Una muestra más de que El País ha perdido el Sur.
Haereticus dixit
El citado editorial reconoce que fue un éxito que la OTAN incluyera “al norte de África y al Sahel entre las zonas que pueden afectar a la seguridad de los aliados” y señalara “el desplazamiento forzado de personas y la migración irregular como dos desafíos transnacionales”. Asimismo, aplaude que la Unión Europea actuara “con firmeza contra el país de Mohamed VI cuando Rabat propició en mayo de 2021 una llegada masiva de migrantes sin precedentes a las fronteras de Ceuta”.
Sin embargo, reconoce que “Marruecos es una pieza clave en este delicado escenario geoestratégico, y Bruselas hace bien en extremar el cuidado para que las políticas de Rabat encajen con los intereses europeos”. El editorial aprueba que se actúe con “solidaridad”, si bien: “Esa misma actitud, sin embargo, permite exigir de Marruecos transparencia en la gestión de los fondos y un estricto respeto a los derechos humanos de los migrantes”. Traducción: que no fomenten las oleadas migratorias, que se les pague para ello, y que no maltraten a nadie, que no es estético...
Me gustaría ser como los tertulianos de Telecinco y tener soluciones para todo. Por desgracia, la omnisciencia no se encuentra entre mis habilidades curriculares. No sé cuál es la solución para el conflicto con Marruecos. Sin embargo, no creo que sea esta y, desde luego, me niego a aplaudir que se pague un chantaje.
Como medio de comunicación, se espera de El País que, de manera directa, o a través de sus profesionales, haga propuestas, que apoye medidas o las rechace. Hasta puedo llegar a entender, aunque no lo apruebe, que apoye el pago a Marruecos porque son tiempos complicados.
Sin embargo, El País, a través de un editorial, está denominando “solidaridad” el pago de un chantaje perpetrado por un Gobierno que instrumentaliza a personas desesperadas. Y como si los eufemismos no fueran muestras suficientes de cinismo, justifica el pago del chantaje, lo aplaude y tiene los arrestos de pedir que, al menos, si los señores de la frontera no lo tienen a mal, respeten los derechos humanos. Y lo del Sahara lo dejamos para otro día, no vayamos a molestar a alguien. Una muestra más de que El País ha perdido el Sur.
Haereticus dixit
RAFAEL SOTO