Dos Hermanas, con 136.250
habitantes a fecha del 1 de enero de 2021, se trata de la segunda población más
poblada de la provincia de Sevilla una de las que cuenta con mayor población dentro
de la comunidad autónoma andaluza, por delante de capitales de provincia como
Cádiz o Jaén. Un municipio lleno de historia según explica Jesús Barbero, Doctor en Historia por la
Universidad Pablo de Olavide.
¿A qué fecha se remontan los
primeros indicios de Dos Hermanas como entidad local?
Las primeras noticias que se
tienen de Dos Hermanas como entidad de población no van más allá de los
primeros años del siglo XV. De hecho, la primera vez que se menciona a Dos
Hermanas como aldea (teniendo la categoría administrativa de “lugar”) es en un
mandamiento emitido por el cabildo de Sevilla el 4 de abril de 1405. No
obstante, la fundación de nuestra ciudad debió darse en la última década de la
centuria anterior (el XIV), en el marco del proceso repoblador de la Campiña
sevillana, una vez conseguida la pacificación de la zona tras la conquista de
Algeciras (1344) y el cese de las razias benimerines y nazaríes.
La nueva población, que la
crearía la ciudad de Sevilla utilizando como instrumento una carta puebla que,
por desgracia, no nos ha llegado, se asentaría sobre un heredamiento con casa-torre
(los restos de una pequeña fortificación), llamado “Dos Hermanas”, que aparece
mencionado en dos documentos del marqués de la Mina fechados en 1376, y entre
los linderos de la Torre de Doña María en 1389.
¿Qué territorio abarcaba?
Pronto, Dos Hermanas se
alzará como cabeza de una mitación (circunscripción
de origen eclesiástico compuesta por varias aldeas, con una de ellas ejerciendo
como cabeza de todas las demás), que vendría a ocupar más o menos lo
que hoy es el término municipal nazareno, más la porción de terreno que en 1937
pasaría a manos de Sevilla. En dicha mitación, mencionada por vez primera en
1410 y que estaría vigente hasta mediados de la década de 1520, existieron
otras muchas poblaciones de menor entidad, y que irán desapareciendo con el
paso del tiempo. Son los casos de la Serrezuela, Almachar, el Copero, el Rincón
de Hernando Ibáñez, Cuartos, Quintos y Varga Santarén, entre otros. La mayor
parte de esas aldeas estaban en manos de familias aristocráticas sevillanas,
que no mostraron interés alguno hacia ellas.
A partir de la década de
1530, la documentación deja de mencionar a la mitación “de las Dos Hermanas” y
pasa a hablar del término y jurisdicción de Dos Hermanas.
¿Cuáles eran las principales
características del municipio de la época?
A lo largo del siglo XV,
costó poblar Dos Hermanas. Las tierras situadas en las inmediaciones de la
entonces aldea, no ofrecían la calidad suficiente como para que las familias
nazarenas pudieran prosperar, con lo cual, Dos Hermanas no se presentaba como
un lugar atrayente. Para hacernos una idea, en 1426 se confecciona el primer
padrón de vecinos que se conserva, y éste arroja la cifra de 8 vecinos, o lo
que es lo mismo, una treintena de habitantes. No había más en Dos Hermanas.
Por tanto, en ese primer
siglo de existencia, la característica principal de esa población fue la
pobreza. Tanta que en muchas ocasiones (1408, 1409, 1411, 1435, 1438, 1442 o
1451, por poner unos ejemplos) Dos Hermanas no aportó nada a los pedidos de
Cortes por correr el riesgo de despoblarse, y, por tanto, desaparecer.
Para evitar la desaparición
de la aldea, en 1491 la ciudad de Sevilla no tuvo más remedio que volver a
otorgar franquezas (esto es, exenciones fiscales) a todos aquellos que
quisieran venir a vivir a Dos Hermanas.
Fue a partir de entonces,
cuando comenzó la prosperidad de Dos Hermanas, gracias también a la producción
de cal y al comercio americano.
¿Cómo ha ido evolucionando
la localidad a lo largo de todo este tiempo?
El siglo XVI supuso la
primera etapa de esplendor de Dos Hermanas. De los 220 habitantes
contabilizados en el padrón de 1516, se pasan a los 1.261 de 1588, aunque esa
última cifra decaerá a los 854 habitantes después de las graves epidemias de
peste de fines del Quinientos. La privilegiada posición de Dos Hermanas, a las
puertas de Sevilla (“puerto y puerta de América” en ese siglo) y al pie de una
vía fundamental, como era el camino real de Sevilla a Utrera, que se prolongaba
a los puertos gaditanos, pero también la producción de cal y el cultivo del
viñedo la hicieron prosperar, y de qué manera. Es en este siglo XVI (hacia
1570) cuando Dos Hermanas obtiene la categoría administrativa de “villa”, que
mantendrá hasta 1974.
Por el contrario, el siglo
XVII fue de contrastes y altibajos. Desde el punto de vista económico y
demográfico, se sucedieron etapas de crisis más o menos aguda y de
recuperación. En el plano político se dio un hito importante, pues de ser una
villa realenga dependiente de la ciudad de Sevilla, se pasó a una villa
señorial, en manos de un señor que actuaba como dueño de la jurisdicción,
nombrando cargos en el concejo: primero el III duque de Alcalá de los Gazules
(entre 1631 y 1636), y, a partir de 1639, el capitán don Pedro de Pedrosa, rico
cargador en Indias sevillano, y sus descendientes (tras 1679, marqueses de Dos
Hermanas).
Después de una centuria de
claroscuros, el XVIII se nos muestra como una segunda etapa dorada para Dos
Hermanas. En esa etapa, se recupera la demografía y toma fuerza un cultivo
hasta entonces secundario: el olivo (destinado a la producción de aceite). De
estas fechas son la mayor parte de las haciendas de olivar que han llegado a
nuestros días: Montefrío, del Lanero, Maestre de los Molinos o Ibarburu, por
citar algunos ejemplos.
Esa situación ascendente del
“Siglo de las Luces” se frena con los años de la Guerra de la Independencia
(1808-1814), no dándose un nuevo período de recuperación hasta mediados del
siglo XIX, coincidiendo con la llegada, en 1861, del ferrocarril a la villa.
En el último tercio del XIX
y primeras décadas del siguiente siglo, se dieron los primeros pasos de la
“revolución industrial nazarena”, con la apertura de los primeros almacenes de
aceitunas (Manuel Valera, Gómez Rivas, Ybarra, Armando Soto...) y de la fábrica
de tejidos de Yute de Manuel Alpériz. A ellos se unirían otras muchas fábricas
de menor entidad (de aceites, gaseosas y tejidos de yute). Establecimientos que
terminarían trayendo mejoras a la villa, como la electricidad (en 1903), el
teléfono (hacia 1884), el automóvil (en 1910) o el adoquinado de calles (1910).
Con lo cual, se produjo una transformación en la trama urbana que no se conocía
desde el Quinientos. Es ahora cuando toma una importancia capital el cultivo
del olivo, esta vez, con vistas a la producción de la aceituna de mesa. La
aceituna traerá riqueza y esplendor a la localidad.
¿Cuándo se produce la mayor
transformación de la ciudad?
Hemos aludido anteriormente a
la transformación que sufrió Dos Hermanas desde el último tercio del XIX y que
se prolongará a lo largo de la siguiente centuria. Sin embargo, la mayor
transformación se dará en los últimos cincuenta años.
En este último medio siglo, Dos Hermanas se ha convertido en la gran población que hoy vemos, de más de 130.000 habitantes, que se ha extendido hacia el norte (hasta el siglo XIX, Dos Hermanas había tendido a extenderse hacia el oeste, en dirección al río Guadalquivir).