El joven escultor e
imaginero nazareno Antonio Luis Troya ha presentado su última obra, un Cristo
crucificado en el madero del Señor de los ejércitos y príncipe de La Paz
“Cristo de los guerrilleros”, que se trata de una escultura realizada para la
Capellanía Castrense del Mando de Operaciones Especiales de Alicante,
Acuartelamiento ‘Alférez Rojas Navarrete’.
La imagen se ha
presentado y bendecido en el acto del 101 aniversario de la Legión y homenaje a
los caídos en Alicante.
Según ha podido indicar
el propio autos, “esta obra ha significado mucho para mí por varios motivos; en
primer lugar, por su destino tan emblemático, las fuerzas Armadas Españolas, en
segundo lugar, está obra se comenzó días antes del conocimiento de esta
pandemia y del posterior confinamiento, pasé el confinamiento encerrado en el
estudio y la creación de esta imagen plasmó ese trágico momento que el mundo
estaba atravesando, ese parón mundial, la incertidumbre de los primeros
momentos y la pérdida de seres queridos. En tercer lugar y en contraste con lo
anterior, la alegría de saber que está imagen se ha creado durante el embarazo
y nacimiento de mi primera hija, Manuela. Por lo que está imagen siempre tendrá
un lugar especial para mí, porque lleva toda mi alma y eso es en definitiva el
arte, la expresión del alma”.
Características de la
obra
La obra posee un estilo
muy acentuado del barroco sevillano, reflejando el humanismo cristiano de la
figura de Cristo, en calidad de héroe vencedor de la muerte.
Es una escultura de
tamaño natural, 185 cm aproximadamente, está tallada íntegramente, incluyendo
la cruz arbórea, en madera de cedro real; de anatomía definida, pero a la vez
no voluminosa, esbelta y de cuidadas proporciones.
La obra de expresión
fuerte, valiente y a la vez estremecedora, buscando conmover a los devotos.
Aparece clavado por tres clavos. Su cuerpo se inclina levemente acompañando la
caída del rostro.
Se representa desvanecido
en el madero, distensión en los brazos y el tórax desplomado, acompañando la
inclinación de la faz. El cabello guiado por la propia inclinación. La corona
de espinas grande e irregular, con largas y afiladas acacias, se puede observar
las heridas propias que le produjeron las espinas, emanando todavía sangre de
sus sienes y frente. El entrecejo y la nariz de morfología judía aguileña, la
boca entreabierta dejando ver sus dientes y lengua, los ojos entreabiertos
apreciándose perfectamente todo el trabajo anatómico de párpados, ojeras y
pequeñas bolsas. El sudario o perizoma tallado con grandes pliegues.
En cuanto a la
policromía, está realizada íntegramente en óleo desde el propio estuco a base
de transparencias, veladuras y pátinas, acentuando todos los detalles de la
Pasión.
El madero arbóreo está
realizado en madera. En la parte alta del estipe de la cruz figurará una
tablilla que recoge el texto célebre e histórico de Jesús el Nazareno Rey de
los judíos, también tallado en cedro.