La suspensión de los aranceles que la Administración Trump impuso a algunos productos agroalimentarios españoles representa una «gran noticia» para el sector del vino. Así lo reconoció Rafael Córdoba, presidente del Grupo Pérez Barquero, santo y seña de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles. «Pero sería mucho mejor su supresión definitiva», añadió el máximo responsable de la firma, que engloba a cuatro bodegas del marco vitivinícola cordobés.
Alcalde de Montilla entre 1975 y 1979 y licenciado en Derecho, Rafael Córdoba sigue atesorando a sus 80 años una capacidad prodigiosa para analizar la situación del sector del vino y las consecuencias que se derivarán del acuerdo adoptado este martes por la Unión Europea y Estados Unidos para extender durante cinco años la suspensión de los gravámenes que afectaban al aceite de oliva, al vino o a la aceituna de mesa.
«Los aranceles eran injustos, ya que se establecieron como una represalia derivada del conflicto entre Airbus y Boeing, con el que el vino no tenía absolutamente nada que ver», recordó Rafael Córdoba, quien hizo hincapié en que la aplicación de esta medida abanderada por el anterior inquilino de la Casa Blanca se había suspendido durante cuatro meses más, un plazo que vencía el próximo 11 de julio.
«Ahora han decidido prorrogar esta suspensión durante los próximos cinco años, aunque este lunes se suscribió una Declaración Común sobre la relación comercial del vino entre EEUU y la UE en la que se hace un llamamiento a la eliminación definitiva de todos los aranceles sobre el vino comercializado, que esperamos llegue a buen fin y se haga realidad, ya que permitiría la liberalización total en la que deben moverse los mercados», apuntó el bodeguero.
En cualquier caso, los aranceles que el Gobierno de EEUU impuso al vino español han tenido un impacto desigual en la zona Montilla-Moriles. «En nuestro caso no han tenido una repercusión económica digna de significar, ya que su gravamen –que era muy alto, del 25 por ciento– solo afectaba a los vinos tranquilos, con una graduación igual o inferior a 14 grados», reconoció Rafael Córdoba, quien aclaró que el mayor volumen de exportaciones del Grupo Pérez Barquero en EEUU se corresponde con vinos generosos, con graduaciones alcohólicas superiores y, por tanto, al margen del temido arancel.
Con todo, la firma montillana ha sentido «de manera más directa» las consecuencias de la pandemia del coronavirus, especialmente en lo que respecta a la disminución de ventas en el canal Horeca, que se vio compensada con un aumento significativo en los canales de alimentación.
«Esta situación se ha producido, prácticamente igual, tanto en las ventas nacionales como en las de exportación y también ha supuesto la necesidad de tener que asumir muchos más riesgos comerciales, derivados de las dificultades económicas de algunos clientes, sin olvidar los incrementos de costes, consecuencia lógica del mantenimiento del 100 por cien de la plantilla de personal a pesar de tener una menor producción”, relató.
Pese a ello, Pérez Barquero «ha cerrado el año mucho mejor de lo que se esperaba», en palabras de su presidente. Por eso, Rafael Córdoba vincula la recuperación económica del sector del vino al avance de los procesos de vacunación.
«Tanto en el mercado nacional como en la mayoría de los mercados de exportación, el incremento de las ventas es notorio, aunque nos continúan preocupando seriamente aquellos otros mercados en los que existen grandes dificultades para la vacunación, como África o Latinoamérica, o aquellos otros donde se adoptan fuertes restricciones al menor síntoma de contagio, como ocurre con muchos países de Asia», apuntó.
Sea como fuere, el grupo de empresas que pilota Rafael Córdoba ha explorado en el último año nuevas vías para acercar sus vinos al consumidor final, lo que les permite afrontar el futuro «con esperanza e ilusión».
Alcalde de Montilla entre 1975 y 1979 y licenciado en Derecho, Rafael Córdoba sigue atesorando a sus 80 años una capacidad prodigiosa para analizar la situación del sector del vino y las consecuencias que se derivarán del acuerdo adoptado este martes por la Unión Europea y Estados Unidos para extender durante cinco años la suspensión de los gravámenes que afectaban al aceite de oliva, al vino o a la aceituna de mesa.
«Los aranceles eran injustos, ya que se establecieron como una represalia derivada del conflicto entre Airbus y Boeing, con el que el vino no tenía absolutamente nada que ver», recordó Rafael Córdoba, quien hizo hincapié en que la aplicación de esta medida abanderada por el anterior inquilino de la Casa Blanca se había suspendido durante cuatro meses más, un plazo que vencía el próximo 11 de julio.
«Ahora han decidido prorrogar esta suspensión durante los próximos cinco años, aunque este lunes se suscribió una Declaración Común sobre la relación comercial del vino entre EEUU y la UE en la que se hace un llamamiento a la eliminación definitiva de todos los aranceles sobre el vino comercializado, que esperamos llegue a buen fin y se haga realidad, ya que permitiría la liberalización total en la que deben moverse los mercados», apuntó el bodeguero.
En cualquier caso, los aranceles que el Gobierno de EEUU impuso al vino español han tenido un impacto desigual en la zona Montilla-Moriles. «En nuestro caso no han tenido una repercusión económica digna de significar, ya que su gravamen –que era muy alto, del 25 por ciento– solo afectaba a los vinos tranquilos, con una graduación igual o inferior a 14 grados», reconoció Rafael Córdoba, quien aclaró que el mayor volumen de exportaciones del Grupo Pérez Barquero en EEUU se corresponde con vinos generosos, con graduaciones alcohólicas superiores y, por tanto, al margen del temido arancel.
Con todo, la firma montillana ha sentido «de manera más directa» las consecuencias de la pandemia del coronavirus, especialmente en lo que respecta a la disminución de ventas en el canal Horeca, que se vio compensada con un aumento significativo en los canales de alimentación.
«Esta situación se ha producido, prácticamente igual, tanto en las ventas nacionales como en las de exportación y también ha supuesto la necesidad de tener que asumir muchos más riesgos comerciales, derivados de las dificultades económicas de algunos clientes, sin olvidar los incrementos de costes, consecuencia lógica del mantenimiento del 100 por cien de la plantilla de personal a pesar de tener una menor producción”, relató.
Pese a ello, Pérez Barquero «ha cerrado el año mucho mejor de lo que se esperaba», en palabras de su presidente. Por eso, Rafael Córdoba vincula la recuperación económica del sector del vino al avance de los procesos de vacunación.
«Tanto en el mercado nacional como en la mayoría de los mercados de exportación, el incremento de las ventas es notorio, aunque nos continúan preocupando seriamente aquellos otros mercados en los que existen grandes dificultades para la vacunación, como África o Latinoamérica, o aquellos otros donde se adoptan fuertes restricciones al menor síntoma de contagio, como ocurre con muchos países de Asia», apuntó.
Sea como fuere, el grupo de empresas que pilota Rafael Córdoba ha explorado en el último año nuevas vías para acercar sus vinos al consumidor final, lo que les permite afrontar el futuro «con esperanza e ilusión».
J.P. BELLIDO / I. TÉLLEZ
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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