La Hermandad de Valme ha
dado a conocer el proyecto de reforma y adaptación del paso en el que
procesiona la Protectora de Dos Hermanas cada vez que el 23 de junio, aniversario
de su coronación canónica, coincide en sábado. Esta iniciativa ha sido
presentada como propuesta de la Junta de Gobierno de cara a la conmemoración
del cincuentenario de aquel magno acontecimiento, que tendrá lugar en 2023.
El proyecto ha sido
diseñado por el prestigioso artista sevillano Javier Sánchez de los Reyes y
consiste básicamente en adaptar los elementos de orfebrería del paso actual
para configurar un templete de estilo gótico, más proporcionado y acorde a las
dimensiones de la imagen de la Virgen de Valme, que data del siglo XIII.
La Junta de Gobierno
procederá ahora a valorar las posibilidades de ejecución material de este
proyecto, a fin de que pueda ser una realidad para el 23 de junio de 2023,
recabando la colaboración de los hermanos, devotos y fieles en general.
A continuación, ofrecemos
una síntesis de la memoria descriptiva del proyecto, que plasma un anhelo
expresado desde hace años, evocando –además– el primitivo templete neogótico
que tuvo la Virgen a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
El actual paso de
‘tumbilla’
El actual paso
procesional de Ntra. Sra. de Valme fue realizado y estrenado en el año 1990,
coincidiendo con el 17º aniversario de su coronación canónica. Es de estilo
gótico, acorde con la cronología y época de la imagen de la Virgen. Se trata de
un paso ‘de tumbilla’, la cual apoya sobre cuatro varales gruesos, con
crestería, peana, cuatro jarras y moldurón. Todos estos elementos están
artísticamente labrados en plata de ley.
El diseño inicial no
reflejaba a escala la imagen de la Titular, ofreciendo sobre el papel una
sensación de que quedaba enmarcada y armónicamente integrada en el conjunto.
Sin embargo, al materializarse aquel diseño, el resultado final del encaje de
la imagen en el conjunto del paso no fue exactamente el mostrado en el boceto,
dando lugar a que la Virgen quedase un tanto perdida en el amplio espacio
acotado por los varales y la tumbilla, además de estar asentada sobre una peana
con un volumen algo desproporcionado.
Teniendo en cuenta estos
aspectos, y a fin de resolver la problemática observada, el proyecto de reforma
y adaptación trata de enmarcar armónica y proporcionalmente a la imagen en el
conjunto del paso, con un efecto más cercano al boceto original de 1990,
atendiendo a la experiencia acumulada desde su estreno. Se mantiene,
lógicamente, su impronta gótica, aprovechando todos los elementos de
orfebrería, modificando otros, añadiendo algunos nuevos y reordenando el
conjunto, para que la venerada imagen destaque por encima de todo y resulte más
realzada en el paso procesional.
El nuevo proyecto
El proyecto contempla el
cambio de tipología del elemento que cubre la imagen de la Virgen: de una
tumbilla se pasaría a un templete aéreo; es decir, abierto y estilizado, con un
‘cupulín’ señalado tan solo por nervaduras o costillas que marquen sus ejes.
Este templete aprovecharía el actual moldurón superior y la crestería de la
tumbilla, al que se añaden, a modo de lambrequines o guardamalletas, unas
caídas de pequeño tamaño que combinan la orfebrería gótica con unos paños
textiles con los escudos de Castilla y León. Las nervaduras o costillas del
templete serían del mismo estilo, al modo de los arbotantes, y rematarían en un
doble florón que haría las veces de ‘clave’ de la fingida cúpula.
El templete resultaría de
reducir el espacio actual acotado por los varales, acercándolos a la imagen y
desplazándolos de su actual ubicación a eje con las patas del paso. Se
asentarían sobre un ‘plinto’ o base de nueva ejecución, que delimita el
templete en sí y lo diferencia del resto del conjunto del paso, además de
servir de elemento sustentante si se quiere instalar el templete en algún altar
o montaje para culto interno. Sobre ese plinto o base se ubicaría la peana de
la Virgen, resultante de reducir en altura y volumen la actual. Encima de esa
peana iría colocado un ‘peanín’ de nueva factura y pequeño tamaño, que
resolvería la amplitud de medidas que seguiría teniendo la superficie de la
peana principal para colocar la imagen, ganando con ello esbeltez todo el
conjunto.
Los varales serían
levemente acortados, con la finalidad de no subir la altura del paso en exceso.
Para ello, se contempla la sustitución de los basamentos por otros de menor
altura; los actuales serían aprovechados en los candelabros, que se plantean
para dotar de una mejor iluminación al conjunto. Estos cuatro candelabros
presentan sus siete brazos curvados hacia la Virgen, a fin de
acercarle la iluminación en el mayor porcentaje posible, haciéndola más
efectiva, y se presentan con las luces muy juntas, apiñadas y sin coronillas,
para concentrar y aportar más luz. Aunque en el proyecto se representan en el
lugar donde ahora están situados los varales, se puede plantear acercarlos más
al templete, resultando así más armónico el conjunto.
La iluminación se refuerza con dos candelabros laterales de tres luces. Flanqueando éstos, van las actuales jarras y, para completar el juego y ofrecer mayor armonía de conjunto, se incluyen otras jarras más pequeñas. El moldurón o baquetón de la parihuela se aprovecha tal cual, y los faldones se contemplan nuevos, siguiendo la línea del proyecto originario, con ventanas de malla y broches de estilo gótico.