La Delegación de
Bienestar Social, junto a Confederación Estatal de Mayores Activos, están
desarrollando una campaña de sensibilización en torno al Día Mundial de toma de
conciencia del Abuso y Maltrato en la vejez. Con esta iniciativa se quiere
concienciar a la ciudadanía de que el maltrato hacia las personas mayores es
una realidad social oculta, porque no se habla de ello, y ocultada por las
propias personas mayores, porque no es fácil alzar la voz cuando la persona que
maltrata es la misma que cuida.
Detectar el abuso y
maltrato en la vejez exige mucho esfuerzo y se ha de abordar con delicadeza.
Por eso es importante concienciar, sensibilizar y abrir los ojos, ante
conductas que se consideran normales y no lo son, son maltrato.
CONFEMAC pone también a
disposición de toda la ciudadanía el Teléfono del Maltrato a las Personas
Mayores 900 656 566, cuya misión consiste en orientar a las personas que llaman
sobre los recursos a utilizar según la situación que presentan. Es un teléfono gratuito, para todo el Estado,
que en año y medio ya ha atendido algo más de 600 casos, de los cuales, el 64%
afectan a mujeres y el 38% a hombres.
Según ha podido expresar
la Confederación Estatal de Mayores Activos, “Al llegar a la jubilación se
suelen dejar atrás responsabilidades y compromisos que nos hicieron llevar un
ritmo de vida acelerado. Se puede decir que al finalizar la etapa laboral las
personas suelen experimentar una especie de “liberación” a tres niveles:
trabajo, familia y deudas.
Junto a esta triple
liberación, muchas personas pueden disfrutar también de los “vientos a favor”
de tener una salud bastante aceptable, unas relaciones afectivas positivas con
personas queridas, una economía para vivir sin estrecheces, y por encima de
todo, libertad para decidir en qué ocupar el tiempo, y cómo vivir esta etapa de
la vida, que cada vez es más larga.
Debemos defender la
libertad de cada persona para elegir cómo quiere vivir su vejez y defendemos el
derecho a decir NO, sin complejos cuando haya que decirlo. Y en este sentido
sugerimos a cualquier persona mayor pero especialmente a las nuevas
generaciones de mayores “vacunarse” contra los diferentes tipos de abuso y
maltrato en la vejez. Muchas veces se trata de conductas que son consideradas
como normales, pero no son nada normales. Son maltrato.
Se trata de empoderarse
para hacer frente este tipo de conductas protectoras en unas ocasiones y en
otras de claro abuso, por parte de familiares, que aunque en muchas ocasiones
no sean conscientes, no dejan de ser maltrato. Porque el maltrato en la vejez
va más allá del daño físico y es sufrido y silenciado por las propias personas
mayores que no se sienten con fuerza para alzar la voz.
Existe una percepción
social más o menos generalizada de que el fin de la etapa laboral es el
principio del fin. Esta idea está en la base de muchas situaciones de abuso
porque con ese enfoque se piensa que la persona pierde capacidades. Y aunque es
cierto que físicamente no se está igual que con veinte años, también es verdad
que otras dimensiones de la persona están en estas edades mucho más maduras y
desarrolladas que cuando se era más joven. Esa visión deficitaria, tan presente
en nuestra cultura, es un estereotipo edadista que denigra la imagen de las
personas mayores.
Sería bueno abandonar
argumentos como “tú ya no entiendes de esto” o “eso ya no es para personas de
tu edad”... porque ese tipo de expresiones son edadistas, coartan la libertad
de decisión de las personas mayores sobre cuestiones importantes de su vida y
limitan sus posibilidades de desarrollo personal. Para comprender el alcance
negativo de esas afirmaciones, lo mejor es ponerse en el lugar de quien las
recibe, porque apenas desarrollemos un mínimo de empatía seguro que cambia
también nuestra percepción -lo que pensamos- y nuestra conducta -lo que
hacemos-.
Sensibilizar contra el
abuso y maltrato es el camino, pero la meta final es el “buen trato”, y éste
pasa por la humanización. Construir unas relaciones plenamente humanas en las
que no haya nadie más que nadie, en un contexto de igualdad y respeto es cosa
de todos, tanto en el ámbito familiar como en el institucional. El camino a recorrer
en ambos escenarios es largo todavía. La mejor forma de prevenir el maltrato y
de hacer realidad el buen trato en la familia es con relaciones sanas, marcadas
por una comunicación eficiente.
Finalmente, CONFEMAC puso
en marcha a finales de marzo de 2020 “Una llamada amiga” para atender los
problemas de soledad de personas mayores, agravada con el confinamiento.
Mediante este programa se realiza un acompañamiento de personas voluntarias a
personas que viven situaciones de soledad no deseada.”
Aunque este proyecto surgió como respuesta al primer confinamiento en 2020, la aceptación y resultados han impulsado a la Confederación a continuar con este programa más allá de las circunstancias de la pandemia.