Siempre digo que los seres humanos somos simplemente tiempo. Y ahora que tengo tiempo, no sé qué hacer con él. Mi vida siempre es un Tetris donde mil tareas tienen que encontrar hueco en un día. Y ahora la cuarentena me frena en seco, ya que he tenido contacto con un positivo.
Cuando siempre te mueves por obligaciones y éstas se tienen que parar, tu mente empieza a hacer un escaneo buscando algo que hacer. No estoy preparada para tener tiempo libre. Yo leía y disfrutaba viendo el movimiento del mar. Yo podía mirar al cielo durante horas; yo podía no hacer nada; yo podía dormir horas adormecida por el frío o el calor.
Pero llevo años en que me muevo a golpe de tambor. Y ahora no suena ese tambor en mi cabeza y no sé qué hacer. Me he metido en mi testa y he abierto el baúl para encontrar a aquella "yo" que disfrutaba sin planificación y sin rumbo. ¿Dónde está esa mujer? Sé que fui así: tú lo sabes y mis fotos lo confirman.
Tendré que volver a los libros, a vivir otras vidas sin salir de casa. Espero encontrar en ellos el permiso para abandonarme a la felicidad del libre albedrío. Soy el elefante del cuento de Bucay: estoy atada por un pie a una cuerda inmovilizadora que no es tal. Me he acostumbrado a la cuerda o es quizá la inercia la que no me deja andar y sacar el clavo del suelo.
Sigo divagando y no asumo mi tiempo. Soy yo... Solo soy tiempo y ahora tengo como reto utilizarlo para vivir. Gran misión me queda.
Cuando siempre te mueves por obligaciones y éstas se tienen que parar, tu mente empieza a hacer un escaneo buscando algo que hacer. No estoy preparada para tener tiempo libre. Yo leía y disfrutaba viendo el movimiento del mar. Yo podía mirar al cielo durante horas; yo podía no hacer nada; yo podía dormir horas adormecida por el frío o el calor.
Pero llevo años en que me muevo a golpe de tambor. Y ahora no suena ese tambor en mi cabeza y no sé qué hacer. Me he metido en mi testa y he abierto el baúl para encontrar a aquella "yo" que disfrutaba sin planificación y sin rumbo. ¿Dónde está esa mujer? Sé que fui así: tú lo sabes y mis fotos lo confirman.
Tendré que volver a los libros, a vivir otras vidas sin salir de casa. Espero encontrar en ellos el permiso para abandonarme a la felicidad del libre albedrío. Soy el elefante del cuento de Bucay: estoy atada por un pie a una cuerda inmovilizadora que no es tal. Me he acostumbrado a la cuerda o es quizá la inercia la que no me deja andar y sacar el clavo del suelo.
Sigo divagando y no asumo mi tiempo. Soy yo... Solo soy tiempo y ahora tengo como reto utilizarlo para vivir. Gran misión me queda.
MARÍA JESÚS SÁNCHEZ