Llevamos casi un año con la pandemia que ha alterado los ritmos cotidianos de toda la sociedad. Y es que nadie imaginaba que en los inicios del siglo XXI fuéramos a sufrir una epidemia de tal envergadura que se extendería por todo el planeta.
El coronavirus, o el covid-19, como ahora de modo más preciso llamamos a este virus, lógicamente, se ha colocado en portada como la noticia más destacable de todos los medios de comunicación. Sobre las causas y los efectos que ha generado en la población y en los distintos sectores sociales y laborales se informa y se debate con regularidad, algo totalmente necesario; aunque, en ocasiones, nos sintamos abrumados por la omnipresencia del virus y de sus secuelas en aquellas personas que se contagian.
Sin embargo, sobre lo que no se ha informado (o, al menos, yo no tengo noticias de ello) es de cómo ha afectado emocionalmente a niños y niñas que ya saben que estamos en una pandemia y que por sus edades tienen que conocer las medidas de precaución que deben tomar, tanto en la calle como en el colegio. Me estoy refiriendo a los escolares que se encuentran en la etapa educativa de Primaria que cubre las edades de 6 a 11 o 12 años, es decir, una etapa del desarrollo crucial en la formación de la personalidad.
Como investigador en el desarrollo psicoafectivo de niños y adolescentes, me he preguntado cómo ellos percibían y vivían esta situación, si se sentían o no afectados fuertemente por este enorme cambio que se había producido en todos nosotros a lo largo de este año.
Dada la excepcional situación en la que nos encontramos, aquellas personas que somos externas a los centros, incluso los investigadores, no podemos acceder a las aulas, por lo que en esta situación me he tenido que valer de la ayuda de madres, padres y profesores amigos para conocer los estados emocionales de los escolares a partir del instrumento que habitualmente utilizo en las investigaciones: el dibujo libre que se les propone en las aulas y con el que pueden expresarse sobre el tema que se les ha indicado.
Con esta ayuda, he podido conocer cómo piensan, qué ideas bullen en sus mentes, cómo viven esta anómala situación, qué sentimientos desarrollan y cuáles son sus miedos y temores que se han afianzado durante estas fechas marcadas por la pandemia.
Aunque pretendo que la investigación que llevo a cabo sea lo suficientemente amplia para que los resultados sean lo más precisos posibles, en esta ocasión, quisiera hacer una presentación, no muy extensa, para que empecemos a ser conscientes de que los escolares se sienten bastante afectados por la situación que estamos viviendo. Así pues, selecciono y comento algunos dibujos de niños y de niñas de segundo curso de Educación Primaria que nos pueden servir como acercamiento a sus estados emocionales.
Los dibujos que muestro pertenecen a una clase de Plástica de segundo curso de Educación Primaria. A los escolares se les indicó que libremente dibujaran en la hoja cómo ellos veían el tema del coronavirus y que escribieran lo que les pareciera acerca de cómo se sentían.
Tengo que apuntar que todos ellos, excepto en un caso, manifestaban miedo, tristeza y, en algunos dibujos, aparecían llorando o decían que tenían ganas de llorar. Además, escribían que el virus era un bicho muy malo que les impedía poder jugar y abrazar a sus amigos o a sus amigas.
Y ahora para que veamos cómo expresaban gráficamente estos sentimientos y los comentarios que solían añadir a sus dibujos, he seleccionado seis que paso a comentar.
El dibujo de la portada creo que es bastante significativo. Corresponde a una niña de 7 años que se dibuja a sí misma en un primer plano, con el rostro muy triste, expresando su pena a través del propio trazado de los ojos y de la boca. A su lado, y en tamaño algo pequeño si lo comparamos con otros dibujos, traza un bicho verde como causante del mal. La pequeña titula a su trabajo como COVID y lo acompaña con un breve texto en el que dice: “Por el covid me siento muy mal”.
Por su parte, un compañero de su clase ha optado por dibujarse en plano entero, también con una sonrisa triste en forma de media luna que mira hacia abajo. A su lado ha plasmado un bicho circular grande con ventosas a su alrededor, con una boca agresiva y puntos rojos que según el pequeño autor eran gotas de sangre. La única palabra que ha escrito ha sido sencillamente “mal”, expresando de este modo el estado de ánimo que le acompaña desde hace tiempo.
De modo similar a la autora del dibujo de la portada, esta niña también se representa en primer plano, con los ojos cerrados y el trazado de la boca hacia abajo, como expresión de la tristeza que la embarga. El trabajo también lo ha titulado COVID. En la escena, aparecen, además, un bicho verde animista con rostro agresivo, una jeringuilla y una señal de prohibido acompañada debajo de la frase “odio al covid”. Debajo de ella misma ha escrito: “Me siento triste y nerviosa”.
El cuarto trabajo seleccionado corresponde a un niño que ha realizado una imagen con bastante similitud a la precedente, aunque, en este caso, el conjunto sea algo más sencillo gráficamente. Aquí al autor no le molesta dibujarse llorando, lo que es una clara expresión del estado de angustia y tristeza que vive el pequeño. La frase que le acompaña, “yo me siento triste”, es una clara manifestación del estado emocional que le embarga.
Hay otros dibujos recogidos de la experiencia, como los dos que vamos a ver a continuación, en los que los autores representan varios elementos relacionados con el covid-19. Es el caso de esta niña que se ha dibujado con la mascarilla puesta y llorando en el centro de la lámina. A su alrededor aparece, en la izquierda, una enfermera; encima, el coronavirus; a la derecha, un hospital; y, debajo su casa, con su madre y ella dentro. En los breves textos que ha escrito podemos leer: “Yo me quedo en casa / Yo me siento mal / El covid es malo / Yo me siento mal porque me gusta acercarme la primera”.
Cierro esta breve reseña de la investigación que llevo a cabo con el dibujo de un niño en el que, junto a manifestar su estado de ánimo, acude a la fantasía para explicar las ideas que tiene acerca del virus y sus consecuencias. Así, en el espacio superior, tras escribir COVID 19, traza un virus, tachado, con una corona encima; también un corazón partido con espadas a su alrededor… y debajo la línea del mar, con un cartel que alerta sobre el covid. Finalmente, destaco la frase con la que expresa sus propios sentimientos: “Me siento triste y mal”.
Aunque, tal como he indicado, siendo este un avance del conjunto de la investigación, la conclusión que podemos extraer a partir del análisis de los dibujos es que los niños y niñas de estas edades aparecen muy afectados emocionalmente por la situación que viven y cuyas causas atribuyen a un virus (o bicho verde en sus láminas) que les ha cambiado la vida. También porque, en cierto modo, se sienten desprotegidos, ya que no encuentran esa seguridad total, que psicológicamente esperarían encontrar en las personas adultas, como pueden ser sus padres o sus profesores, ya que también ellos están amenazados.
El coronavirus, o el covid-19, como ahora de modo más preciso llamamos a este virus, lógicamente, se ha colocado en portada como la noticia más destacable de todos los medios de comunicación. Sobre las causas y los efectos que ha generado en la población y en los distintos sectores sociales y laborales se informa y se debate con regularidad, algo totalmente necesario; aunque, en ocasiones, nos sintamos abrumados por la omnipresencia del virus y de sus secuelas en aquellas personas que se contagian.
Sin embargo, sobre lo que no se ha informado (o, al menos, yo no tengo noticias de ello) es de cómo ha afectado emocionalmente a niños y niñas que ya saben que estamos en una pandemia y que por sus edades tienen que conocer las medidas de precaución que deben tomar, tanto en la calle como en el colegio. Me estoy refiriendo a los escolares que se encuentran en la etapa educativa de Primaria que cubre las edades de 6 a 11 o 12 años, es decir, una etapa del desarrollo crucial en la formación de la personalidad.
Como investigador en el desarrollo psicoafectivo de niños y adolescentes, me he preguntado cómo ellos percibían y vivían esta situación, si se sentían o no afectados fuertemente por este enorme cambio que se había producido en todos nosotros a lo largo de este año.
Dada la excepcional situación en la que nos encontramos, aquellas personas que somos externas a los centros, incluso los investigadores, no podemos acceder a las aulas, por lo que en esta situación me he tenido que valer de la ayuda de madres, padres y profesores amigos para conocer los estados emocionales de los escolares a partir del instrumento que habitualmente utilizo en las investigaciones: el dibujo libre que se les propone en las aulas y con el que pueden expresarse sobre el tema que se les ha indicado.
Con esta ayuda, he podido conocer cómo piensan, qué ideas bullen en sus mentes, cómo viven esta anómala situación, qué sentimientos desarrollan y cuáles son sus miedos y temores que se han afianzado durante estas fechas marcadas por la pandemia.
Aunque pretendo que la investigación que llevo a cabo sea lo suficientemente amplia para que los resultados sean lo más precisos posibles, en esta ocasión, quisiera hacer una presentación, no muy extensa, para que empecemos a ser conscientes de que los escolares se sienten bastante afectados por la situación que estamos viviendo. Así pues, selecciono y comento algunos dibujos de niños y de niñas de segundo curso de Educación Primaria que nos pueden servir como acercamiento a sus estados emocionales.
Los dibujos que muestro pertenecen a una clase de Plástica de segundo curso de Educación Primaria. A los escolares se les indicó que libremente dibujaran en la hoja cómo ellos veían el tema del coronavirus y que escribieran lo que les pareciera acerca de cómo se sentían.
Tengo que apuntar que todos ellos, excepto en un caso, manifestaban miedo, tristeza y, en algunos dibujos, aparecían llorando o decían que tenían ganas de llorar. Además, escribían que el virus era un bicho muy malo que les impedía poder jugar y abrazar a sus amigos o a sus amigas.
Y ahora para que veamos cómo expresaban gráficamente estos sentimientos y los comentarios que solían añadir a sus dibujos, he seleccionado seis que paso a comentar.
El dibujo de la portada creo que es bastante significativo. Corresponde a una niña de 7 años que se dibuja a sí misma en un primer plano, con el rostro muy triste, expresando su pena a través del propio trazado de los ojos y de la boca. A su lado, y en tamaño algo pequeño si lo comparamos con otros dibujos, traza un bicho verde como causante del mal. La pequeña titula a su trabajo como COVID y lo acompaña con un breve texto en el que dice: “Por el covid me siento muy mal”.
Por su parte, un compañero de su clase ha optado por dibujarse en plano entero, también con una sonrisa triste en forma de media luna que mira hacia abajo. A su lado ha plasmado un bicho circular grande con ventosas a su alrededor, con una boca agresiva y puntos rojos que según el pequeño autor eran gotas de sangre. La única palabra que ha escrito ha sido sencillamente “mal”, expresando de este modo el estado de ánimo que le acompaña desde hace tiempo.
De modo similar a la autora del dibujo de la portada, esta niña también se representa en primer plano, con los ojos cerrados y el trazado de la boca hacia abajo, como expresión de la tristeza que la embarga. El trabajo también lo ha titulado COVID. En la escena, aparecen, además, un bicho verde animista con rostro agresivo, una jeringuilla y una señal de prohibido acompañada debajo de la frase “odio al covid”. Debajo de ella misma ha escrito: “Me siento triste y nerviosa”.
El cuarto trabajo seleccionado corresponde a un niño que ha realizado una imagen con bastante similitud a la precedente, aunque, en este caso, el conjunto sea algo más sencillo gráficamente. Aquí al autor no le molesta dibujarse llorando, lo que es una clara expresión del estado de angustia y tristeza que vive el pequeño. La frase que le acompaña, “yo me siento triste”, es una clara manifestación del estado emocional que le embarga.
Hay otros dibujos recogidos de la experiencia, como los dos que vamos a ver a continuación, en los que los autores representan varios elementos relacionados con el covid-19. Es el caso de esta niña que se ha dibujado con la mascarilla puesta y llorando en el centro de la lámina. A su alrededor aparece, en la izquierda, una enfermera; encima, el coronavirus; a la derecha, un hospital; y, debajo su casa, con su madre y ella dentro. En los breves textos que ha escrito podemos leer: “Yo me quedo en casa / Yo me siento mal / El covid es malo / Yo me siento mal porque me gusta acercarme la primera”.
Cierro esta breve reseña de la investigación que llevo a cabo con el dibujo de un niño en el que, junto a manifestar su estado de ánimo, acude a la fantasía para explicar las ideas que tiene acerca del virus y sus consecuencias. Así, en el espacio superior, tras escribir COVID 19, traza un virus, tachado, con una corona encima; también un corazón partido con espadas a su alrededor… y debajo la línea del mar, con un cartel que alerta sobre el covid. Finalmente, destaco la frase con la que expresa sus propios sentimientos: “Me siento triste y mal”.
Aunque, tal como he indicado, siendo este un avance del conjunto de la investigación, la conclusión que podemos extraer a partir del análisis de los dibujos es que los niños y niñas de estas edades aparecen muy afectados emocionalmente por la situación que viven y cuyas causas atribuyen a un virus (o bicho verde en sus láminas) que les ha cambiado la vida. También porque, en cierto modo, se sienten desprotegidos, ya que no encuentran esa seguridad total, que psicológicamente esperarían encontrar en las personas adultas, como pueden ser sus padres o sus profesores, ya que también ellos están amenazados.
AURELIANO SÁINZ