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Carlos Serrano | Patriotas de Lacoste

Una radio tímida comienza: "Tratan de convencerle abuelo, las explosiones han terminado. Pero cuando sale a la calle, Madrid parece bombardeado. Y ve escritos en los muros gritos contra los que luchó…". Canta Ismael Serrano a los héroes de Madrid. Aquellos a los que Chaves Nogales escribiera y analizara, y criticara, con su única calidad literaria unida a su inimitable sentido del análisis en Los secretos de la defensa de Madrid.



Continua sensación de ahogo al oír los embustes cobardes de la mentira fabricada en los despachos opositores lejanos del ciudadano de a pie. No lucha, no padece. No representa. Y seguirán creando incertidumbre y nada les importa.

Perdió el llanto su valor en bolsa. Pero ya suenan otras canciones. Las del ignorante. Gritáis por la libertad, aunque si la usáis para perjudicar a los ciudadanos quizás no la merezcáis. No es un lujo que se pueda derrochar. Aunque lujo sobra en el Barrio de Salamanca. Y lo estáis haciendo con secuestro de bandera.

Sólo os interesa vuestra vida y comodidad. Así no avanza España. Hay varias, por eso es la de todos. Aunque os duela. No podéis imponer la Hispania vuestra a fuerza de golpes. Siento que no os guste lo elegido en las urnas democráticamente. Cual niño enrabietado formas tu pataleta. Y quieres que te dé las gracias debido a tu movimiento “rebelde y heroico”, según ciertos perfiles digitales con orgullosas banderas de antes de nuestra Constitución.

Los heroicos, los que no dan vergüenza ajena, son anónimos. Toman un mal café rápido y un bocadillo frío de máquina antes de acudir a la trinchera para seguir salvando vidas. Investigando en aquellos laboratorios y hospitales que luchan por un tiempo que es oro.

Tú mancillas su esfuerzo. Quiero creer que por inconsciencia de la marioneta bajo el titiritero que es la oposición cobarde. Ve en cada muerte una estrategia para ganar en la calle lo perdido con el voto. Y tú te dejas manejar como milicia de quienes no dan la mano al país, le clavan cuchillos en su débil espalda.

Y ahora, ahí estás. Tu rebelión de cazuela. Gritando, gastando el oxígeno. Ejerces tu derecho de ciudadano. Murieron auténticos patriotas para que pudierais hacerlo sin miedo. Aunque el miedo siempre pasa su factura, pagan los mismos en España. Es nuestro destino. Os habéis emborrachado de un temor visible a un enemigo invisible.

Tiran la piedra los deseosos de derrocar al Gobierno y esconden la mano. Muchos están sacrificándose por vosotros. Y se lo agradecéis rompiendo las reglas de seguridad. Tranquilos, sólo nos jugamos la vida. Quizás os comprareis otra nueva, los que no llegan a fin de mes y están siendo más castigados en esta crisis y que no viven en barrios VIP, no pueden aspirar a ello.

Vuestra rebeldía es usar la verdadera arma del voto, no la ridícula cacerola, en elegir a los recortadores oficiales de lo público y mimadores de privatizar a favor de sus amigos de la banca. Aquellos que solo ven en los españoles números y deudas que cobrar con reglas y comisiones asesinas. Desahucios, empleo precario, recortes en educación y cultura son sus armas. Toda facilidad con el fin de llenar el bolsillo empresarial y vaciar el del trabajador.

Los auténticos héroes son apuñalados por el egoísmo disfrazado de tu patriotismo de pandereta. Para ellos no hay confinamiento, solo la batalla sin cuartel a pecho descubierto en primera línea de fuego, que es la ciencia. También recortada y menospreciada por aquellos a los que dais voz en el Congreso.

Vosotros, con cánticos y golpeos, no os da para más. Sin reflexión. Guiados por los lobos disfrazados de demócratas. Ponéis en peligro a los españoles. Sal tú solo sin mi bandera. No se merece ser mancillada con egoísmos traidores. La radio suena de nuevo: "La última vez lo vi irse entre humo y metralla, contento y desnudo, iba matando canallas con su cañón de futuro". Así lo recita el bardo Silvio Rodríguez.

CARLOS SERRANO
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