El pasado sábado, 12 de octubre, el afamado empresario Ignacio Mancheño Ferrete, dueño del mítico ‘Bar Ignacio’ falleció a la edad de 85 años. Mancheño era el socio en activo más longevo de la Federación Nazarena de Comerciantes (Fenaco). Sus más de 50 años de apertura de su negocio lo han hecho ser de los establecimientos de restauración más conocidos de Dos Hermanas.
José Manuel Cordero Alcocer, presidente de Fenaco. ha querido despedirse de este afamado comerciante de Dos Hermanas a través de la siguiente carta:
“In Memorian. Ignacio Mancheño Ferrete.
Se ha ido. La tarde del 12 de octubre se nos fue Ignacio, el socio en activo más longevo de nuestra Asociación. Calzaba 85 años y sin pensamiento de jubilarse, con las ganas y la ilusión de un chiquillo de levantarse cada mañana para regentar su negocio. Se ha ido con las botas puestas, eso si, con su copita de manzanilla fresquita que le acompañaba siempre en su mano derecha, copita que sólo soltaba cuando tenía que cortar jamón, preparar sus guisos o cualquier asunto relacionado con su establecimiento. Hombre de bien, amigo de sus amigos y persona atenta y solidaria, seguramente sus virtudes superaban con creces a sus defectos especialmente en lo relacionado a sus cualidades humanas.
Dos Hermanas lo acogió en su seno cuando llegó procedente de la localidad gaditana de Espera, donde traspasó su actividad para ejercerla aquí en nuestra ciudad hace más de medio siglo. Son muchos los nazarenos que han degustado su cocina en estos 53 años abierto al público, muchos los que han vivido sus experiencias y otros muchos entre los que me encuentro que han conocido su enorme figura, hoy es la sociedad nazarena quien lamenta tu enorme pérdida.
Descansa en paz.”
José Manuel Cordero Alcocer, presidente de Fenaco. ha querido despedirse de este afamado comerciante de Dos Hermanas a través de la siguiente carta:
“In Memorian. Ignacio Mancheño Ferrete.
Se ha ido. La tarde del 12 de octubre se nos fue Ignacio, el socio en activo más longevo de nuestra Asociación. Calzaba 85 años y sin pensamiento de jubilarse, con las ganas y la ilusión de un chiquillo de levantarse cada mañana para regentar su negocio. Se ha ido con las botas puestas, eso si, con su copita de manzanilla fresquita que le acompañaba siempre en su mano derecha, copita que sólo soltaba cuando tenía que cortar jamón, preparar sus guisos o cualquier asunto relacionado con su establecimiento. Hombre de bien, amigo de sus amigos y persona atenta y solidaria, seguramente sus virtudes superaban con creces a sus defectos especialmente en lo relacionado a sus cualidades humanas.
Dos Hermanas lo acogió en su seno cuando llegó procedente de la localidad gaditana de Espera, donde traspasó su actividad para ejercerla aquí en nuestra ciudad hace más de medio siglo. Son muchos los nazarenos que han degustado su cocina en estos 53 años abierto al público, muchos los que han vivido sus experiencias y otros muchos entre los que me encuentro que han conocido su enorme figura, hoy es la sociedad nazarena quien lamenta tu enorme pérdida.
Descansa en paz.”
REDACCIÓN / DHD DIGITAL
