Existe una tendencia a que todos los grandes proyectos multilaterales pasen cuanto antes de la retórica a la acción. Es algo saludable. De hecho, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se deben bajar al campo de la comunicación de manera inmediata, pero sin olvidar que en el orden lógico de los acontecimientos la retórica iría antes. Y que, si estamos implantando acciones y metas que no se han comunicado y que la población desconoce mayoritariamente, tenemos que contar con el riesgo de que el orden de los factores altere el producto.
Acabar con el hambre (ODS número 2) en Andalucía o en Extremadura tiene unas exigencias diferentes que facilitar comida a los habitantes de Córdoba, por ejemplo, o a los olvidados de la crisis en Cádiz. ¿Cómo se va a comunicar este objetivo de desarrollo sostenible de la misma manera a los cordobeses que a los sevillanos, a los argentinos o a los chilenos?
Muy al contrario, los ODS se deben dar a conocer contextualizados social y culturalmente, de forma que sean fácilmente entendibles e, incluso, atractivos para cada población de cada región. Comunicar desde lo local nos permite, para comenzar, cumplir con uno de los fundamentos de los ODS: la inclusión social, hacer realidad el axioma, tantas veces rebajado a desiderátum, de que todo el mundo cuente y que no debemos dejar a nadie atrás.
Esta apuesta por lo local también tiene derivadas en la organización del liderazgo. Los territorios deben asumir un rol mucho más protagonista que el actual. A fin de cuentas, casi el 60 por ciento de la población mundial vive en zonas urbanas, el 80 por ciento en el caso de la población en Andalucía y España.
¿No es en las ciudades y en los pueblos donde más se puede hacer por el cambio climático con políticas de movilidad, calidad del aire o energéticas, entre otras? ¿A dónde huyen los desheredados de la globalización y las víctimas de los conflictos? Sin olvidar lo rural, las ciudades deben jugar un papel principal en la adaptación social y cultural de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y es en ellas donde mejor pueden encargarse de su difusión y de adecuar las expectativas de la población con los mensajes, con los medios y con los contextos.
Los ODS responden a la complejidad del mundo
Es una cuestión pendiente, sin duda, pero ello no obsta para que tengamos alguna idea de cómo se puede trenzar una comunicación compleja para los ODS:
El contenido generado por el usuario es más común hoy en día, y las líneas entre los productores y las audiencias se han borrado. Gracias a Internet, las audiencias actúan casi como "periodistas ciudadanos". De hecho, estos usuarios activos tienen sitios web, blogs y cuentas de redes sociales que son seguidas por millones de personas y que son la principal fuente de información para muchas de ellas.
Uno de los principales objetivos de la Agenda 2030 es promover sociedades pacíficas e inclusivas (ODS 16). Este objetivo reconoce la importancia de la información y reconoce el hecho de que los ataques al personal de los medios de comunicación obstaculizan el logro de este objetivo.
Esto brinda la oportunidad de mejorar el indicador e influir en los procesos de formulación de políticas. Algunas de las acciones que podemos tomar para garantizar que los derechos de todos estén protegidos y ayudar con la transformación de nuestras sociedades incluyen:
1) Trabajar para mejorar los marcos legales nacionales de cara a asegurar que los derechos a la vida y a la libertad de expresión de los ciudadanos periodistas estén garantizados.
2) Contribuir con el fortalecimiento del sistema judicial, la lucha contra la impunidad y la protección de los periodistas ciudadanos iniciando los procedimientos legales correspondientes.
Los medios de comunicación tienen un papel primordial en el proceso de localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda Urbana de España. Y desde Andalucía Digital estamos trabajando en esta comunidad para que los actores territoriales conozcan la Agenda 2030 y tengan herramientas concretas para la localización de los ODS en cada uno de los municipios de Andalucía.
Acabar con el hambre (ODS número 2) en Andalucía o en Extremadura tiene unas exigencias diferentes que facilitar comida a los habitantes de Córdoba, por ejemplo, o a los olvidados de la crisis en Cádiz. ¿Cómo se va a comunicar este objetivo de desarrollo sostenible de la misma manera a los cordobeses que a los sevillanos, a los argentinos o a los chilenos?
Muy al contrario, los ODS se deben dar a conocer contextualizados social y culturalmente, de forma que sean fácilmente entendibles e, incluso, atractivos para cada población de cada región. Comunicar desde lo local nos permite, para comenzar, cumplir con uno de los fundamentos de los ODS: la inclusión social, hacer realidad el axioma, tantas veces rebajado a desiderátum, de que todo el mundo cuente y que no debemos dejar a nadie atrás.
Esta apuesta por lo local también tiene derivadas en la organización del liderazgo. Los territorios deben asumir un rol mucho más protagonista que el actual. A fin de cuentas, casi el 60 por ciento de la población mundial vive en zonas urbanas, el 80 por ciento en el caso de la población en Andalucía y España.
¿No es en las ciudades y en los pueblos donde más se puede hacer por el cambio climático con políticas de movilidad, calidad del aire o energéticas, entre otras? ¿A dónde huyen los desheredados de la globalización y las víctimas de los conflictos? Sin olvidar lo rural, las ciudades deben jugar un papel principal en la adaptación social y cultural de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y es en ellas donde mejor pueden encargarse de su difusión y de adecuar las expectativas de la población con los mensajes, con los medios y con los contextos.
Los ODS responden a la complejidad del mundo
Es una cuestión pendiente, sin duda, pero ello no obsta para que tengamos alguna idea de cómo se puede trenzar una comunicación compleja para los ODS:
- Dando preponderancia a las relaciones humanas (alianzas) antes que a los medios tecnológicos.
- Entendiendo la racionalidad humana como un encuentro con el otro, una relacionalidad.
- Comprendiendo que la comunicación es una capacidad humana por encima de otras consideraciones.
- Sopesando qué actuaciones comunicativas nos permiten pensar y obrar en lo complejo y desde lo complejo.
- Identificando el ecosistema de los ODS como una relación continuada entre lo humano y su entorno.
El contenido generado por el usuario es más común hoy en día, y las líneas entre los productores y las audiencias se han borrado. Gracias a Internet, las audiencias actúan casi como "periodistas ciudadanos". De hecho, estos usuarios activos tienen sitios web, blogs y cuentas de redes sociales que son seguidas por millones de personas y que son la principal fuente de información para muchas de ellas.
Uno de los principales objetivos de la Agenda 2030 es promover sociedades pacíficas e inclusivas (ODS 16). Este objetivo reconoce la importancia de la información y reconoce el hecho de que los ataques al personal de los medios de comunicación obstaculizan el logro de este objetivo.
Esto brinda la oportunidad de mejorar el indicador e influir en los procesos de formulación de políticas. Algunas de las acciones que podemos tomar para garantizar que los derechos de todos estén protegidos y ayudar con la transformación de nuestras sociedades incluyen:
1) Trabajar para mejorar los marcos legales nacionales de cara a asegurar que los derechos a la vida y a la libertad de expresión de los ciudadanos periodistas estén garantizados.
2) Contribuir con el fortalecimiento del sistema judicial, la lucha contra la impunidad y la protección de los periodistas ciudadanos iniciando los procedimientos legales correspondientes.
Los medios de comunicación tienen un papel primordial en el proceso de localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda Urbana de España. Y desde Andalucía Digital estamos trabajando en esta comunidad para que los actores territoriales conozcan la Agenda 2030 y tengan herramientas concretas para la localización de los ODS en cada uno de los municipios de Andalucía.
SANTIAGO MARTÍN GALLO