Rosa Montero estudió Periodismo y Psicología. Su obra está traducida a veinte idiomas. Los tiempos del odio es su última novela, cuyo subtítulo reza así: Sin amor no vale la pena vivir. En 2007 recibió el Premio Nacional de las Letras. Su trayectoria periodística ha sido reconocida, entre otros, con el Premio Nacional de Periodismo, el Rodríguez Santamaría y el Premio de Periodismo El Mundo. En esta última novela están presentes los grandes temas de esta autora: el paso del tiempo, la necesidad de los otros para que la vida merezca la pena, la pasión como rebelión frente a la muerte, los excesos del poder y el horror de los dogmas.
—Vuelves con Bruna Husky, el personaje más cercano a ti “en un sentido íntimo”. ¿Tal vez porque tiene el corazón vulnerable?
—Jaja. Eso también. Pero además porque está obsesionada por la muerte y por el paso del tiempo. Y, por lo tanto, también se come la vida a bocados. Y es una vitalista.
—'Los tiempos del odio' está ubicada en el año 2110, pero parece o es un certero retrato de los tiempos en que vivimos.
—Totalmente. Siempre digo que mis novelas de Bruna son las más realistas que he escrito.
—Esta tercera entrega de la saga protagonizada por Bruna Husky es, según tú, “el mejor de los tres libros”. Pero tal vez en tu obra en general también ocupe un lugar destacado.
—Creo que sí. Ahí ya me es imposible decir cuál es el mejor o no. Pero te puedo decir, por ejemplo, que el final de esta novela, de todos los finales que he escrito, es el que más me ha emocionado escribir.
—En tu novela, el cambio climático provoca un caos meteorológico. Un preludio inevitable cuya solución tampoco atendemos como debiéramos.
—Para nada. Estamos en una frontera de un colapso climático absoluto. Ahí tienes a Trump negando que exista.
—Sin amor no merece la pena vivir. Una evidencia que, en general, descuidamos cada día.
—Yo, fíjate, creo que, cuanto más envejezco, más claro veo que el amor es uno de los grandes motores que mueve el mundo. Lo que pasa es que no se nos da nada bien (ríe).
—Bruna nunca había probado un verdadero pollo, sino solo productos de pollo sucedáneo que, como dices en el libro, bien podría saber a dinosaurio. Ahí sí nos hemos adelantado ya al futuro que describes.
—Jaja. Bueno, bastantes porquerías estamos comiendo ya. Sí, sí. En el futuro próximo están comiendo todo el rato sucedáneos hechos de medusa. Ahí no creo que vayamos a algo muy bueno. No (ríe).
—¿La ciencia ficción es el mejor escenario para hablar de lo que somos y de lo que podríamos haber llegado a ser?
—Es una gran vía de expresión de nuestra realidad. La ciencia ficción te da una herramienta metafórica poderosísima para hablar del aquí y del ahora, y de la condición humana.
—Tu libro, sobre todo, es una crítica al capitalismo, “al poder sin piedad”, como dices. Trump, Bolsonaro. ¿Hacia dónde vamos?
—Estamos dirigiéndonos hacia un precipicio de involución en donde podemos perder muchos de los logros democráticos conseguidos durante siglos. Pero, como soy relativamente optimista, creo que, si luchamos, lo podemos parar.
—En efecto, como dices, hay riesgo de una involución política. ¿Qué hacer? Porque me da la impresión de que el personal no percibe ese peligro.
—Comparto contigo esa sensación (ríe). Pero si no nos apresuramos en refundar la democracia, en limpiarla de corrupción y de hipocresías, lo tenemos durísimo, vamos.
—Aunque lo parezca, no será esta la última de novela de Bruna Husky. ¿Andas ya metida en faena?
—Ando metida en faena pero de otra novela de una historia contemporánea protagonizada por un hombre. Pero escribiré una cuarta de Bruna Husky, porque la dejo en un lugar tan curioso que a ver qué pasa con ella.
—Ya tienes productora para una serie televisiva sobre tu androide. Incluso le has puesto rostro a Bruna: Charlize Theron.
—Me encantaría que fuera Charlize Theron, pero no va a serlo. Me preguntaron cómo la veía y dije Charlize Theron. Pero vamos. Ojalá salga la serie. Estamos en ello. Me encantaría ver a Bruna en carne viva.
—'La loca de la casa' es uno mis libros preferidos. ¿Trabajas sobre otro ensayo en este sentido?
—Es que tengo tres libros en cola. Novela contemporánea, que he dicho antes. Luego, un ensayo de los míos raros sobre la creación y la locura. Y luego la tercera sería la nueva Bruna. Así que espero vivir lo suficiente.
—Dame ánimos y dime que el mundo que describes no lo vamos a ver nunca.
—Mira. Es que el mundo que describo es el que estamos viviendo. Hay que salir de ahí.
—Vuelves con Bruna Husky, el personaje más cercano a ti “en un sentido íntimo”. ¿Tal vez porque tiene el corazón vulnerable?
—Jaja. Eso también. Pero además porque está obsesionada por la muerte y por el paso del tiempo. Y, por lo tanto, también se come la vida a bocados. Y es una vitalista.
—'Los tiempos del odio' está ubicada en el año 2110, pero parece o es un certero retrato de los tiempos en que vivimos.
—Totalmente. Siempre digo que mis novelas de Bruna son las más realistas que he escrito.
—Esta tercera entrega de la saga protagonizada por Bruna Husky es, según tú, “el mejor de los tres libros”. Pero tal vez en tu obra en general también ocupe un lugar destacado.
—Creo que sí. Ahí ya me es imposible decir cuál es el mejor o no. Pero te puedo decir, por ejemplo, que el final de esta novela, de todos los finales que he escrito, es el que más me ha emocionado escribir.
—En tu novela, el cambio climático provoca un caos meteorológico. Un preludio inevitable cuya solución tampoco atendemos como debiéramos.
—Para nada. Estamos en una frontera de un colapso climático absoluto. Ahí tienes a Trump negando que exista.
—Sin amor no merece la pena vivir. Una evidencia que, en general, descuidamos cada día.
—Yo, fíjate, creo que, cuanto más envejezco, más claro veo que el amor es uno de los grandes motores que mueve el mundo. Lo que pasa es que no se nos da nada bien (ríe).
—Bruna nunca había probado un verdadero pollo, sino solo productos de pollo sucedáneo que, como dices en el libro, bien podría saber a dinosaurio. Ahí sí nos hemos adelantado ya al futuro que describes.
—Jaja. Bueno, bastantes porquerías estamos comiendo ya. Sí, sí. En el futuro próximo están comiendo todo el rato sucedáneos hechos de medusa. Ahí no creo que vayamos a algo muy bueno. No (ríe).
—¿La ciencia ficción es el mejor escenario para hablar de lo que somos y de lo que podríamos haber llegado a ser?
—Es una gran vía de expresión de nuestra realidad. La ciencia ficción te da una herramienta metafórica poderosísima para hablar del aquí y del ahora, y de la condición humana.
—Tu libro, sobre todo, es una crítica al capitalismo, “al poder sin piedad”, como dices. Trump, Bolsonaro. ¿Hacia dónde vamos?
—Estamos dirigiéndonos hacia un precipicio de involución en donde podemos perder muchos de los logros democráticos conseguidos durante siglos. Pero, como soy relativamente optimista, creo que, si luchamos, lo podemos parar.
—En efecto, como dices, hay riesgo de una involución política. ¿Qué hacer? Porque me da la impresión de que el personal no percibe ese peligro.
—Comparto contigo esa sensación (ríe). Pero si no nos apresuramos en refundar la democracia, en limpiarla de corrupción y de hipocresías, lo tenemos durísimo, vamos.
—Aunque lo parezca, no será esta la última de novela de Bruna Husky. ¿Andas ya metida en faena?
—Ando metida en faena pero de otra novela de una historia contemporánea protagonizada por un hombre. Pero escribiré una cuarta de Bruna Husky, porque la dejo en un lugar tan curioso que a ver qué pasa con ella.
—Ya tienes productora para una serie televisiva sobre tu androide. Incluso le has puesto rostro a Bruna: Charlize Theron.
—Me encantaría que fuera Charlize Theron, pero no va a serlo. Me preguntaron cómo la veía y dije Charlize Theron. Pero vamos. Ojalá salga la serie. Estamos en ello. Me encantaría ver a Bruna en carne viva.
—'La loca de la casa' es uno mis libros preferidos. ¿Trabajas sobre otro ensayo en este sentido?
—Es que tengo tres libros en cola. Novela contemporánea, que he dicho antes. Luego, un ensayo de los míos raros sobre la creación y la locura. Y luego la tercera sería la nueva Bruna. Así que espero vivir lo suficiente.
—Dame ánimos y dime que el mundo que describes no lo vamos a ver nunca.
—Mira. Es que el mundo que describo es el que estamos viviendo. Hay que salir de ahí.
ANTONIO LÓPEZ HIDALGO
FOTOGRAFÍA: ELISA ARROYO
FOTOGRAFÍA: ELISA ARROYO