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Homenaje a fusilados en La Corchuela, donde se pedirá que sea señalizado como lugar de Memoria Histórica

El Parque Periurbano de La Corchuela, en el término municipal de Dos Hermanas, acoge a mediodía de este sábado un acto con el que, por un lado, se quiere rendir un homenaje a presos que fueron fusilados durante los años de la postguerra española y, por otro, para la presentación del proyecto de señalización y divulgación como lugar de la Memoria Histórica.



El homenaje, a cargo del grupo RMHSA (Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía) de CGT.A, se centrará en las personas de José Arenal, Miguel López y Miguel Cardoso, presos que fueron fusilados en el año 1943 después de un intento de fuga de la Colonia Penitenciaria Militarizada establecida por entonces en La Corchuela.

Estos tres presos, junto con los hermanos Manuel y Rafael Fernández, fueron detenidos cerca del Castillo de las Guardas, además de Pedro Vázquez, quien fue el único superviviente al lograr fugarse del campo de trabajo de La Corchuela en el año 1943.

Con este motivo, el grupo RMHSA de CGT.A, que lleva reclamando la señalización de estos lugares desde hace años, ha convocado, coincidiendo con el 74º aniversario de aquellos hechos, un acto de homenaje para este sábado, día 18 de noviembre, a las 12:00 horas, en el lugar de los fusilamientos, situado en una zona junto a los aparcamientos interiores del Parque de La Corchuela.

Tras la intervención de varios investigadores y activistas memorialistas de RMHSA, se presentará ademásel proyecto de señalización y divulgación del lugar, remitido al Ayuntamiento de Sevilla y al Consorcio que gestiona el Parque Periurbano de La Corchuela, y cuyo texto dice así:

En 1940, en la finca de La Corchuela (Dos Hermanas), propiedad del Conde de Villamarta, se instaló un campo de trabajo conocido como 'El campamento', donde comenzó a funcionar una Colonia Penitenciaria Militarizada (SCPM), término con el que el régimen franquista denominó, y popularizó, con el objetivo de esconder a los campos de concentración donde miles de presos políticos (paisanos y militares) “redimían penas” por los trabajos forzados a los que eran condenados en consejos de guerra sin ningún tipo de garantías jurídicas.

En enero de 1940, 29 presos ocuparon tiendas de campaña para la construcción del campo. Estos fueron Pedro Beraza Liatorre (Álava), Vicente Borrero Rivas (Lucena. Córdoba), Herminio Cerguera Fernández (Santander), Antonio Dávila Castro (Vejer de la Frontera. Cádiz), Miguel García García (Cortes de la Frontera. Málaga), Pedro Hañobeitia Arruza (Erandio. Vizcaya), Antonio Irista García (Málaga), Juan Luna González (Coín. Málaga), José Madrona Duarte (Antequera. Málaga), Juan Lozano Moreno (Casabermeja. Málaga), José Márquez Villalba (Riogordo. Málaga), Antonio Martín García (Alhaurín El Grande. Málaga) y Miguel Martín Martín (Mollina. Málaga).

Hasta 1943 pasaron por La Corchuela en torno a 1.500 presos. Después muchos de ellos fueron trasladados al cercano y nuevo campo de Los Merinales. Se calcula que en Sevilla, a mediados de 1943, había más de 5.000 presos en trabajos forzados en los diferentes campos existentes en el área metropolitana: El Colector (Heliópolis. Sevilla), Los Merinales y El Arenoso (Dos Hermanas), Torre del Águila (Utrera), Las Arenas (La Algaba), Cortijo Caballero (Guillena) y Cortijo Casavacas (La Rinconada), pero también los depósitos de presos de La Isla, Cortijo La Jarilla, Fábrica de Cemento de Villanueva del Río…

Las fugas o los intentos de fugas eran duramente castigados, llegándose en la mañana del 15 de noviembre de 1943 a ser fusilados dos presos (José Arenal y Miguel López, uno, herido, sentado en una silla, mientras otro permanecía en pie) y obligaron a desfilar a todos los internos del campo delante de sus cadáveres diciéndoles 'vista a la derecha'. Así se ponía en marcha una dictadura que duró hasta 1978 (publicación de la Constitución).

Desde este campo de trabajo se construyó una parte de El Canal de los Presos y sus acequias correspondientes, que convirtió 80.000 hectáreas en las fértiles tierras que son hoy y que acogen a miles de familias en diez pueblos de colonización construidos a propósito, y la creación, por primera vez en Europa, de 'latifundios de regadío'. Muchos de los pueblos del medio y bajo Guadalquivir serían irreconocibles sin la aportación 'forzada” de esos miles de presos políticos y varios centenares de comunes a los que nunca se les ha reconocido, ni homenajeado, ni reparado.


DH DIARIO DIGITAL / REDACCIÓN
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