Tiene 33 años, ha publicado 15 libros y ha vendido 800.000 ejemplares. Ahora publica la bilogía La magia de ser Sofía y La magia de ser nosotros. Elísabet Benavent, además de escribir libros, colabora con la revista Cuore. Y advierte que aún le queda tiempo libre si se organiza bien la jornada. Le gusta el drama y se inspira en las historias que le cuentan las amigas. Aunque, por momentos, se muestran muy críticas.
—Tienes 33 años, has publicado 15 libros y has vendido 800.000 ejemplares. ¿Cuál es la siguiente meta?
—Pues seguir trabajando, porque esto no sabes nunca cómo va a ser mañana. Sabes dónde vas a estar hoy y no sabes dónde estarás mañana. Entonces, mi reto es poder seguir escribiendo.
—En la actualidad, escribes tus libros y colaboras con la revista ‘Cuore’. ¿Y todavía te queda tiempo libre?
—No (ríe). Un poco, sí. Dice mi padre que si uno se organiza tiene tiempo para todo. Yo creo que la cuestión es organizarse y dormir poco.
—Ahora publicas la bilogía ‘La magia de Sofía’ y ‘La magia de ser nosotros’.
—Van de esas pequeñas cosas que no apreciamos hasta que las perdemos. Sofía es una persona que está muy a gusto en la situación en la que está. Yo creo que nos falta también aprender a disfrutar de lo que tenemos, porque siempre estamos buscando algo nuevo, conseguir otra meta. Y muy pocas veces decimos "qué superbién estoy, voy a disfrutarlo". Habla un poco de eso.
—Héctor y Sofía luchan por recuperar la magia que perdieron. ¿Se puede mantener el amor sin renunciar a los sueños?
—Es complicado, porque muchas veces pensamos que querer es convertirte en el 50 por ciento de tu tiempo. Entonces, yo creo que la base de toda buena relación es mantener el 100 por cien de uno mismo, incluyendo los sueños individuales, que nunca se tienen que perder en pro de lo común.
—Tus personajes son individuos perdidos, cargados de culpas. ¿Tanto pesan las mochilas?
—(Ríe). Me gusta el drama. No lo puedo negar, pero sí creo que cargamos con bastante más peso del que nos damos cuenta. Sabemos de algunos pesos que llevamos en la mochila, pero muchos los llevamos ahí siempre y no nos damos cuenta. Y además, esa mochila suele hacer que repitamos los mismos errores siempre.
—El género 'chick lit' tiene éxito entre las lectoras pero, al mismo tiempo, no está lo suficientemente valorado.
—Todo lo que se catalogue dentro del amplio espectro del género romántico suele estar un poco denostado. Porque tiene unas connotaciones que no siempre son positivas. Las etiquetas son necesarias pero hay que dejarlas un poco atrás porque a veces las etiquetas lo único que hacen es limitar.
—¿Por qué cuando hablamos de literatura romántica la enfocamos en las mujeres y descartamos a los hombres? ¿Tenemos tan poco corazón?
—No, no. Qué va. Además, últimamente se está dando mucha voz a los hombres dentro de las novelas románticas. Yo meto también la voz de un protagonista masculino. Alterno capítulos porque me parece que justo eso es lo que hace que la historia sea más redonda
—Cuando escribes, piensas en tus amigas, que además te inspiran, pero luego son muy críticas cuando te leen. ¿Amigas para eso?
—(Ríe). Pero a mí me gusta así. Muchas ni siquiera me han leído. Tienen los libros en el salón (ríe). Yo creo que los amigos son siempre un anclaje a la realidad. Además, entiendo que también tienen derecho a la pataleta por todas las cosas que les robo de sus vidas para meterlas en los libros (ríe).
—Valeria, Silvia, Sofía, Martina. ¿Ninguna eres tú o todas tienen algo de ti?
—Ninguna soy yo y todas soy yo. Es como una mezcla. No hay ninguna que sea exactamente yo, pero todas tienen cosas mías. Se deja mucho de uno en ellas y más cuando hablas cosas tan cotidianas.
—Cuéntame algo que te haya contado una lectora y que hasta ahora no te has atrevido a escribir.
—(Ríe). Me han contado desde que han reactivado sus vidas íntimas con sus parejas a infidelidades también. Sí. Te cuentan cosas curiosas. Hay veces que te sonrojas un poco con las cosas que te cuentan.
—¿Tiene mucho sentido leer novelas de amor en un mundo tan desquiciado?
—Tiene más sentido que nunca. Hay que encontrar la paz en algún lado. Hay que soñar.
—Como sería un poco absurdo hablar de tu próximo libro, ¿de qué irá tu próxima serie?
—(Ríe). Estoy en ello. Quiero que sea distendido. Quiero bajar un poco del drama. Quiero hablar también de algún tema tabú como la homosexualidad o la pansexualidad. Cómo enfocar uno la sexualidad.
—Tienes 33 años, has publicado 15 libros y has vendido 800.000 ejemplares. ¿Cuál es la siguiente meta?
—Pues seguir trabajando, porque esto no sabes nunca cómo va a ser mañana. Sabes dónde vas a estar hoy y no sabes dónde estarás mañana. Entonces, mi reto es poder seguir escribiendo.
—En la actualidad, escribes tus libros y colaboras con la revista ‘Cuore’. ¿Y todavía te queda tiempo libre?
—No (ríe). Un poco, sí. Dice mi padre que si uno se organiza tiene tiempo para todo. Yo creo que la cuestión es organizarse y dormir poco.
—Ahora publicas la bilogía ‘La magia de Sofía’ y ‘La magia de ser nosotros’.
—Van de esas pequeñas cosas que no apreciamos hasta que las perdemos. Sofía es una persona que está muy a gusto en la situación en la que está. Yo creo que nos falta también aprender a disfrutar de lo que tenemos, porque siempre estamos buscando algo nuevo, conseguir otra meta. Y muy pocas veces decimos "qué superbién estoy, voy a disfrutarlo". Habla un poco de eso.
—Héctor y Sofía luchan por recuperar la magia que perdieron. ¿Se puede mantener el amor sin renunciar a los sueños?
—Es complicado, porque muchas veces pensamos que querer es convertirte en el 50 por ciento de tu tiempo. Entonces, yo creo que la base de toda buena relación es mantener el 100 por cien de uno mismo, incluyendo los sueños individuales, que nunca se tienen que perder en pro de lo común.
—Tus personajes son individuos perdidos, cargados de culpas. ¿Tanto pesan las mochilas?
—(Ríe). Me gusta el drama. No lo puedo negar, pero sí creo que cargamos con bastante más peso del que nos damos cuenta. Sabemos de algunos pesos que llevamos en la mochila, pero muchos los llevamos ahí siempre y no nos damos cuenta. Y además, esa mochila suele hacer que repitamos los mismos errores siempre.
—El género 'chick lit' tiene éxito entre las lectoras pero, al mismo tiempo, no está lo suficientemente valorado.
—Todo lo que se catalogue dentro del amplio espectro del género romántico suele estar un poco denostado. Porque tiene unas connotaciones que no siempre son positivas. Las etiquetas son necesarias pero hay que dejarlas un poco atrás porque a veces las etiquetas lo único que hacen es limitar.
—¿Por qué cuando hablamos de literatura romántica la enfocamos en las mujeres y descartamos a los hombres? ¿Tenemos tan poco corazón?
—No, no. Qué va. Además, últimamente se está dando mucha voz a los hombres dentro de las novelas románticas. Yo meto también la voz de un protagonista masculino. Alterno capítulos porque me parece que justo eso es lo que hace que la historia sea más redonda
—Cuando escribes, piensas en tus amigas, que además te inspiran, pero luego son muy críticas cuando te leen. ¿Amigas para eso?
—(Ríe). Pero a mí me gusta así. Muchas ni siquiera me han leído. Tienen los libros en el salón (ríe). Yo creo que los amigos son siempre un anclaje a la realidad. Además, entiendo que también tienen derecho a la pataleta por todas las cosas que les robo de sus vidas para meterlas en los libros (ríe).
—Valeria, Silvia, Sofía, Martina. ¿Ninguna eres tú o todas tienen algo de ti?
—Ninguna soy yo y todas soy yo. Es como una mezcla. No hay ninguna que sea exactamente yo, pero todas tienen cosas mías. Se deja mucho de uno en ellas y más cuando hablas cosas tan cotidianas.
—Cuéntame algo que te haya contado una lectora y que hasta ahora no te has atrevido a escribir.
—(Ríe). Me han contado desde que han reactivado sus vidas íntimas con sus parejas a infidelidades también. Sí. Te cuentan cosas curiosas. Hay veces que te sonrojas un poco con las cosas que te cuentan.
—¿Tiene mucho sentido leer novelas de amor en un mundo tan desquiciado?
—Tiene más sentido que nunca. Hay que encontrar la paz en algún lado. Hay que soñar.
—Como sería un poco absurdo hablar de tu próximo libro, ¿de qué irá tu próxima serie?
—(Ríe). Estoy en ello. Quiero que sea distendido. Quiero bajar un poco del drama. Quiero hablar también de algún tema tabú como la homosexualidad o la pansexualidad. Cómo enfocar uno la sexualidad.
ANTONIO LÓPEZ HIDALGO
FOTOGRAFÍA: ELISA ARROYO
FOTOGRAFÍA: ELISA ARROYO