Tomás Muriel Rivas va a hacer este domingo que su familia se convierta en la única de Dos Hermanas que cuente con tres miembros que han sido pregoneros de la Virgen de Valme: su tío Casimiro Rivas, que lo fue en el año 1987, su hermano Francisco, en 2006, y ahora él mismo, un encargo que recibió con orgullo, especialmente por cuanto le da la oportunidad de recordar que la Virgen sirve de aglutinador de todos los nazarenos.
Tomás Muriel Rivas, de 31 años de edad y periodista de profesión, nació en el seno de una familia nazarena muy cofrade y muy valmista, lo que le convierte, pese a su juventud, en un testigo privilegiado de recuerdos, de memorias, de testimonios, de sueños que sin duda se verán reflejados en el Pregón de la Romería de Valme que pronunciará este domingo, día 8 de octubre, en la Parroquia de Santa María Magdalena a partir de las 13:00 horas, justo después de que el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, presida la Función Principal dedicada a la Protectora de Dos Hermanas.
El pregonero es hermano de la Borriquita, Valme, Santa Ana y Santo Entierro, y, de Sevilla, de la Hermandad del Museo. En esta entrevista desgrana todo lo relacionado con su pregón, con su proceso y con el mensaje principal que quiere transmitir a todos.
- ¿Cuáles son tus primeros recuerdos de la Virgen de Valme?
- En mi casa, donde siempre se le ha tenido, aparte de devoción, un cariño tremendo a la Virgen, porque nosotros somos muchos de la Borriquita, y yo también de Santa Ana o el Santo Entierro, pero Valme siempre ha estado por encima, porque se convierte como en un aglutinador de todos los nazarenos, tengas o no unos lazos de fe o estés más o menos implicado. Valme es como un faro que siempre está dando luz a todo el mundo. Mi padre fue miembro de la Junta de Gobierno de la Coronación de la Virgen en 1973, y siempre se han recordado en casa muchos acontecimientos en torno a Ella.
- Es de imaginar entonces que si supone tanto para ti desde pequeño, en el momento que te transmitieron la posibilidad de que fueras el pregonero, te vendrían muchas cosas a la cabeza.
- Me vinieron a la cabeza sentimientos encontrados. Por una parte, el rechazo momentáneo al preguntarme que quién era yo para esto y el de no sentirme capaz, y, por otro, el agradecimiento, porque siempre es un honor que piensen en ti. Ya se sabe que la Virgen lo perdona todo, que siempre es benévola, pero ¡hay tantísimo cariño hacia Ella, tantas historias de tanta gente y lo que supone para todos ellos estos días...! Siempre recordaré cómo en momentos muy duros de la vida, como ocurrió cuando mi padre estuvo enfermo, la Hermandad de Valme nos mandó a casa durante un mes y medio uno de los mantos de la Virgen para que se le arropada por las noches. Y esos momentos te dicen mucho. Entonces, al final, entre unas cosas y otras, aceptas el ofrecimiento. Aunque también porque Hugo Santos me lo comunicó de tal forma que no me dio tampoco mucha opción. Me dejó sólo media hora para decidirme. Estaba cenando en casa con mi mujer, Rosa, y después de a ella, que me estaba escuchando, la primera persona a la que llamé fue a mi hermano, quien me dijo: "¿Pero cuáles son tus miedos?". Y yo le respondí: "No estar a la altura, que, aunque yo escribo todos los días, no es lo mismo hacer un texto informativo que exclamativo, que mi texto no resultara original..." En fin, muchas cosas. Pero al final acepté.
- Cómo fue ese proceso hasta que tuviste las ideas claras en relación con el pregón.
- Es curioso que desde el mismo instante de la aceptación del encargo, me pasaron por la cabeza, de forma muy rápida, una sucesión tremenda de frases e ideas. Entonces, me busqué un cuadernito azul que tenía por casa y comencé a anotar lo que se me iba ocurriendo. Como el trabajo no me dejaba mucho tiempo, decidí dejarlo para el verano, y fue justo la noche después del atentado de Barcelona cuando a eso de las tres de la mañana me sobresalté en la cama y, no sé por qué, empecé a darle vueltas hasta que vi la estructura completa del pregón. Es curioso, porque a lo mejor el atentado tiene algo que ver en un punto concreto con mi pregón, pero el caso es que me levanté y me llevé unas dos o tres horas escribiendo. A partir de ahí empecé de lleno, aunque lo verdad es que lo he terminado totalmente hace muy pocos días.
- Cuando estabas contando esto último has hecho el gesto de ponerte a escribir con la mano. ¿Es que has escrito el pregón a mano?
- Al principio, sí. Tengo treinta y tantas páginas escritas a mano en cuartilla desarrollando ideas sueltas, pero luego, cuando ya lo tenía más o menos, me puse con el ordenador.
- ¿Y qué ha salido de ese cuaderno azul?
- Parece ser que un pregón. Creo que en gran medida es un pregón de corte clásico, lo que ocurre es que también he metido algunas pinceladas un tanto surrealistas. Entiendo que un pregón es un texto que se lee, que declama, y como la memoria auditiva es menor que la visual, evidentemente soy consciente de que no puedo poner ahí una barbaridad. Por ejemplo, el otro día leí lo que ha escrito Alberto García Reyes para la revista 'Romería', que es un poema impresionante, pero si lo haces para un pregón, echaría sangre por la boca. Mi pregón tiene parte de prosa, también parte de verso, vivencias muy personales... Es curioso que yo en el pregón sólo nombro a dos personas, una es un personaje histórico y la otra una persona que está viva y es muy conocida en el entorno de Valme, y, aunque no lo nombro, seguro que la gente, que sabe leer entrelíneas, va a pillar muchas cosas y se va a ver muy reflejada.
- En ese pregón es de imaginar que tu vida y tu relación personal con Valme estará muy presente.
- Claro. Aparecen muchos recuerdos míos, de mi familia, escenas del pueblo, e incluso de forma muy breve hablo de la Dos Hermanas de ayer y de hoy...
- ¿Es de esperar que la gente se sorprenda por algo, pese a que, como has comentado, será un pregón de corte clásico?
- Puede ser por cuanto guarda algunas pinceladas de humor. El pregón tiene un hilo conductor y yo utilizo a un personaje que habla conmigo, y puede ser que la gente se sorprenda con ese personaje, al que a lo mejor lo tenemos endiosado, de forma que no se espere que diga determinadas cosas o que hable en un tono coloquial. Pero no será para nada irreverente.
- ¿Es un personaje real o ficticio?
- Es real. Que ha existido, vamos, aunque no quiero desvelarlo.
- Y en ese hilo conductor que trazaste, ¿qué papel juega la Virgen?
- Es que Ella es el centro de todo. Al final, ese personaje, al que yo le sirvo como de cicerone, me dice que quiere ver de nuevo a la Virgen, porque hacía mucho tiempo que no la veía, hasta que se produce un reencuentro muy fuerte y, alrededor de eso, yo le voy llevando por escenas típicas de la Dos Hermanas que se prepara para la Romería de Valme, al tiempo que él va descubriendo cómo este pueblo ha constituido esta muestra de amor tan grande en torno a la Virgen. Esta historia tiene su introducción, nudo y desenlace, de forma que al final ese personaje desaparece, no sin que antes viera lo que yo quería enseñarle.
- A pocas horas del pregón, estás recuperándote de una afonía. ¿Se ha debido tal vez al cúmulo de sensaciones, al nerviosismo...?
- Yo me considero una persona tranquila, y le puedes preguntar a quien me conozca bien. Mi mujer me ha llegado a decir que me tomara dos valerianas, y estos días he ido ya hasta tres veces al médico. Es más, anoche mismo me pincharon un urbasón en San Agustín..., y me han llegado a decir que, aunque yo no me note los nervios, puede ser que el subconsciente me esté jugando una mala pasada. Pero, mira, yo me he tomado las dos valerianas, y la verdad es que me siento igual.
- ¿Qué mensaje encierra tu pregón?
- El que me gustaría que le quedara a la gente es, dentro de los muchos mensajes que guarda, que Valme es un don que nos caído del cielo y que consigue sacar lo mejor de toda la gente de Dos Hermanas, porque yo siempre he visto que cuando se hace algo en torno a Valme, lo sale de ahí es unión y el deseo de remar todos juntos en la misma dirección. Es que creo que es un fenómeno que trasciende lo meramente religioso, porque sé de gente que a lo mejor no tiene esa fe o esa espiritualidad, pero que se dejan llevar por esa corriente de celebración ya que Ella es como esa madre global que consigue sacar lo mejor de nosotros mismos.
- Pero el domingo del pregón no van a tirar cohetes.
- Ya, pero ¿tú sabes que a mí el día del pregón me hubiera gustado que tiraran cohetes al final?
- ¿En serio?
- Sí, porque quería terminarlo así como un poco pomposo, pero...
-¿Llegaste a planteárselo a la Hermandad?
- Sí, a Hugo Santos, y lo hice con estas palabras a través de un wassap: "Hugo, a cuánto está el cuarto y mitad de cohetes para la Romería?". Pero la verdad es que no me contestó. Y ya cuando he visto la noticia... La verdad es que me apena, porque es cierto y verdad que se trata de esas señales que te van anunciando y metiendo en la celebración, pero también entiendo que haya gente, personas que son más sensibles al ruido o aquellos que tienen animales, que les pueda molestar. Aunque también es verdad que cada vez se tiran menos cohetes. Yo recuerdo cómo de niño se lanzaban unas tracas tremendas todos los días y a todas horas..., pero por un cohete o dos por la tarde, y en una hora que no es intempestiva, tampoco creo yo que...
- ¿Cuándo le planteaste a tu hermano Francisco que fuera tu presentador?
- La misma noche en la que me lo propuso Hugo. Yo le dije que tuviera claro que si aceptaba, él tenía que venir conmigo, y me respondió que lo que me hiciera falta. Lo tuve muy claro desde el principio: por edad, porque es la persona de mi familia más cercana a mí, y porque siempre ha sido un modelo a seguir, casi un ídolo, y le dije: "A ti te presentó nuestro tío Casimiro, y ahora te toca presentarme a mí". Y así será.
Tomás Muriel Rivas, de 31 años de edad y periodista de profesión, nació en el seno de una familia nazarena muy cofrade y muy valmista, lo que le convierte, pese a su juventud, en un testigo privilegiado de recuerdos, de memorias, de testimonios, de sueños que sin duda se verán reflejados en el Pregón de la Romería de Valme que pronunciará este domingo, día 8 de octubre, en la Parroquia de Santa María Magdalena a partir de las 13:00 horas, justo después de que el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, presida la Función Principal dedicada a la Protectora de Dos Hermanas.
El pregonero es hermano de la Borriquita, Valme, Santa Ana y Santo Entierro, y, de Sevilla, de la Hermandad del Museo. En esta entrevista desgrana todo lo relacionado con su pregón, con su proceso y con el mensaje principal que quiere transmitir a todos.
- ¿Cuáles son tus primeros recuerdos de la Virgen de Valme?
- En mi casa, donde siempre se le ha tenido, aparte de devoción, un cariño tremendo a la Virgen, porque nosotros somos muchos de la Borriquita, y yo también de Santa Ana o el Santo Entierro, pero Valme siempre ha estado por encima, porque se convierte como en un aglutinador de todos los nazarenos, tengas o no unos lazos de fe o estés más o menos implicado. Valme es como un faro que siempre está dando luz a todo el mundo. Mi padre fue miembro de la Junta de Gobierno de la Coronación de la Virgen en 1973, y siempre se han recordado en casa muchos acontecimientos en torno a Ella.
- Es de imaginar entonces que si supone tanto para ti desde pequeño, en el momento que te transmitieron la posibilidad de que fueras el pregonero, te vendrían muchas cosas a la cabeza.
- Me vinieron a la cabeza sentimientos encontrados. Por una parte, el rechazo momentáneo al preguntarme que quién era yo para esto y el de no sentirme capaz, y, por otro, el agradecimiento, porque siempre es un honor que piensen en ti. Ya se sabe que la Virgen lo perdona todo, que siempre es benévola, pero ¡hay tantísimo cariño hacia Ella, tantas historias de tanta gente y lo que supone para todos ellos estos días...! Siempre recordaré cómo en momentos muy duros de la vida, como ocurrió cuando mi padre estuvo enfermo, la Hermandad de Valme nos mandó a casa durante un mes y medio uno de los mantos de la Virgen para que se le arropada por las noches. Y esos momentos te dicen mucho. Entonces, al final, entre unas cosas y otras, aceptas el ofrecimiento. Aunque también porque Hugo Santos me lo comunicó de tal forma que no me dio tampoco mucha opción. Me dejó sólo media hora para decidirme. Estaba cenando en casa con mi mujer, Rosa, y después de a ella, que me estaba escuchando, la primera persona a la que llamé fue a mi hermano, quien me dijo: "¿Pero cuáles son tus miedos?". Y yo le respondí: "No estar a la altura, que, aunque yo escribo todos los días, no es lo mismo hacer un texto informativo que exclamativo, que mi texto no resultara original..." En fin, muchas cosas. Pero al final acepté.
- Cómo fue ese proceso hasta que tuviste las ideas claras en relación con el pregón.
- Es curioso que desde el mismo instante de la aceptación del encargo, me pasaron por la cabeza, de forma muy rápida, una sucesión tremenda de frases e ideas. Entonces, me busqué un cuadernito azul que tenía por casa y comencé a anotar lo que se me iba ocurriendo. Como el trabajo no me dejaba mucho tiempo, decidí dejarlo para el verano, y fue justo la noche después del atentado de Barcelona cuando a eso de las tres de la mañana me sobresalté en la cama y, no sé por qué, empecé a darle vueltas hasta que vi la estructura completa del pregón. Es curioso, porque a lo mejor el atentado tiene algo que ver en un punto concreto con mi pregón, pero el caso es que me levanté y me llevé unas dos o tres horas escribiendo. A partir de ahí empecé de lleno, aunque lo verdad es que lo he terminado totalmente hace muy pocos días.
- Cuando estabas contando esto último has hecho el gesto de ponerte a escribir con la mano. ¿Es que has escrito el pregón a mano?
- Al principio, sí. Tengo treinta y tantas páginas escritas a mano en cuartilla desarrollando ideas sueltas, pero luego, cuando ya lo tenía más o menos, me puse con el ordenador.
- ¿Y qué ha salido de ese cuaderno azul?
- Parece ser que un pregón. Creo que en gran medida es un pregón de corte clásico, lo que ocurre es que también he metido algunas pinceladas un tanto surrealistas. Entiendo que un pregón es un texto que se lee, que declama, y como la memoria auditiva es menor que la visual, evidentemente soy consciente de que no puedo poner ahí una barbaridad. Por ejemplo, el otro día leí lo que ha escrito Alberto García Reyes para la revista 'Romería', que es un poema impresionante, pero si lo haces para un pregón, echaría sangre por la boca. Mi pregón tiene parte de prosa, también parte de verso, vivencias muy personales... Es curioso que yo en el pregón sólo nombro a dos personas, una es un personaje histórico y la otra una persona que está viva y es muy conocida en el entorno de Valme, y, aunque no lo nombro, seguro que la gente, que sabe leer entrelíneas, va a pillar muchas cosas y se va a ver muy reflejada.
- En ese pregón es de imaginar que tu vida y tu relación personal con Valme estará muy presente.
- Claro. Aparecen muchos recuerdos míos, de mi familia, escenas del pueblo, e incluso de forma muy breve hablo de la Dos Hermanas de ayer y de hoy...
- ¿Es de esperar que la gente se sorprenda por algo, pese a que, como has comentado, será un pregón de corte clásico?
- Puede ser por cuanto guarda algunas pinceladas de humor. El pregón tiene un hilo conductor y yo utilizo a un personaje que habla conmigo, y puede ser que la gente se sorprenda con ese personaje, al que a lo mejor lo tenemos endiosado, de forma que no se espere que diga determinadas cosas o que hable en un tono coloquial. Pero no será para nada irreverente.
- ¿Es un personaje real o ficticio?
- Es real. Que ha existido, vamos, aunque no quiero desvelarlo.
- Y en ese hilo conductor que trazaste, ¿qué papel juega la Virgen?
- Es que Ella es el centro de todo. Al final, ese personaje, al que yo le sirvo como de cicerone, me dice que quiere ver de nuevo a la Virgen, porque hacía mucho tiempo que no la veía, hasta que se produce un reencuentro muy fuerte y, alrededor de eso, yo le voy llevando por escenas típicas de la Dos Hermanas que se prepara para la Romería de Valme, al tiempo que él va descubriendo cómo este pueblo ha constituido esta muestra de amor tan grande en torno a la Virgen. Esta historia tiene su introducción, nudo y desenlace, de forma que al final ese personaje desaparece, no sin que antes viera lo que yo quería enseñarle.
- A pocas horas del pregón, estás recuperándote de una afonía. ¿Se ha debido tal vez al cúmulo de sensaciones, al nerviosismo...?
- Yo me considero una persona tranquila, y le puedes preguntar a quien me conozca bien. Mi mujer me ha llegado a decir que me tomara dos valerianas, y estos días he ido ya hasta tres veces al médico. Es más, anoche mismo me pincharon un urbasón en San Agustín..., y me han llegado a decir que, aunque yo no me note los nervios, puede ser que el subconsciente me esté jugando una mala pasada. Pero, mira, yo me he tomado las dos valerianas, y la verdad es que me siento igual.
- ¿Qué mensaje encierra tu pregón?
- El que me gustaría que le quedara a la gente es, dentro de los muchos mensajes que guarda, que Valme es un don que nos caído del cielo y que consigue sacar lo mejor de toda la gente de Dos Hermanas, porque yo siempre he visto que cuando se hace algo en torno a Valme, lo sale de ahí es unión y el deseo de remar todos juntos en la misma dirección. Es que creo que es un fenómeno que trasciende lo meramente religioso, porque sé de gente que a lo mejor no tiene esa fe o esa espiritualidad, pero que se dejan llevar por esa corriente de celebración ya que Ella es como esa madre global que consigue sacar lo mejor de nosotros mismos.
- Pero el domingo del pregón no van a tirar cohetes.
- Ya, pero ¿tú sabes que a mí el día del pregón me hubiera gustado que tiraran cohetes al final?
- ¿En serio?
- Sí, porque quería terminarlo así como un poco pomposo, pero...
-¿Llegaste a planteárselo a la Hermandad?
- Sí, a Hugo Santos, y lo hice con estas palabras a través de un wassap: "Hugo, a cuánto está el cuarto y mitad de cohetes para la Romería?". Pero la verdad es que no me contestó. Y ya cuando he visto la noticia... La verdad es que me apena, porque es cierto y verdad que se trata de esas señales que te van anunciando y metiendo en la celebración, pero también entiendo que haya gente, personas que son más sensibles al ruido o aquellos que tienen animales, que les pueda molestar. Aunque también es verdad que cada vez se tiran menos cohetes. Yo recuerdo cómo de niño se lanzaban unas tracas tremendas todos los días y a todas horas..., pero por un cohete o dos por la tarde, y en una hora que no es intempestiva, tampoco creo yo que...
- ¿Cuándo le planteaste a tu hermano Francisco que fuera tu presentador?
- La misma noche en la que me lo propuso Hugo. Yo le dije que tuviera claro que si aceptaba, él tenía que venir conmigo, y me respondió que lo que me hiciera falta. Lo tuve muy claro desde el principio: por edad, porque es la persona de mi familia más cercana a mí, y porque siempre ha sido un modelo a seguir, casi un ídolo, y le dije: "A ti te presentó nuestro tío Casimiro, y ahora te toca presentarme a mí". Y así será.
FRANCISCO GIL / REDACCIÓN