Dos nazarenos, Sergio Pachón y Vanesa Hervás, ambos miembros del Club de Montaña Máquinas Tragamillas, coronaron recientemente la cumbre del Kilimanjaro, el pico más alto del continente africano, que se encuentra situado a unos 5.891 metros de altitud. Y lo hicieron dentro de su aún poca experiencia como escaladores junto a otros dos compañeros, eso sí, con muchos picos ya a cuesta.
Vanesa Hervás Torres es médico psiquiatra, de 37 años de edad, y Sergio Pachón Cáceres, técnico de la Junta de Andalucía, de 42. Ambos pertenecen al Club de Montaña Máquinas Tragamillas, que organiza rutas de montaña a todos los niveles, y mientras el primero cuenta con la experiencia se haber escalado montañas en los Picos de Europa y Los Pirineos, Vanesa es más novata, ya que su experiencia se centra casi únicamente en el Mulhacén, en Sierra Nevada.
Precisamente, con escapadas todos los fines de semana que podían hasta esta cumbre situada en Sierra Nevada es como ambos se prepararon para el asalto al Kilimanjaro, una meta que concibieron más como una aventura, pero que resultó fantástica. Es más, saltándose su proceso de aclimatación, aprovecharon su viaje a Tanzania para disfrutar de sus espectaculares playas y del Parque Nacional que rodea dicha montaña.
El Club de Montaña Máquinas Tragamilla, con sede en Dos Hermanas, se creó hace poco con la intención de agrupar a amigos que son amantes de la aventura y de la montaña. Vía Wassap, Sergio y Vanesa han contado en primera persona, y de forma breve, su rica experiencia, que es la siguiente:
Como breve resumen empezaré diciendo lo increíble que ha sido este viaje por muchos motivos, principalmente por el grupo… Empezamos hace dos años con un viaje a Islandia y, con algún cambio de cromos, hace siete meses decidimos intentar hacer sima en el Kilimanjaro.
De los cuatro, sin duda soy el que menos he viajado…, los demás son auténticos trotamundos y viajar a África ya es una aventura a priori.
El viaje ha tenido tres partes marcadas (islas, Kilimanjaro Summit y safaris). La primera parte ha sido en las maravillosas islas de Zanzíbar y Pemba. Es evidente que no era lo más aconsejable para la aclimatación, pero el trabajo ya estaba hecho tres meses atrás con la visita a nuestra Sierra Nevada todos los fines que podíamos.
Allí hemos disfrutado de ocho días de unas playas increíbles y unos rincones espectaculares, siempre evitando la parte más turística, así como la presencia del hombre ‘blanco’…, y siempre recordaremos con mucha emoción nadar con los delfines salvajes.
Disfrutando mucho, pero casi sin descanso, como un ‘Pekín Express’ diario por querer abarcar quizás más de la cuenta. Cuando cruzamos al continente con el punto de mira en el Kili, aún no teníamos cerrado la empresa con la que haríamos la expedición, aunque si la ruta: la Machame, de seis días de ascensión. Sólo teníamos una tarde, ya que queríamos empezar al día siguiente. El briefing fue muy intenso y nos fuimos a dormir con casi todo cerrado.
El Kilimanjaro nos ha marcado un Montañón. Muchos adjetivos…, y todos positivos. La cima fue muy muy emocionante. El camino a la cima se hizo un poco largo, pero enriquecedor. Las noches despejadas con la Vía Láctea como nunca la vi, con horas de pateo y de convivencia para el recuerdo.
Son muchas cosas las que poder contar, pero me quedaría personalmente con la capacidad de superación que tenemos cuando ponemos al límite el cuerpo. Aunque se trata sobre todo de diversión, sin duda siempre tenemos más que dar. Cuando el cuerpo no puede, la cabeza quiere más.
Y, por último, el safari, tres días viendo bichos y lugares que me había hartado de ver en los documentales de la 2. Sin duda, me quedo con ver a los elefantes…, para mí el rey de la selva.
Muchos aviones, avionetas y horas muertas…, dolor de cabeza contante con el regateo que tienen por costumbre, y lidiar con las ‘propinas’, las cosas que menos gustaron quizás. Y muchas cosas que se quedarán de recuerdo para toda la vida. África engancha.
Vanesa Hervás Torres es médico psiquiatra, de 37 años de edad, y Sergio Pachón Cáceres, técnico de la Junta de Andalucía, de 42. Ambos pertenecen al Club de Montaña Máquinas Tragamillas, que organiza rutas de montaña a todos los niveles, y mientras el primero cuenta con la experiencia se haber escalado montañas en los Picos de Europa y Los Pirineos, Vanesa es más novata, ya que su experiencia se centra casi únicamente en el Mulhacén, en Sierra Nevada.
Precisamente, con escapadas todos los fines de semana que podían hasta esta cumbre situada en Sierra Nevada es como ambos se prepararon para el asalto al Kilimanjaro, una meta que concibieron más como una aventura, pero que resultó fantástica. Es más, saltándose su proceso de aclimatación, aprovecharon su viaje a Tanzania para disfrutar de sus espectaculares playas y del Parque Nacional que rodea dicha montaña.
El Club de Montaña Máquinas Tragamilla, con sede en Dos Hermanas, se creó hace poco con la intención de agrupar a amigos que son amantes de la aventura y de la montaña. Vía Wassap, Sergio y Vanesa han contado en primera persona, y de forma breve, su rica experiencia, que es la siguiente:
Como breve resumen empezaré diciendo lo increíble que ha sido este viaje por muchos motivos, principalmente por el grupo… Empezamos hace dos años con un viaje a Islandia y, con algún cambio de cromos, hace siete meses decidimos intentar hacer sima en el Kilimanjaro.
De los cuatro, sin duda soy el que menos he viajado…, los demás son auténticos trotamundos y viajar a África ya es una aventura a priori.
El viaje ha tenido tres partes marcadas (islas, Kilimanjaro Summit y safaris). La primera parte ha sido en las maravillosas islas de Zanzíbar y Pemba. Es evidente que no era lo más aconsejable para la aclimatación, pero el trabajo ya estaba hecho tres meses atrás con la visita a nuestra Sierra Nevada todos los fines que podíamos.
Allí hemos disfrutado de ocho días de unas playas increíbles y unos rincones espectaculares, siempre evitando la parte más turística, así como la presencia del hombre ‘blanco’…, y siempre recordaremos con mucha emoción nadar con los delfines salvajes.
Disfrutando mucho, pero casi sin descanso, como un ‘Pekín Express’ diario por querer abarcar quizás más de la cuenta. Cuando cruzamos al continente con el punto de mira en el Kili, aún no teníamos cerrado la empresa con la que haríamos la expedición, aunque si la ruta: la Machame, de seis días de ascensión. Sólo teníamos una tarde, ya que queríamos empezar al día siguiente. El briefing fue muy intenso y nos fuimos a dormir con casi todo cerrado.
El Kilimanjaro nos ha marcado un Montañón. Muchos adjetivos…, y todos positivos. La cima fue muy muy emocionante. El camino a la cima se hizo un poco largo, pero enriquecedor. Las noches despejadas con la Vía Láctea como nunca la vi, con horas de pateo y de convivencia para el recuerdo.
Son muchas cosas las que poder contar, pero me quedaría personalmente con la capacidad de superación que tenemos cuando ponemos al límite el cuerpo. Aunque se trata sobre todo de diversión, sin duda siempre tenemos más que dar. Cuando el cuerpo no puede, la cabeza quiere más.
Y, por último, el safari, tres días viendo bichos y lugares que me había hartado de ver en los documentales de la 2. Sin duda, me quedo con ver a los elefantes…, para mí el rey de la selva.
Muchos aviones, avionetas y horas muertas…, dolor de cabeza contante con el regateo que tienen por costumbre, y lidiar con las ‘propinas’, las cosas que menos gustaron quizás. Y muchas cosas que se quedarán de recuerdo para toda la vida. África engancha.
F. G. / REDACCIÓN