Pocos conocen que hoy, día 8 de septiembre, se celebra el Día Mundial de la Fisioterapia. Como muy pocos también siguen desconociendo una disciplina de la salud que consigue paliar múltiples dolencias, especialmente gracias a las manos y, cada vez más, a la aparición de nuevas técnicas, como reconoce en esta entrevista el nazareno Agustín Salguero Salguero, fisioterapeuta del Hospital San Agustín.
Agustín Salguero es fisioterapeuta titulado por la Universidad de Sevilla desde hace diez años, los mismos que lleva trabajando en el Hospital San Agustín de Dos Hermanas, donde ha visto cómo un Centro de Rehabilitación que sólo contaba con dos personas, ha pasado ahora a siete, y cómo su actual sede, que se encuentra en el número 35 de la calle Doctor Fleming, dispone de los suficientes medios materiales como para tratar cualquier tipo de dolencia.
- ¿Cuál ha sido la evolución de la fisioterapia desde que acabó sus estudios hasta hoy?
- La verdad es que ha cambiado mucho, y, como todas las profesiones, sigue evolucionando, entre otras cosas porque van apareciendo nuevas técnicas, como ocurre con las agujas de punción o los vendajes neuromusculares, y desarrollándose máquinas, como las que transmiten corrientes eléctricas, que nos están ayudando en nuestra profesión, en la que, pese a todos, nuestras manos siguen siendo la herramienta principal.
- ¿Cuántos fisioterapeutas se encuentran en esta Unidad?
- En estos momentos, siete. Cuando yo entré, hace diez años, éramos dos. Aquí tratamos, básicamente, la fisioterapia traumatológica. Y como el Hospital tiene una Unidad de Tráfico, también muchos de los pacientes que nos llegan son por accidentes, especialmente por latigazos cervicales o problemas lumbares. Y para todo ello estamos contando con una paulatina mejora de nuestras instalaciones y maquinarias.
- Eso quiere decir que la fisioterapia ha ganado en importancia.
- Sin duda, a pesar de que aún no hay una cultura de la fisioterapia muy extendida, aunque algo está empezando a cambiar en los últimos años. Pero, para nuestra desgracia, aún hay muchas personas que nos consideran masajistas y que no nos otorgan el respeto que, por ejemplo, tienen los médicos, cuando un fisioterapeuta se encuentra perfectamente cualificado para dar un diagnóstico de fisioterapia y aplicar un tratamiento.
- Esa teórica mala fama que tienen los fisioterapeutas, ¿es más por culpa de los médicos o de los pacientes?
- Yo no se la achaco ni a uno ni a otro. El que acude a un fisioterapeuta lo suele hacer con fe, porque deposita la esperanza en un profesional de la rama sanitaria para que le ayude a superar la lesión que sufre.
- ¿Hay mucho intrusismo en esta profesión?
- Muchísimo. Desde los orientales que aparecen en la playa dando masajes, al que ha hecho un curso de varios meses y da masajes en su casa a puerta cerrada... Lo que yo creo con respecto a estas personas es que están siendo engañadas por parte de las academias que imparten esas clases de masajes, porque ellos al final no pueden aplicar tratamientos. Pueden dar masajes relajantes, pero no pueden tratar una lesión como una tendinitis o un esguince.
- ¿Suele ocurrir que cuando un paciente acude por primera vez a un fisioterapeuta, lo haga con falta de fe?
- Sí, pero yo creo que es fruto de la incultura tan grande que hay en este país, ya que muchas veces se prefiere acudir a un masajista que le ha recomendado un amigo. A mí me han contado casos de personas que han acudido a un masajista y que este le ha llegado incluso a infiltrar. Y cuando lo oigo, me pongo las manos en la cabeza. Siempre que me preguntan qué diferencia hay entre un masajista y un fisioterapeuta, respondo lo mismo: cuatro años de estudio universitario. Nosotros tenemos una formación médica que nos capacita para nuestra profesión.
- ¿El deporte de élite está contribuyendo a que vuestra profesión sea más valorada?
- Le voy a contar una anécdota: un día leí en la prensa que Cristiano Ronaldo le había regalado un coche a cada uno de sus fisioterapeutas. Pero es que, por ejemplo, Rafa Pascual, que ha sido el mejor jugador español de voleibol de la historia, tenía a un fisioterapeuta personal, que, por cierto, es un nazareno, David Díaz. Y a Fernando Alonso, cuando sale del coche, la persona que le acompaña siempre es su fisio personal. Esto lo que quiere decir es que quienes practican deporte de élite cuenta con mucha cultura en este aspecto.
- Antes hacía referencia a la importancia de las manos. ¿De verdad pueden curar?
- Las manos son unas herramientas. A mí hay muchos pacientes que me dan las gracias por haberle curado, y yo les digo que no les he curado, sino que les he ayudado a que se recuperen. Los fisioterapeutas somos herramientas para lograr la recuperación de un paciente. Nosotros ayudamos a los mecanismos que tiene el cuerpo para que vuelvan a la normalidad.
- Y quien se pone por primera vez en manos de un fisioterapeuta, ¿suele repetir?
- La verdad es que sí. Lo normal es que la primera vez que llega un paciente, por ejemplo con una lumbalgia y ya está cansado de tomarse pastillas o de ponerse inyectables que no le hacen nada, lo primero que tenemos que hacer es ganarnos su confianza, porque parece como si llegara sólo a probar, pero cuando se deja que le tratemos, siempre sale contento.
- ¿Cuáles son las lesiones más habituales que soléis tratar?
- Las cervicales y las lumbalgias. Y luego ya les tendinitis, el conocido como 'codo de tenista', los hombros... Es curioso que últimamente gracias al pádel, y lo digo en plan irónico, nos están llegando muchas lesiones de tobillo, hombros o rodilla. Y eso viene provocado porque son muchos los practicantes de este deporte que empiezan a hacerlo a partir de los 40 años, que de pronto, después de veinte años sin hacer deporte, se junta con tres amigos y se echan su partido de pádel sin darse cuenta de que es muy exigente desde el punto de vista físico, porque, aunque en teoría parece fácil de practicar, les obliga a realizar movimientos muy explosivos, muchos giros y muchos frenazos, y, claro, se suelen producir lesiones. Si a eso se le añade que la mayoría de los jugadores no calientan bien...
- Antes hizo referencia a la importancia que los deportistas de élite le dan a los fisioterapeutas, pero ¿ocurre igual en el deporte de base?
- No. Suelen hacerlo con masajistas, entre otras cosas porque es más barato. Eso, independientemente de que a estos niveles no hay demasiada cultura en relación con la fisioterapia.
- Usted es, además de muy cofrade, costalero. ¿Se cuidan más hoy también los costaleros?
- En Sevilla, por ejemplo, se ha evolucionado mucho gracias, entre otras medidas, al Centro del Costalero que ha creado el Colegio de Fisioterapeutas, y la verdad es que también hay más cultura en el costalero. En los últimos años he notado que se ha mejorado la forma y el estilo de trabajar debajo de los pasos, la formación física, se cuidan más, y sé de muchos que acuden antes, durante y después a tratarse con un fisioterapeuta.
Agustín Salguero es fisioterapeuta titulado por la Universidad de Sevilla desde hace diez años, los mismos que lleva trabajando en el Hospital San Agustín de Dos Hermanas, donde ha visto cómo un Centro de Rehabilitación que sólo contaba con dos personas, ha pasado ahora a siete, y cómo su actual sede, que se encuentra en el número 35 de la calle Doctor Fleming, dispone de los suficientes medios materiales como para tratar cualquier tipo de dolencia.
- ¿Cuál ha sido la evolución de la fisioterapia desde que acabó sus estudios hasta hoy?
- La verdad es que ha cambiado mucho, y, como todas las profesiones, sigue evolucionando, entre otras cosas porque van apareciendo nuevas técnicas, como ocurre con las agujas de punción o los vendajes neuromusculares, y desarrollándose máquinas, como las que transmiten corrientes eléctricas, que nos están ayudando en nuestra profesión, en la que, pese a todos, nuestras manos siguen siendo la herramienta principal.
- ¿Cuántos fisioterapeutas se encuentran en esta Unidad?
- En estos momentos, siete. Cuando yo entré, hace diez años, éramos dos. Aquí tratamos, básicamente, la fisioterapia traumatológica. Y como el Hospital tiene una Unidad de Tráfico, también muchos de los pacientes que nos llegan son por accidentes, especialmente por latigazos cervicales o problemas lumbares. Y para todo ello estamos contando con una paulatina mejora de nuestras instalaciones y maquinarias.
- Eso quiere decir que la fisioterapia ha ganado en importancia.
- Sin duda, a pesar de que aún no hay una cultura de la fisioterapia muy extendida, aunque algo está empezando a cambiar en los últimos años. Pero, para nuestra desgracia, aún hay muchas personas que nos consideran masajistas y que no nos otorgan el respeto que, por ejemplo, tienen los médicos, cuando un fisioterapeuta se encuentra perfectamente cualificado para dar un diagnóstico de fisioterapia y aplicar un tratamiento.
- Esa teórica mala fama que tienen los fisioterapeutas, ¿es más por culpa de los médicos o de los pacientes?
- Yo no se la achaco ni a uno ni a otro. El que acude a un fisioterapeuta lo suele hacer con fe, porque deposita la esperanza en un profesional de la rama sanitaria para que le ayude a superar la lesión que sufre.
- ¿Hay mucho intrusismo en esta profesión?
- Muchísimo. Desde los orientales que aparecen en la playa dando masajes, al que ha hecho un curso de varios meses y da masajes en su casa a puerta cerrada... Lo que yo creo con respecto a estas personas es que están siendo engañadas por parte de las academias que imparten esas clases de masajes, porque ellos al final no pueden aplicar tratamientos. Pueden dar masajes relajantes, pero no pueden tratar una lesión como una tendinitis o un esguince.
- ¿Suele ocurrir que cuando un paciente acude por primera vez a un fisioterapeuta, lo haga con falta de fe?
- Sí, pero yo creo que es fruto de la incultura tan grande que hay en este país, ya que muchas veces se prefiere acudir a un masajista que le ha recomendado un amigo. A mí me han contado casos de personas que han acudido a un masajista y que este le ha llegado incluso a infiltrar. Y cuando lo oigo, me pongo las manos en la cabeza. Siempre que me preguntan qué diferencia hay entre un masajista y un fisioterapeuta, respondo lo mismo: cuatro años de estudio universitario. Nosotros tenemos una formación médica que nos capacita para nuestra profesión.
- ¿El deporte de élite está contribuyendo a que vuestra profesión sea más valorada?
- Le voy a contar una anécdota: un día leí en la prensa que Cristiano Ronaldo le había regalado un coche a cada uno de sus fisioterapeutas. Pero es que, por ejemplo, Rafa Pascual, que ha sido el mejor jugador español de voleibol de la historia, tenía a un fisioterapeuta personal, que, por cierto, es un nazareno, David Díaz. Y a Fernando Alonso, cuando sale del coche, la persona que le acompaña siempre es su fisio personal. Esto lo que quiere decir es que quienes practican deporte de élite cuenta con mucha cultura en este aspecto.
- Antes hacía referencia a la importancia de las manos. ¿De verdad pueden curar?
- Las manos son unas herramientas. A mí hay muchos pacientes que me dan las gracias por haberle curado, y yo les digo que no les he curado, sino que les he ayudado a que se recuperen. Los fisioterapeutas somos herramientas para lograr la recuperación de un paciente. Nosotros ayudamos a los mecanismos que tiene el cuerpo para que vuelvan a la normalidad.
- Y quien se pone por primera vez en manos de un fisioterapeuta, ¿suele repetir?
- La verdad es que sí. Lo normal es que la primera vez que llega un paciente, por ejemplo con una lumbalgia y ya está cansado de tomarse pastillas o de ponerse inyectables que no le hacen nada, lo primero que tenemos que hacer es ganarnos su confianza, porque parece como si llegara sólo a probar, pero cuando se deja que le tratemos, siempre sale contento.
- ¿Cuáles son las lesiones más habituales que soléis tratar?
- Las cervicales y las lumbalgias. Y luego ya les tendinitis, el conocido como 'codo de tenista', los hombros... Es curioso que últimamente gracias al pádel, y lo digo en plan irónico, nos están llegando muchas lesiones de tobillo, hombros o rodilla. Y eso viene provocado porque son muchos los practicantes de este deporte que empiezan a hacerlo a partir de los 40 años, que de pronto, después de veinte años sin hacer deporte, se junta con tres amigos y se echan su partido de pádel sin darse cuenta de que es muy exigente desde el punto de vista físico, porque, aunque en teoría parece fácil de practicar, les obliga a realizar movimientos muy explosivos, muchos giros y muchos frenazos, y, claro, se suelen producir lesiones. Si a eso se le añade que la mayoría de los jugadores no calientan bien...
- Antes hizo referencia a la importancia que los deportistas de élite le dan a los fisioterapeutas, pero ¿ocurre igual en el deporte de base?
- No. Suelen hacerlo con masajistas, entre otras cosas porque es más barato. Eso, independientemente de que a estos niveles no hay demasiada cultura en relación con la fisioterapia.
- Usted es, además de muy cofrade, costalero. ¿Se cuidan más hoy también los costaleros?
- En Sevilla, por ejemplo, se ha evolucionado mucho gracias, entre otras medidas, al Centro del Costalero que ha creado el Colegio de Fisioterapeutas, y la verdad es que también hay más cultura en el costalero. En los últimos años he notado que se ha mejorado la forma y el estilo de trabajar debajo de los pasos, la formación física, se cuidan más, y sé de muchos que acuden antes, durante y después a tratarse con un fisioterapeuta.
FRANCISCO GIL / REDACCIÓN