Dos Hermanas Diario Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la carta remitida por María Jesús Raudona Gómez, vecina de la Plaza Menéndez y Pelayo, conocida popularmente como La Plazoleta, en la que se queja del ambiente mercantilista que está adquiriendo la misma. Si lo desea, puede escribir a doshermanasdiariodigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia, e incluso acompañarla también de alguna fotografía.
Sólo por una semana, la Plazoleta ha vuelto a recuperar el sabor y los sonidos de antaño, de cuando era un lugar de convivencia de los vecinos, de los ancianos que se sentaban en los bancos a ver pasar a los conocidos y amigos, a charlar con unos y otros esperando la hora de volver a casa. De las mujeres que se sentaban en la puerta de alguna de las casas de la plaza, a esperar a "tomar el fresco" mientras se ponían al día con los comentarios de la jornada. De los niños que jugaban a la pelota o, como fue mi caso hace muchos años, aprendían a andar en bicicleta.
Por una semana la plaza ha perdido, afortunadamente, el ambiente mercantilista que tiene desde hace unos años, cuando el Ayuntamiento autorizó la instalación de la terraza del bar que está junto a la farmacia, que ha ido ocupando cada vez más terreno a la vida vecinal de antaño, sin control alguno por parte ni del Ayuntamiento ni de la Policía Municipal. Seis mesas creo que fueron autorizadas por la Policía Municipal en su día, que han acabado siendo hasta 14 entre veladores, barriles y mesitas altas, impidiendo muchas veces el paso normal de los vecinos, que tienen incluso que bajar y cruzar a la acera de enfrente cuando van, por ejemplo, con un carrito de bebe o, lo que es peor, en silla de ruedas.
Me consta que en otros lugares de la geografía española los responsables de los locales advierten a los usuarios que no pueden mover las mesas de sitio ni agruparlas como quieran, porque la autorización de la Policía Municipal no sólo afecta al número de mesas sino también a su ubicación y distribución. En el caso de la Plazoleta, a nadie le importa si en lugar de 6 mesas colocadas de forma que molesten lo menos posible a los vecinos, se lleguen a ubicar hasta 14 elementos por doquier, no sólo impidiendo el paso sino creando un ruido de fondo a juego con la imagen mercantilista de las sombrillas rojas de una conocida marca comercial que se han instalado recientemente.
¿Esta es la imagen del pueblo que quiere ahora el Ayuntamiento de Dos Hermanas? ¿la de la pasta para las arcas municipales sin importarle el bienestar de los vecinos? Pero además, sin control, porque si el del bar paga por mesas autorizadas, desde luego el Ayuntamiento está dejando de ingresar un buen dinero por las que se instalan sin autorización.
Y no sólo está perdiendo dinero por esa vía, sino que también debe (debemos, todos los vecinos) gastar más en, por ejemplo, la limpieza de la plaza, que da pena verla o en la reposición de las plantas del seto de la Virgen de Valme, al que he visto echar restos de todo, de café, de cervezas, etc..., en un absoluto desprecio por el medio ambiente
Pensarán ustedes que el Ayuntamiento, antes de autorizar la instalación de esa terraza, preguntó a los vecinos si tenían algún inconveniente. Pues sí, preguntaron, concretamente a la farmacia (que obviamente sólo funciona en horario comercial) y a un vecino de los pisos que están encima de la Caja Rural y que, (¡qué casualidad)! al parecer es íntimo amigo de los dueños del local donde se instaló el bar que abrió la terraza.
Ante esto ¿qué nos queda a los vecinos? Esperar un año, a ver si la semana del 15 de agosto del año próximo se vuelve a cerrar el bar de la Plazoleta y se vuelven a oír los sonidos vecinales y no los comerciales.
Sólo por una semana, la Plazoleta ha vuelto a recuperar el sabor y los sonidos de antaño, de cuando era un lugar de convivencia de los vecinos, de los ancianos que se sentaban en los bancos a ver pasar a los conocidos y amigos, a charlar con unos y otros esperando la hora de volver a casa. De las mujeres que se sentaban en la puerta de alguna de las casas de la plaza, a esperar a "tomar el fresco" mientras se ponían al día con los comentarios de la jornada. De los niños que jugaban a la pelota o, como fue mi caso hace muchos años, aprendían a andar en bicicleta.
Por una semana la plaza ha perdido, afortunadamente, el ambiente mercantilista que tiene desde hace unos años, cuando el Ayuntamiento autorizó la instalación de la terraza del bar que está junto a la farmacia, que ha ido ocupando cada vez más terreno a la vida vecinal de antaño, sin control alguno por parte ni del Ayuntamiento ni de la Policía Municipal. Seis mesas creo que fueron autorizadas por la Policía Municipal en su día, que han acabado siendo hasta 14 entre veladores, barriles y mesitas altas, impidiendo muchas veces el paso normal de los vecinos, que tienen incluso que bajar y cruzar a la acera de enfrente cuando van, por ejemplo, con un carrito de bebe o, lo que es peor, en silla de ruedas.
Me consta que en otros lugares de la geografía española los responsables de los locales advierten a los usuarios que no pueden mover las mesas de sitio ni agruparlas como quieran, porque la autorización de la Policía Municipal no sólo afecta al número de mesas sino también a su ubicación y distribución. En el caso de la Plazoleta, a nadie le importa si en lugar de 6 mesas colocadas de forma que molesten lo menos posible a los vecinos, se lleguen a ubicar hasta 14 elementos por doquier, no sólo impidiendo el paso sino creando un ruido de fondo a juego con la imagen mercantilista de las sombrillas rojas de una conocida marca comercial que se han instalado recientemente.
¿Esta es la imagen del pueblo que quiere ahora el Ayuntamiento de Dos Hermanas? ¿la de la pasta para las arcas municipales sin importarle el bienestar de los vecinos? Pero además, sin control, porque si el del bar paga por mesas autorizadas, desde luego el Ayuntamiento está dejando de ingresar un buen dinero por las que se instalan sin autorización.
Y no sólo está perdiendo dinero por esa vía, sino que también debe (debemos, todos los vecinos) gastar más en, por ejemplo, la limpieza de la plaza, que da pena verla o en la reposición de las plantas del seto de la Virgen de Valme, al que he visto echar restos de todo, de café, de cervezas, etc..., en un absoluto desprecio por el medio ambiente
Pensarán ustedes que el Ayuntamiento, antes de autorizar la instalación de esa terraza, preguntó a los vecinos si tenían algún inconveniente. Pues sí, preguntaron, concretamente a la farmacia (que obviamente sólo funciona en horario comercial) y a un vecino de los pisos que están encima de la Caja Rural y que, (¡qué casualidad)! al parecer es íntimo amigo de los dueños del local donde se instaló el bar que abrió la terraza.
Ante esto ¿qué nos queda a los vecinos? Esperar un año, a ver si la semana del 15 de agosto del año próximo se vuelve a cerrar el bar de la Plazoleta y se vuelven a oír los sonidos vecinales y no los comerciales.
MARÍA JESÚS RAUDONA GÓMEZ