El Ballet Nacional de Letonia actuará esta noche en el marco del Festival Internacional de Danza de Itálica, con un espectáculo compuesto por la suite de El Corsario y el segundo acto de Giselle. El Teatro Romano acogerá la puesta en escena de estas “joyas del ballet clásico, muy relacionadas con el ballet ruso, a las que nos tiene acostumbradas” la única compañía letona de ballet profesional, según comentó durante la presentación del montaje la directora artística del festival, Victoria Guzmán, quien destacó, además, la “gran aceptación de público” lograda por esta compañía en sus otras visitas a Sevilla, en 2013 y en este 2017, con el Teatro de la Maestranza como escenario.
Para esta ocasión, el director artístico del Ballet Nacional de Letonia, Aivars Leimanis, se mostró convencido de que este espectáculo “va a quedar muy bonito con el fantástico Teatro Romano como espacio escénico”. Un montaje que, junto a “una selección de las mejores piezas” del ballet basado en el poema El Corsario (1814) de Lord Byron, incluirá también una de las primeras grandes obras del periodo romántico que han llegado hasta nuestros días, Giselle, inspirada por el libro De l’Allemagne (1835) de Heinrich Heine. Ambas cuentan con música del compositor francés Adolphe Adam y serán llevadas a la escena en Itálica con un total de 35 bailarines.
Fundado en 1918, el Ballet Nacional de Letonia cumplirá el próximo mes de diciembre 95 años desde que estrenase su primera función en tres actos. Desde entonces, han ido transmitiendo la mejor tradición del ballet clásico, con grandes figuras como el maestro Marius Petipa, coautor de las coreografías de El Corsario y Giselle.
Para la primera de estas obras, el propio Leimanis ha hecho algunas aportaciones muy respetuosas con el montaje original: “Casi nadie reconoce qué partes son las de Petipa y cuáles son las mías”, bromeó el director artístico letón.
Sobre la propia compañía, Leimanis resaltó el hecho de ser “la última que se sigue nutriendo de su propia escuela”, ya que actualmente un 95 por ciento –según su propia estimación– del Ballet Nacional de Letonia está compuesto por intérpretes formados en su cantera.
Una escuela que cuenta con 120 alumnos, siguiendo la tradición que a lo largo de todas estas décadas ha dado lugar a figuras del ballet tan relevantes como Mikhail Baryshnikov y Alexander Godunov, entre otros. Según el actual director artístico de la compañía, “así es más fácil mantener un estilo y un sello propios”.
Algo que de otra forma resultaría complicado, habida cuenta de que el Ballet Nacional de Letonia ofreció hasta 17 títulos en la última temporada: tanto ballets clásicos, como Don Quijote o El lago de los cisnes, como obras contemporáneas tipo Otello o Peer Gynt. Entre ellas, muchos estrenos mundiales y obras propias, algo que la prima ballerina de Giselle, Elza Leimane, valoró como “muy bueno, porque nos acostumbramos a repetir esos personajes y a hacer que crezcan. Al variar tanto durante una misma temporada, no nos centramos en un solo ballet, lo que haría que olvidásemos el resto”.
Por su parte, la bailarina solista Alise Prudane, que interpreta a una de las odaliscas en El Corsario y a Myrtha en Giselle, calificó como “muy interesante y enriquecedor el hecho de mezclar obras clásicas con las modernas, ya que la danza del siglo XXI debe ser universal”.
Para esta ocasión, el director artístico del Ballet Nacional de Letonia, Aivars Leimanis, se mostró convencido de que este espectáculo “va a quedar muy bonito con el fantástico Teatro Romano como espacio escénico”. Un montaje que, junto a “una selección de las mejores piezas” del ballet basado en el poema El Corsario (1814) de Lord Byron, incluirá también una de las primeras grandes obras del periodo romántico que han llegado hasta nuestros días, Giselle, inspirada por el libro De l’Allemagne (1835) de Heinrich Heine. Ambas cuentan con música del compositor francés Adolphe Adam y serán llevadas a la escena en Itálica con un total de 35 bailarines.
Fundado en 1918, el Ballet Nacional de Letonia cumplirá el próximo mes de diciembre 95 años desde que estrenase su primera función en tres actos. Desde entonces, han ido transmitiendo la mejor tradición del ballet clásico, con grandes figuras como el maestro Marius Petipa, coautor de las coreografías de El Corsario y Giselle.
Para la primera de estas obras, el propio Leimanis ha hecho algunas aportaciones muy respetuosas con el montaje original: “Casi nadie reconoce qué partes son las de Petipa y cuáles son las mías”, bromeó el director artístico letón.
Sobre la propia compañía, Leimanis resaltó el hecho de ser “la última que se sigue nutriendo de su propia escuela”, ya que actualmente un 95 por ciento –según su propia estimación– del Ballet Nacional de Letonia está compuesto por intérpretes formados en su cantera.
Una escuela que cuenta con 120 alumnos, siguiendo la tradición que a lo largo de todas estas décadas ha dado lugar a figuras del ballet tan relevantes como Mikhail Baryshnikov y Alexander Godunov, entre otros. Según el actual director artístico de la compañía, “así es más fácil mantener un estilo y un sello propios”.
Algo que de otra forma resultaría complicado, habida cuenta de que el Ballet Nacional de Letonia ofreció hasta 17 títulos en la última temporada: tanto ballets clásicos, como Don Quijote o El lago de los cisnes, como obras contemporáneas tipo Otello o Peer Gynt. Entre ellas, muchos estrenos mundiales y obras propias, algo que la prima ballerina de Giselle, Elza Leimane, valoró como “muy bueno, porque nos acostumbramos a repetir esos personajes y a hacer que crezcan. Al variar tanto durante una misma temporada, no nos centramos en un solo ballet, lo que haría que olvidásemos el resto”.
Por su parte, la bailarina solista Alise Prudane, que interpreta a una de las odaliscas en El Corsario y a Myrtha en Giselle, calificó como “muy interesante y enriquecedor el hecho de mezclar obras clásicas con las modernas, ya que la danza del siglo XXI debe ser universal”.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL