Antón Pirulero, la billarda, las bolas, las carreras de cintas o de sacos, las chapas, los chinos, la comba, el corro de la patata, los cromos, el elástico, el diábolo, el escondite, la lima o el trompo son algunos de los 86 juegos que el nazareno Pepe Díaz, gracias a sus recuerdos, investigación y testimonios de otros, ha conseguido reunir en un libro titulado 'Dos Hermanas. Juegos de ayer, de hoy y de siempre'.
Pepe Díaz tiene la virtud de aunar un tremendo interés en torno a todo lo que emprende, que no es poco y que, al margen de su ámbito deportivo, cuya trayectoria sólo en el mundo del voleibol no se sabe si podrá ser superada en algún momento por otro nazareno, se concentra ya en una decena de publicaciones, una gran parte de ellas dedicadas a Dos Hermanas.
Por eso el salón de actos del Centro Cultural La Almona mostraba nuevamente un gran ambiente con motivo de la presentación de la última publicación de Pepe Díaz, titulada 'Dos Hermanas. Juegos de ayer, de hoy y de mañana', editada por 'La Plazoleta de Valme', y en la que el autor contó con la presencia de la delegada de Igualdad y Educación, María Antonia Naharro; del autor del 'Epílogo', el profesor titular de la Universidad Pablo de Olavide Antonio J. López Gutiérrez; de la autora de las ilustraciones que acompañan a cada juego, María del Carmen Díaz Ponce, profesora, artista y sobrina del autor, y de uno de los tres impulsores de 'La Plazoleta de Valme', Álvaro Cueli Caro.
Y, junto a ellos, la familia casi al completo de Pepe Díaz, nietos incluidos, y colaboradores, amigos de la infancia y de nuevo muchos profesionales del mundo del deporte, que consiguieron dar color y calor a un acto que necesariamente resultó entrañable.
Porque es que, entre otras cosas, de lo que se iba a hablar era de aquellos juegos de calle, ya en muchos casos perdidos, que fueron los que tanto divirtieron y entretuvieron a todos, pero que, además, como destacó la delegada de Igualdad y Educación, realizaron entonces una gran labor de socialización y de desarrollo de habilidades... hasta que el progreso, el asfalto, los coches y otras amenazas lo han llevado en muchos casos al olvido.
Precisamente por este motivo es por el que Pepe Díaz, que no cesa en su empeño de recuperar la historia de Dos Hermanas en ámbitos tanto deportivos, como culturales, religiosos o sociales, se dijo un día que por qué no recuperar todos aquellos juegos que hicieron felices a generaciones de niños y niñas y, quién sabe, ofrecerlos para que se volvieran a ver en las plazas, jardines y colegios que se reparten por toda la ciudad.
Ahí están los juegos clásicos, pero también muchos otros ya casi olvidados por los más mayores, como el abejorro, la bombilla, las cabras de Juan, el cortahílos, el enano, el equilibrista, las letritas, Marrio, nitri, natre y cholatre, el sillón de la reina, el tirabeque o el túnel. En definitiva, juegos que ha ido recopilando a lo largo de los dos últimos años, a los que él mismo jugó en las calles entonces de tierra de Dos Hermanas y que eran la razón de ser de los más pequeños desde la década de los 50 y hasta los 70, recuperando en todos los casos sus orígenes, sus variantes y sus normas, dándose la circunstancia, en este último caso, de que era el propio niño el que las hacía.
Pepe Díaz tiene la virtud de aunar un tremendo interés en torno a todo lo que emprende, que no es poco y que, al margen de su ámbito deportivo, cuya trayectoria sólo en el mundo del voleibol no se sabe si podrá ser superada en algún momento por otro nazareno, se concentra ya en una decena de publicaciones, una gran parte de ellas dedicadas a Dos Hermanas.
Por eso el salón de actos del Centro Cultural La Almona mostraba nuevamente un gran ambiente con motivo de la presentación de la última publicación de Pepe Díaz, titulada 'Dos Hermanas. Juegos de ayer, de hoy y de mañana', editada por 'La Plazoleta de Valme', y en la que el autor contó con la presencia de la delegada de Igualdad y Educación, María Antonia Naharro; del autor del 'Epílogo', el profesor titular de la Universidad Pablo de Olavide Antonio J. López Gutiérrez; de la autora de las ilustraciones que acompañan a cada juego, María del Carmen Díaz Ponce, profesora, artista y sobrina del autor, y de uno de los tres impulsores de 'La Plazoleta de Valme', Álvaro Cueli Caro.
Y, junto a ellos, la familia casi al completo de Pepe Díaz, nietos incluidos, y colaboradores, amigos de la infancia y de nuevo muchos profesionales del mundo del deporte, que consiguieron dar color y calor a un acto que necesariamente resultó entrañable.
Porque es que, entre otras cosas, de lo que se iba a hablar era de aquellos juegos de calle, ya en muchos casos perdidos, que fueron los que tanto divirtieron y entretuvieron a todos, pero que, además, como destacó la delegada de Igualdad y Educación, realizaron entonces una gran labor de socialización y de desarrollo de habilidades... hasta que el progreso, el asfalto, los coches y otras amenazas lo han llevado en muchos casos al olvido.
Precisamente por este motivo es por el que Pepe Díaz, que no cesa en su empeño de recuperar la historia de Dos Hermanas en ámbitos tanto deportivos, como culturales, religiosos o sociales, se dijo un día que por qué no recuperar todos aquellos juegos que hicieron felices a generaciones de niños y niñas y, quién sabe, ofrecerlos para que se volvieran a ver en las plazas, jardines y colegios que se reparten por toda la ciudad.
Ahí están los juegos clásicos, pero también muchos otros ya casi olvidados por los más mayores, como el abejorro, la bombilla, las cabras de Juan, el cortahílos, el enano, el equilibrista, las letritas, Marrio, nitri, natre y cholatre, el sillón de la reina, el tirabeque o el túnel. En definitiva, juegos que ha ido recopilando a lo largo de los dos últimos años, a los que él mismo jugó en las calles entonces de tierra de Dos Hermanas y que eran la razón de ser de los más pequeños desde la década de los 50 y hasta los 70, recuperando en todos los casos sus orígenes, sus variantes y sus normas, dándose la circunstancia, en este último caso, de que era el propio niño el que las hacía.
F. G. / REDACCIÓN