Se llevaban unos diez minutos de la madrugada del viernes cuando el Simpecado de la Hermandad del Rocío de Dos Hermanas hizo su entrada en la Parroquia de Santa María Magdalena, ya de regreso de su peregrinación hasta la aldea almonteña. Y lo hizo rodeado de rostros cansados, pero satisfechos por un camino que de nuevo se había desarrollado sin excesivos problemas, quitando el tremendo calor.
Y es que las altas temperaturas que acompañaron a los romeros nazarenos en su camino de regreso hasta Dos Hermanas hizo que todos sufrieran, incluidos los animales, por lo que todo se volvió a hacer más lento de lo usual. Así fue, entre otros factores propios de una celebración que se vive con intensidad conforme se va llegando a Dos Hermanas, como la tardía salida desde el Cortijo de la Corchuela hizo que todo se retrasara, hasta el punto de que los pasos por las barriadas de Las Portadas y del Rocío se realizara con más premura de la habitual, pese al buen ambiente que les acompañaba.
Y ya de pleno en el centro de la ciudad, fueron igualmente muchos los nazarenos que esperaron con paciencia a la llegada de los romeros, a pesar del importante retraso con el que aparecieron..., pero seguro que les valió la pena, ya que se volvieron a vivir momentos muy especiales, sobre todo con las sevillanas que algunas de las integrantes del Coro Juvenil del Rocío le dedicaron a su paso por la calle Romera.
Ya en la Plazoleta de Valme, donde esperaba la junta de gobierno de la Protectora de Dos Hermanas, se vivió otro instante de rezo y silencio en torno al Simpecado rociero, y, hasta alcanzar los Jardines, fiesta eterna porque se veía venir un final feliz después de tanto esfuerzo.
Allí se escucharon de nuevo vivas la Virgen del Rocío, se entremezclaron abrazos con lágrimas, y todos, carreteros y romeros, desfilaron ante un Simpecado que hizo finalmente su entrada en el templo nazareno ya en los primeros minutos del viernes, día 9 de junio. Pero es que así son las cosas del camino.
Imágenes del regreso
Y es que las altas temperaturas que acompañaron a los romeros nazarenos en su camino de regreso hasta Dos Hermanas hizo que todos sufrieran, incluidos los animales, por lo que todo se volvió a hacer más lento de lo usual. Así fue, entre otros factores propios de una celebración que se vive con intensidad conforme se va llegando a Dos Hermanas, como la tardía salida desde el Cortijo de la Corchuela hizo que todo se retrasara, hasta el punto de que los pasos por las barriadas de Las Portadas y del Rocío se realizara con más premura de la habitual, pese al buen ambiente que les acompañaba.
Y ya de pleno en el centro de la ciudad, fueron igualmente muchos los nazarenos que esperaron con paciencia a la llegada de los romeros, a pesar del importante retraso con el que aparecieron..., pero seguro que les valió la pena, ya que se volvieron a vivir momentos muy especiales, sobre todo con las sevillanas que algunas de las integrantes del Coro Juvenil del Rocío le dedicaron a su paso por la calle Romera.
Ya en la Plazoleta de Valme, donde esperaba la junta de gobierno de la Protectora de Dos Hermanas, se vivió otro instante de rezo y silencio en torno al Simpecado rociero, y, hasta alcanzar los Jardines, fiesta eterna porque se veía venir un final feliz después de tanto esfuerzo.
Allí se escucharon de nuevo vivas la Virgen del Rocío, se entremezclaron abrazos con lágrimas, y todos, carreteros y romeros, desfilaron ante un Simpecado que hizo finalmente su entrada en el templo nazareno ya en los primeros minutos del viernes, día 9 de junio. Pero es que así son las cosas del camino.
Imágenes del regreso
F. G. / REDACCIÓN