Fernando Martos Varela pronuncia este domingo en el Teatro Municipal, en un acto que comenzará a las 12:30 horas, el Pregón de la Semana Santa de Dos Hermanas. Nazareno, cofrade comprometido, capataz, asegura en esta entrevista que su principal intención será transmitir a todos los asistentes su convencimiento de que las hermandades "hay que vivirlas durante todo el año".
Fernando Martos, nacido en Dos Hermanas hace 48 años, es el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por José Martos y Dolores Varela. Casado con Cini García Rubio y con tres hijos, Ana, de 23 años, y los mellizos Fernando y María, de 15, ha sido desde pequeño una persona muy comprometida con el mundo de las hermandades nazarenas, como lo demuestra el hecho de ser hermano del Gran Poder, Santa Ana, la Estrella y Santa Cruz, así como de la Agrupación de las Tres Caídas y de la Hermandad del Dulce Nombre, esta última de Sevilla, donde sale de nazareno.
Pero, además, cuenta ya con una amplia experiencia como capataz, siendo titular de la Agrupación de las Tres Caídas y componente del cuerpo de capataces de la Estrella. El domingo, antes de que se sitúe ante el atril del Teatro Municipal, será presentado por Agustín García Gandullo, hermano mayor de Santa Ana, y, por decisión propia, se oirá la marcha 'Nazarena y Patrona', del compositor nazareno José Ramón Lozano, que será, además, quien dirija su interpretación con la Banda de Música Santa Ana.
- ¿De dónde viene su pasión por la Semana Santa?
- De familia. Mis padres eran muy cofrades y mi familia era de la Hermandad del Gran Poder desde siempre, aunque yo luego he derivado también hacia otras más. Pero, vamos, yo he sido hermano del Gran Poder desde chico y he salido de nazareno hasta que me fui a Madrid a estudiar.
- ¿Cuál es su estado en estos momentos previos a la lectura del pregón?
- Estoy ilusionado con el domingo, pero para nada estoy inquieto, aunque me imagino que cuando esté ahí será otra historia distinta.
- Es de imaginar que en parte esa tranquilidad será también por el hecho de que el pregón que ha escrito le ha dejado satisfecho.
- ¡Hombre, a mí me gusta! Y, además, yo creo que se me va a reconocer muy fácilmente en el pregón. La gente que me conoce me va a ver reflejado perfectamente en él.
- ¿Por qué?
- Por mi forma de pensar, de entender la Semana Santa...
- ¿Le ha llevado mucho tiempo el proceso de escritura del pregón?
- Pese a que ha sido largo en el tiempo, las horas que le he dedicado exclusivamente a la escritura no han sido tampoco tantas.
- Ha sido más el proceso de pensar, ¿no?
- Exactamente. Ha sido más la meditación, pero una vez que he llegado al papel, la verdad es que el tiempo no ha sido mucho.
- ¿Va a ser un pregón largo?
- Espero que no. Yo creo que un pregón no debe durar más de una hora y cuarto o una hora y veinte.
- Dentro de sus vivencias, de su experiencia y de las responsabilidades que acumula en torno a la Semana Santa, ¿pronunciar el pregón va a ser lo más importante que le ha pasado?
- A esta pregunta la podría contestar la semana que viene. Afortunadamente, ya he vivido muchas experiencias. He tenido la oportunidad de ser capataz, de pertenecer al cuerpo de capataces tanto de la Estrella como de Pasión..., pero si será lo más importante, pues aún no lo sé.
- Es de imaginar que en su pregón se reflejarán muchas de sus vivencias a lo largo de toda su vida.
- Claro. Al fin y al cabo a uno lo nombran pregonero por sus vivencias, por su trayectoria y por su vida dentro del mundo de las hermandades. Lógicamente, yo he entendido que eso tiene que estar en el pregón, porque además es lo que yo puedo contar. Es mi visión de la Semana Santa.
- ¿Realizará un repaso por todas las hermandades de Dos Hermanas?
- Claro. Todas las hermandades tienen su sitio, pero tampoco va a ser un pregón al uso en el sentido de que no habrá capítulos. Y, lo que sí, es que mi cercanía a algunas de estas hermandades tiene que marcar el desarrollo del mismo.
- Incluido Santa Ana, claro.
- Es que, en mi caso, no podría ser de otra forma porque Santa Ana es el germen de Dos Hermanas y de la Semana Santa nazarena. Para empezar, porque en esa capilla se fundó la Hermandad de la Vera-Cruz.
- ¿Será un pregón lírico, narrativo, poético...?
- Empleo una prosa poética, pero con la poesía no me he atrevido. Yo soy de los que digo: 'Manolete, si no sabes torear, ¿para qué te metes?'
- Y el mundo del capataz, ¿estará presente?
- Es que es mi visión de la Semana Santa. No será un pregón del capataz, será cofrade, pero sí de alguien que está implicado al mundo de las hermandades durante todo el año. Entonces, será una parte fundamental, pero sin que se convierta tampoco en el eje.
- ¿Cuál será el eje?
- El compromiso, por un lado, porque antes que cofrade creo que tenemos que ser cristianos; y, luego, la autenticidad. Tenemos que saber lo que son las hermandades, que no es sólo el día que sale a la calle, sino la vida en torno a ella durante todo el año.
- ¿Cómo ve la Semana Santa de Dos Hermanas en estos momentos?
- Pues es totalmente distinta a la que yo conocí cuando era pequeño. Desde luego, ha evolucionado en muchos aspectos, y de forma positiva en cuanto a la actividad y a la cantidad de personas que se mueven hoy en torno a una hermandad, de forma que no tiene nada que ver a como era hace, por ejemplo, treinta años, y en todos los aspectos: en la celebración de los cultos, en la formación, en el patrimonio de las hermandades..., creo que ha evolucionado a positivo, aunque, como en todos los sitios, tenga también sus problemas.
- ¿Sigue pesando sobre la Semana Santa nazarena la cercanía con Sevilla capital?
- Marca, claro, porque estamos muy cerca, pero tenemos que convivir con eso. Las hermandades han sido sabias, y en Dos Hermanas tenemos el ejemplo de la Hermandad de la Vera-Cruz, que va a cumplir quinientos años.
- ¿Por qué ha elegido la marcha 'Nazarena y Patrona', de José Ramón Lozano, para acompañar su pregón?
- Porque creo que me representa mucho, ya que está dedicada a Santa Ana, en cuya hermandad desarrollo mi vida cofrade durante todo el año, y porque creo que en la Patrona caben todas las demás. Y, además, porque me parece una marcha muy bonita.
- ¿Y por qué le presenta Agustín García Gandullo?
- Porque es la persona que mejor me conoce en este mundo de las hermandades, y porque han sido muchos años compartiendo con él muchas vivencias. Nuestra relación es prácticamente diaria y pocas personas hay, quitando evidentemente a mi familia y a mi mujer, que me conozca tan bien en este aspecto.
- Tiene mucha vinculación con la Agrupación de las Tres Caídas, de la que es capataz. ¿Espera que pronto se pueda convertir en Hermandad?
- Eso deseamos todos. Se ha presentado ya el proyecto de Reglas en Palacio, y estamos a la espera de que pronto se pueda convertir en hermandad de pleno derecho.
- ¿Qué tiene de particular o de especial el mundo del capataz?
- Yo no hablaría del mundo del capataz, sino de las trabajaderas, porque, al fin y al cabo, alguien puede terminar de capataz por distintas circunstancias, pero, en principio, es porque se cuenta con una experiencia que viene de abajo. El mundo del capataz, en cualquier caso, es muy atractivo porque permite muchas cosas: una cercanía real con las imágenes; es un lugar de privilegio dentro de la cofradía; permite una convivencia muy particular con los costaleros, especialmente cuando hay clara conciencia de grupo, y, evidentemente, porque se trata de uno de los puestos más activos dentro de una cofradía. Para mí, el traje negro hay que entenderlo como una responsabilidad. En el momento en el que se cree que este traje es para ver si vas a la última moda o bien peinado, se está totalmente equivocado. Para mí siempre ha sido una responsabilidad el día de la salida de la cofradía, y desde mucho tiempo antes y hasta que se recoge, hay que estar pendiente de que no se lesione nadie, de que vayan bien los relevos, de que se vaya bien siempre por la calle... Al fin y al cabo, es una responsabilidad que te echas encima.
-¿Un capataz puede llegar a darle una personalidad especial a un paso?
- Sí, claro: una forma de andar, un carácter propio..., y empezando por la cuadrilla, ya que el capataz es el que tiene que modelar su convivencia, que es incluso más importante que mandar la izquierda adelante o la derecha atrás. Un capataz se hace cuando tienes costaleros, y haces costaleros cuando haces grupo.
- ¿Que le gustaría que quedara como mensaje de su pregón?
- Que las hermandades no estamos solamente para el día de la salida, sino que se debe vivir durante todo el año, y que hay un compromiso ineludible con la Iglesia, porque formamos parte de ella y porque tenemos una misión muy particular que cumplir a través de nuestra forma de ser. Y conque uno solo de los que asistan el domingo al pregón reciba este mensaje, pues ya me daré yo por satisfecho.
Fernando Martos, nacido en Dos Hermanas hace 48 años, es el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por José Martos y Dolores Varela. Casado con Cini García Rubio y con tres hijos, Ana, de 23 años, y los mellizos Fernando y María, de 15, ha sido desde pequeño una persona muy comprometida con el mundo de las hermandades nazarenas, como lo demuestra el hecho de ser hermano del Gran Poder, Santa Ana, la Estrella y Santa Cruz, así como de la Agrupación de las Tres Caídas y de la Hermandad del Dulce Nombre, esta última de Sevilla, donde sale de nazareno.
Pero, además, cuenta ya con una amplia experiencia como capataz, siendo titular de la Agrupación de las Tres Caídas y componente del cuerpo de capataces de la Estrella. El domingo, antes de que se sitúe ante el atril del Teatro Municipal, será presentado por Agustín García Gandullo, hermano mayor de Santa Ana, y, por decisión propia, se oirá la marcha 'Nazarena y Patrona', del compositor nazareno José Ramón Lozano, que será, además, quien dirija su interpretación con la Banda de Música Santa Ana.
- ¿De dónde viene su pasión por la Semana Santa?
- De familia. Mis padres eran muy cofrades y mi familia era de la Hermandad del Gran Poder desde siempre, aunque yo luego he derivado también hacia otras más. Pero, vamos, yo he sido hermano del Gran Poder desde chico y he salido de nazareno hasta que me fui a Madrid a estudiar.
- ¿Cuál es su estado en estos momentos previos a la lectura del pregón?
- Estoy ilusionado con el domingo, pero para nada estoy inquieto, aunque me imagino que cuando esté ahí será otra historia distinta.
- Es de imaginar que en parte esa tranquilidad será también por el hecho de que el pregón que ha escrito le ha dejado satisfecho.
- ¡Hombre, a mí me gusta! Y, además, yo creo que se me va a reconocer muy fácilmente en el pregón. La gente que me conoce me va a ver reflejado perfectamente en él.
- ¿Por qué?
- Por mi forma de pensar, de entender la Semana Santa...
- ¿Le ha llevado mucho tiempo el proceso de escritura del pregón?
- Pese a que ha sido largo en el tiempo, las horas que le he dedicado exclusivamente a la escritura no han sido tampoco tantas.
- Ha sido más el proceso de pensar, ¿no?
- Exactamente. Ha sido más la meditación, pero una vez que he llegado al papel, la verdad es que el tiempo no ha sido mucho.
- ¿Va a ser un pregón largo?
- Espero que no. Yo creo que un pregón no debe durar más de una hora y cuarto o una hora y veinte.
- Dentro de sus vivencias, de su experiencia y de las responsabilidades que acumula en torno a la Semana Santa, ¿pronunciar el pregón va a ser lo más importante que le ha pasado?
- A esta pregunta la podría contestar la semana que viene. Afortunadamente, ya he vivido muchas experiencias. He tenido la oportunidad de ser capataz, de pertenecer al cuerpo de capataces tanto de la Estrella como de Pasión..., pero si será lo más importante, pues aún no lo sé.
- Es de imaginar que en su pregón se reflejarán muchas de sus vivencias a lo largo de toda su vida.
- Claro. Al fin y al cabo a uno lo nombran pregonero por sus vivencias, por su trayectoria y por su vida dentro del mundo de las hermandades. Lógicamente, yo he entendido que eso tiene que estar en el pregón, porque además es lo que yo puedo contar. Es mi visión de la Semana Santa.
- ¿Realizará un repaso por todas las hermandades de Dos Hermanas?
- Claro. Todas las hermandades tienen su sitio, pero tampoco va a ser un pregón al uso en el sentido de que no habrá capítulos. Y, lo que sí, es que mi cercanía a algunas de estas hermandades tiene que marcar el desarrollo del mismo.
- Incluido Santa Ana, claro.
- Es que, en mi caso, no podría ser de otra forma porque Santa Ana es el germen de Dos Hermanas y de la Semana Santa nazarena. Para empezar, porque en esa capilla se fundó la Hermandad de la Vera-Cruz.
- ¿Será un pregón lírico, narrativo, poético...?
- Empleo una prosa poética, pero con la poesía no me he atrevido. Yo soy de los que digo: 'Manolete, si no sabes torear, ¿para qué te metes?'
- Y el mundo del capataz, ¿estará presente?
- Es que es mi visión de la Semana Santa. No será un pregón del capataz, será cofrade, pero sí de alguien que está implicado al mundo de las hermandades durante todo el año. Entonces, será una parte fundamental, pero sin que se convierta tampoco en el eje.
- ¿Cuál será el eje?
- El compromiso, por un lado, porque antes que cofrade creo que tenemos que ser cristianos; y, luego, la autenticidad. Tenemos que saber lo que son las hermandades, que no es sólo el día que sale a la calle, sino la vida en torno a ella durante todo el año.
- ¿Cómo ve la Semana Santa de Dos Hermanas en estos momentos?
- Pues es totalmente distinta a la que yo conocí cuando era pequeño. Desde luego, ha evolucionado en muchos aspectos, y de forma positiva en cuanto a la actividad y a la cantidad de personas que se mueven hoy en torno a una hermandad, de forma que no tiene nada que ver a como era hace, por ejemplo, treinta años, y en todos los aspectos: en la celebración de los cultos, en la formación, en el patrimonio de las hermandades..., creo que ha evolucionado a positivo, aunque, como en todos los sitios, tenga también sus problemas.
- ¿Sigue pesando sobre la Semana Santa nazarena la cercanía con Sevilla capital?
- Marca, claro, porque estamos muy cerca, pero tenemos que convivir con eso. Las hermandades han sido sabias, y en Dos Hermanas tenemos el ejemplo de la Hermandad de la Vera-Cruz, que va a cumplir quinientos años.
- ¿Por qué ha elegido la marcha 'Nazarena y Patrona', de José Ramón Lozano, para acompañar su pregón?
- Porque creo que me representa mucho, ya que está dedicada a Santa Ana, en cuya hermandad desarrollo mi vida cofrade durante todo el año, y porque creo que en la Patrona caben todas las demás. Y, además, porque me parece una marcha muy bonita.
- ¿Y por qué le presenta Agustín García Gandullo?
- Porque es la persona que mejor me conoce en este mundo de las hermandades, y porque han sido muchos años compartiendo con él muchas vivencias. Nuestra relación es prácticamente diaria y pocas personas hay, quitando evidentemente a mi familia y a mi mujer, que me conozca tan bien en este aspecto.
- Tiene mucha vinculación con la Agrupación de las Tres Caídas, de la que es capataz. ¿Espera que pronto se pueda convertir en Hermandad?
- Eso deseamos todos. Se ha presentado ya el proyecto de Reglas en Palacio, y estamos a la espera de que pronto se pueda convertir en hermandad de pleno derecho.
- ¿Qué tiene de particular o de especial el mundo del capataz?
- Yo no hablaría del mundo del capataz, sino de las trabajaderas, porque, al fin y al cabo, alguien puede terminar de capataz por distintas circunstancias, pero, en principio, es porque se cuenta con una experiencia que viene de abajo. El mundo del capataz, en cualquier caso, es muy atractivo porque permite muchas cosas: una cercanía real con las imágenes; es un lugar de privilegio dentro de la cofradía; permite una convivencia muy particular con los costaleros, especialmente cuando hay clara conciencia de grupo, y, evidentemente, porque se trata de uno de los puestos más activos dentro de una cofradía. Para mí, el traje negro hay que entenderlo como una responsabilidad. En el momento en el que se cree que este traje es para ver si vas a la última moda o bien peinado, se está totalmente equivocado. Para mí siempre ha sido una responsabilidad el día de la salida de la cofradía, y desde mucho tiempo antes y hasta que se recoge, hay que estar pendiente de que no se lesione nadie, de que vayan bien los relevos, de que se vaya bien siempre por la calle... Al fin y al cabo, es una responsabilidad que te echas encima.
-¿Un capataz puede llegar a darle una personalidad especial a un paso?
- Sí, claro: una forma de andar, un carácter propio..., y empezando por la cuadrilla, ya que el capataz es el que tiene que modelar su convivencia, que es incluso más importante que mandar la izquierda adelante o la derecha atrás. Un capataz se hace cuando tienes costaleros, y haces costaleros cuando haces grupo.
- ¿Que le gustaría que quedara como mensaje de su pregón?
- Que las hermandades no estamos solamente para el día de la salida, sino que se debe vivir durante todo el año, y que hay un compromiso ineludible con la Iglesia, porque formamos parte de ella y porque tenemos una misión muy particular que cumplir a través de nuestra forma de ser. Y conque uno solo de los que asistan el domingo al pregón reciba este mensaje, pues ya me daré yo por satisfecho.
FRANCISCO GIL / REDACCIÓN