Juan María Ramírez Gutiérrez es un convencido de que la devoción de los nazarenos hacia la Virgen de Valme es algo que se tiene en la intimidad, que se guarda todo el año, pero que el día de la Romería explota. Este domingo, día 9, este cofrade, que siente una devoción especial por la Virgen María, pronuncia el XLIV Pregón de Valme en la Parroquia de Santa María Magdalena.
Juan María Ramírez nació hace 52 años en la nazarena calle Santa María Magdalena, muy cerca de donde este domingo pronunciará el que él considera "el pregón del pueblo". De profesión maquetista, la crisis inmobiliaria le llevó a dirigir su camino profesional hacia otros ámbitos, como el del miniado de orlas, la bordaduría o el diseño artístico. Y el tiempo que le queda libre se lo dedica a sus dos grandes pasiones: por un lado, las imágenes de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, de Valme y Santa Ana, de las que es vestidor; y, por otro, la atención a sus padres, Manuel y Dolores, de 84 y 85 años, que necesitan toda su atención.
- ¿Cómo está viviendo estos momentos previos al Pregón de Valme?
- Con algo de nervios, porque aunque he dado algún que otro pregón, lo que significa para mí Valme en mi vida personal y lo que supone en sí, porque entiendo que es el pregón del pueblo, pues hace que me sienta un poco intranquilo.
- Pero el sustento que supone ya tener el Pregón escrito le dará tranquilidad, ¿no?
- Sí, claro. El Pregón ya está ahí. Le he quitado mucho, porque tomé bastantes apuntes y la verdad es que se hacía excesivamente largo.
- Ha hecho referencia a que ha tomado muchos apuntes. ¿Es que ha hecho un buen trabajo de investigación?
- No, lo que hice fue tomar apuntes de inspiraciones. No he querido hacer un trabajo de investigación, sino que me he basado en vivencias, en la Romería, aunque he introducido un par de capítulos pequeños en los que recojo algunos mensajes.
- Al ser usted una persona muy vinculada a la figura de la Virgen, ¿qué supone Valme dentro de su marianismo?
- Es complicado porque tengo el corazón muy repartido. Pero es verdad que Valme para mí siempre ha tenido un lugar muy destacado por todo lo que conlleva la historia de la imagen y de su propio nombre. Valme une nuestra propia historia nazarena con la general, y eso es lo que ha hecho que tengamos una identidad propia. Valme aportó a esta tierra lo que le faltaba, porque tenemos a la Patrona pero nos hacía falta la Protectora.
- ¿Cuándo comienza a tener vinculación con la Hermandad de Valme?
- Yo reflejo en el Pregón mis inicios en cuanto a la devoción a la Virgen. Cuento cuándo fue ese primer fogonazo, cómo fue y cómo a raíz de ahí Valme se apoderó de mí. Más tarde, siendo ya un joven nazareno, me hice hermano de Valme por convencimiento propio.
- Cuando le vino ese fogonazo, ¿era un niño?
- Sí. Antes comenté que tengo mi corazón, en cuanto a la devoción a la Virgen, repartido, al igual que en mi sentir y en mi memoria guardo dos hechos destacados con respecto a mis devociones marianas: una es con la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, que también para mí fue un fogonazo ya que recuerdo aquella atracción que supuso, siendo un niño, cuando vi el paso junto a mis padres cuando por una esquina para llegar a la zona del Paquino, con esa luz, esa candelería chispeante... Y la otra fue con Valme, ya que me pasó también algo parecido siendo un niño durante una Romería.
- Es decir, que desde niño sus padres le llevaban a la Romería.
- Así es. Y en el Pregón comento además cómo fue ese primer contacto con la Virgen.
- ¿Recoge en su Pregón algún mensaje?
- La verdad es que los mensajes van salpicados en el texto. No he querido dar un mensaje concreto. Lo que sí he querido es unificar la espiritualidad con los versos. Tampoco quería que esto fuera algo muy teórico. Yo tenía claro que, tratándose de una Romería, el Pregón debía contar con momentos chispeantes. Y el mensaje está salpicado, especialmente en relación con el Año de la Misericordia y con la maternidad de la Virgen de Valme.
- ¿Crees que Dos Hermanas siente a la Virgen de Valme y a la Romería como el día más importante del año?
- Creo que sí. Para los nazarenos, y es una opinión muy particular mía, la Virgen de Valme es una devoción íntima que se expresa durante el año en determinados momentos. Si se observa, cuando se pasea por el pueblo no se aprecia que va a haber una Romería dentro de una semana. Sin embargo, el tercer domingo de octubre uno ve la calle y se pregunta de dónde ha salido todo. Y es algo que no es fruto de dos días de trabajo, sino de meses. Entonces, es una devoción que se guarda y que el día de la Romería explota.
- ¿Por qué ha elegido a Manuel Jesús García Blanco como su presentador?
- Porque lo conozco desde que nació,porque siempre hemos tenido un trato muy fraterno y muy familiar, y porque hemos mantenido una vinculación muy de hermanos en la Hermandad. Tenemos una amistad fuerte, tanto por su parte como de su familia y su esposa; es más, me hicieron padrino de su primer hija. Participamos en atender a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, y yo quería que hubiese alguien también de la Hermandad del Gran Poder presente, que me acompañara. Y en esta última etapa él me ha demostrado que es un buen hermano.
Juan María Ramírez nació hace 52 años en la nazarena calle Santa María Magdalena, muy cerca de donde este domingo pronunciará el que él considera "el pregón del pueblo". De profesión maquetista, la crisis inmobiliaria le llevó a dirigir su camino profesional hacia otros ámbitos, como el del miniado de orlas, la bordaduría o el diseño artístico. Y el tiempo que le queda libre se lo dedica a sus dos grandes pasiones: por un lado, las imágenes de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, de Valme y Santa Ana, de las que es vestidor; y, por otro, la atención a sus padres, Manuel y Dolores, de 84 y 85 años, que necesitan toda su atención.
- ¿Cómo está viviendo estos momentos previos al Pregón de Valme?
- Con algo de nervios, porque aunque he dado algún que otro pregón, lo que significa para mí Valme en mi vida personal y lo que supone en sí, porque entiendo que es el pregón del pueblo, pues hace que me sienta un poco intranquilo.
- Pero el sustento que supone ya tener el Pregón escrito le dará tranquilidad, ¿no?
- Sí, claro. El Pregón ya está ahí. Le he quitado mucho, porque tomé bastantes apuntes y la verdad es que se hacía excesivamente largo.
- Ha hecho referencia a que ha tomado muchos apuntes. ¿Es que ha hecho un buen trabajo de investigación?
- No, lo que hice fue tomar apuntes de inspiraciones. No he querido hacer un trabajo de investigación, sino que me he basado en vivencias, en la Romería, aunque he introducido un par de capítulos pequeños en los que recojo algunos mensajes.
- Al ser usted una persona muy vinculada a la figura de la Virgen, ¿qué supone Valme dentro de su marianismo?
- Es complicado porque tengo el corazón muy repartido. Pero es verdad que Valme para mí siempre ha tenido un lugar muy destacado por todo lo que conlleva la historia de la imagen y de su propio nombre. Valme une nuestra propia historia nazarena con la general, y eso es lo que ha hecho que tengamos una identidad propia. Valme aportó a esta tierra lo que le faltaba, porque tenemos a la Patrona pero nos hacía falta la Protectora.
- ¿Cuándo comienza a tener vinculación con la Hermandad de Valme?
- Yo reflejo en el Pregón mis inicios en cuanto a la devoción a la Virgen. Cuento cuándo fue ese primer fogonazo, cómo fue y cómo a raíz de ahí Valme se apoderó de mí. Más tarde, siendo ya un joven nazareno, me hice hermano de Valme por convencimiento propio.
- Cuando le vino ese fogonazo, ¿era un niño?
- Sí. Antes comenté que tengo mi corazón, en cuanto a la devoción a la Virgen, repartido, al igual que en mi sentir y en mi memoria guardo dos hechos destacados con respecto a mis devociones marianas: una es con la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, que también para mí fue un fogonazo ya que recuerdo aquella atracción que supuso, siendo un niño, cuando vi el paso junto a mis padres cuando por una esquina para llegar a la zona del Paquino, con esa luz, esa candelería chispeante... Y la otra fue con Valme, ya que me pasó también algo parecido siendo un niño durante una Romería.
- Es decir, que desde niño sus padres le llevaban a la Romería.
- Así es. Y en el Pregón comento además cómo fue ese primer contacto con la Virgen.
- ¿Recoge en su Pregón algún mensaje?
- La verdad es que los mensajes van salpicados en el texto. No he querido dar un mensaje concreto. Lo que sí he querido es unificar la espiritualidad con los versos. Tampoco quería que esto fuera algo muy teórico. Yo tenía claro que, tratándose de una Romería, el Pregón debía contar con momentos chispeantes. Y el mensaje está salpicado, especialmente en relación con el Año de la Misericordia y con la maternidad de la Virgen de Valme.
- ¿Crees que Dos Hermanas siente a la Virgen de Valme y a la Romería como el día más importante del año?
- Creo que sí. Para los nazarenos, y es una opinión muy particular mía, la Virgen de Valme es una devoción íntima que se expresa durante el año en determinados momentos. Si se observa, cuando se pasea por el pueblo no se aprecia que va a haber una Romería dentro de una semana. Sin embargo, el tercer domingo de octubre uno ve la calle y se pregunta de dónde ha salido todo. Y es algo que no es fruto de dos días de trabajo, sino de meses. Entonces, es una devoción que se guarda y que el día de la Romería explota.
- ¿Por qué ha elegido a Manuel Jesús García Blanco como su presentador?
- Porque lo conozco desde que nació,porque siempre hemos tenido un trato muy fraterno y muy familiar, y porque hemos mantenido una vinculación muy de hermanos en la Hermandad. Tenemos una amistad fuerte, tanto por su parte como de su familia y su esposa; es más, me hicieron padrino de su primer hija. Participamos en atender a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, y yo quería que hubiese alguien también de la Hermandad del Gran Poder presente, que me acompañara. Y en esta última etapa él me ha demostrado que es un buen hermano.
FRANCISCO GIL / REDACCIÓN