Salió con retraso, sí, pero en ningún momento el aire que se respiraba en el interior de la casa-hermandad de Santa Cruz denotaba que el Señor de la Presentación y la Virgen del Amor y Sacrificio se iban a quedar sin salir. Fue con algo más de una hora de retraso, pero cuando la Junta de Gobierno confirmó por la megafonía interna que el riesgo de lluvia desaparecía, los abrazos se sucedieron unos tras otros.
Y a partir de ahí, cuando a las cinco y veinte de la tarde, más de una hora después del horario previsto, abrieron las puertas de la casa que guarda a las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Presentación al Pueblo y de Nuestra Señora del Amor y Sacrificio, todo lo que sucedió fue 'por todo lo alto', como acostumbra esta popular cofradía, que no sólo es seguida por los nazarenos y nazarenas, sino por gentes venidas de distintas localidades próximas de la provincia.
Y es que sus atractivos son numerosos. Para empezar, esa forma tan particular, y única en Dos Hermanas, de llevar un paso gigantesto como si se tratara de una de las plumas que lucen los romanos que porta; para seguir, por el espectacular y único sonido que brinda su Banda de Cornetas y Tambores, que no deja nunca de sorprender; y, para concluir, por el amor que entregan todos, desde su hermano mayor hasta el último nazarenito, pasando por sus costaleros y capateces, a los que el sacrificio parece no pesarles.
Cuando la Junta de Gobierno se debatía en el interior de la casa-hermandad sobre la posibilidad o no de salir, y cuando las noticias que llegaban de Sevilla capital eran todas malas a esas horas, en ningún momento pareció cundir el pesimismo entre los nazarenos y costaleros que allí aguardaban. La calle era otra cosa, especialmente cuando pasados unos minutos las cuatro de la tarde cayeron unas lágrimas de agua, pero cuando, por fin, se abrieron a las cinco y veinte de la tarde las grandes puertas de la casa-hermandad y asomó la figura imponente del Señor de la Presentación, todo se volvió en alegría y en sonoros aplausos. Y es que de allí tampoco se había movido nadie ni un milímetro.
Desde ese instante se vivieron los momentos de gloria que esta cofradía ofrece cada año, con una ciudad que se vuelca con ella y con una entrega que no siempre se concentra en las tremendas chicotás que regala cuando transcurre por su pasarela camino de la Huerta Palacios, o cuando se presenta en los Jardines o cuando entra en su barrio; lo cierto es que nadie en esta cofradía guarda ni una gota de sudor para otro momento.
La Presentación y el Amor y Sacrificio de Santa Cruz fue valiente una vez más. Y el pueblo de Dos Hermanas se lo agradeció llevándose otro recuerdo que perdurará a lo largo de generaciones y generaciones.
Imágenes de la salida
Y a partir de ahí, cuando a las cinco y veinte de la tarde, más de una hora después del horario previsto, abrieron las puertas de la casa que guarda a las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Presentación al Pueblo y de Nuestra Señora del Amor y Sacrificio, todo lo que sucedió fue 'por todo lo alto', como acostumbra esta popular cofradía, que no sólo es seguida por los nazarenos y nazarenas, sino por gentes venidas de distintas localidades próximas de la provincia.
Y es que sus atractivos son numerosos. Para empezar, esa forma tan particular, y única en Dos Hermanas, de llevar un paso gigantesto como si se tratara de una de las plumas que lucen los romanos que porta; para seguir, por el espectacular y único sonido que brinda su Banda de Cornetas y Tambores, que no deja nunca de sorprender; y, para concluir, por el amor que entregan todos, desde su hermano mayor hasta el último nazarenito, pasando por sus costaleros y capateces, a los que el sacrificio parece no pesarles.
Cuando la Junta de Gobierno se debatía en el interior de la casa-hermandad sobre la posibilidad o no de salir, y cuando las noticias que llegaban de Sevilla capital eran todas malas a esas horas, en ningún momento pareció cundir el pesimismo entre los nazarenos y costaleros que allí aguardaban. La calle era otra cosa, especialmente cuando pasados unos minutos las cuatro de la tarde cayeron unas lágrimas de agua, pero cuando, por fin, se abrieron a las cinco y veinte de la tarde las grandes puertas de la casa-hermandad y asomó la figura imponente del Señor de la Presentación, todo se volvió en alegría y en sonoros aplausos. Y es que de allí tampoco se había movido nadie ni un milímetro.
Desde ese instante se vivieron los momentos de gloria que esta cofradía ofrece cada año, con una ciudad que se vuelca con ella y con una entrega que no siempre se concentra en las tremendas chicotás que regala cuando transcurre por su pasarela camino de la Huerta Palacios, o cuando se presenta en los Jardines o cuando entra en su barrio; lo cierto es que nadie en esta cofradía guarda ni una gota de sudor para otro momento.
La Presentación y el Amor y Sacrificio de Santa Cruz fue valiente una vez más. Y el pueblo de Dos Hermanas se lo agradeció llevándose otro recuerdo que perdurará a lo largo de generaciones y generaciones.
Imágenes de la salida
FRANCISCO GIL / REDACCIÓN