En el presente artículo, del cofrade Joaquín Alanís, se recupera la leyenda en torno a la reliquia que la Hermandad de la Vera-Cruz de Dos Hermanas volverá a sacar este Jueves Santo, el Lignum Crucis (un pequeño trozo de la Cruz en la que fue crucificado Jesucristo), y que, aunque muchos nazarenos y nazarenas lo desconocen aún, pueden besarlo y venerarlo quien así lo desee durante la Estación de Penitencia de este día.
En la Leyenda áurea, del siglo XIII, se indican detalles sobre el hallazgo de la Cruz. Se dice que Elena, al llegar a Jerusalén, se reunió con los judíos que vivían allí pues le habían dicho que ellos tenían escondida la Cruz. Ellos se negaron a decirle dónde la tenían, pues había una profecía que indicaba que si era encontrada por los cristianos “desde ese momento la gente judía no reinaría más”. Entonces, Elena montó en cólera y amenazó con quemar a todos los judíos de la ciudad y, ante tal amenaza, le fue entregado un tal Judas que, según decían, sabía el lugar donde había sido escondida la Cruz. Tras diversas torturas, consintió en llevar a la emperatriz al lugar, y, al estar sobre él, se difundió un perfume y un leve temblor del suelo. Judas se convirtió, se bautizó tomando el nombre de Ciriaco y él mismo cavó hasta encontrar las tres cruces que estaban bajo aquel sitio. Luego las colocó a los pies de la emperatriz. Para descubrir cuál de las tres era la del Señor, Elena hizo detener un cortejo fúnebre que pasaba por allí y acercó al muerto a cada una de las cruces. Ante la última, el muerto resucitó y se pudo comprobar así que esta era la Cruz verdadera. Ciriaco, según esta leyenda, habría sido obispo de Jerusalén tras Macario.
Esta es la leyenda de cómo la Vera-Cruz es encontrada por Elena, madre de Constantino, que, según donde la leas u oigas, puede tener más o menos adornos, en los que según el gusto de cada uno podrá encontrar mayor o menor satisfacción.
Lo que va sin adornos es que una de la cofradías más antiguas de España, que procesiona en nuestra localidad en la tarde del Jueves Santo, porta un precioso regalo que nuestros predecesores nos hicieron.
Portan el Lignum Crucis
Reliquia auténtica, reconocida por la Iglesia como tal, que un hermano designado por la Hermandad porta durante el cortejo la tarde de este Jueves Santo y que ofrece, a quien quiera besarlo y venerarlo, durante su Estación de Penitencia.
Pocos son los que se atreven a acercarse. Probablemente por desconocimiento o bien por vergüenza. No obstante, el hermano que lo porta tiene indicaciones expresas de facilitar el acto a todos los fieles y devotos, pues está en el ánimo de la Hermandad, como indican sus reglas, el promover la veneración a la Santísima Reliquia.
Es curioso que muchos nazarenos y nazarenas desconozcan del patrimonio de las hermandades que tenemos en nuestra ciudad y de la antigüedad de las mismas, y que, sin embargo, hagamos fiesta de la que no son propias.
De 1544 es la de la Vera-Cruz. 472 años de historia que a no pocos les parece efímera. Luego somos capaces de ensalzar corporaciones con menos historia, que por residir en la capital hacen sombra a pesar de su novelería.
La reliquia llegó a la Hermandad traída de Roma por el entonces director Espiritual de la Hermandad, D. Ángel Sánchez Solís, párroco del Ave María y San Luis.
Durante el año está expuesto en el altar y recibe cultos por parte de la Hermandad el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Cruz, durante la cual se puede venerar y besar, al igual que la tarde del Jueves Santo cuando la Hermandad realiza su Estación de Penitencia.
Es muy típico de nuestra ciudad desdeñar la tradición propia para acoger las externas. Por eso desde estas letras no hay más intención que fomentar la que es propia. Besemos y Veneremos el Lignum Crucis en la tarde del Jueves Santo.
Los que somos creyentes tenemos ante nosotros, en la puerta de nuestras casas y al alcance de nuestros hijos, una de las reliquias más veneradas de la cristiandad, que por unas horas paseará por nuestras calles y visitara nuestros hogares.
Buena estación de penitencia hermanos de la Vera-Cruz.
El Lignum Crucis, portado por un nazareno de la Hermandad de la Vera-Cruz (Foto: Augusto Carrasco). |
En la Leyenda áurea, del siglo XIII, se indican detalles sobre el hallazgo de la Cruz. Se dice que Elena, al llegar a Jerusalén, se reunió con los judíos que vivían allí pues le habían dicho que ellos tenían escondida la Cruz. Ellos se negaron a decirle dónde la tenían, pues había una profecía que indicaba que si era encontrada por los cristianos “desde ese momento la gente judía no reinaría más”. Entonces, Elena montó en cólera y amenazó con quemar a todos los judíos de la ciudad y, ante tal amenaza, le fue entregado un tal Judas que, según decían, sabía el lugar donde había sido escondida la Cruz. Tras diversas torturas, consintió en llevar a la emperatriz al lugar, y, al estar sobre él, se difundió un perfume y un leve temblor del suelo. Judas se convirtió, se bautizó tomando el nombre de Ciriaco y él mismo cavó hasta encontrar las tres cruces que estaban bajo aquel sitio. Luego las colocó a los pies de la emperatriz. Para descubrir cuál de las tres era la del Señor, Elena hizo detener un cortejo fúnebre que pasaba por allí y acercó al muerto a cada una de las cruces. Ante la última, el muerto resucitó y se pudo comprobar así que esta era la Cruz verdadera. Ciriaco, según esta leyenda, habría sido obispo de Jerusalén tras Macario.
Esta es la leyenda de cómo la Vera-Cruz es encontrada por Elena, madre de Constantino, que, según donde la leas u oigas, puede tener más o menos adornos, en los que según el gusto de cada uno podrá encontrar mayor o menor satisfacción.
Lo que va sin adornos es que una de la cofradías más antiguas de España, que procesiona en nuestra localidad en la tarde del Jueves Santo, porta un precioso regalo que nuestros predecesores nos hicieron.
Portan el Lignum Crucis
Reliquia auténtica, reconocida por la Iglesia como tal, que un hermano designado por la Hermandad porta durante el cortejo la tarde de este Jueves Santo y que ofrece, a quien quiera besarlo y venerarlo, durante su Estación de Penitencia.
Pocos son los que se atreven a acercarse. Probablemente por desconocimiento o bien por vergüenza. No obstante, el hermano que lo porta tiene indicaciones expresas de facilitar el acto a todos los fieles y devotos, pues está en el ánimo de la Hermandad, como indican sus reglas, el promover la veneración a la Santísima Reliquia.
Es curioso que muchos nazarenos y nazarenas desconozcan del patrimonio de las hermandades que tenemos en nuestra ciudad y de la antigüedad de las mismas, y que, sin embargo, hagamos fiesta de la que no son propias.
De 1544 es la de la Vera-Cruz. 472 años de historia que a no pocos les parece efímera. Luego somos capaces de ensalzar corporaciones con menos historia, que por residir en la capital hacen sombra a pesar de su novelería.
La reliquia llegó a la Hermandad traída de Roma por el entonces director Espiritual de la Hermandad, D. Ángel Sánchez Solís, párroco del Ave María y San Luis.
Durante el año está expuesto en el altar y recibe cultos por parte de la Hermandad el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Cruz, durante la cual se puede venerar y besar, al igual que la tarde del Jueves Santo cuando la Hermandad realiza su Estación de Penitencia.
Es muy típico de nuestra ciudad desdeñar la tradición propia para acoger las externas. Por eso desde estas letras no hay más intención que fomentar la que es propia. Besemos y Veneremos el Lignum Crucis en la tarde del Jueves Santo.
Los que somos creyentes tenemos ante nosotros, en la puerta de nuestras casas y al alcance de nuestros hijos, una de las reliquias más veneradas de la cristiandad, que por unas horas paseará por nuestras calles y visitara nuestros hogares.
Buena estación de penitencia hermanos de la Vera-Cruz.
JOAQUÍN ALANÍS