Jueves Santo radiante en Dos Hermanas, que permitió el discurrir sin contratiempos de las cofradías de la Sagrada Cena y Vera-Cruz, cada una procedente de su barrio, El Amparo, en el caso de la primera, y San Sebastián, en el de la segunda; y cada una con su marcado estilo, lo que permite que en un mismo día se pueda disfrutar de dos formas distintas de celebrar la Pasión del Señor.
La Sagrada Cena es aún una cofradía muy joven; la de Vera-Cruz es la más veterana. La primera gusta de la fiesta del encuentro con su gente; la segunda, de la seriedad y el riguroso luto ante la muerte de Jesucristo. Y ambas correspondieron con lo que se esperaba de ellas.
El encuentro de la cofradía de la Sagrada Cena con su gente fue caluroso e emotivo. Ante un sol radiante, los nazarenos comenzaron un recorrido que buscó rápidamente el centro de la ciudad, dejando para el regreso el paso por las calles de su barrio, ese que de nuevo lo volvió a acoger tanto a la salida, con una calle de La Hacendita repleta de personas, como en la entrada, en la que se gustó tanto que llegó incluso con algo de retraso. Pero mereció la pena.
El respeto ante la imagen del Santo Cristo de la Vera-Cruz se apoderó de nuevo de los alrededores de su capilla de San Sebastián, igualmente abarrotada de personas, que contemplaron la imponente imagen del Señor muerto en la Cruz, y, luego, acompañada por las suaves marchas que imprimió la Agrupación Musical Utrerana, María en sus Misterios del Mayor Dolor y Asunción a los Cielos, que pareció volar por entre las viejas calles de la ciudad.
Una jornada plena, repleta de sensaciones, de diferentes sentimientos y matices, de contrastes y de formas de entender la Semana Santa, esas mismas que enriquecen la celebración de esta festividad pascual en Dos Hermanas.
Imágenes de la Sagrada Cena
Imágenes de Vera-Cruz
La Sagrada Cena es aún una cofradía muy joven; la de Vera-Cruz es la más veterana. La primera gusta de la fiesta del encuentro con su gente; la segunda, de la seriedad y el riguroso luto ante la muerte de Jesucristo. Y ambas correspondieron con lo que se esperaba de ellas.
El encuentro de la cofradía de la Sagrada Cena con su gente fue caluroso e emotivo. Ante un sol radiante, los nazarenos comenzaron un recorrido que buscó rápidamente el centro de la ciudad, dejando para el regreso el paso por las calles de su barrio, ese que de nuevo lo volvió a acoger tanto a la salida, con una calle de La Hacendita repleta de personas, como en la entrada, en la que se gustó tanto que llegó incluso con algo de retraso. Pero mereció la pena.
El respeto ante la imagen del Santo Cristo de la Vera-Cruz se apoderó de nuevo de los alrededores de su capilla de San Sebastián, igualmente abarrotada de personas, que contemplaron la imponente imagen del Señor muerto en la Cruz, y, luego, acompañada por las suaves marchas que imprimió la Agrupación Musical Utrerana, María en sus Misterios del Mayor Dolor y Asunción a los Cielos, que pareció volar por entre las viejas calles de la ciudad.
Una jornada plena, repleta de sensaciones, de diferentes sentimientos y matices, de contrastes y de formas de entender la Semana Santa, esas mismas que enriquecen la celebración de esta festividad pascual en Dos Hermanas.
Imágenes de la Sagrada Cena
Imágenes de Vera-Cruz
FRANCISCO GIL / REDACCIÓN