La noticia en relación con el hombre que se encontraba encerrado en un espacio de una casa que no reunía las mínimas condiciones ha dado la vuelta no solo a España sino a distintos lugares del mundo. Desde ayer, martes, día en el que se conocía públicamente la noticia, el número 26 de la calle San José de Dos Hermanas se ha convertido en un espacio visitado por innumerables medios de comunicación.
Y, claro, todos quieren conocer los máximos detalles de una historia que ha provocado multitud de reacciones de rechazo, tanto oficiales como a través de las redes sociales. La información facilitada en su momento por la Policía Nacional eludía citar cualquier aspecto personal en relación con el hombre que se encontraba encerrado en un 'cuartucho', pero lo cierto es que se trata de una persona muy conocida en el centro de Dos Hermanas, especialmente entre sus vecinos de la calle San José y su entorno y, también, entre aquellos que frecuentaban lugares como el Ambulatorio de la calle Antonia Díaz y el entorno de la zona de Los Jardines.
Todos se refieren a él como Carlos 'Piernaslargas', mote que le llega por su peculiar forma de andar, con zancadas largas, que se correspondían con un cuerpo enjuto, espigado, y que solía llamar la atención de quienes se cruzaban con él porque casi siempre iba vestido igual, especialmente con un abrigo con el cuello levantado, ya fuera invierno o verano, y un cigarrillo encendido cuyo humo aspiraba con ansiedad.
Carlos, de 59 años de edad, es un enfermo mental que vivió durante toda su vida con sus padres, hasta que se fueron muriendo, y luego quedó a cargo de sus hermanos, un varón de 76 años de edad y una mujer de 61 años, pero, como parece según el relato facilitado por la Policía, en unas condiciones deplorables. Eso sí, el dinero de su pensión, en torno a 1.000 euros, lo administraban ellos.
El portal del número 26 de la calle San José, a pocos metros de donde hace casi dos años un enfermo mental cometió un terrible parricidio, ha sido visitado estos días por una gran cantidad de medios de comunicación, que trataban de conocer todos los detalles posibles en torno a este hecho.
Y, sobre todo, los medios trataban de hablar con los vecinos de esta calle, que, siempre que han querido hacerlo, se han referido a Carlos en términos muy parecidos; eso sí, coincidiendo en que se trataba de una persona inofensiva, que nunca había hecho mal a nadie, y en que, especialmente, hacía mucho tiempo, años, que no sabían nada de él, algunos pensando que habría muerto y, otros, que estuviera ingresado en un centro para enfermos mentales. Pero absolutamente todos desconocían que pudiera vivir encerrado en un cuarto de tres metros cuadrados, definido como un 'palomar', desnudo, tumbado sobre un colchón y en unas condiciones higiénicas lamentables.
Un hecho que ocurrió hace dos semanas
Lo curioso del hecho es que, pese a que la noticia la dio a conocer la Policía Nacional este martes, día 29 de diciembre, el hecho ocurrió hace hoy justo dos semanas, y todo, como ya se relató, de forma casual a raíz de que agentes de este cuerpo acudieran a la zona tras un aviso del propietario de un kiosco por las molestias que estaba causando un hombre borracho, y al que acompañaron a su domicilio, situado a pocos metros.
El caso es que, una vez allí, los agentes entraron en el interior de la vivienda, de una sola planta, y observaron una puerta al final de un pasillo cerrada con una cadena tipo pitón y un candado, algo que les llamó la atención, preguntando a esta persona y contestando que allí se encontraba su hermano, que tenía problemas mentales y que por su seguridad lo mantenían aislado.
Debido a la extraña situación que presenciaron, los agentes solicitaron entonces a esta persona, y a su hermana, que se encontraba allí, que abriera la cadena y la puerta para poder comprobar el estado de su hermano, encontrándolo, tras ascender a una especie de palomera, sin techo, de unos tres metros cuadrados, completamente desnudo y tumbado en un colchón. "Su estado de salud e higiene era lamentable y las condiciones del lugar eran completamente insalubres, con botellas y cubos donde hacía sus necesidades básicas, sin acceso a agua corriente ni a un aseo", indicó la Policía.
Ante estas circunstancias, los dos hermanos fueron conducidos detenidos a la Comisaría de Dos Hermanas, y la persona recluida fue llevado a un centro hospitalario, donde aún continúa ingresado en espera de su recuperación física. Denunciados inmediatamente los hechos a la autoridad judicial, estas dos personas fueron puestas en libertad con cargos, acusados, eso sí, de los presuntos delitos de detención ilegal, malos tratos en el ámbito familiar y contra la integridad moral.
Al tanto de esta situación estuvo informado en todo momento el Ayuntamiento de Dos Hermanas, cuyos servicios sociales se pusieron rápidamente a disposición del Juzgado y de la familia, aunque será la autoridad judicial la que, en su momento, determine cuál será su destino, aunque todo apunta que podría pasar por su ingreso en un centro para enfermos mentales.
Y, claro, todos quieren conocer los máximos detalles de una historia que ha provocado multitud de reacciones de rechazo, tanto oficiales como a través de las redes sociales. La información facilitada en su momento por la Policía Nacional eludía citar cualquier aspecto personal en relación con el hombre que se encontraba encerrado en un 'cuartucho', pero lo cierto es que se trata de una persona muy conocida en el centro de Dos Hermanas, especialmente entre sus vecinos de la calle San José y su entorno y, también, entre aquellos que frecuentaban lugares como el Ambulatorio de la calle Antonia Díaz y el entorno de la zona de Los Jardines.
Todos se refieren a él como Carlos 'Piernaslargas', mote que le llega por su peculiar forma de andar, con zancadas largas, que se correspondían con un cuerpo enjuto, espigado, y que solía llamar la atención de quienes se cruzaban con él porque casi siempre iba vestido igual, especialmente con un abrigo con el cuello levantado, ya fuera invierno o verano, y un cigarrillo encendido cuyo humo aspiraba con ansiedad.
Carlos, de 59 años de edad, es un enfermo mental que vivió durante toda su vida con sus padres, hasta que se fueron muriendo, y luego quedó a cargo de sus hermanos, un varón de 76 años de edad y una mujer de 61 años, pero, como parece según el relato facilitado por la Policía, en unas condiciones deplorables. Eso sí, el dinero de su pensión, en torno a 1.000 euros, lo administraban ellos.
El portal del número 26 de la calle San José, a pocos metros de donde hace casi dos años un enfermo mental cometió un terrible parricidio, ha sido visitado estos días por una gran cantidad de medios de comunicación, que trataban de conocer todos los detalles posibles en torno a este hecho.
Y, sobre todo, los medios trataban de hablar con los vecinos de esta calle, que, siempre que han querido hacerlo, se han referido a Carlos en términos muy parecidos; eso sí, coincidiendo en que se trataba de una persona inofensiva, que nunca había hecho mal a nadie, y en que, especialmente, hacía mucho tiempo, años, que no sabían nada de él, algunos pensando que habría muerto y, otros, que estuviera ingresado en un centro para enfermos mentales. Pero absolutamente todos desconocían que pudiera vivir encerrado en un cuarto de tres metros cuadrados, definido como un 'palomar', desnudo, tumbado sobre un colchón y en unas condiciones higiénicas lamentables.
Un hecho que ocurrió hace dos semanas
Lo curioso del hecho es que, pese a que la noticia la dio a conocer la Policía Nacional este martes, día 29 de diciembre, el hecho ocurrió hace hoy justo dos semanas, y todo, como ya se relató, de forma casual a raíz de que agentes de este cuerpo acudieran a la zona tras un aviso del propietario de un kiosco por las molestias que estaba causando un hombre borracho, y al que acompañaron a su domicilio, situado a pocos metros.
El caso es que, una vez allí, los agentes entraron en el interior de la vivienda, de una sola planta, y observaron una puerta al final de un pasillo cerrada con una cadena tipo pitón y un candado, algo que les llamó la atención, preguntando a esta persona y contestando que allí se encontraba su hermano, que tenía problemas mentales y que por su seguridad lo mantenían aislado.
Debido a la extraña situación que presenciaron, los agentes solicitaron entonces a esta persona, y a su hermana, que se encontraba allí, que abriera la cadena y la puerta para poder comprobar el estado de su hermano, encontrándolo, tras ascender a una especie de palomera, sin techo, de unos tres metros cuadrados, completamente desnudo y tumbado en un colchón. "Su estado de salud e higiene era lamentable y las condiciones del lugar eran completamente insalubres, con botellas y cubos donde hacía sus necesidades básicas, sin acceso a agua corriente ni a un aseo", indicó la Policía.
Ante estas circunstancias, los dos hermanos fueron conducidos detenidos a la Comisaría de Dos Hermanas, y la persona recluida fue llevado a un centro hospitalario, donde aún continúa ingresado en espera de su recuperación física. Denunciados inmediatamente los hechos a la autoridad judicial, estas dos personas fueron puestas en libertad con cargos, acusados, eso sí, de los presuntos delitos de detención ilegal, malos tratos en el ámbito familiar y contra la integridad moral.
Al tanto de esta situación estuvo informado en todo momento el Ayuntamiento de Dos Hermanas, cuyos servicios sociales se pusieron rápidamente a disposición del Juzgado y de la familia, aunque será la autoridad judicial la que, en su momento, determine cuál será su destino, aunque todo apunta que podría pasar por su ingreso en un centro para enfermos mentales.
F. G. CH. / REDACCIÓN