Porque Fernán Caballero, Cecilia Böhl de Faber, no fue solo autora de grandes y largas novelas o de divertidos cuentos, sino una escritora que también prestó una atención especial a las cosas propias del pueblo a principios del 1800, a sus 'chascarrillos' y 'agudezas', llegando a recoger en sus pequeños relatos y cartas la vida risueña y feliz que le envolvió durante los años en los que vivió en Dos Hermanas.
La Almona volvió a vivir este viernes un importante acto cultural con la presentación del libro 'Fernán Caballero. La escritora de Dos Hermanas. Vida y Cartas', de Pedro Sánchez Núñez, editado por la Asociación Cultural La Plazoleta de Valme. Y era importante porque se trata de un nuevo texto que viene a engrosar la ya larga lista de libros dedicados a Dos Hermanas y, de forma especial, a la mujer que, según los expertos, se hizo como escritora aquí, y consiguiendo situar el nombre de la ciudad en el universo de la literatura.
En este acto estuvo presente el autor del libro, un Pedro Sánchez Núñez que por donde pasa va cosechando elogios por sus ya largos años de compromiso cultural con Dos Hermanas, así como los socios fundadores de la editorial La Plazoleta de Valme, Hugo Santos Gil, Rafael López Márquez y Álvaro Cueli Caro, que está ya a punto de cumplir su décimo aniversario habiendo publicado, con este último, un total de catorce libros.
Los cuatro presidieron la mesa desde la que se presentó esta nueva publicación, y, enfrente, un salón de actos de La Almona que volvió a respaldar esta actividad cultural, con presencia incluso de concejales del Ayuntamiento, como María Antonia Naharro y Antonio Morán, así como ex miembros de esta Corporación y representantes de la vida cultural y social de Dos Hermanas.
Y unos y otros coincidieron en destacar la figura de Cecilia Böhl de Faber, quien hubo de asumir el seudónimo de Fernán Caballero para, como destacó el propio Pedro Sánchez Núñez, disimular su identidad femenina "en una sociedad donde estaba mal visto que las mujeres se dedicaran a estas actividades intelectuales y no estrictamente domésticas".
Cuando los distintos intervinientes en la presentación se refirieron al libro 'Fernán Caballero. La escritora de Dos Hermanas. Vida y Cartas', casi todos coincidieron en destacar su afán divulgativo en torno a la figura de esta autora y la contribución que de nuevo va a realizar para su conocimiento y, especialmente, para el de la Dos Hermanas de aquella época, llegándose incluso a afirmar que así como Cervantes puso a Sevilla como centro de la literatura universal, Fernán Caballero hizo lo propio con la ciudad nazarena.
Rafael López Márquez, autor además del prólogo del libro, llegó a asegurar que pese a los libros y a las investigaciones que ya se han publicado en torno a Fernán Caballero, "su figura no está muerta", aunque entendiera que con esta nueva publicación quizás se cerrara el ciclo que compendia la tarea que Pedro Sánchez ha llevado a cabo durante todos los últimos años. "En este libro aparece Dos Hermanas de forma preferente, porque doña Cecilia la tiene como su cuna literaria. Es una biografía que nos acerca a la persona de carne y hueso. Y en las cartas es donde se conoce a la verdadera doña Cecilia, ya que es a través de ellas cuando, de forma íntima, se dirige a sus amigos y muestra sus emociones e impresiones sobre las cosas que le rodean".
El propio autor reconoció que con su nueva obra no descubría nada especial en torno a la figura de Fernán Caballero, aunque sí presentaba su vida y obra de una forma muy particular, "tal y como yo las he visto", destacando que Dos Hermanas ha tenido la gran suerte de acoger en su momento a una mujer que ha situado a la ciudad en un lugar preferente en el mundo de la literatura.
Pedro Sánchez, Hijo Predilecto y Adoptivo de Dos Hermanas, empleó estos mismos títulos para adjudicárselos a Cecilia Böhl de Faber a título póstumo, y aseguró que con su publicación no trata más que rendir un homenaje a quien ha legado "el testimonio de un estilo de vida y el lenguaje de un pueblo que era Dos Hermanas, antes de ser Ciudad".
Residió en Dos Hermanas entre 1822 y 1835
Fernán Caballero, según recordó el autor, vivió en Dos Hermanas entre los años 1822 a 1835, a raíz de contraer su segundo matrimonio, con Francisco Ruiz del Arco, Marqués de Arco Hermoso, y que un drama nazareno de su tiempo la hizo escribir 'La Familia de Alvareda', la más universal de sus novelas, que además empieza con una 'Crónica popular de Dos Hermanas'.
Pedro Sánchez aseguró que se debía dejar a un lado la imagen de doña Cecilia como una persona "de ideas ultraconservadoras, de religiosidad a ultranza y de latiguillos más o menos moralizantes", y ver en ella a "una antropóloga, a una observadora atenta y curiosa de su entorno que va esmaltando toda su obra, grande y pequeña. Porque junto a las novelas, Cecilia nos ha legado una preciosa obra popular que son sus cuentos, donde late la vida risueña y feliz del pueblo nazareno que Fernán Caballero conoció y echó de menos en tantos momentos de su vida".
Así, el autor destaca que en sus cuentos populares siempre está presente Dos Hermanas, con personajes reales de la ciudad de aquella época, como el tío Romance o la tía Latrana, y en los que sobresalen su especial sentido del humor y la colección de coplillas, divertidas frases, refranes, ocurrencias, chistes, que doña Cecilia denomina 'chascarrillos', o 'agudezas', una colección de dichos sentenciosos con más o menos segunda intención.
Pero también Fernán Caballero se hace eco en sus textos de la sabiduría popular de la gente del campo, de algunas adivinanzas y, gracias a su capacidad de observación, de la vida de los campesinos y criados de sus fincas de Dos Hermanas, de los vecinos del pueblo, del cura y el sacristán y, en definitiva, "de los personajes con los que se roza, y que pasan de la vida al papel en rápidos esbozos, paisajes y casas solariegas, patios modestos, tiestos de flores, fragmentos de diálogos campesinos o de tertulias señoriles, los juegos mismos de los niños en la calle o en su escuela dominical", como el propio Washington Irving descubrió también de ella a raíz de conocerla en Sevilla.
Un placa de bronce recuerda su figura
Fernán Caballero era en aquella época, como la retrataron algunos, "una señora rara, rodeada de flores, de gatos y de pájaros. Una sempiterna fumadora de puros. Una gran amante de los dulces. Una persona vitalista pero también un punto excéntrica". El 7 de abril de 1877, a las 10:00 horas, murió a los 81 años de disentería, según el certificado de defunción.
Desde el año 1996, una placa de bronce, colocada en la Torre del Olivar (calle Real Utrera), lugar donde Fernán Caballero vivió en Dos Hermanas, recuerda su figura: «A Cecilia Böhl de Faber, Fernán Caballero, que aquí vivió, fue feliz, rescató nuestra historia y tradiciones y las legó a la posteridad, Dos Hermanas agradecida». Desde el año 1999, sus restos se encuentran en el Panteón de Sevillanos Ilustres, después de que la Real Academia de Buenas Letras y Joaquín Egea, director del Colegio Buen Pastor, la rescataran de una sencilla tumba en el Cementerio de San Fernando. "Y allí, bajo una sencilla lápida que solo lleva su nombre y al año de su muerte, reciben sus restos el testimonio de respeto y admiración que le faltó en los últimos años de su vida", resaltó Pedro Sánchez.
La Almona volvió a vivir este viernes un importante acto cultural con la presentación del libro 'Fernán Caballero. La escritora de Dos Hermanas. Vida y Cartas', de Pedro Sánchez Núñez, editado por la Asociación Cultural La Plazoleta de Valme. Y era importante porque se trata de un nuevo texto que viene a engrosar la ya larga lista de libros dedicados a Dos Hermanas y, de forma especial, a la mujer que, según los expertos, se hizo como escritora aquí, y consiguiendo situar el nombre de la ciudad en el universo de la literatura.
En este acto estuvo presente el autor del libro, un Pedro Sánchez Núñez que por donde pasa va cosechando elogios por sus ya largos años de compromiso cultural con Dos Hermanas, así como los socios fundadores de la editorial La Plazoleta de Valme, Hugo Santos Gil, Rafael López Márquez y Álvaro Cueli Caro, que está ya a punto de cumplir su décimo aniversario habiendo publicado, con este último, un total de catorce libros.
Los cuatro presidieron la mesa desde la que se presentó esta nueva publicación, y, enfrente, un salón de actos de La Almona que volvió a respaldar esta actividad cultural, con presencia incluso de concejales del Ayuntamiento, como María Antonia Naharro y Antonio Morán, así como ex miembros de esta Corporación y representantes de la vida cultural y social de Dos Hermanas.
Y unos y otros coincidieron en destacar la figura de Cecilia Böhl de Faber, quien hubo de asumir el seudónimo de Fernán Caballero para, como destacó el propio Pedro Sánchez Núñez, disimular su identidad femenina "en una sociedad donde estaba mal visto que las mujeres se dedicaran a estas actividades intelectuales y no estrictamente domésticas".
Cuando los distintos intervinientes en la presentación se refirieron al libro 'Fernán Caballero. La escritora de Dos Hermanas. Vida y Cartas', casi todos coincidieron en destacar su afán divulgativo en torno a la figura de esta autora y la contribución que de nuevo va a realizar para su conocimiento y, especialmente, para el de la Dos Hermanas de aquella época, llegándose incluso a afirmar que así como Cervantes puso a Sevilla como centro de la literatura universal, Fernán Caballero hizo lo propio con la ciudad nazarena.
Rafael López Márquez, autor además del prólogo del libro, llegó a asegurar que pese a los libros y a las investigaciones que ya se han publicado en torno a Fernán Caballero, "su figura no está muerta", aunque entendiera que con esta nueva publicación quizás se cerrara el ciclo que compendia la tarea que Pedro Sánchez ha llevado a cabo durante todos los últimos años. "En este libro aparece Dos Hermanas de forma preferente, porque doña Cecilia la tiene como su cuna literaria. Es una biografía que nos acerca a la persona de carne y hueso. Y en las cartas es donde se conoce a la verdadera doña Cecilia, ya que es a través de ellas cuando, de forma íntima, se dirige a sus amigos y muestra sus emociones e impresiones sobre las cosas que le rodean".
El propio autor reconoció que con su nueva obra no descubría nada especial en torno a la figura de Fernán Caballero, aunque sí presentaba su vida y obra de una forma muy particular, "tal y como yo las he visto", destacando que Dos Hermanas ha tenido la gran suerte de acoger en su momento a una mujer que ha situado a la ciudad en un lugar preferente en el mundo de la literatura.
Pedro Sánchez, Hijo Predilecto y Adoptivo de Dos Hermanas, empleó estos mismos títulos para adjudicárselos a Cecilia Böhl de Faber a título póstumo, y aseguró que con su publicación no trata más que rendir un homenaje a quien ha legado "el testimonio de un estilo de vida y el lenguaje de un pueblo que era Dos Hermanas, antes de ser Ciudad".
Residió en Dos Hermanas entre 1822 y 1835
Fernán Caballero, según recordó el autor, vivió en Dos Hermanas entre los años 1822 a 1835, a raíz de contraer su segundo matrimonio, con Francisco Ruiz del Arco, Marqués de Arco Hermoso, y que un drama nazareno de su tiempo la hizo escribir 'La Familia de Alvareda', la más universal de sus novelas, que además empieza con una 'Crónica popular de Dos Hermanas'.
Pedro Sánchez aseguró que se debía dejar a un lado la imagen de doña Cecilia como una persona "de ideas ultraconservadoras, de religiosidad a ultranza y de latiguillos más o menos moralizantes", y ver en ella a "una antropóloga, a una observadora atenta y curiosa de su entorno que va esmaltando toda su obra, grande y pequeña. Porque junto a las novelas, Cecilia nos ha legado una preciosa obra popular que son sus cuentos, donde late la vida risueña y feliz del pueblo nazareno que Fernán Caballero conoció y echó de menos en tantos momentos de su vida".
Así, el autor destaca que en sus cuentos populares siempre está presente Dos Hermanas, con personajes reales de la ciudad de aquella época, como el tío Romance o la tía Latrana, y en los que sobresalen su especial sentido del humor y la colección de coplillas, divertidas frases, refranes, ocurrencias, chistes, que doña Cecilia denomina 'chascarrillos', o 'agudezas', una colección de dichos sentenciosos con más o menos segunda intención.
Pero también Fernán Caballero se hace eco en sus textos de la sabiduría popular de la gente del campo, de algunas adivinanzas y, gracias a su capacidad de observación, de la vida de los campesinos y criados de sus fincas de Dos Hermanas, de los vecinos del pueblo, del cura y el sacristán y, en definitiva, "de los personajes con los que se roza, y que pasan de la vida al papel en rápidos esbozos, paisajes y casas solariegas, patios modestos, tiestos de flores, fragmentos de diálogos campesinos o de tertulias señoriles, los juegos mismos de los niños en la calle o en su escuela dominical", como el propio Washington Irving descubrió también de ella a raíz de conocerla en Sevilla.
Un placa de bronce recuerda su figura
Fernán Caballero era en aquella época, como la retrataron algunos, "una señora rara, rodeada de flores, de gatos y de pájaros. Una sempiterna fumadora de puros. Una gran amante de los dulces. Una persona vitalista pero también un punto excéntrica". El 7 de abril de 1877, a las 10:00 horas, murió a los 81 años de disentería, según el certificado de defunción.
Desde el año 1996, una placa de bronce, colocada en la Torre del Olivar (calle Real Utrera), lugar donde Fernán Caballero vivió en Dos Hermanas, recuerda su figura: «A Cecilia Böhl de Faber, Fernán Caballero, que aquí vivió, fue feliz, rescató nuestra historia y tradiciones y las legó a la posteridad, Dos Hermanas agradecida». Desde el año 1999, sus restos se encuentran en el Panteón de Sevillanos Ilustres, después de que la Real Academia de Buenas Letras y Joaquín Egea, director del Colegio Buen Pastor, la rescataran de una sencilla tumba en el Cementerio de San Fernando. "Y allí, bajo una sencilla lápida que solo lleva su nombre y al año de su muerte, reciben sus restos el testimonio de respeto y admiración que le faltó en los últimos años de su vida", resaltó Pedro Sánchez.
FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN