El ambiente ha sido de los días grandes. De esos que se sienten en la calle, entre sus gentes, en los que se respira a fiesta y a devoción. Y a alegría. La Hermandad del Rocío de Dos Hermanas regresaba este jueves a su ciudad después de algo más de una semana de peregrinar. Y lo hacía satisfecha por cómo ha transcurrido todo y por el nuevo encuentro con la Blanca Paloma.
Este año, el regreso ha vivido momentos que para muchos quedarán en su recuerdo. Como, por ejemplo, la presentación que la Hermandad del Rocío realizó, pasadas las siete de la tarde y nada más pisar suelo nazareno, ante la iglesia de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Allí, arropados por los vecinos del barrio de Las Portadas, ambas juntas de gobierno se abrazaron y rezaron, dirigiendo sus miradas tanto al Simpecado del Rocío como al Señor de Pasión, ya que esta Hermandad aún se encuentra inmersa en las celebraciones con motivo de su 25 aniversario fundacional.
Y desde allí, como manda la tradición, hasta la barriada del Rocío, que da la impresión de que sale entera a la calle para recibir a su Hermandad hermana. Y es que el nombre de Rocío se impone por uno y otro lado. Gente, bullicio, sevillanas, rezos y plegarias se sucedieron en un ambiente de alegría y en el que, de nuevo, los miembros de la Hermandad del Cautivo pudieron fundirse con los que llegaban de su peregrinar.
Luego, todo fue tranquilo y señero. Calles hacia el centro de la ciudad, los caballistas, entre los que se encontraba el hermano mayor de la Hermandad del Rocío nazarena, Juan Sánchez Cumplido, el Simpecado y las carretas que le seguían se fundían entre quienes habían salido a su encuentro, renovando tradiciones, ofrendas florales e incluso algunas lágrimas de esas que no se pueden evitar por mucho que uno no quiera.
Así, hasta que los peregrinos alcanzaron la Plaza de Los Jardines, siempre tan especial cuando se viven estos momentos, y en cuya Parroquia de Santa María Magdalena hicieron su entrada escoltando a un Simpecado que parecía brillar tanto como a la salida hacia la aldea almonteña. Y no faltó don Manuel Sánchez de Heredia, que ya llevaba caminando con la Hermandad desde mucho antes, y de nuevo devotos que lucían sus medallas en el pecho y que aún tuvieron arreos para cantar a capela su salve nazarena.
Como comentó a este Diario Digital el hermano mayor del Rocío, todo ha salido a la perfección, tanto el camino de ida como el de vuelta, y, por supuesto, el encuentro ante la Blanca Paloma en ese amanecer del lunes de Pentecostés. Pero ya está en casa. Hoy, viernes, a descansar. Y mañana, sábado, a preparar el próximo camino.
Este año, el regreso ha vivido momentos que para muchos quedarán en su recuerdo. Como, por ejemplo, la presentación que la Hermandad del Rocío realizó, pasadas las siete de la tarde y nada más pisar suelo nazareno, ante la iglesia de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Allí, arropados por los vecinos del barrio de Las Portadas, ambas juntas de gobierno se abrazaron y rezaron, dirigiendo sus miradas tanto al Simpecado del Rocío como al Señor de Pasión, ya que esta Hermandad aún se encuentra inmersa en las celebraciones con motivo de su 25 aniversario fundacional.
Y desde allí, como manda la tradición, hasta la barriada del Rocío, que da la impresión de que sale entera a la calle para recibir a su Hermandad hermana. Y es que el nombre de Rocío se impone por uno y otro lado. Gente, bullicio, sevillanas, rezos y plegarias se sucedieron en un ambiente de alegría y en el que, de nuevo, los miembros de la Hermandad del Cautivo pudieron fundirse con los que llegaban de su peregrinar.
Luego, todo fue tranquilo y señero. Calles hacia el centro de la ciudad, los caballistas, entre los que se encontraba el hermano mayor de la Hermandad del Rocío nazarena, Juan Sánchez Cumplido, el Simpecado y las carretas que le seguían se fundían entre quienes habían salido a su encuentro, renovando tradiciones, ofrendas florales e incluso algunas lágrimas de esas que no se pueden evitar por mucho que uno no quiera.
Así, hasta que los peregrinos alcanzaron la Plaza de Los Jardines, siempre tan especial cuando se viven estos momentos, y en cuya Parroquia de Santa María Magdalena hicieron su entrada escoltando a un Simpecado que parecía brillar tanto como a la salida hacia la aldea almonteña. Y no faltó don Manuel Sánchez de Heredia, que ya llevaba caminando con la Hermandad desde mucho antes, y de nuevo devotos que lucían sus medallas en el pecho y que aún tuvieron arreos para cantar a capela su salve nazarena.
Como comentó a este Diario Digital el hermano mayor del Rocío, todo ha salido a la perfección, tanto el camino de ida como el de vuelta, y, por supuesto, el encuentro ante la Blanca Paloma en ese amanecer del lunes de Pentecostés. Pero ya está en casa. Hoy, viernes, a descansar. Y mañana, sábado, a preparar el próximo camino.
FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN