Se trataba de una apuesta muy arriesgada: celebrar una ópera, que además iba a ser la primera en la historia del Teatro Municipal de Dos Hermanas, sin orquesta, sólo con el sonido de dos pianos, y con las voces de las integrantes de la Asociación Nazarena Regina Coeli, eso sí ayudadas, en los papeles protagonistas, por profesionales del canto formadas en el Conservatorio Superior de Málaga; pero todo resultó un éxito.
El propio director de la Coral Regina Coeli, y responsable de que la primera ópera que se representa en Dos Hermanas, Guillermo Martínez Arana, así lo destacaba después de que el público, puesto en pie, les tributara un prolongado aplauso. "Se ha tratado de un hecho histórico en nuestra ciudad. Esto es lo que hacemos en Dos Hermanas y que queremos daros al público. Para mí ha sido un auténtico honor y placer trabajar con estos artistas, y cuando todo, además, está hecho con fabricación propia".
Guillermo Martínez Arana eligió para representar en Dos Hermanas una ópera no muy compleja de montar, 'Sour Angelica', del compositor italiano Giacomo Puccini, que sólo se prolonga por espacio de una hora y que permite un montaje escénico muy sencillo. Sobre el escenario sólo se observaba una imagen fija de un antiguo monasterio italiano, dos pianos, situados a cada lado del escenario, unas flores -que juegan un papel muy importante en el desarrollo de la trama- y el propio director sobre un atril situado a pie de público.
Es una obra por lo general con un desarrollo algo lento, en el que muestra la desesperanza de una monja, Sour Angelica, que lleva soportando el paso del tiempo en el interior de un convento en el que ingresó en contra de su voluntad y que, finalmente, decide quitarse la vida tomando una pócima venenosa realizada por ella misma con sus flores y plantas después de recibir la noticia de que su hijo de 7 años de edad había fallecido hacía dos años, y sin que ella lo pudiera haber visto en todo ese tiempo.
Pero la trama y, especialmente, el desenlace hace que la ópera vaya a más, hasta conmover al público con la lucha de una madre obligada por su familia aristocrática a pagar su 'pecado' en la clausura de un convento. Y todo ayudado por un fantástico coro de voces de las mujeres de Regina Coeli, vestidas de monja, y la colaboración, en algunos de los papeles principales, de profesionales del canto formadas en el Conservatorio Superior de Málaga, y entre las que destacó de forma especial la soprano Olga Bykova en el papel de 'Sour Angelica'.
Al final, la emoción se apodera de la obra, y traspasa hasta el público, cuando se recrea el encuentro en el Cielo de esta monja con su hijo, interpretado por un pequeño nazareno de 7 años de edad. La consecuencia: la entrega absoluta de un público que llenó en la sesión del domingo en Teatro Municipal (algo que no se pudo conseguir en la primera representación que tuvo lugar el sábado) y las felicitaciones para todos los miembros de la Coral.
Cuando todos las personas (cantantes y pianistas) participantes en esta obra recibían el aplauso del público, el director, además de agradecer esta entrega, quiso tener un detalle, en nombre de todos sus compañeros, entregando un ramo de flores a una de las integrantes de la Coral, Aurora, como agradecimiento a su entrega y esfuerzo para que la ópera pudiera salir adelante, especialmente en lo relacionado con el vestuario, pese a que en estos momentos pasa por una difícil situación familiar.
Momentos vividos en el Teatro
El propio director de la Coral Regina Coeli, y responsable de que la primera ópera que se representa en Dos Hermanas, Guillermo Martínez Arana, así lo destacaba después de que el público, puesto en pie, les tributara un prolongado aplauso. "Se ha tratado de un hecho histórico en nuestra ciudad. Esto es lo que hacemos en Dos Hermanas y que queremos daros al público. Para mí ha sido un auténtico honor y placer trabajar con estos artistas, y cuando todo, además, está hecho con fabricación propia".
Guillermo Martínez Arana eligió para representar en Dos Hermanas una ópera no muy compleja de montar, 'Sour Angelica', del compositor italiano Giacomo Puccini, que sólo se prolonga por espacio de una hora y que permite un montaje escénico muy sencillo. Sobre el escenario sólo se observaba una imagen fija de un antiguo monasterio italiano, dos pianos, situados a cada lado del escenario, unas flores -que juegan un papel muy importante en el desarrollo de la trama- y el propio director sobre un atril situado a pie de público.
Es una obra por lo general con un desarrollo algo lento, en el que muestra la desesperanza de una monja, Sour Angelica, que lleva soportando el paso del tiempo en el interior de un convento en el que ingresó en contra de su voluntad y que, finalmente, decide quitarse la vida tomando una pócima venenosa realizada por ella misma con sus flores y plantas después de recibir la noticia de que su hijo de 7 años de edad había fallecido hacía dos años, y sin que ella lo pudiera haber visto en todo ese tiempo.
Pero la trama y, especialmente, el desenlace hace que la ópera vaya a más, hasta conmover al público con la lucha de una madre obligada por su familia aristocrática a pagar su 'pecado' en la clausura de un convento. Y todo ayudado por un fantástico coro de voces de las mujeres de Regina Coeli, vestidas de monja, y la colaboración, en algunos de los papeles principales, de profesionales del canto formadas en el Conservatorio Superior de Málaga, y entre las que destacó de forma especial la soprano Olga Bykova en el papel de 'Sour Angelica'.
Al final, la emoción se apodera de la obra, y traspasa hasta el público, cuando se recrea el encuentro en el Cielo de esta monja con su hijo, interpretado por un pequeño nazareno de 7 años de edad. La consecuencia: la entrega absoluta de un público que llenó en la sesión del domingo en Teatro Municipal (algo que no se pudo conseguir en la primera representación que tuvo lugar el sábado) y las felicitaciones para todos los miembros de la Coral.
Cuando todos las personas (cantantes y pianistas) participantes en esta obra recibían el aplauso del público, el director, además de agradecer esta entrega, quiso tener un detalle, en nombre de todos sus compañeros, entregando un ramo de flores a una de las integrantes de la Coral, Aurora, como agradecimiento a su entrega y esfuerzo para que la ópera pudiera salir adelante, especialmente en lo relacionado con el vestuario, pese a que en estos momentos pasa por una difícil situación familiar.
Momentos vividos en el Teatro
FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN