La Virgen de Valme es una de las imágenes más singulares dentro del panorama escultórico mariano andaluz, al ser escasas las tallas medievales con dicha iconografía conservadas en nuestro territorio, según destacaron este jueves, día 2 de octubre, técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), durante la conferencia en la que se presentaron las conclusiones del trabajo de restauración de esta imagen.
Las técnicas del IAPH Eva Villanueva, historiadora, y Cinta Ruiz, restauradora, fueron las encargadas de presentar en Dos Hermanas las conclusiones de los trabajos de restauración llevados a cabo en su sede en Sevilla durante casi cuatro meses sobre la imagen de Nuestra Señora de Valme.
El acto, que acogió el salón de actos del Centro Cultural La Almona, fue presentado por el hermano mayor de la Hermandad de Valme, Francisco Díaz Terrero, quien recordó que cuando la imagen ya restaurada fue presentada el pasado mes de mayo en la antigua Capilla del Ave María, se anunció que las conclusiones de este proceso se presentarían en una conferencia, en la que se darían a conocer los pormenores de los trabajos realizados.
Esta responsabilidad recayó sobre dos de las personas que trabajaron directamente en la restauración de la Protectora de Dos Hermanas: por un lado Eva Villanueva, historiadora y responsable del estudio de investigación histórico, y, por otro, Cinta Ruiz, restaurado, y la responsable directa de los trabajos de restauración.
Eva Villanueva, apoyada en imágenes históricas, se refirió a la imagen de la Virgen de Valme como una de las más singulares dentro del panorama escultórico mariano andaluz, ya que son escasas las tallas medievales con dicha iconografía que se conservan en la actualidad, y que representa una de las primeras manifestaciones plásticas introducidas tras la Conquista en una sociedad carente de imágenes antropomorfas como era la musulmana.
Según se recoge también en un resumen de su actividad, la conservación de esta imagen supone además la pervivencia de una devoción y un culto, estando documentada la advocación de Valme desde el siglo XVII, ligados al lugar del Cortijo de Cuarto, donde se ubica su ermita y donde se celebraban las fiestas en honor a la imagen según consta en los siglos XVII y XVIII, antecedentes de la Romería que comenzó a realizarse a finales del XIX y que continúa llevándose a cabo en la actualidad en el mes de octubre.
La imagen sufrió a lo largo de su historia varias modificaciones tanto en su forma como en su aspecto cromático, de forma, por ejemplo, que con anterioridad a 1669 esta talla fue transformada para ser vestida según la moda barroca, mientras que con la restauración llevada a cabo por Adolfo López en 1894 se recuperó el aspecto morfológico original, con la imagen del Niño sobre la rodilla izquierda y las manos en la posición anterior a la transformación del siglo XVII.
Envejecimiento natural de los materiales
Según expuso Cinta Ruiz, los principales problemas de conservación tenían su origen en el envejecimiento natural de los materiales y en las operaciones de manipulación y uso. Así, la policromía mostraba falta de adhesión, con erosiones y pérdidas ocasionadas por diversos golpes y roces.
Tras los correspondientes exámenes y estudios aplicados llevados a cabo en la sede del IAPH, que incluyeron, entre otros, exámenes organolépticos, de fluorescencia UV, mediante lupa binocular y digital, y los estudios radiográficos, con todas frontales y laterales, de identificación de la madera o de datación por Carbono 14, se procedió a un trabajo minucioso.
Éstos incluyeron la desinsectación con gases inertes, la eliminación de la suciedad superficial, de los barnices alterados y de las reintegraciones hechas en la última intervención documentada, lo que permitió una observación más exhaustiva de las capas de policromía subyacentes y realizar el tratamiento de fijación de estratos y la consolidación del soporte. Finalmente, se repuso el estrato de reparación en las zonas con pérdidas y se reintegraron cromáticamente las estucadas.
Como en todos los casos de intervención llevados a cabo por el IAPH sobre imágenes de valor devocional, la percepción de la obra artística y la conveniencia de la recuperación de su imagen más consolidada fueron los factores fundamentales para determinar los criterios de conservación-restauración, consensuados en la comisión mixta de seguimiento integrada por representantes de la Hermandad y técnicos del IAPH.
Las técnicas del IAPH Eva Villanueva, historiadora, y Cinta Ruiz, restauradora, fueron las encargadas de presentar en Dos Hermanas las conclusiones de los trabajos de restauración llevados a cabo en su sede en Sevilla durante casi cuatro meses sobre la imagen de Nuestra Señora de Valme.
El acto, que acogió el salón de actos del Centro Cultural La Almona, fue presentado por el hermano mayor de la Hermandad de Valme, Francisco Díaz Terrero, quien recordó que cuando la imagen ya restaurada fue presentada el pasado mes de mayo en la antigua Capilla del Ave María, se anunció que las conclusiones de este proceso se presentarían en una conferencia, en la que se darían a conocer los pormenores de los trabajos realizados.
Esta responsabilidad recayó sobre dos de las personas que trabajaron directamente en la restauración de la Protectora de Dos Hermanas: por un lado Eva Villanueva, historiadora y responsable del estudio de investigación histórico, y, por otro, Cinta Ruiz, restaurado, y la responsable directa de los trabajos de restauración.
Eva Villanueva, apoyada en imágenes históricas, se refirió a la imagen de la Virgen de Valme como una de las más singulares dentro del panorama escultórico mariano andaluz, ya que son escasas las tallas medievales con dicha iconografía que se conservan en la actualidad, y que representa una de las primeras manifestaciones plásticas introducidas tras la Conquista en una sociedad carente de imágenes antropomorfas como era la musulmana.
Según se recoge también en un resumen de su actividad, la conservación de esta imagen supone además la pervivencia de una devoción y un culto, estando documentada la advocación de Valme desde el siglo XVII, ligados al lugar del Cortijo de Cuarto, donde se ubica su ermita y donde se celebraban las fiestas en honor a la imagen según consta en los siglos XVII y XVIII, antecedentes de la Romería que comenzó a realizarse a finales del XIX y que continúa llevándose a cabo en la actualidad en el mes de octubre.
La imagen sufrió a lo largo de su historia varias modificaciones tanto en su forma como en su aspecto cromático, de forma, por ejemplo, que con anterioridad a 1669 esta talla fue transformada para ser vestida según la moda barroca, mientras que con la restauración llevada a cabo por Adolfo López en 1894 se recuperó el aspecto morfológico original, con la imagen del Niño sobre la rodilla izquierda y las manos en la posición anterior a la transformación del siglo XVII.
Envejecimiento natural de los materiales
Según expuso Cinta Ruiz, los principales problemas de conservación tenían su origen en el envejecimiento natural de los materiales y en las operaciones de manipulación y uso. Así, la policromía mostraba falta de adhesión, con erosiones y pérdidas ocasionadas por diversos golpes y roces.
Tras los correspondientes exámenes y estudios aplicados llevados a cabo en la sede del IAPH, que incluyeron, entre otros, exámenes organolépticos, de fluorescencia UV, mediante lupa binocular y digital, y los estudios radiográficos, con todas frontales y laterales, de identificación de la madera o de datación por Carbono 14, se procedió a un trabajo minucioso.
Éstos incluyeron la desinsectación con gases inertes, la eliminación de la suciedad superficial, de los barnices alterados y de las reintegraciones hechas en la última intervención documentada, lo que permitió una observación más exhaustiva de las capas de policromía subyacentes y realizar el tratamiento de fijación de estratos y la consolidación del soporte. Finalmente, se repuso el estrato de reparación en las zonas con pérdidas y se reintegraron cromáticamente las estucadas.
Como en todos los casos de intervención llevados a cabo por el IAPH sobre imágenes de valor devocional, la percepción de la obra artística y la conveniencia de la recuperación de su imagen más consolidada fueron los factores fundamentales para determinar los criterios de conservación-restauración, consensuados en la comisión mixta de seguimiento integrada por representantes de la Hermandad y técnicos del IAPH.
DH DIARIO DIGITAL / REDACCIÓN