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Paco Sánchez, hijo predilecto: "Se trata de una distinción por la que estoy muy agradecido"

Francisco Sánchez Moreno ha recibido a sus 75 años el reconocimiento como hijo predilecto de Dos Hermanas, nombramiento por el que se encuentra muy agradecido, aunque ha llegado a confesar que no sabe si era merecedor del mismo. En esta entrevista, Paco Sánchez desgrana en primera persona parte de su vida, de la familiar, de la laboral y de la política.

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"Yo nací en El Arenal, justo en la casa donde está ahora el Deutsche Bank. Allí, mi padre, José Sánchez Sánchez, tenía un bar, el bar España, y en el que mi madre, Amparo Moreno Gómez, se encargaba de la cocina. Era un bar corriente, pero en el que mi madre preparaba unas tapitas estupendas, aunque yo tampoco lo puedo decir con rotundidad porque mi padre acabó vendiendo el bar cuando yo tenía 4 años. Con todo, sé por comentarios de la gente que mi madre preparaba muy bien los calamares y muchos guisos. Eso sí, de cómo guisaba ella sí puedo hablar, claro, porque, entre otras cosas, hacía unas papas con laurel que parecía que tenían diez kilos de carne".

"El bar España lo tenía mi padre desde la República, pero, bueno, ya se sabe que cuando terminó la guerra hubo mucho movimiento en Dos Hermanas, y a mi padre, que había pertenecido al Partido Socialista, pues empezaron a irle las cosas malamente y no tuvo que remedio traspasarlo. A partir de ahí, mi familia cayó en picado, porque nosotros pasamos de tener esa propiedad a tener que irnos a vivir de alquiler".

"Primero nos fuimos a una casa grande que había en la calle Rivas, que tenía cuadras y todo, pero al año o por ahí el propietario se la vendió a otra persona que vivía en una casa de vecinos que estaba en la calle Divina Pastora, y nos ofrecieron irnos allí. Era una casa pequeña, con dos habitaciones, que tenía la cocina fuera, y en la que yo estuve hasta que cumplí los 20 años. Pero es que mi hermano Pepe, cuando se casó, pues su mujer también se vino a vivir con nosotros".

"Mi hermano Pepe, que ya hace doce años que murió, sale por cierto en el libro sobre los 'Grandes del deporte nazareno' que ha escrito Pepe Díaz y que fue presentado el otro día, y donde viene porque él fue un gran ciclista; no el mejor de Dos Hermanas, aunque ganó muchas carreras, pero si se analiza su faceta organizadora en cuanto a pruebas ciclistas, ahí no creo que lo iguale nadie nunca".

"Como mi padre era maestro albañil, pues después de dejar el bar se puso a trabajar haciendo obras, aunque más tarde se acabaría metiendo a agente comercial, mientras que mi madre comenzó a trabajar en León y Cos, el almacén de aceitunas. Pero lo mismo que los corredores de entonces ganaban mucho dinero, mi padre nunca ganó dinero así; donde sí lo ganó fue cuando se dedicó con mi abuelo Miguel a llevar pollos ingleses a Cuba. A mi abuelo lo llamaban 'El Granaíno', y luego mi padre fue 'El niño del Granaíno', aunque a ya a mi hermano Pepe y a mí nos decían los niños de la Amparo".

"Yo de párvulo estudié en el Colegio de Santa Ana, y poco después pasé al de La Almona, donde estuve hasta que este colegio, que era mixto, pasó a ser sólo para niñas, y entonces me tuve que ir al del Cementerio, donde estuve hasta sexto. Yo era un estudiante despierto, pero acabé repitiendo quinto porque el maestro que había en sexto no me gustaba, porque con quien yo estaba a gusto era con el profesor de quinto, que era Enrique Díaz Ferreras. Este profesor que tuve en sexto resulta que me pegaba todos los días, hasta que un día me fui del colegio y se lo dije a mi padre. Él habló entonces para que me llevaran al Ave María, donde por cierto me metí a monaguillo porque entre unas misas y otras, y las propinas, pues yo me acababa llevando un buen sueldo para mi casa".

"Recuerdo que la última vez que me pegó el profesor de sexto fue porque se enteró, por un compañero de clase, de que yo fumaba. Cuando lo supo, me llamó, me dijo que echara un cigarro con él, y después de encender él el suyo, me dio un puñetazo. Me fui a mi casa y le dije a mi madre que ya no volvía más al colegio. Y a partir de ahí, con 11 años de edad, me puse a trabajar. Mi primer trabajo fue como mancebo en la farmacia de Luis Romero en la calle Real, donde estuve un par de años hasta que un día un primo mío, que trabajaba allí, me dijo que ya no hacía falta más".

"El farmacéutico no habló conmigo, la verdad, por yo cogí y lo fui a esperar un día cuando él iba de su casa a la farmacia. Entonces, lo paré y le pedí que me explicara por qué me había echado. Yo sabía que él y mi padre, que le había hecho unas obras en su casa, no escaparon bien porque el coste salió más alto de lo presupuestado, y le dije que una cosa era lo que tuviera con mi padre, y otra yo. El caso es que no me fue capaz de responderme. Y eso que yo era un niño".

Los inicios como mecánico

"Luego pasé por un taller de tonelería, por una carpintería, por un almacén de aceitunas..., pero el caso es no duraba en ningún sitio porque yo era un desastre. Hasta que mi madre me dio un día un ultimátum, y me dijo: ¿Tú no dices que te gusta la mecánico? Yo le respondí que sí, y añadió entonces que iba a ir a trabajar a un taller, el de Mauri que estaba cerca de La Almona. Yo no había cumplido aún los 14 años de edad. Estuve hasta los 19. Y Allí aprendí..., pero también aguanté mucho".

"Con esta edad me tocaba ya ir a la mili, pero al final me libré porque mi padre ya había cumplido los 65 años y porque mi hermano Pepe, que era cuatro años mayor que yo, ya estaba casado, así que, a estos efectos, pasé a ser considerado cabeza de familia. Fue entonces cuando eché la solicitud en los Astilleros de Sevilla, y resulta que cuando entré yo era el más joven de todos cuantos había allí".

"Mi primer destino en los Astilleros allí fue trabajar con la chapa fina para la calderería de los barcos y, luego, para los sistemas de refrigeración. Pero todo ese tiempo lo alterné con las clases nocturnas que seguí dando con don Enrique Díaz Ferreras. Y hasta llegué a hacer, con 25 años, el acceso a la Universidad, aunque lo tuve que dejar porque me mandaron a trabajar a Huelva, y la verdad es que ya no tenía tiempo".

"De los Astilleros pasé a trabajar también como mecánico a León y Cos, donde un amigo y yo hicimos muchas innovaciones en el tema de la aceituna. Luego estuve en el almacén de Los Lobillos, con Pepe León, y más tarde fue cuando entré ya en Cerámicas Bellavista, donde estuve desde 1964 y hasta 1970. Allí entré como mecánico cuando aún estaban haciendo la obra, y participé en el montaje de un puente-grúa, del horno..., total, que me cargué casi todo el montaje de Cerámicas Bellavista. Pero ¿qué pasó?, pues que cada vez que había un problema con los trabajadores, éstos venían a buscarme a mí porque sabían que yo con nada montaba una huelga. Yo era entonces enlace sindical, y cómo sería la cosa que hubo un momento en el que me tuvieron represaliado, hasta el punto de tener que estar un año barriendo la fábrica, cuando ése no era mi puesto de trabajo. Sabía que luchar contra un grande era difícil, pero yo le llegué a poner alrededor de quince demandas a Cerámicas Bellavista".

"Cuando salí de allí pasé por Montajes Nervión, con quien volví a los Astilleros, y luego fue me cuando me enviaron a trabajar a El Salto de Guillena, una central hidráulica que se estaba montando y en la que yo instalé las turbinas. Me fue bien, la verdad, y a partir de ahí ya no paré de trabajar, hasta que me acabé haciendo autónomo, y poco después fue cuando me contrató Sevillana, con quien monté varias turbinas, o reparaciones de éstas, en distintos sitios de Andalucía".

Su faceta político

"Entretanto, yo desde el año 1979 estaba afiliado al PSOE. Recuerdo que un poco antes me propusieron entrar en las listas de este partido para las Municipales, aunque como independiente, pero al final dentro del partido no salió la lista en la que yo estaba, junto con Pepe Guisado y Pepe González, y que encabezaba Toscano. Pero cuando llegaron las siguientes elecciones, las de 1983, ya sí conseguimos que se aprobara nuestra candidatura, y conseguimos además ganar las Municipales. Entonces, aún sabiendo que iba a perder dinero, renuncié a mi trabajo, y el alcalde, Toscano, me nombró delegado de Urbanismo, Obras y Servicios. Y renuncié a mi trabajo porque yo me pasaba mucho tiempo viajando y mi esposa, Rosario, cada vez lo tenía más complicado para bregar con nuestros cuatro hijos".

"El primer año fue de ajuste total, porque no había dinero, pero poco a poco fuimos ya haciendo algunas cosas. En aquella Dos Hermanas había mucho campo por trabajar. Para empezar, había barriadas que no tenían agua, que se repartía en camiones, y comprobamos que el desdoble escolar era del 60%. Pues resulta que en esos cuatro años construimos once colegios y urbanizamos todos los sectores, llevando el agua, el asfalta y el acerado a todos lados".

"Pero fue en la siguiente etapa, la que se inició en 1987, en la que además de Urbanismo, Obras y Servicios me añadieron Industria, cuando empezamos a crecer. Aún recuerdo que en todo este proceso, que fue además cuando entramos en Europa, llegó un plan de empleo que se llamaba Andalucía Joven, y ese año llegamos a contratar a 540 chavales. ¿Sabes cuántos contrató Sevilla?, 50. Fue con estos chavales con los que montamos la Feria en Vistazul. Recuerdo que durante esos días en el recinto de la Feria, yo más que concejal era un obrero más, porque me encargué del montaje de la Caseta Municipal. Yo iba por allí todos los días, me ponía el mono a las ocho de la mañana y no me lo quitaba hasta las ocho o las nueve de la noche".

"Mi etapa en el Ayuntamiento duró hasta el año 2003, porque ya tenía que jubilarme, y la acabé siendo delegado del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y de Obras Mayores, ya que Urbanismo lo asumió José Manuel Carrión. En total, yo hice dos PGOU de Dos Hermanas. Y una vez jubilado, Toscano quiso que continuara con él como asesor, pero ya sin remuneración, y durante unos seis años lo que hice fue poner en pie todo el patrimonio municipal. Aún hoy, un día a la semana, suelo ir por el Ayuntamiento a despachar algunos temas de patrimonio".

Su afición por el Betis

"Mi beticismo viene de cuando era niño. El Betis ya se sabe que siempre ha sido un equipo marginado, y recuerdo que en el colegio, cuando decíamos de jugar un partido, pues se formaban los Sevilla-Betis, y resulta que entonces todos los niños de bien eran del Sevilla, y los que no tenían ni para alpargatas eran del Betis, y yo entonces me dije que los míos eran estos últimos. Recuerdo que cuando yo estaba en la farmacia, había una persona, que desgraciadamente falleció el año pasado, Antonio Godoy Flores, que fue quien me llevó por primera vez al campo del Betis, pero yo no me pude hacer socio hasta que me dieron dado de alta en una empresa, que fue cuando entré en Astilleros. En la actualidad, soy el socio número 72, y, además, he sido tres veces presidente de la Peña Bética de Dos Hermanas; bueno, aún sigo siéndolo".

"En estos días la verdad es que estoy muy agradecido por el hecho de que me hayan nombrado hijo predilecto de Dos Hermanas, pero cuando me lo comunicaron lo primero que pensé fue que yo no era merecedor. Entonces, dentro de mi forma de ser, pues me sentí avergonzado. Pero luego reaccionas, y pensé que era un gesto que tenía que agradecer, y así lo he manifestado. Personalmente, fui poco después a los dos grupos políticos en la oposición, al PP y a IU, para darles las gracias por la confianza y por haber votado la propuesta por unanimidad, porque te aseguro que si no hubiera sido así, yo no lo habría aceptado. Y cuando estuve con sus portavoces, Manuel Alcocer y Lola Palacios, noté en ellos sinceridad y hasta me dieron un abrazo. Por tanto, estoy viviendo unos días de felicidad y de agradecimiento".

FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
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