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Paco Burgos, hijo predilecto: "Yo siempre he querido que mi pueblo fuera el mejor en todo"

Francisco González Burgos, 'Paco Burgos' para todo el mundo en Dos Hermanas, recibirá el próximo día 10 de julio el título de hijo predilecto en reconocimiento a su gran labor, totalmente altruista, a favor de entidades como ANIDI, la Hermandad de Valme, la Peña Flamenca o la Cabalgata de los Reyes Magos. A sus 78 años de edad nos cuenta en primera persona en esta entrevista una parte de su dilatada vida.

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"Yo nací en la calle Benavente. De seis hermanos, dos hembras y cuatro varones, yo fui el único que nací allí. Los siguientes cuatro nacieron en Sevilla, en la casa de los padres de mi madre, y el que hacía el sexto, en la calle Rivas de aquí de Dos Hermanas. De todos ellos han muerto ya dos: mi hermano Manolo y mi hermano Pepe".

"Mi madre, Rosario Burgos Fresne, era sevillana, de los Burgos de Sevilla que vivían en la Plaza de San Francisco. Mi abuelo tuvo una de las primeras carpinterías de muebles rústicos que había en Sevilla, y que tenía por la Macarena; es más, todos los muebles que tienen los despachos del Banco de España, que aún se conservan, los hizo él".

"Mi padre, Francisco González Carballido, de los Carballido de Dos Hermanas, los de la farmacia, conoció a mi madre porque como él trabaja para la empresa Los Amarillos de electricista del automóvil, pues tenía que ir mucho por Sevilla, porque la empresa estaba en la zona del Muro de los Navarros. Y allí se conocieron. Se casaron y se vinieron para Dos Hermanas, a la calle Benavente, pero como un tío mío que tenía una casa en la calle Rivas se la cedió a mis padres, pues luego nos fuimos allí".

"Yo no pude estudiar ná, porque mi padre murió muy pronto, con 41 años, y enseguida, cuando yo tenía 14, me tuve que poner a criar a mis cinco hermanos. Yo empecé yendo al Colegio de La Almona, pero cuando pasó lo de mi padre tuve que dejar los estudios, aunque lo que sí hice, mientras trabaja, fue ir por las tardes a unas clases, para por lo menos poder aprender a leer y a escribir".

"Me coloqué entonces de electricista en Transportes Alfaro, que estaba por la zona de la Cuesta de los Marchaos, echando muchas horas para poder mantener a mi familia. Allí había catorce camiones, que, salvo el chasis y la carrocería, lo demás lo fabricábamos todo nosotros. Yo aprendí la electricidad porque cogí todos los libros que tenía mi padre, que todavía guardo, además de sus herramientas, y me los estudié; bueno, y porque él antes de morir me enseñó también algunas cosas. En Transportes Alfaro lo que yo hacía era instalar toda la parte eléctrica del motor, y, además fabricaba las baterías enteras. Ahora no merece la pena fabricarlas, pero una batería mía duraba siete u ocho años, lo que no duran ahora".

Talleres Burgos

"Entre tanto, en mis pocos ratos libres conocí a la que luego fue mi novia, Clemen. Se llamaba Clemencia Camacho Díaz. Ella, cuando los dos éramos unos niños, tenía una amiga que vivía en la calle Rivas, que era donde yo también tenía mi casa, y a través de ella nos conocimos. Nos hicimos novios, pero, claro, yo con el plan de mi familia no me podía casar hasta que, por lo menos, casara antes a unos cuantos de mis hermanos. Así estuve catorce años, hasta que se casaron tres y entonces ya pude hacerlo yo. Cuando nos casamos nos fuimos a vivir a la casa de mis suegros, Antonio Camacho Boa y Encarnación Díaz Durán, en la calle Divina Pastora, que es donde yo sigo viviendo todavía. Y allí tuve a mis cuatro hijos, Antonio, Paco, Chari y Clemen".

"Cuando salí de Transportes Alfaro fue entonces cuando monté Talleres Burgos, y me fue muy bien porque nunca me faltó el trabajo. Además, comencé a encargarme de la reparación de todas las carretillas de Cerámicas Bellavista y de Uralita; bueno, yo creo que he reparado todas las carretillas que había en Dos Hermanas por entonces. Para colmo, un día me nombraron director de venta de la casa Chrysler de aires acondicionados, y acabé llenando de estos aparatos a todos los bares de Dos Hermanas, y hasta el Ayuntamiento. Yo creo que fui pionero en Dos Hermanas, y hasta me dieron un diploma y todo. Bueno, mientras tanto seguí con mi taller de coches, pero acabé dejándoselo al final a un hermano mío y ya luego fue cuando monté otro, Tecnimotor, por el que, a pesar de encontrarme ya jubilado, me sigo llegando de vez en cuando".

"Yo soy a un tío al que le ha gustado que mi pueblo, en lo que sea, fuera siempre el mejor. Y como me han dado poderes, pues pude hacer muchas cosas por Dos Hermanas. Por ejemplo, yo fui uno de los fundadores de ANIDI. Fue en el año 1977. Resulta que yo conocía a cinco o seis padres que estaban ya aburridos de llevar a sus hijos unos a Utrera y otros a Sevilla todos los días. Hablé entonces con el alcalde, Benítez Rufo, comunista, que era muy buena gente, y pudimos ponerla en marcha. Yo por entonces les había echado muchas manos al Ayuntamiento, sobre todo cuando quisieron comprar el primer camión para la basura. Bueno, pues eso, que creamos ANIDI en Dos Hermanas, que, como ya se sabe, funciona estupendamente".

"Algo parecido ocurrió cuando empecé también a ayudar a la Cabalgata de los Reyes Magos. Me pidieron que les echara una mano, y recuerdo que lo primero que hice fue ir a buscar tractores, porque yo quería que la Cabalgata tuviera unas cuantas carrozas; y más tarde, cuando cerraron dos naves de la calle Arroz, me fui al Ayuntamiento y les dije que nos dieran una para la Cabalgata. Y así fui. Les pedí luego que nos dieran la luz, y ya empecé a instalar toda la parte eléctrica, para que donde se montaran las carrozas tuvieran sus enchufes al lado y se pudiera trabajar bien. Y todo lo hice sin cobrar un duro. Y al mismo tiempo comenzamos a buscar por ahí más tractores, hasta los 21 que tenemos ahora, con sus 21 grupos electrógenos, que, claro, también los instalé yo".

Siempre junto a la Hermandad de Valme

"Además, como yo he estado metido en la Hermandad de Valme desde niño, pues también les he echado una mano cada vez que me lo han pedido. Hasta incluso me puse también a buscarle una sede, que es la que tiene ahora en las antiguas Escuelas del Ave María. Está la Iglesia al lado, abrimos una calle en medio, y luego nos quedamos nosotros con la nave, la antigua capilla y donde está la casa Hermandad. Cuando nos quedamos con esta zona, comencé a buscar a constructores, levantamos la tapia y empezamos luego la obra de restauración, hasta que ya se hizo todo, que por cierto ha quedado muy bien".

"Hicimos la nave, que estaba muy caída, conseguimos que a la capilla la declaran monumento local, y comenzamos entonces su rehabilitación. Al arquitecto le dije que queríamos el techo nuevo entero, y él me dijo: "¿Pero tú sabes lo que vale esa madera?" Y además le dije que la parte exterior del techo fuera de tejas, y que la fachada, ni la tocara, y hasta tuvimos que buscar una campana para el pequeño campanario, porque la original la quitó alguien hacía tiempo y la vendió a una chatarrería. ¡No busqué nada la campana!, hasta que la encontré, pero resulta que estaba ya puesta en un sitio en Bellavista, y no podía quitarla. Me regalaron entonces una, pero preferí llevármela para la ermita del Cortijo de Cuarto, donde la puse con un sistema eléctrico; que, por cierto, la ermita estaba también para perderse, y le hicimos algunos arreglos, y luego hasta pedí unos terrenos a su alrededor, que lo conseguimos también gratis. Pues todo esto lo he hecho yo siempre sin cobrar ni un duro. No cobraba ni el material. Por eso, hace poco, cuando vi a la Virgen de Valme en el interior de la Capilla del Ave María, sentí un orgullo muy grande".

"Y lo mismo que me pasó con la Peña Flamenca. A mí no me gusta el flamenco, porque yo no sé ni tocar las palmas, lo que pasa es que me llegaron un día al taller unos amigos míos y me dijeron: "Paco, mira, queremos montar una Peña Flamenca, y como tú tienes megafonía, ¿por qué no nos la montas?" Total, que cogimos un local y montamos la Peña. Pero, claro, aquel sitio, que estaba por la calle Carlos I, tenía la puerta rota, no tenía luz..., entonces, lo cogimos entre cinco o seis y nos pusimos a trabajar hasta que lo arreglamos entero. Y así empezó la peña. Y, bueno, las luces de las dos portadas de la Feria las instalé yo también, y el alcalde las iluminó la primera vez con un mando a distancia que le di yo, algo que incluso vinieron gente de Sevilla para verlo porque no se lo creían".

"Yo ya estoy viudo y jubilado, como ya he dicho, y estando un día solo en mi casa me llegó una carta del Ayuntamiento comunicándome que me habían concedido el título de hijo predilecto. Yo no tenía ni idea. Cuando lo leí, la verdad es que se me saltaron un poco las lágrimas, pero luego me dije: "¿Habrá que ser tonto para darme esto a mí?" Al principio, hasta me dio coraje, y me preguntaba: "¿Pero yo me merezco esto?" Yo sé que he colaborado con muchas cosas y con mucha gente en todo, y además de forma desinteresada, pero si yo lo he hecho ha sido porque me ha gustado y porque quiero que mi pueblo sea siempre el mejor en todo. Simplemente. Y si eso merece este reconocimiento, pues bienvenido sea entonces".

FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
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