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Manu I de Dos Hermanas, el gran Rey de la risa

Ésta es una historia real de cómo una persona es capaz de permanecer en solidario durante dos horas y media sobre un escenario, sin descanso que medie, y que consiga que el público se rinda a sus pies con sus risas permanentes y sus aplausos. El protagonista de esta historia real es Manu Sánchez, que llegó anoche al Auditorio Municipal como el 'Rey solo' y que salió de allí como el gran Rey de la risa.

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Las 4.000 personas que llenaron en la noche de este viernes, día 28, el Auditorio Municipal Los del Río, no salieron en absoluto defraudadas con la presencia sobre el escenario de uno de los grandes cómicos del momento en nuestro país. Bien es cierto que su humor es muy andaluz, pero el próximo paso de las fronteras de Despeñaperros debe consagrarlo como alguien más que el conductor más o menos ingenioso de un programa nocturno de televisión. Anoche, el nazareno Manu Sánchez demostró por qué está llenando teatros en Andalucía, porque a sus conocidas dotes de improvisación añadió otras de actor cómico de los importantes.

Si no, no se explica que durante dos horas y media consiguiera arrancar constantes carcajadas al público presente en el Auditorio y que éste, al final, se pusiera en pie para agradecerle de forma sincera este tiempo en el que había conseguido evadirse por completo de su realidad y transportarse al mundo de un Rey solitario que se encuentra próximo a pronunciar el discurso de su toma de posesión como Monarca de su propia casa, y que entabla un monólogo de cómo quiere que sea y, sobre todo, de todo lo relacionado con la vida cotidiana con su madre.

'El Rey solo. Mi reino por un puchero' es la obra que Manu Sánchez estrenó el pasado mes de noviembre en Alcalá de Guadaíra, que ha paseado cosechando triunfo tras triunfo por los más importantes teatros de Andalucía y que, por fin, llegaba a su pueblo, Dos Hermanas, para que éste le diera el visto bueno de su confirmación como actor cómico. Y bien que lo recibió.

Su entrada en el Auditorio Municipal ya tuvo su propio sello nazareno. Cuando el público aguardaba el inicio de la obra, de pronto se comenzó a oír por el Parque de La Alquería el sonido de una banda de música (la de Nuestra Señora de Valme) que cada vez se aproximaba más y que sorprendió entrando al Auditorio por una de las puertas laterales, y, tras ésta, en un coche descapotable y saludando al público, el Rey Manu I. E instantes después, por megafonía él mismo pedía disculpas por el pequeño retraso en el comienzo del espectáculo, "pero es que me he venido por la carretera antigua y me he encontrado con 327 coches de autoescuela".

A partir de ahí, y recibido por la música del Rey León, Manu I, en la soledad de su casa, inició una confesión en voz alta en torno al día en el que debía pronunciar su discurso de coronación tras la abdicación de su padre. Y en esas reflexiones en torno a la Monarquía se introdujo en los entresijos de una casa supuestamente real, pero que es el vivo reflejo de las interioridades de cualquiera de las casas que se reparten por nuestros pueblos, y que se centraban de forma especial en la educación que éste recibió de sus padres, pero, sobre todo, de su madre.

Una educación traducida por Manu, que llegó con su capa real pero que luego la cambió por un chándal, en normas de protocolo que fue desgranando una a una, como el permanente 'no' de las madres a todo aquello que le pide su hijo, o los cantos a la tortilla de papas que ésta prepara, pero, sobre todo, al puchero, comida en torno a la cual giró gran parte de este show y al que le apropió ciertas dosis de adicción. Porque, como reconoció Manu, quien manda en casa son las madres, y éstas, ante cualquier circunstancia, siempre tienen un poco de puchero para solucionar una comida, pero, sobre todo, cualquier circunstancia que se presente: ¿Que se tiene frío?, un pucherito; ¿que uno está destemplado?, no te preocupes, un poco de puchero; ¿que vienen invitados a comer?, solucionado: puchero para todos.

Durante estas reflexiones sobre lo que el nuevo Rey debía introducir en su discurso, entabló un monólogo sobre el Rey don Juan Carlos I, "mi compadre", dijo, repasando todos los hechos y circunstancias que han hecho que su reinado acabara de forma "triste", y aprovechó la llegada también al reinado de don Felipe para hacer una defensa de los jóvenes "bien preparados" que hay en nuestro país y que se han tenido que marchar fuera para poder salir adelante. "Rescántelos, hombre", dijo el Rey Manu I, quien en determinados momentos de su espectáculo sorprendió también con su faceta de cantante, interpretando algunas canciones, entre ellas la popular 'Vivir así es morir de amor', de Camilo Sexto, versionada hacia la llegada al trono de Felipe VI.

Difícil desgranar cada uno de los gags, de los comentarios, de las parodias, de las charlas de maruja de su madre, la Reina, con la otra madre, doña Sofía, o las mil historias sobre la relación de un hijo al que no han dejado hacer de casi nada por culpa del protocolo, y ante las que en el día en el que se iba a convertir en Rey quería rebelarse. Fácil, sin embargo, transmitir que el espectáculo del 'Rey solo' es una excusa perfecta para la risa permanente y para la evasión. Un gran show. Un gran cómico. Manu I, Rey de Dos Hermanas y V del País de la Risa.

Imágenes del espectáculo

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FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
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